11 señales que indican si eres una persona hipocondríaca
Dicho de una manera sencilla, la hipocondría es el miedo o preocupación excesiva de padecer una enfermedad grave a partir de la interpretación personal y errónea de sensaciones corporales o síntomas. Una persona hipocondríaca cree tener una enfermedad ante la interpretación de cualquier síntoma.
Sin embargo, todos hemos sentido temor ante la posibilidad de estar enfermos o hemos pensado lo peor mientras esperábamos el resultado de una prueba médica en el hospital. Entonces, ¿cuáles serían los signos que determinan si una persona es o no hipocondríaca?
Me llaman hipocondríaco, ¿exageran?
Muchas personas tienen tendencia a interpretar todo aquello que les sucede, amplificando cualquier señal que perciben, en especial, si vienen de sus cuerpos. Esto se debe a la personalidad, estilos de crianza, experiencias vividas durante el desarrollo y las creencias y esquemas vitales de cada uno.
Cuando las interpretaciones giran en torno a la familia, los amigos o compañeros de trabajo causan preocupación, pero, normalmente, se resuelven pronto. Por otro lado, cuando aparecen asuntos de salud, los niveles de ansiedad ante la incertidumbre se pueden disparar.
Un dolor, la fiebre, la tos… En algún momento dado puedes asustarte por no saber qué te pasa. La espera de las pruebas médicas, la derivación a otros especialistas o las opiniones de cercanos te hacen dudar.
¿Todo eso te convierte en hipocondríaco? Por supuesto que no. Mientras sigas acudiendo al trabajo, reuniones familiares, viajes y cualquier plan normal a diario; mientras la angustia no detenga el trascurrir normal de tu vida, no lo eres.
¿Cómo alguien se vuelve hipocondríaco?
Parece extraño creer que alguien podría llegar a preocuparse tanto por su salud que acabe enfermando por eso. Algunos factores desencadenantes de este trastorno son los siguientes:
- estilo de pensamiento catastrofista;
- experiencias traumáticas relacionadas con la enfermedad o la muerte;
- pertenecer a familias que presentan una preocupación excesiva por la salud y las enfermedades;
- sentir ansiedad generalizada, la cual produce cuadros de hipocondría por los altos niveles de estrés psicológico;
- tener experiencias en las que la enfermedad y la atención de los demás hayan ido asociadas, por lo que se busca el apoyo social a través de la preocupación por la propia salud.
Señales que indican que eres una persona hipocondríaca
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), publicado por la American Psychiatric Association, ya no incluye la hipocondriasis o hipocondría como un diagnóstico. Las personas que antes tenían esa psicopatología, en la actualidad, reciben el diagnóstico de trastorno de síntomas somáticos o de trastorno de ansiedad por enfermedad.
Teniendo en cuenta este manual de referencia, la mayor parte de las personas que padecen hipocondría se categorizan ahora bajo el trastorno de síntomas somáticos. No obstante, en una proporción reducida de situaciones, resulta más adecuado aplicar el diagnóstico de trastorno de ansiedad por enfermedad.
La diferencia entre ambos es que en el trastorno de síntomas somáticos se presentan síntomas físicos significativos, mientras que en el trastorno de ansiedad por enfermedad estos son mínimos o nulos. Este último se define más que todo por la preocupación excesiva de padecer una enfermedad.
Aunque en el entorno clínico ya no se usa el término de hipocondríaco, en este artículo apelaremos a él porque es un concepto familiar para todos y que sigue empleándose para aludir a quienes creen estar enfermos sin tener síntomas físicos notables (trastorno de ansiedad por enfermedad).
A continuación, expondremos algunos de los criterios y características diagnósticas de la hipocondriasis según el DSM-5. Es preciso mencionar que, de acuerdo con este manual, para diagnosticar este trastorno «la preocupación por la enfermedad ha estado presente al menos durante seis meses, pero la enfermedad temida específica puede variar en ese período de tiempo».
Estas señales te ayudarán a saber si eres una persona hipocondríaca. Sin embargo, ten presente que solo un profesional de la salud mental puede diagnosticarte. Por ende, recurre a uno si consideras que podrías estar padeciendo este trastorno.
1. Estás preocupado por tener o contraer una enfermedad
Está asociado a la hipocondría sentir un miedo exagerado ante la idea de padecer una enfermedad grave. Precisamente, el temor es el que te hace buscar indicios de que estás enfermo para poder ponerle una solución cuanto antes. Entonces, si aparece el más ligero síntoma, la angustia termina potenciándolo.
2. Un pequeño síntoma te hace pensar en lo peor
De acuerdo con el DSM-5, por lo general, en la hipocondría (trastorno de ansiedad por enfermedad) no aparecen síntomas somáticos, o si están presentes, son muy leves. Pero cuando se manifiestan, nunca pasan desapercibidos.
No consideras la posibilidad de que sea algo neutro o pasajero, vas directo al cáncer u otra enfermedad grave. Para ti, cualquier dolor de cabeza podría deberse a un tumor cerebral y el dolor abdominal nunca se trata de gases, sino de algo peor.
3. Te alarmas con facilidad por tu estado de salud
Te alarmas cuando escuchas que alguien cercano está enfermo o cuando lees noticias relacionadas con la salud. Además de eso, tu preocupación sobre tu estado sanitario incrementa.
4. Las preocupaciones por tu salud destacan en tu vida
Cuando eres una persona hipocondríaca, este tipo de preocupaciones ocupan un lugar central en tu existencia. Esto afecta la realización de tus actividades cotidianas e, incluso, tal como señala la American Psychiatric Association en su manual, puede dar lugar a una invalidez o incapacidad permanente.
5. Te haces autoexploraciones a la menor ocasión
Si la medicina no es capaz de corroborar la evidencia de tu afección, tú mismo lo intentarás, a través de minuciosas exploraciones o la búsqueda de tus dolencias en internet. Puedes tomarte la tensión, la temperatura, el pulso; consultar miles de páginas, leer libros… Con lo que conseguirás, únicamente, angustiarte más.
En algunos casos, puedes desarrollar rituales o un comportamiento obsesivo-compulsivo destinado a protegerte de posibles infecciones, como lavarte las manos de forma reiterada, evitar compartir vasos o cubiertos con otras personas o limpiar en exceso.
6. La enfermedad es central en tu identidad
El concepto de enfermedad se ha convertido en una parte esencial de tu identidad personal y de tu propia imagen. En consecuencia, es un tema frecuente en tus conversaciones con los demás, es decir, no dejas de hablar sobre tus malestares y sobre la posible patología que tienes.
7. Visitas mucho al médico
Puede que te aterre la idea, pero la única manera que encuentras para descartar estas enfermedades potenciales es acudir al médico y, en caso de mucha ansiedad, a urgencias. Es posible también que no recurras al médico por miedo a ponerte en riesgo, lo que se conoce en el DSM-5 como evitación de asistencia.
8. Estás insatisfecho con la atención médica
Por lo general, no estás contento con el servicio sanitario que recibes y tienes la sensación de que los médicos no te toman en serio. Es posible que esta percepción esté justificada, ya que algunos médicos pueden ser muy despectivos y severos con los hipocondríacos.
9. Las intervenciones médicas no te tranquilizan
El tratamiento que te recomiendan los médicos y las pruebas que te hacen no alivian tus preocupaciones. Aunque los resultados de los exámenes no muestren ninguna enfermedad, sigues creyendo que tienes algo y que los profesionales de salud lo han pasado por alto.
10. Evitas personas, lugares o actividades por miedo a los riesgos de salud
Si eres una persona hipocondríaca, es probable que adoptes comportamientos evasivos, resistiéndote a visitar ciertos lugares, como hospitales o clínicas, y evitando encontrarte con familiares o personas enfermas. Este comportamiento evitativo es una característica común de varios trastornos de ansiedad y de la hipocondría.
11. Investigas en exceso las enfermedades
Pasas mucho tiempo buscando en internet síntomas, enfermedades y condiciones médicas. Asimismo, lees de manera excesiva literatura médica: libros, manuales, revistas, etc. Estas conductas pueden terminar agravando la ansiedad, ya que pueden ser malinterpretadas o exageradas.
Algunas claves para afrontar la hipocondría
Si has coincidido con la mayoría de estas afirmaciones y tu vida se ve afectada a nivel emocional, social o profesional por este tipo de preocupación, es posible que seas una persona hipocondríaca. Si es así, te interesará saber cuáles son los tratamientos que normalmente se aplican en las personas con este trastorno psicológico para que dejen de angustiarse y pierdan el miedo a la enfermedad.
Por un lado, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es la primera intervención. Esta se enfoca en trabajar en las creencias irracionales, mediante técnicas de reestructuración cognitiva y de modificación del comportamiento. Además, aborda los hábitos del paciente de examinar su cuerpo en busca de enfermedades y educa sobre la normalidad de las sensaciones orgánicas y sus variaciones.
Por otro lado, los medicamentos farmacológicos son el segundo tratamiento de elección. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) y los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN) han sido efectivos. La mayoría de los hipocondríacos requieren de psicoterapia y psicofármacos.
Adicionalmente, para afrontar el pánico a enfermar en una situación determinada, te aconsejamos lo siguiente si eres una persona hipocondríaca:
- Reconoce que las sensaciones corporales que experimentas cuando te agobias son solo las reacciones comunes del estrés en su forma más severa. En estos casos, no te dejes llevar por pensamientos catastróficos.
- Corta de raíz los pensamientos invasivos sobre lo que está sucediendo. Mientras más importancia le das, más pánico experimentas. Recuerda que son emociones que puedes controlar.
- Observa tu cuerpo en el «aquí y el ahora» y aparta de tu mente cualquier pensamiento que contenga lo que temas que puede suceder. En su lugar, concéntrate y repite «aquí y ahora mismo no me pasa nada».
- Dale tiempo al miedo para que se vaya. No luches contra él ni lo fuerces a irse inmediatamente. Solo respira, espera y permite que vaya desapareciendo poco a poco. Recuerda que la idea es aprender a afrontar el miedo sin evitarlo, por lo tanto, cada crisis representa una oportunidad para progresar.
- Ten en consideración que, a medida que vas adquiriendo distancia de pensamientos atemorizantes, el miedo contraído va decreciendo. Esta cadena afecta también a nuestra conducta, generando menos correlato fisiológico y, por ende, menos activación cardíaca, sudoración o sensación de malestar.
- Cuando empieces a sentirte un poco mejor, mira a tu alrededor y plantea lo que harás después. Es válido llamar a alguien para hablar de ello, dar un paseo, comerte un helado, etc.
- Cuando retomes lo que estabas haciendo, intégrate de forma relajada, siendo consciente del obstáculo que acabas de atravesar. Felicítate por ello y, después, con calma, identifica y reflexiona sobre lo que más te ha ayudado para que vuelvas a utilizarlo en una próxima ocasión.
Por último, recuerda que la ansiedad por enfermedad actúa como una planta que crece a base de hablar de ella, por lo tanto, sé fuerte y ¡no la riegues! Todo aquello que niegas te somete, en cambio, lo que aceptas te transforma.
La importancia de la ayuda profesional
Superar una hipocondría no es tarea fácil. Es posible que necesites acudir a un profesional para retomar tu vida y tu felicidad. De hecho, este trastorno crónico puede requerir de un enfoque multidisciplinar en lo que respecta al tratamiento.
Muchas veces, el tratamiento psicológico debe apoyarse en la administración de ansiolíticos y antidepresivos. Por otro lado, es esencial lograr que el paciente y su círculo inmediato sean conscientes del trastorno para que el apoyo social no desaparezca.
Como ves, la hipocondría es un trastorno limitante y que produce grandes niveles de angustia en el individuo. Por eso, si lo necesitas, no dudes en pedir ayuda.
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