Tener a alguien que te escuche reduce el deterioro cognitivo

Sentirnos escuchados y comprendidos es una necesidad básica a cualquier edad. De hecho, tener a alguien con quien hablar y que nos escuche de manera auténtica, revierte en nuestra salud cerebral.
Tener a alguien que te escuche reduce el deterioro cognitivo
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 septiembre, 2021

Tener a alguien que te escuche de manera auténtica, cercana y sensible es algo más que un regalo. Es una alianza para tu salud física y psicológica. Según estudios recientes, algo tan básico puede reducir tu deterioro cognitivo y permitirte llegar a edades avanzas con unas mejores facultades cerebrales. Así que no dudes tampoco en ser un buen oyente para las personas que estén cerca de ti.

Todos sabemos lo relevante que es la buena comunicación para nuestro bienestar y nuestras relaciones. No solo necesitamos contar con una o varias personas a quienes poder compartir nuestros pensamientos, necesidades y experiencias. Necesitamos saber que somos escuchados y comprendidos. Sin embargo, esto no siempre es tan fácil de conseguir.

Hay quien comparte nuestro sofá, pero aún así no está disponible. Puede decirnos que sí con la cabeza, sonreír, pero al poco no tardamos en darnos cuenta de que su mente está a años luz de nosotros. Abundan los que escuchan solo para responder o rebatirnos y los que, sencillamente, no tienen la paciencia o la habilidad emocional para conectar con nosotros de forma empática.

Sentirnos escuchados es una necesidad básica para el bienestar humano a cualquier edad. Tengámoslo presente.

“Tenemos dos orejas y una sola lengua para que oigamos más y hablemos menos”.

-Diógenes Laercio-

Mujeres hablando simbolizando la importancia de tener a alguien que te escuche

Tener a alguien que te escuche revierte en tu salud cerebral

La comunicación eficaz y productiva requiere que seamos buenos oyentes. La vida por sí misma ya es complicada y si hay algo evidente es que cada uno de nosotros tenemos nuestra propia versión de las cosas. Si no somos capaces de escucharnos para comprender las realidades ajenas, difícilmente llegaremos a acuerdos o incluso a poder convivir en armonía.

Sin embargo, hay otro aspecto clave. Escuchamos para algo más que para resolver problemas o llegar a acuerdos. Escuchar al otro es darle presencia y validarlo como persona. Es conectar con su realidad sin juzgar para decirle “estoy aquí para ti”. Implica saber ir más allá de las palabras para leer en su comunicación no verbal, en sus gestos, su tono de voz, etc.

Tener a alguien que te escuche es esencial en la infancia y la adolescencia. También en la edad adulta, por supuesto. Tanto es así que un estudio reciente realizado en la escuela de medicina de la Universidad de Nueva York señala algo muy importante.

Sentirnos escuchados en el día a día revierte en nuestra salud cognitiva, hasta el punto que puede ser un amortiguador ante la enfermedad de Alzheimer.

Las interacciones sociales significativas mejoran nuestra función cognitiva

En el campo de las enfermedades neurodegenerativas, hay un hecho que sigue llamando la atención de los expertos. En los análisis postmortem de muchos adultos de edad avanzada se puede ver cómo el cerebro evidencia signos evidentes de alzhéimer. Hay marcadores de la enfermedad sin embargo, esta no se ha llegado a desarrollar. ¿Cuál puede ser la causa?

En realidad, aún no se han identificado todos los mecanismos que impiden que la enfermedad avance. Sin embargo, sabemos que factores como mantener una vida social activa y de calidad actúan de amortiguador. Gracias a este trabajo publicado en la revista JAMA Network Open, se ha visto que tener a alguien que te escuche favorece lo que se conoce como resiliencia cognitiva.

La resiliencia cognitiva y el apoyo emocional cotidiano

Tener muchos amigos, familia, pareja… puede ser o no ser gratificante. Todo depende de la calidad del vínculo, de la conexión emocional. A veces, personas con una gran red social sienten el peso insufrible de la soledad. En cambio, hay quien cuenta con dos o tres amistades y tiene con ellas un pilar tan enriquecedor como gratificante en todos los sentidos.

Tener a alguien que te escuche es disponer de una figura con quien compartir miedos, alegrías, necesidades, preocupaciones... Disponer de buenos soportes emocionales nos confiere calma mental y seguridad. El estrés se reduce, vemos esperanzas en días de tinieblas, se enciende la motivación y las ganas por seguir moviéndonos con el mundo…

Todo ello impulsa la resiliencia cognitiva, es decir, la capacidad de afrontar el envejecimiento con las funciones cerebrales en buen estado. Procesos como la memoria, la atención, la resolución de problemas, la reflexión o el razonamiento se conservan de manera positiva.

El estudio de la Universidad de Nueva York ha demostrado que tener personas que nos escuchen nos ayuda a llegar a edades avanzadas con una disminución del volumen cerebral apenas perceptible. La probabilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas también se reduce.

Amigos tomando café representando la importancia de tener a alguien que te escuche

Tener a alguien que te escuche y ser un buen oyente para los demás, clave de salud

Tener a alguien que te escuche cada vez que lo necesites confiere alivio y satisfacción. Los buenos amigos, las parejas o los hermanos pueden ser nuestros aliados en el viaje de la vida. Sin embargo, no nos olvidemos de algo decisivo. También nosotros debemos convertirnos en buenos oyentes para los demás.

Escuchar con calma, abriéndonos a la realidad del otro y dejando a un lado la nuestra por un instante es algo necesario. Saber estar presentes emocionalmente, cercanos de manera empática y conectados desde la sinceridad y la autenticidad revierte en nuestro bienestar y en el de las personas que queremos. Un acto tan simple, vale mucho. 


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