El caso María y la ansiedad de separación

En el caso María se evidencia la dificultad que afrontan algunos padres cuando uno de sus hijos es particularmente inseguro y dependiente. Lo usual es que desarrollen modelos inadecuados de sobreprotección, pero esto solo lleva a profundizar el problema.
El caso María y la ansiedad de separación
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 28 marzo, 2020

El caso María habla de la problemática que afrontan algunos padres en relación con los niños que son muy dependientes y de cómo se aborda el problema a través de una intervención psicológica. Finalmente, esta decisión conduce a que se construyan nuevas pautas de relación, más saludables.

Uno de los aspectos más interesantes del caso María es que hace evidente el hecho de que la crianza es un proceso en el que varias partes se complementan. Esto quiere decir que tanto los padres como sus hijos suelen desarrollar conductas adecuadas o inadecuadas que se refuerzan entre sí o se desmotivan entre ellas.

Así mismo, el caso María muestra que la intervención profesional es eficaz siempre que los involucrados se comprometan con los objetivos propuestos. La ayuda psicológica permite ver en perspectiva esas conductas cotidianas que se pasan por alto. Se llegan a normalizar, con buena intención, pero generando efectos indeseados.

La persona que es servida, en lugar de ser ayudada, es obstaculizada en el desarrollo de su propia dependencia. Este concepto es el fundamento de la dignidad del hombre. El niño no puede ser servido porque no quiere ser importante”.

-Maria Montessori-

Niña con dependencia emocional

El caso María

El caso María se refiere a una niña de tres años y medio, nacida en Nepal. Fue adoptada por una familia europea de clase media alta cuando tenía 11 meses.

La familia adoptiva estaba compuesta por el padre, la madre y otro niño adoptado de 6 años. La evaluación inicial de los psicólogos detecta que los padres y el hermano de María son personas afectuosas y estables.

Antes de ser adoptada, María pasó unos meses en un orfanato. Después fue cuidada por una familia sustituta que aparentemente hizo un buen trabajo. En el momento de la adopción, la pequeña fue evaluada médicamente y mostró que gozaba de buena salud y de un desarrollo normal.

La niña fue escolarizada primero en una guardería, cuando tenía un año y medio. Desde el comienzo presentó problemas de adaptación, manifestados en el hecho de que no se separaba nunca de su maestra y evitaba a los demás niños.

Después, al entrar en el ciclo inicial de educación infantil, también mostró dificultades para acomodarse. Lloró todos los días, durante los dos primeros meses y se mostró muy inhibida en el colegio.

Las conductas relevantes

En el relato del caso de María se señala que esta había crecido en torno a un vínculo de apego muy fuerte hacia su madre  adoptiva. Básicamente, nunca quería separarse físicamente de ella. Con la entrada al ciclo de educación infantil, la pequeña mostró señales de retraso en el desarrollo del lenguaje. Los maestros aconsejaron a la familia que buscaran la ayuda de un profesional.

Para ese entonces, María se describía como una niña “miedosa”, tímida, meticulosa, ordenada, que por momentos se muestra retadora, se frustra con facilidad y emplea el silencio con frecuencia. Así mismo, era evidente su retraso en el desarrollo del habla.

La madre adoptiva de María adjudicaba todas esas conductas a “la falta de afecto” de la que había sido víctima la niña al comienzo de su vida. Los maestros estaban básicamente de acuerdo con esa interpretación.

Tanto padres como maestros respondían a la excesiva dependencia de la niña y a su aparente fragilidad con tolerancia y comprensión. Sin embargo, si la niña se excedía en sus demandas, se mostraban molestos.

Niña llorando

La intervención

Los psicólogos hicieron una evaluación detallada, tanto de los padres como de la niña. Después se propusieron el objetivo de redactar un diario en el que quedaran reflejados los episodios de dependencia o conflicto con la pequeña durante un mes.

Tomando esta información como referencia, junto a la ya obtenida utilizando otros procedimientos de evaluación, los profesionales concluyeron que se trataba de un caso de ansiedad de separación con un manejo inadecuado.

Detectaron que en padres y maestros había un alto nivel de ansiedad con la niña. Así mismo, una respuesta inconsistente con ella, ya que en determinados momentos respondían al miedo de la niña con caricias y palabras de apoyo, pero si la pequeña intensificaba su conducta, la rechazaban. Así mismo, le imponían límites, pero luego ellos mismos pasaban por encima de estos y se mostraban permisivos.

El trabajo se centró entonces en el manejo de la ansiedad en los padres, explicándoles que todos los niños pasan por una etapa de ansiedad de abandono y que esta es más visible en algunos de ellos. También se les entrenó para que aprendieran a reforzar las conductas de independencia de la niña y a desestimular las conductas dependientes.

A María se le dieron refuerzos positivos (premios, palabras de cariño, dulces, etc.) a medida que lograba, por ejemplo, sentarse en una silla sola; al lado de su madre y no en su regazo.

Así mismo, se logró que los padres lograran explicarle con tranquilidad por qué era bueno que ella hiciera algunas cosas sola. El lenguaje de la niña evolucionó y comenzó a ganar seguridad.


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  • Fdez-Zúñiga Marcos de León, Alicia, & Cogolludo Núñez, Ana. (2012). Caso clínico: evaluación e intervención en un caso de ansiedad por separación de una niña adoptada. Clínica y Salud, 23(3), 235-245.
  • https://dx.doi.org/10.5093/cl2012a15

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