Mahsa Amini, la joven que murió por no llevar bien el velo

Mahsa Amini tenía 22 años cuando fue detenida por "la policía de la moral" iraní. Llevaba mal colocado su hiyab, decían. Ese mismo día entró en coma por los golpes recibidos, falleciendo finalmente el 16 de septiembre. Las protestas no han dejado de sucederse.
Mahsa Amini, la joven que murió por no llevar bien el velo
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 06 octubre, 2022

Mahsa Amini tenía 22 años y era de una provincia kurda en el oeste de Irán. El 14 de septiembre viajaba junto a su familia rumbo a Teherán, cuando, de pronto, fue detenida por la “agencia de seguridad moral” del régimen. ¿La razón? Los policías alegaron que llevaba mal puesto el velo y que, además, vestía unos pantalones demasiado apretados. La golpearon contra el vehículo policial y después se la llevaron.

Iban a conducirla a “clases de reeducación islámica”, dijeron que era un trámite obligatorio para aquellos que, según el estado, se desvían demasiado de las normas morales establecidas. Dos días después falleció en un hospital por las agresiones recibidas. Aunque eso sí, las autoridades alegaron que Mahsa tenía enfermedades previas, como epilepsia, diabetes y un tumor en la cabeza del que fue operada cuando era niña.

Sus padres niegan esa información e insisten en las evidencias: su hija estaba sana y fue cruelmente asesinada a golpes por el régimen iraní. Tras esta trágica historia, una parte de la población no ha dudado en salir a las calles. Miles de personas de todos los estratos sociales se están manifestando por la discriminación contra las mujeres, por el uso obligatorio del hiyab y la falta de derechos sociales.

Desde el día del fallecimiento de Mahsa Amini se han llevado a cabo manifestaciones cerca de 40 ciudades iraníes, incluida su capital, Teherán.

Miles de mujeres se han cortado el cabello de manera pública para protestar contra la muerte de Masha Amini y la represión contra la mujer.

Mahsa Amini, símbolo de un despertar

Mahsa Amini no era una opositora, nunca se la escuchó hablar en contra del régimen ni jamás acudió a una manifestación. Su única fatalidad fue la de encontrarse de manera casual con la policía de la moral y atraer su atención. Este cuerpo de seguridad vigila a su población de manera encubierta, “velando” que determinados códigos de vestimenta y de conducta se cumplan.

Este régimen policial tiene la mirada puesta, casi en exclusiva, en las mujeres. Así, y aunque se supone que solo tienen autoridad para hacer amonestaciones, pero no arrestos, esta norma nunca se cumple. Pueden llevarse a la fuerza a quien deseen. Esto es lo que sucedió con Mahsa Amini, a quien su familia nunca volvió a ver con vida tras dicha detención.

A veces, se necesita un detonante puntual para que una sociedad despierte y se escuche su voz. Esto es lo que ha sucedido en Irán. El régimen de este país no es compatible con nuestro siglo XXI, la muerte de esta joven ha levantado a todo un pueblo pidiendo justicia y, sobre todo, cambios. Claman el establecimiento de los derechos humanos y civiles y la abolición de un régimen religioso teocrático.

El crimen contra Mahsa Amini no es algo puntual ni esporádico. Es la última atrocidad de tantas muchas, la última muestra que nos revela una vez más el problema sistémico de la brutal represión contra las mujeres que impera en Irán.

Las protestas que piden un cambio en un país dormido

Muchos afirman que el levantamiento popular que se vive en Irán estos últimos días revela el despertar de un movimiento feminista. Sin embargo, aún no excluyendo este hecho, va mucho más allá. Los manifestantes exigen el fin de la violencia y la discriminación contra las mujeres. Pero claman, también, un cambio social radical que respete los derechos y libertades de toda persona. 

Irán no es una democracia, sino un estado dirigido por teólogos islamistas. La política de persecución y detención forzada es una constante, hay represión contra las minorías étnicas y el ministerio de inteligencia tiene autoridad para vigilar las actividades e ideologías de sus ciudadanos. En los últimos días, por ejemplo, la guardia revolucionaria ha bombardeado campamentos de militantes kurdos por protestar contra la muerte de Mahsa Amini. Además, se ha empezado a restringir internet.

A día de hoy se desconoce cuántas personas han perdido la vida en las protestas que, desde el día 16, empezaron a llenar las ciudades del país persa. Se estima que son más de 35. Mientras, miles de mujeres han aparecido cortando su cabello de manera pública en protesta por la represión sufrida.

TikTok e Instagram son los canales desde los que mostrar la indignación sentida, pero en los últimos días, el acceso a estas redes se ha limitado.

En las manifestaciones, miles de hombres y mujeres han coreado cánticos contra el régimen iraní y a favor de los derechos de la mujer. Ellas han desafiado incluso de manera pública el código de vestimenta del país.

gente protestando contra la muerte de Mahsa Amini
A raíz de la revolución iraní en 1979, se implantó la ley de que las mujeres se cubrieran la cabeza con un pañuelo y vistieran ropa holgada en público.

La salud mental de las mujeres en Irán

La muerte de Mahsa Amini es la última atrocidad cometida por un estado represivo y violento. Es el detonante que ha hecho que una parte de su sociedad desee salir a las calles, protestar y clamar un cambio. Sin embargo, es muy probable que dentro de unos días las revueltas se escampen, pierdan fuerza y lentamente desaparezcan. Todo quedará en un eco lejano.

Mientras, la vida de sus ciudadanos seguirá la misma tónica, con el mismo miedo y la misma contención. Por otro lado, merece la pena hacer una pequeña mención a la salud mental de las mujeres. En Irán, tal y como nos revela un estudio de la Universidad de Ciencias del Bienestar Social y Rehabilitación de Teherán, el bienestar psicológico está del todo desatendido.

Las mujeres padecen una gran vulnerabilidad mental debido a la represión, los matrimonios forzados y la falta de derechos y libertades. Muchas de ellas confían más en la religión que en los servicios médicos para buscar consuelo emocional. El hecho de solicitar ayuda psicológica les genera angustia por miedo a ser señaladas o criticadas.

La represión contra la ciudad civil y, en especial contra las mujeres, es una constante desde hace ya más de cuatro décadas. Irán debe derogar todas las leyes y políticas que atentan contra las normas internacionales de los derechos humanos. Hasta que ese hecho no acontezca, seguirán apareciendo nuevas Mahsas y el miedo seguirá instalado en la atmósfera del mítico país persa.


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  • Mirabzadeh A, Forouzan AS, Mohammadi F, Dejman M, Baradaran Eftekhari M. How Iranian women conceptualize mental health: an explanatory model. Iran J Public Health. 2014 Mar;43(3):342-8. PMID: 25988094; PMCID: PMC4419172.

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