«Barbie»: la película existencialista de Greta Gerwig
Greta Gerwig y su exitosa película Barbie (2023) hicieron algo más que pintar los cines y nuestra actualidad de un rosa chicle. Si pudiéramos echar una mirada a la cabeza de la célebre muñeca de Mattel, descubriríamos que, a pesar de ser de plástico, no está tan vacía. En ella discurren realidades psicológicas muy humanas, como los miedos y hasta los problemas existenciales.
Para muchos, este filme es poco más que un calculado producto de marketing. Otros ven un divertido espectáculo con un mensaje feminista algo sesgado. Pero hay un hecho evidente: Barbiland y sus habitantes son un nutrido ejercicio para reflexionar en nuestra libertad y decisiones. Lo hacemos a continuación.
«Los humanos solo tienen un final. Las ideas viven para siempre».
Barbie y el existencialismo bajo el color rosa
La película de Greta Gerwig tiene un inicio de lo más simbólico. El prólogo, que imita al filme de Stanley Kubrick, 2001: Odisea del espacio (1968), es una sugestiva visión de lo que encarna la perfecta muñeca de Mattel. Esa figura femenina, a modo de monolito, reformuló los intereses de las niñas, pero también las dejó cautivas de otra trampa: la de los roles de género.
Detrás de esta producción presentada a modo de golosina visual, se esconde una invitación constante a que cuestiones lo que ves. Barbie es una película sobre el existencialismo, al igual que lo fue El show de Truman (1998) o No te preocupes, querida (2022). No solo te sugiere pensar en el patriarcado o el capitalismo; también te incita a despertar y abrir los ojos.
Te puede interesar «Ellas hablan»: una película sobre cómo rehacer un mundo roto
¿Has pensado alguna vez en la muerte? Barbie, sí
La película llega en una actualidad social dominada por una clara crisis existencialista. Esto es algo que se ve con frecuencia en la práctica clínica y que describe un estudio publicado en Frontiers in Psychology. Los millennials son sin duda ese sector de la población que más siente una falta de propósito y hasta de sentido.
Esta idea aparece con acierto en la producción. La protagonista se desliga de Barbieland en cuanto empieza a reflexionar en la muerte. Ella se obsesiona de pronto con su mortalidad, en un mundo idílico, perfecto y de sonrisas tatuadas en el rostro. Ese ejercicio la humaniza y crea un puente directo de empatía con el espectador.
El viaje a la realidad: salir de la caverna para descubrir el mundo
El mito de caverna nutre también parte de la narrativa de Barbie. Cuando se ve obligada a viajar al mundo real para conocer a la niña que, en apariencia, juega con ella, el impacto psicológico es indudable. La protagonista pasa del Edén femenino de Barbieland a un mundo donde solo Ken parece estar en sintonía. Ese escenario los ilumina a ambos, pero de distinta manera.
La protagonista toma conciencia de que las Barbies no siempre actuaron como icono empoderante para la mujer. Más bien al contrario. De hecho, el comentario que le dirige la adolescente que tiene su muñeca es rotundo: «¡Haces retroceder el movimiento feminista 50 años, fascista!». Esta idea quiebra su identidad y la imagen que tiene de sí misma.
Greta Gerwig quiso dar ese toque existencialista a la película por diversas razones. Deseaba ofrecer al público una invitación a revisar sus propias narrativas y estereotipos a través de unos muñecos de plástico que sirven de alter ego. Pasar de las sombras a la luz del mundo real y de la verdad es un ejercicio de responsabilidad para todo ser humano.
Barbie hace un guiño a películas como The Matrix o The Truman Show, títulos que encajan en el canon existencialista y que invitan a reflexionar sobre la libertad y la capacidad de elección.
La toma de conciencia y el dolor del despertar
Ni Barbie ni Ken llegan a tomar la píldora roja de la Matrix, pero cada uno lleva a cabo su propio despertar. Él lo hace de forma torpe. Al volver a Barbieland intenta instaurar el patriarcado y replicar los modelos rígidos de género que vio en el mundo real. Cansado de ser en ese universo un mero accesorio de las Barbies, busca iniciar su propia e infructuosa revolución.
Toda crisis y toma de conciencia resulta dolorosa y ambos protagonistas transitan por ese momento a su modo. Barbie inicia el proceso de descubrir quién es y cuál es el sentido de su existencia. Sabe que su miedo a no ser perfecta creó un modelo referencial nocivo para muchas niñas que se han sentido incómodas por no tener su imagen.
Esto mismo es lo que señalan en un artículo de la revista Nature. Ella ha sido durante más de seis décadas un referente que afecta a la autoestima corporal, al internalizar la idealización de la delgadez. De algún modo, la protagonista de la película toma conciencia de esto. Igualmente, de que la libertad reside en aceptar todas nuestras imperfecciones.
El libre albedrío y la liberación del icono de plástico
Barbie es una película existencialista porque invita al espectador a cuestionarse, a reflexionar en sí mismo y en su libertad. ¿Te sientes suficiente? ¿Estás atrapado por los moldes de la sociedad, como las cajas rosadas que contienen a las muñecas? ¿O te percibes como un ser libre capaz de elegir por sí mismo? Esto último es lo que escoge la protagonista de esta producción.
Ella es consciente de su libre albedrío cuando habla con su propia creadora. En ese momento, experimenta un nuevo despertar y elige no de vivir de puntillas para caminar por sí misma. Opta por dejar su universo idílico de plástico. Ese donde, en realidad, toda muñeca es exhibida en una vitrina, con sus tobillos y manos atadas como metáfora de una actitud de cumplimiento.
Elige su humanidad a Barbieland, sabiendo que nuestro mundo tiene muchos defectos, pero también virtudes. Y la más importante es la libertad de elección. Por ello, un mensaje útil y refrescante con el que vale la pena quedarse es este último. Cuando decides elegir qué quieres para tu vida, rompes cadenas y empiezas a ser tú mismo. Esa es la clave.
Te interesará leer 6 películas inspiradoras sobre mujeres
Más allá del fenómeno Barbie
A día de hoy la película lleva ganados 775 millones de dólares en taquilla. Son cifras récord y esto invita casi a una inevitable pregunta. Más allá del marketing, ¿qué impronta psicológica dejará esta producción? Una investigación divulgada en Humanities & Social Sciences Communications matiza que solo el cine arte favorece procesos psicológicos profundos como la mentalización.
Es cierto que la obra de Greta Gerwig es un producto orientado a la recaudación. Sin embargo, como ella misma declaró, a la hora de aceptar la propuesta puso condiciones. Su directora deseaba que tuviera un trasfondo, una sinergia que fuera más allá de promocionar a Mattel. Creemos que lo logró y que vale la pena verla con una mirada reflexiva.
El mensaje es la invitación a tomar tus propias decisiones. Salir de la «caja» de los mandatos invisibles y condicionamientos es un ejercicio de bienestar y de crecimiento personal. Esa es la idea final que se destila en la presente historia que ha devuelto a millones de personas el placer de acudir a las salas de cine.
Crédito imagen principal: Warner Bros.
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Castano, E. (2021). Art films foster theory of mind. Humanities & Social Sciences Communications, 8(1), 1-10. https://www.nature.com/articles/s41599-021-00793-y
- Grant, G. B. (2017). Exploring the possibility of peak individualism, humanity’s existential crisis, and an emerging age of purpose. Frontiers in Psychology, 8, 1478. https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2017.01478/full
- Marris, E. (2023). Barbie and body image: a scholar’s take on the research - and the blockbuster film. Nature. https://www.nature.com/articles/d41586-023-02433-8