¿La psicología es una ciencia?
Aquellos que nos dedicamos a la disciplina de la Psicología en muchas ocasiones hemos escuchado frases que ponen en duda que la psicología es una ciencia debido a su subjetividad o incluso, expresiones tale como “yo tengo mucha psicología, veo a una persona y se cómo es”. Afirmaciones como estas nos muestran la gran confusión que existe en relación a esta disciplina. Esto deriva en que el grueso de la población desconoce qué supone estudiar psicología.
Para comprender que la psicología es una ciencia, antes de nada es necesario saber qué es una ciencia, ya que existe mucha confusión sobre esta tema. Se cree que la ciencia es portadora indiscutible de la verdad, ya que observa la realidad y la describe. Pero reducirla a esta definición puede llevar a múltiples errores. Profundicemos.
¿Qué es una ciencia?
Una ciencia es una rama del saber que busca describir, explicar, prever y modificar algún dominio de la realidad. En el caso de la psicología se trata del comportamiento y los procesos cognitivos humanos. La ciencia tiene un objetivo pragmático, busca entender ciertos eventos para poder usarlos a su favor. Para realizar todo esto, emplea una metodología propia denominada método científico.
El método científico es una estrategia hipotético-deductiva para extraer conclusiones y certezas sobre el objetivo del estudio. Este se compone de una serie de pasos que explico a continuación:
- Planteamiento del problema. Es la primera parte del método. Consiste en la búsqueda de un problema del que se desconoce la razón de su ocurrencia. Un ejemplo de ello puede ser preguntarse, ¿por qué las cosas caen hacia el suelo? o ¿cómo se produce el aprendizaje en el ser humano? Estas dos preguntas son muy genéricas, en ciencia se trabaja a un nivel mucho más específico, pero están bien para entender qué supone buscar un problema.
- Elaboración de hipótesis. A través de la observación, la deducción y revisión bibliográfica, podemos elaborar una serie de hipótesis. Esto consiste en teorizar acerca de cómo ocurre el problema planteado. Las hipótesis no son ciertas ni falsas, son posibilidades dispuestas a falsarse.
- Realización del experimento. Una vez que tenemos las hipótesis, el siguiente paso es atacarlas para desmentirlas. Se debe diseñar un experimento en el cual se puedan falsar las hipótesis anteriormente expuestas. Este experimento puede realizarse de muchas formas, como encuestas, observación directa, manipulación experimental, etc.
- Análisis de los datos. Después de realizar el experimento se procede al análisis estadístico de los datos. Si este nos muestra que las hipótesis son erróneas, estas se descartan. Pero si en cambio no hemos podido desmentirlas se dan por contrastadas. Es importante entender que nunca se puede confirmar una hipótesis, ya que no podemos acceder a todos los datos y siempre hablamos en términos de probabilidad. El término “contrastado” solo nos indica que de momento no hemos podido desmentirla.
- Comunicación de los resultados. Es la parte más importante del método científico, no tendría sentido descubrir algo si no lo compartimos. Al comunicar los resultados estamos ampliando el conocimiento de la ciencia y esto permite que aparezcan nuevos problemas que resolver para ir avanzando. Además, al compartir un experimento se permite que los demás investigadores puedan replicarlo y descubrir más evidencia acerca de esas hipótesis.
El aspecto clave de este proceso es entender que la ciencia funciona atacando sus propias hipótesis. Es una forma de reducir el error y evitar afirmar dogmas inamovibles. Al dejar siempre en duda las hipótesis contrastadas, la ciencia está en continua comprobación. Gracias a esto tenemos un método dinámico que se va adaptando a los nuevos datos que aparecen.
Otro tema importante, es la distinción que algunas personas hacen entre “ciencias duras” y “ciencias blandas”. Se llama “ciencias duras” a la biología, física o química, que son aquellas ciencias que parecen más objetivas y fácilmente observables, pero es un error pensar así. Por ejemplo, al igual que en física se infiere que existe la gravedad a través de sucesos observables, en psicología hacemos lo mismo con la ansiedad, la emoción o los procesos de aprendizaje. Incluso hoy en día se conoce que la ley clásica de la gravedad era errónea. La ciencia no consiste en decir lo que ocurre, sino por qué ocurre. Y para hacer esto las “ciencias blandas” y las “duras” utilizan el mismo método.
La psicología intuitiva y la psicología científica
Todos nosotros generamos teorías intuitivas de cómo es el mundo que nos rodea. Esto nos ayuda a mantener el control y prever lo que va a suceder. Por lo tanto, tenemos una psicología intuitiva que nos indica cómo creemos que se comportan los demás y por qué lo hacen así. Sin embargo, sería un grave error pensar que esas creencias son acertadas.
Esta psicología intuitiva se basa en atajos mentales formados por experiencias anteriores. Según nuestra educación, experiencias e historia personal tendremos una forma u otra de ver lo que sucede a nuestro alrededor. Estos juicios son totalmente subjetivos y no siguen ninguna rigurosidad científica, por lo tanto forman parte de nuestra vida pero no tienen nada que ver con la disciplina científica de la psicología.
La psicología científica es totalmente opuesta a esta psicología intuitiva. En ella no se acude a creencias o juicios de valor a la hora de explicar la conducta humana, sino que se utiliza el método científico junto a la experimentación para recolectar datos objetivos y poder interpretarlos. Como resultados de las diversas investigaciones llevadas a cabo nacen constructos psicológicos respaldados con múltiples datos empíricos.
Un aspecto clave a entender, y que facilita la comprensión de que la psicología es una ciencia, es saber la diferencia entre opinión e interpretación. Cuando hablamos de opinión nos referimos a las creencias que tenemos debido a nuestra experiencia sobre un aspecto de la realidad. Por ejemplo, podemos opinar que el ser humano es bueno y es la sociedad quien lo corrompe porque nuestras vivencias van acorde a ello.
Ahora bien, la interpretación es algo muy distinto: consiste en analizar, descifrar y explicar un evento a través de unos datos obtenidos científicamente. Si seguimos con el ejemplo anterior, si los datos nos muestran que el ser humano no es bueno ni malo, tendremos que interpretarlos desde una perspectiva distinta que integre toda la información.
La psicología científica no es cuestión de opiniones, no se puede discutir en los mismos términos que la psicología intuitiva. Esta primera se basa en la interpretación de la evidencia obtenida, y por lo tanto su debate se debe dar entre las distintas maneras de otorgar significados a las informaciones obtenidas. Es decir, la única forma de rebatir los resultados de una investigación científica en psicología es con datos objetivos que los refuten. De ahí que la psicología científica encaje con la afirmación de que la psicología es una ciencia.
Para comprender que la psicología es una ciencia hay que diferenciar entre psicología intuitiva y psicología científica.
¿Por qué se cree que la psicología no es una ciencia?
Hemos visto que la psicología utiliza los mismos métodos y tiene tanto la misma validez como fiabilidad que el resto de ciencias. Pero entonces, ¿por qué hay tantas dudas sobre si la psicología es una ciencia o no? A continuación vamos a examinar tres motivos que creo que son los principales para que esto ocurra.
El primero de ellos es la gran confusión que existe sobre el concepto de ciencia. La mayoría de la población tiene en mente una definición muy poco ajustada. Esto, junto al desconocimiento de los instrumentos que se utilizan para medir el comportamiento y los procesos mentales, deriva en una categorización de la psicología como subjetiva y poco científica.
El segundo motivo son las prácticas pseudocientíficas que se derivan de la psicología. Por desgracia, alrededor de esta disciplina se encuentran muchas personas que utilizan el término “psicología” para referirse a prácticas que no utilizan el método científico. Esto hace que el grueso de la población relacione equivocadamente la pseudociencia a la psicología, aunque en realidad no tengan nada que ver. Un ejemplo son prácticas como el coaching, la PNL o algunas partes del psicoanálisis.
Y por último, una razón para explicar esa resistencia que existe a la hora de asumir las evidencias de la psicología, es que puede ser debido a que esta implica directamente al ser humano. En física, química o en otras ciencias, los resultados apenas “molestan” a las personas y estos se aceptan sin problemas. Pero cuando hablamos de cómo es el ser humano la situación es distinta, ya que si los resultados van en contra de las creencias intuitivas, rápidamente se intenta solventar ese conflicto cognitivo porque es más sencillo ignorar la evidencia expuesta, que reestructurar las creencias acerca de él.
La confusión sobre el concepto de ciencia junto a las practicas pseudocientíficas que se derivan de la psicología y la implicación del ser humano como objeto de estudio son los motivos más importantes que generan el debate sobre si la psicología es una ciencia.
Por tanto, ante la pregunta sobre si la psicología es una ciencia, la respuesta es un rotundo SÍ. No podemos caer en el error de frenar el avance científico poniendo obstáculos a esta disciplina tan importante para entendernos a nosotros mismos tanto a nivel individual como grupal.