¿Existe la fobia a las palabras largas?

Imagina que, de pronto, leyendo un texto, te encuentras con una palabra muy larga y experimentas ansiedad, turbación y malestar. Se trata de un tipo de fobia de la que te hablamos a continuación.
¿Existe la fobia a las palabras largas?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 14 noviembre, 2023

Empezamos este artículo planteándote una prueba muy sencilla. Lee el siguiente término: «hipopotomonstrosesquipedaliofobia». Ahora dinos, ¿has experimentado algún tipo de malestar al encontrarte con estas 13 sílabas? ¿Taquicardia? ¿Sudoración? ¿Dolor de estómago? La fobia a las palabras largas existe y afecta a una pequeña parte de la población.

Es uno de los miedos irracionales más extraños que encontramos a nivel clínico. Quienes la sufren suelen quedarse bloqueados a la hora de leer y escribir. Cuando se topan una frase con vocablos más extensos de lo habitual, experimentan una marcada ansiedad y también cierta vergüenza. A continuación, te proponemos profundizar más en el tema.

Una condición clínica real: la fobia a las palabras largas

La fobia a las palabras largas define el temor a ver, leer o pronunciar mal un término con muchas sílabas. Ahora bien, más allá de que este sea uno de los miedos irracionales más curiosos, hay un dato evidente. Las personas que sufren esta condición la suelen vivir en silencio y con el peso del estigma. No es fácil entender o dar veracidad a esta reacción fóbica.

Se estima que esta realidad clínica puede tener su desencadenante en la infancia. Hay quien vivió de manera traumática el proceso lectoescritura y, tal vez, un efecto de aquellos días se materialice de esta forma. Sin embargo, no está claro. De hecho, la mayoría de las fobias específicas tienen un origen desconocido. Veamos cómo se manifiesta.



Síntomas asociados

Según un trabajo publicado en Psychological Medicine, las fobias específicas tienen una elevada prevalencia entre la población. Así, aunque la hipopotomonstrosesquipedaliofobia como tal no aparezca descrita en el DSM-V, entraría dentro de esta categoría clínica. Por lo general, el cuadro sintomatológico que se presenta es el siguiente:

  • Síntomas físicos: taquicardia, mareos, sudoración, boca seca, etc.
  • Manifestaciones emocionales: la fobia a las palabras largas se manifiesta con estrés, malestar, elevada ansiedad, sensación de pérdida de control, de peligro, temor a ponerse en evidencia, a hacer el ridículo, vergüenza, etc. Estas reacciones emocionales motivan las conductas de evitación y escape, como dejar de leer, abandonar una tarea, etc.
  • Síntomas cognitivos: la persona experimenta desconcierto y bloqueo mental al ver una palabra con muchas sílabas. No solo se siente amenazada, a menudo, experimenta una sensación de incompetencia al no poder enfrentarse a la lectura de la misma. Hay un claro rechazo a toda expresión escrita que sea demasiado compleja de pronunciar.

¿Cuáles suelen ser las causas?

Aún no existe un consenso claro sobre el origen de la fobia a las palabras largas. Es más, algunos expertos valoran que, tal vez, se trate en realidad ante una fobia social. Las personas con este tipo de miedo irracional a lo que más temen es al juicio ajeno. Miremos los posibles desencadenantes.

Dificultades en el aprendizaje lectoescritor

Hay adultos que guardan un mal recuerdo del proceso de aprendizaje de la lectoescritura. El haber tenido ciertas dificultades en esta competencia, sumado a un entorno crítico, tiende a recrudecer esta realidad. Aquellas burlas o la presión del pasado, desatan inseguridad a la hora de leer palabras largas o escribirlas. Tanto es así que, a veces, hasta desisten o evitan estas tareas.

El miedo al juicio está latente y esa impronta alcanza cuotas de elevada irracionalidad. Les asustan ser objeto de atención, recibir comentarios despectivos y vivir de nuevo esa misma angustia de la infancia.

Genética

No es sencillo comprender qué origina un trastorno fóbico. Sin embargo, la genética suele ser un factor significativo a la hora de desarrollar estas características. A veces, tener un padre o una madre con miedo a las alturas, a los perros o a cualquier otra realidad, actúa como una variable de riesgo.

Como se señala en un estudio divulgado en The Lancet, las fobias con frecuencia comienzan en la infancia y su incidencia alcanza su punto máximo durante la edad mediana. Tener una familia con este tipo de trastorno de ansiedad, puede ser un desencadenante.

Factores neurológicos

La revista Learning & Memory describe los mecanismos neurológicos que edifican los miedos patológicos. A menudo, detrás de un paciente fóbico está una amígdala cerebral con una mayor activación. En el caso de la fobia a las palabras largas, se habla de otro detonante en las regiones vinculadas al lenguaje.

Ciertas alteraciones en el área de Wernike explicarían esta dificultad a la hora de procesar palabras con muchas sílabas. La limitación en la codificación, comprensión y expresión de estos términos polisilábicos generan, a su vez, ansiedad y malestar. Todo ello podría edificar, poco a poco, el sustrato de esta fobia tan singular.

¿Cómo manejar este miedo disfuncional?

Puede que te cueste creer que existan personas que experimentan un gran malestar al ver palabras muy largas. No obstante, piensa que los miedos disfuncionales parten a menudo de pasados complejos. De vivencias que el cerebro procesa de manera traumática. Esto puede hacer que haya pacientes que eviten leer, escribir y que vean su vida psicosocial muy limitada.

Estamos ante una fobia real que es necesario visibilizar. Con ello, animamos a los hombres y mujeres que la experimenten a buscar ayuda especializada. Muchas veces, este tipo de condiciones se acompañan de otros trastornos psicológicos que debemos detectar. A continuación, te detallamos qué modelos de abordaje son los más adecuados:

  • La terapia de realidad virtual: en algunos casos, esta práctica actúa como una herramienta poderosa de exposición controlada para tratar fobias. En la actualidad se usa cada vez más.
  • Terapia de desensibilización sistemática: en esta metodología también hay un acercamiento gradual al desencadenante fóbico, como en la terapia de exposición, pero en este caso, se combina con técnicas de relajación para reducir las emociones adversas.
  • La terapia cognitivo-conductual (TCC): La revista F1000Research señala que este tipo de intervención es una de las más destacables dada su eficacia. Permite reemplazar las creencias, esquemas y enfoques mentales negativos que edifican la fobia, en perspectivas más racionales y realistas.
  • Terapia de exposición: es uno de los enfoques más efectivos para tratar las fobias. Consiste en exponer de forma gradual al paciente a la situación que teme, en este caso, la lectura de las palabras largas. Esto le permite dominar la ansiedad poco a poco, junto a los pensamientos irracionales, el bloqueo, la evitación, etc.

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La necesidad de romper estigmas con esta fobia

En la actualidad, se han descrito cerca 470 fobias específicas. Algunas son tan singulares como la anuptofobia o miedo a estar soltero o el miedo al número 13. La mente humana es compleja y, a menudo, desarrolla mecanismos disfuncionales de conducta. Sufrir una angustia irracional al exponerse a palabras largas es real y resulta muy limitante.

Respetemos a quien evidencia este tipo de padecimiento. Es más, procuremos ser más sensibles y empáticos ante comportamientos que nos cuesta entender, ya que detrás de un paciente fóbico hay toneladas de malestar silenciado. Si es tu caso, pide ayuda. Si tienes a alguien en tu entorno que lidia con este sufrimiento, sé su aliado y anímale a consultar a un profesional.


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