El funcionamiento disarmónico en el TEA leve

En el TEA leve, las dificultades y diferencias no son tan llamativas, pero siguen produciendo obstáculos adaptativos significativos. Descubre cómo afecta el funcionamiento disarmónico a estos niños en sus escuelas y hogares.
El funcionamiento disarmónico en el TEA leve
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 14 enero, 2023

Como sociedad, cada vez sabemos más sobre el autismo y sobre las necesidades de quienes lo presentan. Sin embargo, con frecuencia olvidamos que se trata de una condición muy heterogénea y que no siempre se ve de la misma forma. Es por esto que, en algunas personas, las dificultades y los desafíos que enfrentan pasan desapercibidos. Es lo que ocurre con el funcionamiento disarmónico en el TEA leve.

Y es que hemos de tener en cuenta que no todas las personas en el espectro autista presentan discapacidad intelectual. De hecho, en algunos casos sus capacidades cognitivas son sobresalientes, lo que no elimina el hecho de que son personas neurodivergentes y que pueden precisar ciertos apoyos o ajustes en sus entornos. Es esta falta de concordancia entre los diferentes planos lo que puede suponer una dificultad. Te contamos por qué.

Niño con autismo de espalda

¿Qué es el TEA leve?

En la última versión del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5), aparece el término trastorno del espectro autista, el cual engloba una serie de condiciones que antes se consideraban independientes. Así, el trastorno autista, el síndrome de Asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado quedan ahora cubiertos bajo esta única categoría.

Este cambio de nomenclatura pretende enfatizar el hecho de que el autismo es un espectro, un continuo en el que los pacientes pueden situarse en diferentes posiciones. Así, se presentan tres diferentes niveles de gravedad en función de los apoyos que la persona pueda necesitar en su vida diaria.

El TEA leve la presentación clínica más sutil de los síntomas y en la que se produce un menor grado de afectación. La persona manifiesta dificultades en áreas como la comunicación, la interacción social y la rigidez cognitiva, pero estas no son tan severas ni llamativas.

El funcionamiento disarmónico en el TEA leve

Una de las cuestiones más relevantes al respecto es que suele producirse lo que se conoce como funcionamiento disarmónico en el TEA leve. Es decir, un desajuste o una falta de concordancia entre las habilidades cognitivas y las adaptativas.

Tengamos en cuenta que en el trastorno del espectro autista es muy común encontrar perfiles disarmónicos, en cuanto a capacidad cognitiva. Lo que significa que diferentes funciones y capacidades intelectuales se ven afectadas en grados distintos. De hecho, se han encontrado diferencias de hasta 20 puntos entre unas y otras al aplicar test psicométricos para evaluar el cociente intelectual.

Sin embargo, más allá de esto, es llamativa la discrepancia entre la capacidad intelectual y la habilidad para adaptarse y funcionar en el día a día. Y es que, cuando observamos casos de autismo severo, con discapacidad intelectual y fuerte afectación, nos es más sencillo entender que la persona requiere apoyos. Pero, cuando la cognición está preservada y la persona parece funcionar adecuadamente, podemos olvidar que sigue perteneciendo al espectro autista.

Principales dificultades asociadas al funcionamiento disarmónico en el TEA leve

En suma, cuando la persona tiene ciertas capacidades preservadas, tendemos a asumir que su inteligencia social se encuentra al mismo nivel que su capacidad cognitiva. Así, esperamos que se comporte de forma normotípica y al encontrarnos con ciertas rarezas o comportamientos disruptivos (propios del autismo), creamos unas expectativas erróneas. Algo que es especialmente común en el caso de los niños.

Se etiqueta el mal comportamiento

Los niños con TEA leve pueden mostrar interacciones sociales inadecuadas, pasividad o explosiones de ira. Y esto se debe al desarrollo neurológico propio del autismo. Sin embargo, como su inteligencia se conserva, los padres o maestros pueden olvidar que la percepción del mundo por parte del niño sigue siendo autística y achacar estas situaciones a un mal comportamiento.

Así, pueden tachar al menor de maleducado, pedante o impertinente o considerar que tiene un trastorno negativista desafiante.

No se proporcionan los apoyos necesarios

Por otra parte, algunos niños con TEA leve pueden no presentar conductas externalizantes llamativas y, sin embargo, sufrir mucho a nivel interno. Cuando los demás sobrevaloran sus capacidades cognitivas y sociales (olvidando sus necesidades especiales), pueden sentirse incomprendidos, desconcertados y angustiados, tratando de navegar en un entorno que realmente no comprenden, aunque los demás piensen que sí.

Esto puede traducirse en bajo rendimiento escolar, pero también en crisis de angustia (que tal vez no se manifiesten en público ni en la escuela, pero sí en un entorno más privado).

Existe riesgo de exclusión y sufrimiento

Por último, estos niños también pueden ser fácilmente rechazados por sus peculiaridades. Y es que, pese a que su lenguaje sea bueno, sus conversaciones e interacciones sociales pueden ser inapropiadas. Es común que los demás les tomen por pedantes (por ser demasiado directos), que les consideren solitarios o excéntricos.

En suma, desean hacer amigos, pero no comprenden bien los códigos sociales. Por ello, si no se tiene en cuenta esta dificultad, pueden malinterpretarse sus comportamientos.

Niño con autismo con auriculares

Proporcionar comprensión y apoyo ante el funcionamiento disarmónico

El funcionamiento disarmónico en el TEA leve hace que estos niños (y también adultos) sufran no solo las dificultades asociadas al autismo, sino también la incomprensión y falta de apoyo por parte del entorno. Al no ser tan llamativas sus diferencias, al mostrar una buena inteligencia y un funcionamiento aparentemente normal, sus necesidades especiales no son recogidas ni atendidas.

Por todo esto, es fundamental que estos menores accedan a un diagnóstico y que las personas del entorno (principalmente el hogar y la escuela) reciban asesoramiento para poder comprender su funcionamiento mental y acompañar su evolución. Si esto no sucede, si sus particularidades no se detectan o se olvidan, la situación puede terminar produciendo un enorme sufrimiento interior.


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