Catecolaminas: ¿qué funciones tienen estos neurotransmisores?

Dopamina, adrenalina y noradrenalina... Estas catecolaminas no solo median en el instinto más básico de supervivencia, además orquestan procesos tan decisivos como la cognición, las emociones y el aprendizaje.
Catecolaminas: ¿qué funciones tienen estos neurotransmisores?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 10 diciembre, 2020

Tener miedo y escapar de ese estímulo amenazante. Experimentar preocupación y pensar en una estrategia para actuar ante un foco angustiante. Sentir estrés ante un examen, esa cita médica, la reunión de trabajo en la que debemos exponer una propuesta decisiva… En todas estas situaciones tan comunes el organismo actúa liberando un tipo de moléculas decisivas: las catecolaminas.

En ocasiones, resulta fascinante reflexionar sobre cómo los comportamientos cotidianos están regido por el imperceptible universo bioquímico del organismo. Hablar de catecolaminas es referirnos a ese instinto primario que hasta ahora ha regido nuestra supervivencia. Luchar, actuar, huir o afrontar son actuaciones vitales para la homeostasis.

Estas hormonas actúan a su vez como neurotransmisores, orquestando las que son seguramente las tareas más decisivas en el sistema nervioso central. Conocer su funcionamiento nos permite comprendernos mucho mejor. Profundizamos en ello.

Cerebro iluminado por las Catecolaminas

Catecolaminas: ¿qué son?

Las catecolaminas son hormonas que funcionan también como neurotransmisores y que se producen en las células cromafines de la médula adrenal y también, en las fibras postganglionares del sistema nervioso simpático. A nivel químico, están definidas por un anillo de benceno, dos grupos hidroxilos y una amina. Cuando se liberan en el torrente sanguíneo o en el cerebro a través de las terminaciones nerviosas, el organismo cambia, se acelera y se activa con el fin de desarrollar un tipo de comportamiento concreto ante una demanda externa.

No obstante, la acción de actuar ante una amenaza o un peligro no es ni mucho menos la única finalidad de estas moléculas multipropósito. Las catecolaminas, cuyo precursor en su formación es la tirosina, están presentes en múltiples funciones básicas y esenciales para el sistema nervioso central.

No obstante, si por algo conocemos a estos elementos es porque las glándulas suprarrenales las producen en grandes como respuesta al estrés. Analizamos más datos.

Tipos de catecolaminas y sus funciones

Los principales tipos de catecolamimas que tenemos en el organismo son la dopamina, la adrenalina y la noradrenalina. Las tres derivan de la dihidroxifenilalanina (DOPA), un tipo de ácido amino catecólico. Estos tres elementos del sistema nervioso central tienen una trascendencia máxima a nivel metabólico, cardiovascular y comportamental.

Dopamina

La dopamina es una feniletilamina y, a su vez, la catecolamina más importante. A partir de ella, se sintetiza tanto la noradrenalina como la adrenalina. Asimismo, este neurotransmisor se produce en múltiples partes del cuerpo, pero lo hace en mayor cantidad en la sustancia negra del cerebro.

  • La dopamina participa en varias y decisivas funciones cerebrales, como la motivación, la memoria o el aprendizaje.
  • Su presencia en los lóbulos frontales del cerebro permite controlar y facilitar el flujo de información que llega de otras áreas del cerebro. Así, cualquier alteración en su producción afectará a las funciones cognitivas, como la atención, la comprensión, la resolución de problemas…
  • Una de las tareas más decisivas de la dopamina reside en el sistema de recompensa ante estímulos placenteros, como la alimentación, el sexo, las adicciones…
  • La alteración en su producción o funcionamiento puede derivar en síntomas psicóticos (comportamiento desordenado y alucinaciones).
  • Asimismo, la destrucción de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra es el origen de la enfermedad de Parkinson.

Adrenalina

A la adrenalina la conocemos también epinefrina. Se produce en las glándulas suprarrenales y se libera en el organismo en situaciones de amenazas, riesgos, estrés o miedo, peligro o excitación.

Gracias a su presencia, se activan una serie de cambios psicofisiológicos para actuar ante esos estímulos (aceleración de la respiración, dilatación de la pupila, tensión muscular, movilización de reservas de glucógeno, detención de la motilidad intestinal…)

  • La adrenalina también se puede sintetizar en un laboratorio para utilizarse como medicamento ante paradas cardiorrespiratorias, asma, alergias, etc.
  • Tiene una función clave en la regulación cardiaca y respiratoria.
  • La adrenalina media en la emoción más excitante de todas: la euforia.

La noradrenalina

La noradrenalina se produce, sobre todo, en una región muy concreta del cerebro: el locus coeruleus o núcleo azul. Lo hace a partir de la degradación de la tirosina. Así, entre sus principales tareas podemos destacar las siguientes:

  • Nos ayuda a mantener la atención.
  • Media en los estados de vigilia, es decir en la fase de consciencia. Gracias a la noradrenalina pasamos del sueño al estado consciente.
  • Activa los músculos cardíacos.
  • Facilita que la circulación sanguínea sea más intensa para mantener estable la respuesta de huida o ataque ante las amenazas.
  • La norepinefrina es esencial para favorecer nuestra motivación.
  • Regula el estado de ánimo; un nivel bajo se relaciona con la depresión.
fórmula de las Catecolaminas

Catecolaminas y estrés

Hemos visto ya que los diferentes tipos de catecolaminas del organismo cumplen tareas decisivas en el día a día: median en la motivación, el aprendizaje, la alimentación, el sexo, la respiración… Sin embargo, hay una función en la que todas ellas se orquestan para un fin: actuar ante la respuesta de estrés.

Es importante detenernos en este dato por un hecho. Tal y como nos revela un estudio del departamento de biología molecular de la Universidad de Nueva York, el estrés es esencial para favorecer nuestra supervivencia. Necesitamos de esa activación psicofisiológica para responder a las demandas del entorno y adaptarnos a él.

El estrés no es nocivo, lo que es peligroso es el estado de estrés mantenido en el tiempo y un nivel elevado de catecolaminas en el organismo. Los efectos pueden ser muy adversos.

  • Una de las consecuencias es la alteración de los circuitos nerviosos del cerebro al dañar el tejido neuronal. Esto puede favorecer la depresión o la aparición de brotes psicóticos.
  • Un nivel elevado de adrenalina de manera constante afecta a la constricción de los vasos sanguíneos: aparece la hipertensión, las taquicardias, riesgo de infartos…
  • Una liberación constante y alta de catecolaminas y glucocorticoides en situaciones de estrés no gestionadas, debilita el sistema inmunitario y altera el metabolismo. Podemos sufrir más enfermedades, subir de peso, etc.

Por tanto, es importante recordar la importancia de regular ese estrés cotidiano antes de que derive en un estado agudo o crónico. Conocer los mecanismos de la bioquímica interna nos recuerda la urgencia de atendernos un poco mejor.


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