13 claves de supervivencia para las personas altamente sensibles
¿Alguna vez te has sentido abrumado por un ruido? ¿Sientes que algunos olores te provocan náuseas o mareos? Es posible que formes parte del grupo de personas que la psicóloga Elaine Aron ha denominado como “personas altamente sensibles” (HSP por sus siglas en inglés). De acuerdo con la doctora Aron, las personas altamente sensibles tienden a abrumarse ante distintos tipos de estímulos -ruidos, olores, sabores…-.
Se trata de personas muy perceptivas, que necesitan entornos más tranquilos que la mayoría para no sentirse saturadas. Una de las características que las define es que procesan profundamente la información que reciben del entorno, es decir, captan grandes cantidades de información que intentan procesar más allá de un nivel superficial.
Es posible que esto se deba a que, de acuerdo con distintas investigaciones, tienen una mayor activación en áreas cerebrales involucradas en la atención y en el procesamiento de estímulos visuales. Así mismo, son de fácil sobreestimulación y esto les provoca agotamiento y sobrecarga sensorial, por lo que es posible que necesiten descansar más.
Por otro lado, suele tratarse de personas muy emocionales y empáticas, buenas para escuchar y para servir de confidentes. De manera general, no soportan la agresividad ni la violencia. Pueden ser muy detallistas con los demás y tener facilidad para comprender las pautas comunicativas no verbales, por ejemplo, la expresión facial o la postura corporal.
Son también personas creativas, que suelen tener vidas internas ricas e interesantes. No obstante, también pueden presentar un mal desempeño cuando están sometidos a situaciones de presión, siendo más vulnerables en estos momentos a la dependencia emocional.
Claves de supervivencia para personas altamente sensibles
Después de haber explorado las características principales que distinguen a las personas altamente sensibles, ¿te identificas con alguna de ellas? De ser así, las siguientes ideas pueden ayudarte a cuidar de tu salud mental y tu bienestar físico y emocional.
1. Descansar
En primer lugar, reserva momentos en el día para el descanso. Dormir una cantidad adecuada de horas, destinar tiempo durante el día y valerte de las pausas activas es importante para controlar la sobrecarga sensorial.
Recuerda que la falta de sueño produce irritabilidad, disminución de la atención y agotamiento durante el día y puede aumentar la hipersensibilidad a los estímulos cotidianos.
2. Mantener una dieta saludable
De manera adicional, seguir una dieta completa es fundamental para mantener el funcionamiento de nuestros sentidos. Por ejemplo, recuerda mantener un nivel óptimo de azúcar y evita comer alimentos ultraprocesados.
Una buena idea es hacer al menos cinco comidas al día. Puedes también optar por tomar varios refrigerios pequeños durante el día para evitar las molestias asociadas a la sensación de hambre.
3. Reducir el consumo de bebidas estimulantes
Así mismo, intenta reducir o, si es posible, eliminar el consumo de bebidas estimulantes como el café, el té o los energizantes. Este tipo de bebidas tiene como finalidad ponernos alerta y mejorar nuestra concentración por lo que es fácil intuir que, si eres una persona muy sensible, esto no generará una respuesta positiva en tu organismo.
4. Rutinas apropiadas y flexibles
Sumado a lo anterior, procura establecer rutinas amables contigo mismo. Estas deben ser lo suficientemente estrictas para que te permitan poner en orden tus actividades, pero al mismo tiempo no producirte la sensación de que eres prisionero de tu propia programación.
Por supuesto, tu rutina debe también tener tiempos para relajarte en caso de que estés expuesto a alguna sobrecarga sensorial.
5. Un espacio en casa para relajarte
Intenta tener en casa un espacio para ti, en el que puedas estar en silencio y donde difícilmente puedas ser interrumpido. Esto te permitirá tener un refugio sensorial en el que puedas descansar y recargarte.
6. Aislamiento auditivo
Teniendo en cuenta que el ruido puede generar una profunda sobrecarga auditiva en las personas altamente sensibles, el uso de tapones puede ayudar a la concentración y a evitar la sobreestimulación. Del mismo modo, evita frecuentar lugares ruidosos y opta por espacios tranquilos donde sean protagonistas los sonidos naturales.
7. Evitar estímulos lumínicos excesivos
Otro consejo que puede resultarte muy útil es que mantengas en casa un esquema de luces suaves que te ayuden a permanecer relajado. Por otro lado, evitar los lugares con mucha luz y, cuando sea posible, utiliza lentes oscuros para exponerte al sol o a luces demasiado deslumbrantes.
8. Evita las multitudes
Las situaciones que implican encuentros multitudinarios suelen convertirse en una causa de hiperestimulación en general para las personas altamente sensibles. Por lo tanto, es importante evitar las multitudes y, de ser posible, optar por eventos pensados para pocos asistentes.
Programar las compras fuera de las horas punta o de las temporadas de alta afluencia de clientes puede aportar considerablemente a tu bienestar.
9. Busca la naturaleza
Por supuesto, en la naturaleza encontrarás un espacio en el que podrás relajarte y alejarte de los fuertes estímulos sensoriales de las ciudades. Cada vez que te sea posible planea una salida al campo y reconéctate con el entorno natural.
10. Haz amistades que no te juzguen
Una importante fuente de estrés de las personas altamente sensibles es la preocupación de ser señalado por sus amigos y seres queridos como alguien molesto, caprichoso o tiquismiquis. Por lo tanto, es fundamental rodearte de personas que comprendan tu situación y que te permitan sentirte escuchado y valorado en esos momentos en los que el mundo te desborda.
11. Explora tus talentos artísticos
Una excelente forma de aprovechar tu sensibilidad es explorando tus talentos artísticos. Puede que tengas un músico o un fotógrafo escondido en tu interior y que aún no lo sepas. El acercamiento a tu creatividad te permitirá tener un campo en el que puedas descargarte de la sobrecarga sensorial e incluso convertirla en arte.
12. Aprende a decir “no”
Fortalecer tu asertividad y aprender a decir “no” cuando no te sientas con tiempo o disposición de asumir algún compromiso será fundamental para incrementar tu bienestar físico y emocional.
En muchas ocasiones, la sobrecarga sensorial puede aparecer por no saber ordenar las prioridades del día a día o por asumir demasiadas responsabilidades.
13. Acéptate
Finalmente, aprender a aceptarte es un paso importante para llevar una vida más feliz y plena. Recuerda que ser una persona altamente sensible no es una enfermedad, ni es una característica que tenga que resultar limitante. De hecho, si lo miras en perspectiva, ¡es casi un superpoder!
Vivimos en un mundo complicado para las personas altamente sensibles. Lo es porque son muchos, y en ocasiones muy intensos, los estímulos que nos rodean. Así, en este artículo hemos querido recoger algunas ideas que pueden ayudarles a ellos, y a todos en determinados momentos, a no sentirnos abrumados por el entorno.
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