Instrumentos para la evaluación del deterioro cognitivo
Ante signos de deterioro cognitivo es importante acudir a profesionales especializados. En caso de que tengan que ver con el estrés, sean consecuencia de la medicación o de algún otro elemento transitorio podremos poner en marcha una intervención y rebajar el nivel de alerta.
En cualquier otro caso, la intervención también comenzará antes y podremos poner los medios para que ese deterioro avance lo más lentamente posible. Así, en uno u otro caso, saber qué pasa es fundamental, de ahí que la consulta sea la primera medida que tengamos que tomar.
Unos de los primeros profesionales que atiende a una persona con signos de deterioro cognitivo es el médico de cabecera. Este, en un primer momento, al atender la demanda de los usuarios realiza una anamnesis. Dicho de otra forma, “interroga” al usuario y a sus acompañantes para conocer la sintomatología que presenta. Durante esta entrevista, el médico recoge de manera sistemática los datos que le permitan elaborar una patografía de su paciente (Redondo, V. 2017).
El objetivo último de este primer examen es realizar una hipótesis diagnóstica. Por lo tanto, esto lo consigue reflejando:
- Datos personales/Filiación.
- Motivo de consulta.
- Antecedentes personales.
- Antecedentes familiares.
- Síntomas más relevantes del paciente.
Criterios diagnósticos para la evaluación del deterioro cognitivo
Antes de nada, es importante conocer qué criterios se siguen a la hora de diagnosticar deterioro cognitivo.
Criterios diagnósticos del DCL (Petersen et al., 1999)
A la hora de evaluar un posible deterioro cognitivo ligero nos fijamos en:
- Pérdida de memoria, referida por el paciente o por un informador fiable.
- Facultad de memoria inferior o por debajo de la media para su edad.
- Cognición general normal.
- Normalidad en las actividades de la vida diaria.
- Ausencia de criterios diagnósticos de demencia.
Criterios diagnósticos del trastorno neurocognitivo menor (según el DSM-V)
A la hora de diagnosticar un trastorno neurocognitivo menor nos fijamos en:
- Evidencia de un declive cognitivo modesto desde un nivel previo de mayor desempeño en uno o más
de uno de los dominios cognitivos. - Los déficits cognitivos son insuficientes para interferir con la independencia, pudiendo ser preciso esforzarse más, utilizar estrategias compensatorias o hacer una acomodación para mantener la independencia.
- Esos déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto de un delirium.
- Los déficits cognitivos no son atribuibles de forma primaria a la presencia de otros trastornos mentales.
Una vez el profesional de atención primaria ha tenido en cuenta los criterios expuestos anteriormente y ha podido concluir un diagnóstico, derivaría al paciente a los servicios especializados que crea conveniente. Algunos de los profesionales que colaboran en la evaluación del deterioro cognitivo son:
- Neurólogo.
- Psicólogo.
- Psiquiatra.
- Neuropsicólogo.
- Fisioterapeuta.
- Terapeutas ocupacionales.
- Trabajadores y educadores sociales.
Es importante destacar que todos los profesionales implicados en el diagnóstico trabajan para conseguir la evaluación del deterioro cognitivo. Para ello, tienen a su disposición instrumentos y herramientas que les ayudan a lograrlo.
“Cuando recordar no pueda, ¿dónde mi recuerdo irá? Una cosa es el recuerdo y otra cosa es recordar”.
-Antonio Machado-
Instrumentos para la evaluación del deterioro cognitivo
Algunas de las pruebas más importantes a la hora de evaluar el deterioro cognitivo son:
Pruebas de detección
- Mini-Mental State Examination: es un instrumento práctico de screening para detectar alteraciones cognitivas. Es una herramienta muy popular y de aplicación rápida. Para llevarlo a cabo es necesario conocer previamente edad y nivel de estudios del paciente. Este test es bastante completo para evaluar un posible deterioro cognitivo. Valora la orientación en las tres esferas, memoria a corto y largo plazo, atención, lenguaje, praxias…
- MEC de Lobo: esta herramienta es una adaptación española del MMSE citado anteriormente. Por consiguiente, evalúa prácticamente los mismos ítems,
- Test del Reloj: este test es muy utilizado para evaluar un posible deterioro cognitivo. La aplicación de esta prueba nos ofrece una información muy valiosa sobre la percepción visual, coordinación visomotora, capacidad visoconstructiva y de planificación y ejecución motora. Por todo esto, nos permite evaluar la actividad de diferentes funciones cognitivas.
- Test de los 7 minutos: aunque parezca una prueba rápida, este test nos da información sobre la orientación temporal, nos permite conocer el estado de la memoria a corto y largo plazo y la habilidad de la denominación entre otras. (Ayuso, et al. 2007). Este test, además, ha demostrado su utilidad en la detección de enfermedad de Alzheimer entre sujetos con quejas de memoria.
- Prueba cognitiva de Leganés: Esta prueba está indicada para personas con un nivel de estudios bajo. Con la aplicación de esta herramienta se evalúa la memoria y la orientación del paciente. Está diseñada para minimizar el efecto del bagaje cultural en la información que nos aporta.
Pruebas para la exploración neuropsicológica
- Test de memoria de dibujos de la batería CERAD: gracias a la aplicación de este test podemos evaluar la capacidad de aprendizaje del usuario. Así como la memoria a corto y largo plazo. Es recomendable aplicar este instrumento a personas a las que, al aplicarle otras pruebas de cribaje, han obtenido resultados dudosos.
- Test de Wisconsin: Por otro lado, con la realización de esta prueba podemos medir algunas funciones ejecutivas. Algunas de esas funciones son: flexibilidad ante el cambio de tarea, formación de categorías, pensamiento abstracto, solución de problemas, etc.
- Go/ No go: según Buller (2010) al igual que la prueba anterior, nos permite determinar el grado de afectación de las posibles lesiones en el lóbulo frontal. Por consiguiente, con este test medimos la conceptualización, la flexibilidad mental, la autonomía y el control inhibitorio, entre otras.
- CAMCOG de CAMDEX: esta prueba, además de permitirnos diagnosticar y evaluar demencias, también sirve para valorar posibles cuadros de depresión, delirium y estados paranoides (Contador, 2017).
En definitiva, aunque existen multitud de pruebas para evaluar un posible deterioro cognitivo e, incluso, una probable demencia, es muy importante que las valoraciones las lleven a cabo profesionales debidamente formados.
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