10 frases que delatan a una persona que se victimiza ¡Cuidado!

Si bien todos anhelamos estar rodeados de personas que irradian energía positiva, es inevitable encontrarnos con individuos que se victimizan. Aprende a identificarlos a través de las frases que suelen utilizar.
10 frases que delatan a una persona que se victimiza ¡Cuidado!
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Escrito por Gabriela Matamoros

Última actualización: 02 mayo, 2024

¿Cuántas veces hemos escuchado expresiones como «Todos están en mi contra», «Siempre me pasa a mí» o «Es que no me entiendes»? Probablemente, en incontables conversaciones con amigos o familiares.

Estas frases, a menudo utilizadas por personas que se victimizan, sirven como indicadores de un patrón de comportamiento que puede influir de manera negativa en las relaciones interpersonales.

Todos anhelamos rodearnos de personas que nos contagien con su energía positiva y nos brinden bienestar emocional. Aunque no estamos exentos de encontrarnos con individuos victimistas, podemos aprender a establecer límites y adquirir estrategias para comunicarnos con ellos. Si te interesa explorar más sobre este tema, te invitamos a seguir leyendo.

¿Por qué algunas personas se victimizan?

Es normal experimentar altibajos en la vida. Pese a que preferiríamos que todo saliera según lo planeado, resulta inevitable encontrarse con obstáculos en el camino.

Frente a ellos, la actitud ideal sería levantarse y seguir adelante con determinación. Sin embargo, algunas personas se aferran al sufrimiento y magnifican sus problemas. En lugar de afrontarlos con resiliencia, buscan atribuir la responsabilidad a los demás.

Esta perspectiva puede influir en varios aspectos de su vida, incluidas las relaciones interpersonales, el desempeño laboral y la salud. Pero, ¿a qué se debe? De acuerdo con una investigación publicada en Frontiers in Psychology, esta mentalidad tendría causas en lo siguiente:

  • El abuso emocional o físico.
  • La traición de alguien cercano.
  • El rechazo social en un punto crítico de la vida.

Además, existen otras razones que pueden haberles llevado a desarrollar el victimismo como un mecanismo de defensa:

  • Experimentar traumas en el pasado.
  • Vivir situaciones negativas sobre las que no tenían control.
  • Haber sido sobreprotegido en la infancia y, por lo tanto, privado de la oportunidad de enfrentar desafíos y aprender de sus errores. O, por el contrario, haber tenido cuidadores negligentes.

¿Cómo identifico a alguien que se hace la víctima?

Las personas que se victimizan suelen recurrir a una variedad de conductas, las cuales pueden haber sido aprendidas, establecidas o adoptadas por conveniencia. Esto lo hacen con el propósito de resaltar su posición de vulnerabilidad y obtener atención emocional. Por ejemplo:

  • Se sienten insatisfechos con su vida. En paralelo, tampoco se esfuerzan por cambiar eso que les incomoda.
  • Recurren a la manipulación emocional. El chantaje y la lástima son sus aliados para obtener lo que quieren de los demás.
  • Sienten rencor y resentimiento hacia los demás.Con frecuencia, es una consecuencia de comparar su vida con la de quienes lo rodean.
  • Tienden a culpar a los demás por sus problemas y dificultades. En parte, lo hacen con el fin de no asumir la responsabilidad por sus acciones o decisiones.
  • Buscan de forma constante la validación de los demás. A menudo, recurren a expresiones dramáticas o exageradas para llamar la atención sobre sus problemas.
  • Sienten que su vida gira en torno a los demás y descuidan su propio bienestar. Esta visión distorsionada de la realidad les impide comprender que en las relaciones saludables se deben practicar actos de servicio mutuos.

En el caso de las personas que luchan contra el alcoholismo o el consumo de sustancias, la victimización perpetúa la espiral de la adicción, puesto que se sienten impotentes para cambiar sus circunstancias.



Presta atención a las frases que dice una persona que se victimiza

Se requiere un historial más extenso de interacciones para empezar a sospechar que alguien tiene una mentalidad victimista. En este contexto, vale la pena aclarar que el hecho de que alguien la haya adoptado no implica que sea una mala persona o que busque hacer daño al resto.

Como hemos mencionado, hay diversos factores que pueden conducir a la victimización, como una baja autoestima, el rechazo social, involucrarse en una relación poco saludable o haber sido traicionado en el pasado. Lo principal es aprender a identificar estos comportamientos, así como las frases que podrían delatar esta actitud, con el fin de ofrecer apoyo.

1. «Siempre me pasa a mí»

¿Se dañó el auto el día que tenías una reunión importante en el trabajo? ¿Retrasaron el vuelo de tus vacaciones? ¿Perdiste las llaves de la casa? Sin duda, tienes que haberte enfrentado a escenarios similares en diversas ocasiones.

En el día a día, siempre hay la mínima posibilidad de que algo malo ocurra y, por desgracia, nadie está exento. Sin embargo, en la mente de un victimista, cualquier contratiempo es una confirmación de su mala suerte.

La vida siempre parece estar en su contra, y en lugar de reconocer su propio papel en la creación o resolución de los problemas, se sienten impotentes para cambiar su situación. La atribuyen a factores externos o a la mala suerte.

Esta mentalidad puede generar un ciclo negativo que impide que las personas asuman responsabilidad por su propia vida.

2. «Es que nadie me entiende»

Esta es otra de las frases más populares entre las personas que se victimizan. Si bien la búsqueda de comprensión de nuestras experiencias y emociones es válida, hay que reconocer que cada individuo las percibe de manera distinta.

No podemos esperar que un familiar o amigo entienda al 100 % lo que nos sucede, ni tampoco que «se pongan en nuestra propia piel». Lo que te ahoga en un vaso de agua, al otro puede que no.

Por lo general, el victimista se aferra a la creencia de que nadie puede entender sus luchas, lo que genera distancia emocional en sus relaciones interpersonales. Esto podría llevarlo a sentirse más aislado y desamparado, y alimenta con ello el ciclo de la victimización.

3. «No es mi culpa»

A menudo, las personas con mentalidad de víctima tienden a evitar asumir la responsabilidad de sus acciones y decisiones. Por ejemplo, si reciben una multa en el trabajo por llegar tarde, pueden culpar a factores externos o la antipatía de su jefe en lugar de reconocer su impuntualidad.

De manera similar, si rompen la confianza de alguien al revelar un secreto, pueden negar su responsabilidad en el daño causado y justificar sus acciones de alguna manera.

En este contexto, es importante entender que aceptar nuestras acciones y aprender de ellas nos permite crecer y fortalecernos. Como consecuencia, se fomenta una mayor autonomía y resiliencia en nuestras vidas.

4. «Todo el mundo está en mi contra»

Imaginemos que tienes una amiga llamada Fernanda. Durante los últimos meses, ha enfrentado una serie de contratiempos en su vida: perdió su trabajo en la empresa en la que había laborado por más de cinco años y ahora se enfrenta a dificultades financieras por deudas acumuladas. Hace poco, además, tuvo una discusión con su pareja, quien le pidió tiempo para reflexionar sobre su relación.

Cuando te sientas a charlas con ella, te das cuenta de que su narrativa está cargada de pesimismo y desánimo. Llega un punto en el que puedes sentirte abrumado, ya que cada incidente de su vida parece sacado de una tragedia.

Desde la perspectiva del victimista, cualquier revés se interpreta como una señal de que el universo conspira en su contra. Esta mentalidad puede conducir a un aumento del resentimiento y la desconfianza hacia los demás, así como a una incapacidad para ver oportunidades en medio de las dificultades.

5. «Nunca tengo suerte en el amor/trabajo/vida»

Cuando alguien repite esta frase con frecuencia, puede indicar una percepción distorsionada de la realidad, en la que se enfoca solo las experiencias negativas y descarta cualquier posibilidad de éxito o felicidad.

Tomemos como ejemplo el caso de Pedro. Desde hace varios años se queja de su «mala suerte» en el amor. En reuniones familiares, cuando le preguntan sobre su vida amorosa, enumera los fracasos de sus relaciones pasadas: «Es que Marta solo tardó 1 mes en romper mi corazón», «Virginia no pudo soportar mi horario de trabajo y me dejó» o «¡Ah! Y ni hablar de Sofía que siempre encontraba motivos para discutir».

En lugar de reflexionar sobre cómo sus acciones pueden haber contribuido a los problemas con sus exparejas, desde su perspectiva victimista, tiende a culparlas por no cumplir con sus expectativas o atribuir el fracaso a la falta de suerte. Esta actitud prolongada puede generar una sensación de impotencia y resignación, lo que dificulta la adopción de medidas para mejorar su situación.

6. «De igual forma, a mí todo siempre me sale mal»

Esta es otra de las frases clásicas expresadas por personas que se victimizan. Enclaustrados en una perspectiva pesimista, cada contratiempo los sumerge en un abismo del que parece no haber salida. Cuando conversan sobre sus problemas con los demás, los magnifican e intentan mostrar que han dado todo de sí para cambiar las cosas cuando, en realidad, no han hecho nada para mejorar su situación.

Cultivar esta mentalidad también despierta sentimientos de envidia hacia los demás. Al verse incapaces de alegrarse por los logros de otros, optan por criticarlos con severidad, en lugar de reconocer sus méritos y esfuerzos. Con una autoestima deteriorada, se ven a sí mismos como incapaces de alcanzar sus metas o de enfrentar nuevos desafíos.

7. «Para ti, es muy fácil decirlo»

Esta expresión tiene una esencia similar al de «Es que nadie me entiende». Con ella, las personas que se victimizan intentan transmitir la idea de que los demás no han experimentado las mismas dificultades que ellos y, por lo tanto, no pueden ofrecer un consejo válido que les ayude a subsanar su situación.

8. «Te enojas conmigo por nada»

Ilustrémoslo con la siguiente situación: dos amigos, Ana y Juan, discuten sobre un proyecto de la universidad en el que trabajan juntos. Ana siente que Juan no hace su parte del trabajo y le manifiesta su preocupación de manera directa, pero respetuosa. En lugar de aceptar su crítica y reflexionar sobre su contribución al proyecto, Juan responde con la frase «¡Ay, ya! Siempre te enojas conmigo por nada».

Al expresarla, está implicando que su amiga exagera su reacción o que el motivo de su enfado no es válido. Esto puede ser una táctica para evitar enfrentar la realidad de sus acciones o para manipular la percepción de la situación en su favor.

9. «Tengo que hacer una escena para que me prestes atención»

Analicemos el caso de Laura, quien a menudo siente que su pareja, Miguel, no le presta suficiente atención. Durante una reunión social, mientras conversan sobre su vida juntos, ella comienza a expresar sus quejas de manera exagerada con el fin de buscar una reacción de Miguel.

En el camino de regreso a casa, Miguel le pregunta el porqué de su malestar, y ella responde: «¿Ves cómo tengo que hacer una escena delante de nuestros amigos para que me prestes atención?». Con esta declaración, Laura manifiesta su resentimiento y refuerza la creencia de que solo a través del conflicto puede sentirse escuchada.

Esta frase sugiere que quien la dice siente la necesidad de dramatizar una situación para captar la atención de los demás, en especial, cuando se perciben ignorados o infravalorados.

10. «A nadie le importo»

Todos experimentamos momentos de malestar emocional, pero esto no significa que no seamos valorados o queridos. A menudo, esta sensación de falta de interés puede estar influenciada por una percepción distorsionada de la realidad.

Cuando una persona hace esta afirmación, busca validar su sensación de falta de apoyo emocional o atención por parte de los demás. Además, implica una percepción de soledad y abandono, lo que refuerza su narrativa de víctima.



Consejos para comunicarse con una persona que se victimiza

Después de revisar estas frases que suelen delatar a las personas que se victimizan, es posible que hayas pensado en alguien en particular. Sin embargo, debes comprender que esta mentalidad, aunque arraigada en la identidad de alguien, puede modificarse.

En este sentido, establecer límites resulta fundamental, ya que ayuda a fomentar un entorno más saludable y a evitar la perpetuación de patrones de comportamiento dañinos. Aquí te proporcionamos algunos consejos que te ayudarán a comunicarte con estas personas:

  1. Practica la escucha activa y no cedas ante posibles manipulaciones.Es el primer paso para no perder la compostura frente a ellos.
  2. Anímala a recibir atención psicológica. El acompañamiento de un profesional la ayudará a despojarse de ciertos comportamientos que ha normalizado.
  3. Si decide ir a terapia, acompáñala en el proceso. Puede que los cambios no sean inmediatos, pero, mientras tanto, destaca sus logros. Recuérdale cuánto la aprecias y valida sus sentimientos.
  4. Sé empático y no juzgues sus acciones. Reconoce que, con probabilidad, ha enfrentado acontecimientos dolorosos en su pasado y su comportamiento forma parte de un mecanismo de defensa.
  5. Sé un modelo a seguir. Demuestra con tu propio comportamiento cómo afrontar los problemas de manera asertiva y responsable. Enseña que es posible superar obstáculos sin adoptar una mentalidad de víctima.
  6. Instaura límites claros. Aunque la persona pueda sentir que la defraudas porque no cedes a sus deseos ni sientes compasión por su «sufrimiento», recuerda que cuidar tu bienestar emocional siempre será una prioridad.
  7. Ayúdala a pensar en posibles formas de alcanzar sus objetivos. Por ejemplo, si tiene dificultades para iniciar una nueva relación, podrías decirle: «Entiendo que puede ser frustrante no encontrar alguien que cumpla con tus expectativas. ¿Cómo sería tu pareja ideal?» De acuerdo con su respuesta, podrías sugerirle ceder ante ciertos estándares. De esta manera, fomentas que se dé cuenta de que tiene las capacidades para mejorar un aspecto de su vida.

Recuerda detectar a tiempo a estas personas

Las frases presentadas ofrecen una herramienta útil para identificar a las personas que se victimizan. Es importante no normalizar este tipo de actitudes y buscar formas de comunicarse de manera asertiva con aquellos que las expresan.

Recordemos que nadie nace con esta mentalidad, sino que se adquiere a través de experiencias sociales, como la influencia familiar o traumas pasados. Sin embargo, es fundamental recordarles a estas personas que tienen el poder de superarla.

Por medio de límites saludables y al fomentar la comunicación abierta y honesta, tanto nosotros como los demás podemos empoderarnos para construir relaciones más sólidas y saludables.


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  • Goens, G. A. (2017). It's Not My Fault: Victim Mentality and Becoming Response-able. Rowman & Littlefield.
  • Gollwitzer, M., Süssenbach, P., & Hannuschke, M. (2015). Victimization experiences and the stabilization of victim sensitivity. Frontiers in Psychology, 6, 1-12. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4396524/

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