El informe Flexner, un documento inquietante

La medicina occidental es como es hoy en día, en gran medida por el informe Flexner. Este documento reglamentó taxativamente la forma en cómo debía educarse a los médicos y cómo estos debían practicar la medicina. Se sospecha que estuvieron involucrados fuertes intereses económicos.
El informe Flexner, un documento inquietante
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 11 octubre, 2022

El informe Flexner es un famoso documento escrito en 1910 por Abraham Flexner. Supuso grandes cambios en la formación de los médicos y en la práctica de la medicina en Estados Unidos. Ese paradigma, basado también en un modelo alemán, rápidamente se extendió y se reprodujo en prácticamente todo el mundo occidental.

Se puede afirmar que el informe Flexner representó un antes y un después en la medicina. Uno de los aspectos problemáticos de su aporte es que no se basó en una investigación estrictamente independiente. Flexner fue contratado por John D. Rockefeller para que evaluara cómo se enseñaba y se ejercía la medicina, y luego formulara una línea a seguir.

Uno de los efectos trascendentales del informe Flexner fue el hecho de que desde las modificaciones a las que dio lugar, la medicina en su conjunto se tornó exclusivamente biológica  y farmacológica. Una ciencia exclusivamente centrada en los síntomas del cuerpo y orientada, también casi exclusivamente, al tratamiento basado en fármacos.

El buen médico trata la enfermedad; el gran médico trata al paciente que tiene la enfermedad”.

-William Osler-

Abraham Flexner

Rockefeller y la industria farmacéutica

Para hablar del informe Flexner, tenemos que hablar también de John D. Rockefeller y de la historia de la medicina. No siempre primó el paradigma de la medicina alopática en el mundo. Esta corresponde al enfoque médico que se vale principalmente de los fármacos para llevar a cabo el tratamiento de las diferentes enfermedades.

Antes de que la medicina alopática se convirtiera en el paradigma casi único en Occidente, no todos los médicos ni todas las escuelas de medicina trabajaban con químicos. Lo que hoy llamamos “medicinas alternativas” hace un siglo eran muy comunes. Al menos la mitad de los médicos empleaban terapias no farmacológicas.

Entre tanto, John D. Rockefeller era para entonces el principal magnate del petróleo en Estados Unidos. Cerca del 90 % de las refinerías eran propiedad suya. Hacia el año 1900, los científicos y tecnólogos descubrieron los petroquímicos. Además, encontraron que a partir del petróleo se podían elaborar numerosos productos, como las drogas farmacéuticas.

El informe Flexner

John D. Rockefeller , a través de la Fundación Carnegie Illuminati, contrató a Abraham Flexner para que visitara las escuelas de medicina y luego hiciera un reporte acerca de su idoneidad.

El grupo de investigación de Flexner visitó 155 escuelas de medicina en 40 estados y provincias de Estados Unidos y Canadá. Las actividades de campo se llevaron a cabo en un plazo relativamente corto para las posibilidades de la época. Así, entre enero de 1909, cuando se efectuaron las primeras visitas, y abril de 1 910 cuando se realizaron las últimas, se levantó toda la información.

Los datos que se obtuvieron durante las visitas fueron:

  • La población universitaria.
  • Los requisitos de ingreso a la escuela de medicina.
  • La planta docente.
  • Las instalaciones hospitalarias y de laboratorio.
  • Los servicios educativos disponibles.
  • Los recursos financieros con los que se contaba y el origen de estos.
  • La relación de la escuela con una Universidad y con el sistema educativo del estado.

El resultado de esa indagación fue el famoso informe Flexner, el cual consta de dos partes. En la primera, se presenta un análisis histórico y teórico de la educación médica, además de que se establecen recomendaciones para organizar los planes de estudio. En la segunda, se hace una descripción de cada una de las escuelas y el análisis estatal.

A partir de dicho informe, la AMA (American Medical Association) y los AAMC (Association of American Medical Colleges) hicieron cambios radicales en la enseñanza y la práctica de la medicina, entre 1910 y 1925. Las facultades de medicina y los hospitales debían adoptar todas las recomendaciones consignadas en él. Este cambio llevó a que el número de escuelas de medicina pasara de 650 a 50. Los alumnos se redujeron de 7.500 a 2.500. Dentro de las recomendaciones estaba, por ejemplo, la eliminación de las mujeres del servicio médico, así como de personas de color.

El informe Flexner introdujo tres de los cambios en la medicina, que se mantienen hasta la actualidad. El primero, el énfasis biológico de esta disciplina; en otras palabras, la separación de cuerpo y mente en los tratamientos. El segundo, la departamentalización de la medicina, es decir, su división por especialidades y subespecialidades, por oposición a la “medicina integral”. Y el tercero, el uso de fármacos como tratamiento de base para prácticamente cualquier enfermedad.

Mano con muchas pastillas para representar el efecto placebo

Las críticas al informe Flexner

El informe Flexner ha sido objeto de críticas desde su surgimiento. Pese a todo, se ha impuesto como paradigma de la medicina. La Fundación Human Race es una de las entidades que ha planteado grandes interrogantes en torno a la validez del famoso informe. El primero de ellos tiene que ver con su propio origen.

La pregunta podría expresarse de este modo: ¿fue una coincidencia que John D. Rockefeller financiara el estudio que luego dio origen a los tratamientos preferentemente farmacológicos, cuando él era el magnate del petróleo y recientemente se había descubierto la forma de hacer medicamentos a partir de ese compuesto? Parece, cuanto menos, una pregunta razonable.

Otra de las grandes críticas del informe Flexner es la doctora Ghislaine Lanctot, autora del libro La mafia médica. En una entrevista para Discovery Salud, Lanctot señaló que: “La estrategia consiste, en suma, en tener enfermos crónicos que tengan que consumir todo tipo de productos paliativos , es decir, para tratar solo síntomas; medicamentos para aliviar el dolor, bajar la fiebre, disminuir la inflamación … pero NUNCA fármacos que puedan resolver una dolencia. Eso no es rentable”.

Para cerrar, el resurgir de las llamadas “medicinas alternativas” podría ser una señal de que muchas personas no confían plenamente en la medicina alopática o convencional. Pese a todo, tampoco se pueden echar por tierra todos sus avances, que son muchos. Le vendría bien a la sociedad examinar y debatir estos temas de manera más abierta. Esperamos que este artículo sea un aporte para ello.


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