Las 9 frases más interesantes de Slavoj Žižek

Las 9 frases más interesantes de Slavoj Žižek
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Edith Sánchez

Última actualización: 06 junio, 2019

Slavoj Žižek es un filósofo, psicoanalista y sociólogo esloveno que ha cobrado gran notoriedad en todo el mundo gracias a su perspectiva aguda y profunda de la realidad contemporánea. Utiliza un lenguaje fresco e ingenioso para explicar sus posturas, algo que le ha otorgado reconocimiento y prestigio en el “escaparate cultural”.

Los planteamientos de Žižek mezclan los principios  del materialismo dialéctico con el psicoanálisis lacaniano. Su intención es explicar la cultura popular actual. Denuncia las trampas ideológicas del poder y sus manifestaciones, buscando abrir conciencias hacia la comprensión de nuevas realidades. Además, lo hace con sencillez y sin perder el sentido del humor.

No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema”.

– Slavoj Žižek-

Uno de los aspectos más interesantes de Žižek es que se vale del cine  y de la literatura para desgranar sus planteamientos. En particular, acude con frecuencia a las películas de Alfred Hitchcock y David Lynch. Asimismo, cita a Shakespeare, a Kafka o a Lenin con gran naturalidad.

Žižek es un filósofo antisistema. Su pensamiento propone y promueve una actitud  de resistencia frente al consumismo y a los desafueros del mercado. También es un declarado enemigo de los fundamentalismos políticos y religiosos. Algunos lo catalogan como anarquista, pero en realidad es sobre todo un crítico ácido de los tiempos actuales. Estas son algunas de sus afirmaciones más interesantes.

Una vida desprovista de sustancia

Parecería que ahora se promueven unas formas de existir que “no toquen” a la vida, como lo señala esta extraordinaria reflexión: “Parece como si en todos los niveles viviéramos, cada vez más, una vida desprovista de sustancia. Se consume cerveza  sin alcohol, carne sin grasa, café sin cafeína, y, eventualmente, sexo virtual… sin sexo”.

En ese texto Žižek describe muy bien esa postura actual de rechazo a todo “lo negativo”, como si cada realidad no entrañara beneficios y daños. Absolutamente todo implica una pérdida y una ganancia, hasta esas posturas asépticas. En este sentido, el querer ponerse al margen de “lo malo” no es más que una paranoia infantil.

pareja representando la filosofía de Slavoj Žižek

No cambiar las personas, sino los sistemas

Para Žižek el individuo está determinado en gran medida por su entorno. Al punto que le resulta difícil reconocer si su pensamiento y actuaciones nacen de él mismo o son fruto de la influencia estructural. Al respecto señala: “No puedes cambiar a las personas, pero puedes cambiar el sistema para que las personas no sean empujadas a hacer ciertas cosas”.

La afirmación se orienta a puntualizar que muchas de las conductas son inducidas por el sistema de relaciones, de valores y de creencias en los que se desenvuelve un individuo. De este modo, para inducir ciertos cambios personales, también hay que transformar el contexto.

No actuar es dejar que actúen

El poder opera de diferentes formas sobre las personas. Es el mismo poder el que induce una actitud de pasividad o indiferencia en algunos seres humanos. Así queda plasmado en esta frase: “El hecho de no hacer nada no está vacío, tiene un significado: decir sí a las relaciones existentes de dominación”.

Slavoj Žižek

Esto puede aplicarse tanto a situaciones cotidianas como a grandes hechos sociales. El no actuar, el no intervenir activamente, es una forma de aceptar las condiciones dominantes. Y tales condiciones son impuestas desde el poder, en función de perpetuarse.

Lo mismo cabe decir para la vida individual privada. Quien se mantiene en estado de pasividad está obedeciendo a un mandato familiar o del círculo íntimo. Es la manifestación del totalitarismo en la vida privada. Quien siente que no tiene nada por hacer, aunque no se dé cuenta, está obedeciendo a otro.

El amor, una desgracia

Žižek se aparta de la visión romántica del amor. Por el contrario, le da a este un papel desgarrador: “El amor se experimenta como una gran desgracia, un parásito monstruoso, un estado de emergencia permanente que arruina los pequeños placeres”.

Esta afirmación no es un rechazo al amor, ni un llamado a no experimentarlo. Más bien se trata de una denuncia. El amor por un lado da plenitud. Pero por otro lado también quiebra, rompe interiormente al individuo. Esto no es negativo, sino simplemente connatural al ser humano.

Fracasar siempre mejor

Žižek llama a no tener miedo de fracasar en los intentos. Quizás el peor fracaso es no intentarlo, como queda plasmado en esta frase: “Tras fracasar es posible seguir adelante y fracasar mejor; en cambio, la indiferencia nos hunde cada vez más en el cenagal del ser estúpido”.

El intento, aunque sea fallido, siempre permite mejorar. Se aprende, se crece. En cambio, si se cae en una posición pasiva e indiferente, ocurre lo contrario. Aparece la decadencia, el descenso, el total estancamiento. La pasividad equivale a la muerte de la conciencia.

hombre sobre una cuerda representando la filosofía de Slavoj Žižek

Sistemas globales de pensamiento

La historia ha estado dominada por los grandes sistemas de pensamiento, que se han visto a sí mismos como universales. Ahora estamos en un tiempo diferente, como queda plasmado aquí: “Tampoco en el ámbito de la política debemos aspirar ya a sistemas que lo expliquen todo y a proyectos de emancipación mundial; la imposición violenta de grandes soluciones debe dar paso a formas de intervención y resistencia específicas”.

Los sistemas de pensamiento con pretensiones de universalidad han pasado por encima muchas particularidades. De hecho, se han impuesto en muchas ocasiones de manera violenta. Ahora es momento de buscar lo que nos diferencia, no lo que nos vuelve uniformes.

La competición y la comparación

Este maravilloso texto de Žižek denuncia una realidad de palpable actualidad: “Estamos atrapados en una competición malsana, una red absurda de comparaciones con los demás. No prestamos suficiente atención a lo que nos hace sentir bien porque estamos obsesionados midiendo si tenemos más o menos placer que el resto”.

Estamos en una época en la que más que nunca nos hemos sometido a la aprobación o a la sanción social. Muchos definen sus acciones y valoraciones en función de la comparación con los otros.

En ese caso, el punto no es encontrar lo que les gratifica personalmente, sino medir si esa gratificación es superior o inferior a la de los demás. Lo que produce felicidad es superar a otros, más que experimentar un sentimiento de realización propio y personal.

gente mirando al cielo representando la filosofía de Slavoj Žižek

El papel de la filosofía

Actualmente la filosofía no es un saber orientado a revelar grandes verdades. A los ojos de Žižek, su papel es más el de cuestionar y abrir las “verdades absolutas”. Así queda plasmado en esta frase: “La filosofía no encuentra soluciones, sino que plantea preguntas. Su tarea principal es corregir las preguntas”.

En una época en la que predomina la incertidumbre, la filosofía aporta más preguntando que respondiendo. Los interrogantes profundos y certeros nos aproximan a respuestas más precisas. En este sentido, quizás no hemos encontrado las preguntas adecuadas. Este es precisamente el objetivo al que debe apuntar la filosofía.

No a los profetas, sí a los líderes

Los agentes de “verdades reveladas” hacen mucho más daño que bien. Inducen a sostener ideas absolutistas o totalitarias que solo conducen a nuevas formas de esclavitud. Por eso Žižek señala: “No necesitamos profetas, sino líderes que nos animen a usar la libertad”.

Slavoj Žižek

El papel del líder contemporáneo es ayudarle a otros a que puedan definir libremente su camino, no a que sigan ciegamente los planteamientos de un hombre, o de un grupo. Un auténtico líder anima la autonomía de aquellos a quienes guía. Promueve que cada quien sea líder de sí mismo.

Žižek es uno de los grandes pensadores de nuestros tiempos. Sus reflexiones contribuyen a entender un mundo que se ha vuelto demasiado complejo y que por momentos parece errático. Sin duda, constituye una fuente de consulta obligada para todo aquel que busque calibrar su brújula de la época que nos tocó vivir.

 


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