¿Qué es y cómo prevenir el síndrome de compañero de piso?
¿A dónde se va la pasión, la intimidad y la complicidad cuando el amor se desgasta? ¿Qué ha pasado para que, casi sin saber cómo, una pareja viva en una misma casa, pero el sexo desaparezca en esa ecuación relacional? Esto mismo es lo que se preguntan quienes derivan en lo conocido como «síndrome de compañero de piso».
Cuando el deseo queda obsoleto en una pareja y la sexualidad deja de conjugarse en ese lenguaje, todo pierde sentido en un vínculo afectivo. A pesar de ello, son muchos los que siguen adelante, compartiendo espacios físicos, pero no rincones emocionales. ¿Hay esperanza en estas situaciones? ¿Es posible hacer algo al respecto? Descúbrelo durante la lectura.
En el síndrome del compañero de piso la pareja mantiene un vínculo respetuoso y cordial; casi sin saber cómo, se convierten en buenos amigos, sin intimidad emocional y física.
Síndrome de compañero de piso: definición y características
¿Tu relación se volvió rutinaria y carente de chispa, ilusión y proyectos de futuro? ¿Siempre aparecen las frases «estoy cansado/a», «es que no me apetece ahora»? ¿Comparten hogar, pero ya no están presentes las caricias, los besos y la complicidad? Entonces, es probable que evidencies esta realidad que es bastante común, aunque no defina ninguna categoría clínica.
El síndrome de compañero de piso caracteriza a las parejas que vivien juntas a pesar de no existir intimidad sexoafectiva.
Son dos amigos bien avenidos que pagan una misma hipoteca, comparten labores del hogar, quizás la crianza de unos hijos y hasta el cuidado de mascotas. Pero la pasión se cuarteó o secó como la planta que ya no recibe agua. Enseguida desarrollamos otras particularidades que definen esta situación.
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1. La convivencia es buena
La principal característica del síndrome del compañero de piso es que son parejas sin sexo que se llevan bien. No hay conflictos que originen grandes desafectos, angustias y distancias. Existe un buen manejo de las responsabilidades y una armonía aceptable en la convivencia, la cual justifica el no tener que romper esa relación de forma inmediata.
Siguen las buenas conversaciones y hasta aficiones comunes. De algún modo, la pareja alarga esa circunstancia porque tiene la esperanza de que, en algún momento, el vínculo recupere la pasión perdida o desgastada.
Buena parte de las rupturas de pareja tienen como origen el peso de la rutina y la pérdida de la complicidad emocional.
2. El sexo ya no está presente
La sexualidad ya no está presente en esa conjunción relacional de la pareja. Y esto no es algo que se acepte con agrado, sino que se vive con tristeza y sin saber muy bien la razón por la que se llegó a ese punto. Puede darse el caso de que esa falta de libido iniciara en uno de los miembros, hasta que, poco a poco, la otra persona pierde el deseo y la iniciativa.
Entonces, ¿a qué se debe esa falta de interés en el sexo, la Universidad de Southampton realizó un estudio en la población británica sobre este fenómeno, en el que hombres y mujeres revelaron, entre otros aspectos, que el desinterés se debía a factores como no sentirse emocionalmente cercanos a sus parejas en las relaciones sexuales, por ejemplo.
Lo cierto es que en este tema no se puede hablar ni siquiera de diferencias de género, la desgana en el sexo debe abordarse siempre de una manera holística, porque entran diversas de variables.
3. La relación se sostiene por las responsabilidades en común
¿Por qué una pareja que no tiene intimidad sexoafectiva sigue con esa relación? El síndrome de compañero de piso se sustenta en la idea de que una relación puede continuar cuando hay buena convivencia y responsabilidades conjuntas. A veces, el coste de romper un vínculo es más elevado que el hecho de seguir con él, a pesar de no existir intimidad.
La pareja sigue adelante porque se ancla a la rutina del trabajo, del mantenimiento del hogar y de esas dinámicas cotidianas que llenan el tiempo, pero no el corazón.
4. La rutina asfixia, pero hay miedo a romper la relación
Trabajos como los reseñados en la revista Evolutionary Psychology destacan que el impacto de la ruptura puede ser muy difícil de manejar para ambas partes. Si las parejas que sufren el síndrome no dejan esa relación, es por miedo a la soledad y porque aún existe un componente afectivo.
La rutina es el principal enemigo de los vínculos pasivos de esa pareja sin sexo que termina en una amistad respetuosa, pero desprovista de ilusiones, pasiones y del idioma de lo físico.
5. En el síndrome del compañero de piso hay amor, pero está falto de cuidados
Una parte significativa de las relaciones de pareja se fragmenta por la desatención, por no saber cuidar del amor. Ese es el claro ejemplo del síndrome. En este caso, hay vínculos en los que aún navega la estima y la admiración, pero son lazos desatendidos de atenciones, vacíos de refuerzos y validaciones.
Queda, por tanto, una sensación de abandono latente que, aunque duele, se procura reprimir focalizándose en las rutinas y obligaciones cotidianas. El no pensar en exceso para no sufrir, hace que opten por aferrarse a los proyectos en común y no en la relación que les define y que se cae a pedazos.
6. Se evita hablar de lo que sucede
En el síndrome del compañero de piso hay una evidente falta de comunicación. La pareja sin sexo evita a toda costa hablar de esa ausencia de intimidad sexoafectiva y, en su lugar, recurre a las excusas. Se puede justificar con que esa situación es algo temporal y que, las cosas cambiarán en algún momento.
Sin embargo, si se evita profundizar en ese distanciamiento, es porque genera un elevado sufrimiento el tomar conciencia de cuánto se ha abandonado la atención del vínculo.
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Parejas sin sexo: ¿cómo abordar esta situación?
Cuando en una relación deja de estar presente la intimidad sexoafectiva y, a pesar de ello, sigues adelante, acabas escondiendo bajo la alfombra todos los problemas. No quieres verlos. Te da miedo afrontar esa situación por temor a perder del todo a tu pareja.
En estos casos, conviene preguntarse, en primer lugar, algo tan simple como: «¿Soy feliz en esta relación? ¿Es esto lo que quiero a largo plazo?» . Si la respuesta a estas cuestiones es no, reflexiona en las claves que deberías aplicar y que enseguida detallamos.
1. Hablar: qué necesitas tú, qué necesito yo
Frontiers in Psychology destaca en un artículo que la comunicación es el corazón o piedra angular de un vínculo afectivo. Es el motor que todo lo mueve y la competencia en la que todos deberían habilitarse.
En el caso de este síndrome, es recomendable sentarse con la pareja y, de manera empática, sensible y asertiva, hablar de lo que cada uno necesita. La sinceridad y ser capaces de dialogar sin proyectar culpas será el catalizador.
2. Trabajar el afecto y la comunicación emocional
El idioma emocional es la arteria que nutre una relación de pareja. Si deseas recuperar la intimidad sexoafectiva, es pertinente esforzarte en abordar los cuidados mutuos, las atenciones y los detalles cotidianos. Sin intencionalidad emocional y cuidados, sin un compromiso por atender las parcelas emocionales de una relación, será difícil volver a ser una pareja plena.
3. Vayan poco a poco, sin tener elevadas expectativas
Cuando piensas en recuperar la relación, es común tener las expectativas muy altas y desear cambios rápidos. Las parejas sin sexo no recuperan la pasión de un día para otro, es mejor involucrarse en una labor delicada, pausada y comprometida. Dejar que el cariño fluya para edificar de nuevo un deseo auténtico requiere tiempo.
Para vencer el síndrome de compañeros de piso hay que romper rutinas y recuperar el idioma del cuidado, las atenciones y los afectos día a día.
4. Cambiar la rutina, sorprender, improvisar
La rutina ahoga la pasión, al igual que las obligaciones laborales, tan poco propicias para que surja la magia de la improvisación entre dos. Que la meta sea desdibujar las rutinas en la medida de lo posible y sorprenderse mutuamente con citas repentinas, con viajes de última hora. La ilusión también se trabaja.
¿Cuándo pedir ayuda para afrontar el síndrome del compañero de piso?
En última instancia y si los avances que deseas no llegan, siempre será acertado solicitar la ayuda de un profesional. Ten presente que el fenómeno de las parejas sin sexo es algo muy frecuente y ello no debe generar reparo ni vergüenza a la hora de pedir apoyo.
Si hay amor y, sobre todo, la voluntad clara y comprometida por parte de ambos para trabajar en esa relación, será de gran utilidad la terapia de pareja. No desestimes dar el paso.
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