María Callas: biografía de una voz del Olimpo

No hay duda de que la voz de María Callas cambió la ópera; logró resucitar algunos papeles que nadie se atrevía a interpretar. Entre luces y sombras, la vida y el legado de María Callas todavía nos atrapa y envuelve en un halo de misterio cuasi divino.
María Callas: biografía de una voz del Olimpo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 21 febrero, 2019

María Callas fue una de las cantantes de ópera más conocidas del mundo. Durante los años cincuenta, se hizo famosa internacionalmente por su hermosa voz e intensa personalidad. Incluso en nuestros días, sus grabaciones cantando icónicas óperas siguen encandilando a los amantes del género.

La ópera es una de las formas de arte más complejas; combina la actuación, el canto, la música, el vestuario, el escenario y, a veces, el baile. Los compositores de ópera basan sus obras en historias muy trágicas de amor y muerte.

Más allá de la belleza de la obra, el peso de la ópera también recae en los cantantes. Deben invocar el enojo, la crueldad, la violencia, el miedo o la locura de la historia. Es decir, requiere un esfuerzo interpretativo enorme que, además, necesita de una voz capaz de transmitir infinidad de emociones. En este sentido, María Callas, conocida por sus legiones de admiradores como “la divina”, fue excepcional.

La fama de Callas derivó no solo de su voz única, sino también de su conmovedora capacidad de actuación. Su histrionismo se atribuyó, al menos en parte, a una vida plena de tormento y pasión.

Los inicios de “la divina”

María Callas nació en la ciudad de Nueva York en el año 1923. Su verdadero nombre era Anna Maria Sophia Cecilia Kalogheropoulos. Sus padres eran griegos y, cuando María tenía catorce años, se divorciaron; por lo que la joven María regresó a Grecia junto a su madre.

En Grecia, comenzó sus estudios de canto en el conservatorio nacional de Atenas. La conocida cantante de ópera Elvira de Hidalgo eligió a María como su estudiante.

Su carrera musical comenzó a una edad muy temprana. En 1941, cuando tenía diecisiete años, María Callas obtuvo su primer sueldo por protagonizar una gran ópera. Interpretó los papeles principales en varias óperas en Atenas durante los siguientes tres años.

A su regreso a Nueva York en 1945, continuó estudiando canto y para pagar sus estudios, se dedicó al cuidado de niños en la casa de una amiga de Toscanini, quien la eligió para trabajar en La Gioconda de Ponchielli en 1947. Esta obra se representaría en la Arena de Verona en Italia y, a partir de esta actuación, nacería el mito. Así, la invitación para actuar en Italia supuso el verdadero comienzo de su carrera profesional.

María Callas: el apogeo de la diva

En 1949, se casó con un industrial italiano, Giovanni Battista Meneghini. Su esposo, veinte años mayor, se convirtió en su gerente y consejero. En 1950, María Callas actuó por primera vez en la famosa casa de ópera La Scala de Milán, Italia. Lo hizo en el papel de Aida en la famosa ópera Aida del compositor italiano Giuseppe Verdi.

Posteriormente, Callas se ganó el amor y la admiración del público de Milán al interpretar a Norma del compositor italiano Vincenzo Bellini. En sus primeros veinte años, María Callas actuó en unas cuarenta óperas principales en los teatros de ópera más famosos del mundo.

Brindó su voz a papeles dramáticos de la talla de: Gioconda, Turandot, Brünnhilde e Isolde. Sin embargo, los papeles que realmente la llevaron a la cima serían personajes menos conocidos. Así, destacan: Norma y Amina de Bellini (La sonnambula) además de La Violetta de Verdi en La traviata.

“Solo existe un lenguaje para la música; lo mismo que en el amor. Se ama, se respeta y se honra”.

-María Callas-

Aunque el timbre de Callas no siempre era convencionalmente hermoso, poseía una musicalidad y expresión incomparables. Sus personajes cobraban vida con su habilidad para colorear su tono y hacer un uso perspicaz del texto.

A Callas se le atribuye el cambio de la historia de la ópera. A partir de ella, los directores artísticos ponen especial énfasis en la integridad musical y la verdad dramática.

María Callas logró transformar, para el gran público, las percepciones del repertorio del bel canto, especialmente, de obras de Bellini y Donizetti. Durante su carrera, María Callas resucitó algunas óperas que, durante décadas, habían permanecido en la oscuridad, pues no existían artistas capaces de hacerles justicia.

El declive de María Callas

A lo lardo de los años, María Callas tuvo problemas con su voz que la llevarían a cancelar algunas actuaciones. Los críticos descalificaron algunas de sus interpretaciones y, quizás, por este motivo, sus relaciones con los funcionarios de las principales compañías de ópera eran, a menudo, tensas. A pesar de que se escribieron infinidad de historias dañinas sobre su temperamento, muchas personas cercanas a ella las han negado.

María Callas conoció a Aristóteles Onassis en Estados Unidos en 1959; se separó de Meneghini menos de un año después. A partir de entonces se embarcó en una aventura atormentada de 10 años con el magnate naviero griego que llegaría a su fin cuando la dejó por Jackie Kennedy. Esta fue una de las relaciones más mediáticas de la historia, algo que no era tan habitual en la época; una historia llena de tormentos que copaba las portadas de la prensa más sensacionalista.

Callas sufrió más problemas con su voz y cantó cada vez menos. En 1965, cantó en la ópera Tosca del compositor italiano Giacomo Puccini. En esta ocasión, Callas interpretó a Floria, una cantante italiana. Era un papel que ella había cantado muchas veces, pero esta sería la última vez que aparecería en una ópera.

“Naces artista o no. Y sigues siendo un artista, querido, incluso si tu voz es menos como un fuego artificial. El artista siempre está ahí”

-María Callas-

Tres años después, Callas incursionó en la docencia a jóvenes cantantes de ópera. A principios de los años setenta, enseñó doce clases en la Juilliard School de Nueva York. Terrence McNally escribió una obra sobre María Callas y sus estudiantes de ópera llamada Master Class.

La divina vivió los últimos años de su vida en París, donde murió en 1977, a la edad de cincuenta y tres años. Las circunstancias de su muerte nunca llegaron a esclarecerse, todo parece apuntar a causas naturales, pero también hay indicios de suicido. La muerte de esta diva, como su vida, se entremezcla entre lo trágico y lo misterioso.

María Callas sonriendo

Su legado inmortalizado

María Callas influyó en la ópera más que cualquier otra cantante del siglo XX. La crítica y los estudiosos del género no han dudado de su increíble legado; Callas logró alcanzar una comprensión más profunda de la ópera tradicional italiana. Su hermosa voz y su intenso sentimiento aumentaron el impacto de toda ópera que interpretó.

Las personas que escucharon cantar a María Callas dicen que jamás podrán olvidar esta experiencia. Cuando ella no se encontraba cantando en temporada de óperas, hacía grabaciones que han llegado hasta nuestros días. Así podemos acercarnos -en la medida de lo posible- a la experiencia que supuso escuchar la voz de Callas.

Su voz se mantiene inmortalizada en las muchas grabaciones que su público atesora. Algunos expertos dicen que María Callas es tan popular en la actualidad como cuando actuaba en escenarios de todo el mundo.


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  • Gelli, P. (1996) Dizionario dell’opera. Milan: Baldini & Castoldi.

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