¿Qué es la procrastinación?

¿Sabías que en América Latina alrededor del 61 % de las personas procrastinan en algún grado, y el 20% lo hace regularmente? Si quieres saber más sobre la procrastinación, ¡sigue leyendo!
¿Qué es la procrastinación?
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Sara Clemente

Última actualización: 12 septiembre, 2023

¿Cuántas veces tenemos algo importante que hacer y lo postergamos hasta tal punto que no lo llevamos a cabo? ¿Piensas que tu dejadez está justificada? ¿Crees que no tiene solución?

Quienes procrastinan con frecuencia piensan que hacerlo es algo inofensivo y se justifican, en muchas ocasiones, afirmando que dejan todo para última hora porque trabajan mejor bajo presión. No obstante, lo cierto es que la procrastinación puede tener efectos negativos. En este artículo te explicaremos qué, cuáles son sus repercusiones y cómo combatirla.

¿Qué significa procrastinar?

En una publicación de Journal of education and health promotion, los expertos definen la procrastinación como el retraso intencional en iniciar, llevar a cabo o completar una tarea, que a menudo viene acompañado de una sensación de malestar subjetivo.

Imagina que tienes que hacer un informe para uno de tus mejores clientes. El jefe te está metiendo mucha prisa, porque de ello depende el cierre de un acuerdo muy importante. Lo más coherente es que trates de realizarlo cuanto antes. Pero la procrastinación te tienta a posponerlo. De hecho, haces antes un sinfín de pequeñas tareas, superfluas y aplazables, dejando para el final de semana el gran informe.

Otro ejemplo. Te han robado el bolso y dentro llevas, entre otros enseres, el DNI, el carnet de conducir y numerosas tarjetas de crédito. Normalmente, te urge ir a poner una denuncia, cancelar tus tarjetas de crédito y pedir hora para recuperar tus carnets. No hacer esto sería, además de una conducta algo negligente, una manera de procrastinar.

¿Cuál es su ciclo?

La procrastinación es un comportamiento complejo que a su vez tiene su propio ciclo. De acuerdo con el libro Cómo dejar de procrastinar de José Rodríguez, las fases que atraviesa una persona procrastinadora son las siguientes:

  1. Falsa seguridad: esta etapa se caracteriza por el exceso de confianza. El procrastinador percibe que tiene tiempo de sobra para comenzar, terminar y entregar la tarea pendiente. En consecuencia, se dedica a otras actividades más inmediatas y de su interés: ver una serie, leer un libro, hacer deporte.
  2. Pereza: en este momento la persona es consciente de que debe empezar el proyecto que tiene. Sin embargo, cuando se sienta a trabajar, le da pereza y comienza a realizar otras actividades de preparación como ir por algo de comer antes, revisar el correo, verificar redes sociales. Al final, estas pequeñas distracciones ocupan todo su tiempo
  3. Excusas: 0, en esta el individuo encuentra diferentes excusas para no iniciar el pendiente. Entonces, por ejemplo, observa que la casa está sucia y es más urgente hacer aseo o ir a mercar porque la despensa está vacía. También puede tomar como excusa la falta de cierta información que para él es fundamental para empezar y sin la cual es imposible trabajar. Así termina dejando todo para después.
  4. Negación: entre más se acerca la fecha de entrega, la persona desarrolla más excusas, no acepta su responsabilidad y niega que tiene el tiempo encima. Ante la presión, se tranquiliza diciéndose que tiene tiempo suficiente y que puede usar las horas de sueño nocturno para compensar el retraso. A pesar del estrés que siente, insiste en no cumplir con su deber.
  5. Crisis: en esta etapa es imposible ya negar la situación, el momento ha llegado y la persona debe hacer la entrega. Así que, se pone hacer lo que pueda con el tiempo que tiene y mientras progresa se hace promesas de que no volverá a dejar todo para último momento, que no volverá a caer en la trampa de hacer otros planes cuando tiene entregas por hacer. Al final, es posible que se sienta frustrado por haber realizado una entrega mediocre.
  6. Repetición: A pesar de las promesas de no volver a procrastinar, cuando recibe un nuevo proyecto, la procrastinación toma forma y el ciclo se reinicia.

Aunque es tentador aplazar tareas y dedicarse a actividades más agradables, es imprescindible no dejarse atrapar por este ciclo, ya que así se refuerza más la inclinación a postergar las responsabilidades.

Causas de la procrastinación

Un artículo publicado en Frontiers in psychology destaca que las causas de la procrastinación están determinadas por una variedad de factores personales y situacionales, incluyendo características de la tarea, rasgos de la personalidad y factores ambientales. Algunos ejemplos específicos incluyen: instrucciones poco claras, aversión a la tarea, falta de motivación, tentaciones, falta de incentivos e irresponsabilidad.

En el campo educativo, este fenómeno ha sido estudiado en profundidad por diversos investigadores. En un trabajo de investigación sobre cómo el entorno fomenta la procrastinación académica se registraron los siguientes factores asociados al acto de procrastinar:

  • Déficit en la autorregulación. Esto hace que a la persona le cueste mucho trabajar en condiciones poco estructuradas.
  • Plazos largos de entrega. Los autores del estudio citado señalan que «Es más probable que ocurra la procrastinación si el resultado de una actividad ofrece recompensas en un futuro lejano».
  • Sentimientos negativos en torno a la actividad académica que se debe realizar.
  • Exposición a estímulos distractores y agradables que operan como tentaciones.
  • Información insuficiente para estudiar.
  • Falta de habilidades de estudio. 
  • Poca posibilidad para desarrollar una autoeficacia adecuada. Los investigadores advierten que «Con una oportunidad limitada para desarrollar la autoeficacia en el entorno académico, aumenta la probabilidad de procrastinación».
  • Trabajo en quipo ineficaz.
  • Influencia social de los compañeros de estudio.

Otras causas de la procrastinación son la fatiga, la baja autoestima, la falta de conocimientos en un tema, los intereses personales (actividades divertidas, pasatiempos). De igual modo, se ha notado que el tipo de tarea ejerce una influencia considerable, por ejemplo, aquellas que son repetitivas, aburridas, inútiles e innecesarias fomentan los aplazamientos deliberados.



La procrastinación y el cerebro

«La procrastinación podría provenir de un sesgo cognitivo que haría que hacer una tarea más tarde (en comparación con ahora) parezca mucho menos laborioso pero no menos gratificante»

Le Bouc y Pessiglione (2022)

Un equipo de investigadores de la Universidad de la Sorbona y del Instituto del Cerebro de París ha logrado avances significativos en la comprensión de los fundamentos neurológicos de la procrastinación.

El estudio fue realizado con 51 sujetos que realizaron varias pruebas mientras su actividad cerebral era monitoreada a través de resonancia magnética. Rafael Le Bouc y Mathias Pessiglione, autores del trabajo, le pidieron a los participantes que le atribuyeran un valor a diferentes recompensas, como pasteles y flores, y a diferentes esfuerzos, como memorizar un número o hacer flexiones.

Luego, se les solicitó que expresaran sus preferencias entre recibir una recompensa pequeña de inmediato o una recompensa más grande en el futuro, así como entre realizar un esfuerzo pequeño de inmediato o un esfuerzo más grande en el futuro.

Entre los diferentes resultados del estudio, se encontró que la corteza cingulada anterior está activa durante los la toma de decisiones al realizar el análisis costo-beneficio de los esfuerzos y recompensas asociados.

Además, se halló que la actividad en la corteza prefrontal ventromedial se relaciona de manera positiva con la recompensa descontada; la actividad en la ínsula anterior se asocia con el esfuerzo descontado. Por su parte, la actividad de la corteza prefrontal dorsomedial que se relaciona de forma negativa con la recompensa descontada, pero de manera positiva con el esfuerzo descontado.

De acuerdo con un comunicado de prensa del Instituto del Cerebro de París, cuanto más lejos está la fecha, menos costoso parece el esfuerzo y menos gratificante parece la recompensa. «La procrastinación podría estar específicamente relacionada con el impacto de la fecha límite en la evaluación de las tareas que requieren esfuerzo. Más precisamente, puede explicarse por la tendencia de nuestro cerebro a contar los costos más rápido que las recompensas», concluye Mathias Pessiglione.



Consecuencias de la procrastinación

Este comportamiento tiene el potencial de afectar diferentes ámbitos de la vida como el trabajo, la salud y la escuela. A pesar de que tiene un efecto perjudicial, no es una conducta poco frecuente. De hecho, según datos de un artículo de Behavioral Sciences, se estima que en América Latina cerca del 61 % de los individuos manifiestan algún grado de procrastinación, y el 20 % lo hace con frecuencia.

En el libro Procrastination, health, and well-being, diversos autores sostienen que la procrastinación tiene efectos negativos para la salud y el bienestar. Estas consecuencias se acrecientan cuando el acto de posponer y dejar todo para última hora se convierte en un hábito, es decir, en un patrón conductual crónico.

Por su parte, una revisión conceptual sobre la procrastinación y el estrés indica que aplazar los pendientes se relaciona con una baja autoestima, elevación del nivel de estrés, conductas de salud deficientes, uso de estrategias de afrontamiento poco adaptativas, mala calidad del sueño y un mayor número de enfermedades físicas.

Asimismo, este tipo de conductas puede impedir el éxito y afectar el estado de ánimo al aumentar la ansiedad, la depresión y la baja autoestima. Además, como señala los expertos en un artículo para Frontiers in psychology: «una persona con procrastinación es propensa a un desempeño deficiente, con calificaciones más bajas en los exámenes, promociones laborales más lentas y peor salud».

Estrategias para combatir la procrastinación

A continuación, te presentamos algunas estrategias sencillas para superar la procrastinación según Harvard Business Review:

  • Revierte los desencadenantes: reflexiona sobre qué es lo que hace que procrastines y procura revertir su efecto. Por ejemplo, si el proyecto que tienes que hacer es aburrido y no te gusta, intenta hacerlo de manera más divertida e incluye temas de tu agrado.
  • Actúa de acuerdo con tu resistencia: inicia con tareas sencillas y trabaja en intervalos cortos, según te lo permita tu resistencia. Luego, progresa poco a poco hacia tareas más complejas que necesiten de mayor tiempo.
  • Empieza por donde quieras: comienza por la tarea que te interesa más o la que consideres más fácil de realizar, aunque no sea la más relevante o urgente de hacer.
  • Evalúa los costos de posponer: escribe una lista de consecuencias negativas que te generará la postergación a corto y largo plazo. Por ejemplo, puedes incluir efectos a nivel de tu vida laboral, familiar, social, etc.
  • Deja de lado las distracciones: desconéctate del celular, de las redes sociales, las aplicaciones de mensajerías o los videojuegos. Esto te ayudará a no aplazar lo que tienes que hacer por estar distraido con los dispositivos tecnológicos.

Superar esta tendencia no es nada sencillo porque implica desaprender un hábito arragido que ha sido reforzado una y otra vez. No obstante, con las estrategias e intervenciones adecuadas, es posible superarla en favor de la productividad y el rendimiento.

Procrastinación positiva

Existen algunas teorías que hablan de procrastinación positiva para referirse a la buena intención que existe detrás de la actitud negativa de los procrastinadores. Es un planteamiento instrumental que aboga por la forma de actuar de las personas para obtener un beneficio. Por ejemplo, para evitar hacer tareas que resultan aburridas, tediosas o demasiado mecánicas.

En este sentido, para las personas que son muy perfeccionistas, la procrastinación puede ser incluso una virtud. Al no querer realizar algo con prisa y atropelladamente para que el resultado sea óptimo, deciden atrasar la tarea. Y no la empiezan hasta que no se aseguran de tener el tiempo suficiente para acabarla perfecta.

Otros autores hablan de la pereza productiva. La definen como aquella que motiva a las personas a buscar trucos, soluciones o atajos cognitivos para hacer una tarea con el mínimo esfuerzo.

Conclusión

Evadir la responsabilidad o refugiarse en tareas superfluas puede convertirte en un procrastinador crónico. Pon solución y trata de abandonar esta actitud. Aboga por solucionar los problemas o las tareas más complejas primero. ¡Verás cómo te sientes mejor contigo mismo!


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