Mi pareja no me desea, ¿es el fin?

Mi pareja no me desea. Ahora, ¿esto significa que la relación está rota? En este artículo descubriremos las posibles soluciones ante problemas frecuentes que suelen provocar esa falta de deseo sexual.
Mi pareja no me desea, ¿es el fin?
Sergio De Dios González

Revisado y aprobado por el psicólogo Sergio De Dios González.

Última actualización: 10 noviembre, 2023

Las relaciones sexuales son una parte importante en la vida de muchas parejas. Un momento de intimidad y conexión que les permite sentirse plenas. No obstante, todos somos conscientes de que esa efervescencia de emociones y sentimientos que se sienten al principio de la relación se asientan, ganan otros matices, a medida que pasan los años. Pero ¿qué ocurre si mi pareja no me desea?

La falta de deseo en una relación suele ser un problema grave. Sin embargo, como bien indica el psicoterapeuta Xavier Serrano Hortelano en una conferencia que dio en el año 2003 «aun cuando se haya perdido el deseo, puede seguir habiendo bienestar, comunicación, complicidad, desarrollo y crecimiento común». Las dificultades surgen cuando esto no es así.

Xavier Serrano Hortelano deja un mensaje alentador si nos encontramos dándole vueltas a cuestiones como «¿por qué mi pareja no me desea?» y es que considera que la ausencia de deseo no es una circunstancia que precipita necesariamente la ruptura.

A continuación, descubriremos por qué, pues la falta de deseo sexual puede solucionarse, aunque en un primer momento esta carencia nos parezca el principio del fin.

Mujer preocupada por cargo de conciencia con su pareja

¿Por qué mi pareja no me desea?

Existen múltiples razones por las que podemos empezar a preocuparnos por la falta de deseo de nuestra pareja. Cada una de ellas requerirá de soluciones distintas; por otro lado, cada una de estas estrategias de afrontamiento tendrá un grado de dificultad y demandará otro de esfuerzo. Así, vamos a ver diferentes escenarios que pueden causar esa falta de deseo por parte de nuestra pareja y las posibles vías para su resolución.

Infidelidad

Según el periódico La Razón, que recopiló datos sobre un estudio que realizó un portal de citas, la falta de sexo «es una de las razones por las que alguien podría plantearse una relación extramatrimonial». Tomar esta decisión, en lugar de resolver el problema, solo produce que el problema adquiera complejidad. Tener otras relaciones favorece a que se pierda el interés por la pareja.

¿Qué se podría hacer en estos casos? Para empezar, el paso inicial es la terapia de pareja. Muchas personas pueden volver a confiar en la otra persona. Para pertenecer a este grupo, si queremos salvar la relación, entrar en un contexto de terapia puede ayudarnos mucho. Pensemos que en este entorno, de alguna manera, la comunicación, en cuanto a maneras y formas, quedará protegida.

Problemas en la pareja

Si discuten demasiado o hay distancia emocional o problemas por celos o infidelidades, es normal que el deseo y la atracción sexual se reduzcan y que las ganas de hacer el amor desparezcan debido a las circunstancias actuales.

Disfunciones sexuales

La eyaculación precoz o el vaginismo, entre otras posibles disfunciones sexuales, pueden provocar que mi pareja no me desee. La incomodidad que se siente en las relaciones o el miedo hará que el sexo se espacie, cada vez más, en el tiempo.

Ante este tipo de situaciones es conveniente acudir al médico. Las causas por las que pueden aparecer las disfunciones sexuales son múltiples; por otro lado, las primeras que hay que descartar son las orgánicas, de ahí la recomendación de acudir a consulta.

También puede ocurrir que las disfunciones sexuales aparezcan en un momento puntual, causadas por agentes externos, como puede ser el alcohol. Sin embargo, una mala atribución de causalidad puede hacer que aparezca la ansiedad, produciendo un problema permanente en el tiempo donde no lo había. Todo esto puede resolverse con la ayuda de un médico y un sexólogo.



Aburrimiento y monotonía en la cama

Otro de los motivos por los que mi pareja no me desea puede ser debido al aburrimiento. Cuando llevamos muchos años con la misma persona, es fácil que en el sexo hayan aparecido las rutinas y desaparecido las sorpresas o los experimentos.

Así, en el terreno sexual, para que una relación funcione, hay que cuidarla. Es como añadir leña a una hoguera para que la llama siga encendida. En cuestión de las relaciones de pareja es lo mismo. Tener citas, añadir juguetes, probar nuevas posturas, otra forma de mantener relaciones (tantra, por ejemplo) puede ayudar.

Practicar siempre las mismas posturas sexuales y repetir lo mismo siempre termina matando el deseo de cualquiera. Por ello, es muy importante tener iniciativa y experimentar con cosas nuevas, además de descubrir nuevas formas de placer juntos.



Estrés y/o ansiedad

El estrés diario, las preocupaciones, y la ansiedad provocan alteraciones en las hormonas y, por ende, una serie de cambios físicos y psicológicos, que terminan afectando el grado de deseo sexual.

Así, cuando se acumula tensión y las situaciones nos superan, se produce un bloqueo general que termina afectando nuestra vida sexual. En este aspecto, el estrés suele favorecer la apatía y la inhibición del deseo.

Pareja dándose la espalda

Miedo a no satisfacer al otro

Puede ocurrir que una persona sienta miedo o preocupación por no llegar a satisfacer a su pareja en la cama, y esto puede llevarle a evitar o rechazar las relaciones sexuales.

¿Qué hacer si tu pareja no te desea sexualmente?

Como ya vimos, existen múltiples factores que pueden estar provocando la falta de deseo sexual en tu pareja. Aunque la solución dependa de las circunstancias, es importante conocer la mejor forma de abordar esta problemática con tu pareja.

Habla abiertamente

Esto es lo más importante. El primer paso es hablar con tu pareja sobre cualquier problema que te angustie o preocupe. Exprésale cómo te sientes y transmítele lo fundamental que es para ti llevar una vida sexual más activa. Asimismo, deja que él/ella te diga lo que siente y piensa con respecto a esta problemática. Procuren ser totalmente honestos, comprensivo y respetuosos.

Identifiquen los obstáculos y cómo solucionarlos

Los factores que pueden afectar el deseo sexual son diversos, por lo que debes averiguar cuál es la causa del problema y actuar en consecuencia.

Por ejemplo, si tu pareja está pasando por un momento difícil o está más estresada de lo normal, quizá lo mejor sería que lo comprendieras y trataras de ofrecerle tu apoyo para que se relaje y esté más tranquila. En el caso de que el problema sea físico, debes brindarle tu ayuda y programar una cita con el médico adecuado.

Revisad vuestras expectativas y creencias

En la sociedad existe una norma implícita en cuanto al sexo: es necesario en la pareja, cuanto más mejor, y su ausencia es sinónimo de problemas. Sin embargo, la sexualidad va descubriendo su naturaleza compleja y diversa con cada estudio sobre el tema, de forma que muchas personas descubren que su falta de deseo es algo totalmente aceptable en una pareja.

Por tanto, y si no hay una patología asociada a la falta de deseo, es el momento ideal para replantearse los propios valores al respecto. ¿Por qué ya no te desea tu pareja? ¿Significa eso que no te quiere? ¿Vuestro nivel de actividad sexual es compatible? Hay mucho en lo que pensar.

Busca ayuda profesional

En el caso de las afecciones físicas, lo ideal es que sean tratadas por un especialista adecuado. De igual manera, si la problemática tiene un origen psicológico, lo mejor es que busquen ayuda profesional. Pueden buscar ayuda con un sexólogo o terapeuta de pareja.

Si mi pareja no me desea, esto no es el fin

En todos los casos expuestos, y otros que se pueden dar, es conveniente ponernos en manos de un profesional para que nos ayude y nos guíe. No debe darnos vergüenza esto. Todo lo contrario. Es normal que con el tiempo el deseo disminuya. Los hijos, la falta de tiempo, el estrés, todo influye. Pero, hay soluciones.

Aunque en muchas ocasiones la falta de deseo pueda estar relacionada con el desamor, y esto sí implica una ruptura, existen otras situaciones en las que la relación puede seguir adelante. No obstante, es necesario que los dos miembros de la relación estén de acuerdo. Si uno no quiere esforzarse ni muestra interés por trabajar el plan marcado por el terapeuta, entonces, quizás, sí sea el fin.


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