Vómitos psicógenos: ¿qué son?

Tener náuseas todo el día y sufrir vómitos puede ser el síntoma de algún conflicto psicológico. Las emociones buscan válvulas de escape y, a menudo, es el organismo quien manifiesta esos nudos mentales. Lo analizamos.
Vómitos psicógenos: ¿qué son?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 10 octubre, 2023

Los vómitos psicógenos son el resultado de diversas alteraciones psicológicas. No obstante, para la comunidad médica este hecho sigue siendo, en muchos casos, un desafío. Hay personas que, sin presentar ninguna causa orgánica que justifique esas náuseas constantes, pueden llegar a estados de deshidratación muy graves.

Son situaciones complejas que requieren la atención de varios especialistas: psiquiatras, psicólogos, gastroenterólogos… No estamos ante una condición clínica que afecte en exclusiva a mujeres con trastornos de la conducta alimentaria. Los vómitos psicógenos pueden aparecer en ancianos y, con mayor frecuencia, en niños.

 

Mujer con naúseas

Vómitos psicógenos

La primera vez que se describió este problema fue en 1960. A menudo, los profesionales de la salud se encontraban ante situaciones que no sabían cómo tratar y que, en muchos casos, podían acabar en fallecimiento. Para los pacientes de edad más avanzada, las náuseas incontrolables y la deshidratación suponen un serio riesgo para su salud.

Ahora bien, ¿qué son los vómitos psicógenos? Son una condición médica poco común que cursa con náuseas, vómitos severos y recurrentes sin una causa orgánica que la explique. Hasta el momento, se han probado varios tratamientos médicos para reducir el efecto, pero los resultados no suelen ser satisfactorios.

Tipos

Los vómitos psicógenos pueden ser de dos tipos:

  • Intencionados: son aquellos que se inducen conscientemente. Por ejemplo, los que se provocan las personas afectadas de bulimia nerviosa.
  • No intencionados: son los que aparecen en episodios de ansiedad, nerviosismo o estrés. Por lo general, son una respuesta condicionada involuntaria. Es muy frecuente en niños, cuando quieren llamar la atención o cuando quieren algo.

Causas de los vómitos psicógenos

Cabe señalar que, en los últimos años, ha aumentado la investigación sobre esta condición. Así, trabajos, como el del departamento de Medicina Psicosomática de la Universidad de Kyushu (Japón), explican cuáles son las causas que están detrás de esta situación tan desgastante. Veamos algunas de ellas.

1. Depresión mayor

Una buena parte de los pacientes que han sido ingresados con una manifestación de vómitos psicógenos presentan una depresión mayor no diagnosticada. Son personas que tienen una sintomatología psicosomática evidente y que no han buscado ayuda psicológica durante meses o años.

2. Trastornos de ansiedad

Los trastornos de ansiedad presentan un espectro muy amplio de manifestaciones físicas. Así, las cefaleas, las alteraciones digestivas, los dolores musculares e incluso las alteraciones en la piel son hechos muy comunes.

Por tanto, una pequeña parte de los pacientes con algún problema de ansiedad (trastornos de pánico y agorafobia o trastorno de la ansiedad generalizada) pueden presentar vómitos psicógenos.

3. Trastornos de estrés postraumático

Tener un pasado de maltratos, haber sufrido abuso, padecer bullying o incluso acoso laboral, suele cursar en ciertos casos con trastornos psicosomáticos. Los vómitos compulsivos se vinculan, sobre todo, con infancias traumáticas.

4. Trastorno de conversión

Los trastornos de conversión o disociativos suelen evidenciar signos de origen neurológico sin que exista una enfermedad o causa física que lo explique. Cursan con pérdidas de memoria, incapacidad para mover alguna extremidad y también con náuseas y vómitos.

5. Trastornos de conducta alimentaria

Como señalábamos al inicio, es común creer que los vómitos psicógenos son una característica exclusiva de las mujeres jóvenes con trastornos de conducta alimentaria. Ahora, sabemos que este colectivo no es el único. Sin embargo, eso sí, es una manifestación prototípica en las personas con bulimia.

Es preciso señalar que en muchos casos no es algo voluntario. En ocasiones, es una respuesta compulsiva e incontrolable que el paciente no puede dominar.



Vómitos psicógenos, muy común en niños y ancianos

Tanto niños como ancianos sufren este tipo de condición y, por término medio, suelen ser los más afectados y los que evidencian, además, un mayor riesgo para su salud. Detrás de ello, suele estar el estrés, el malestar emocional, las rabietas en los niños y las depresiones en los adultos de edad avanzada.

Los vómitos psicógenos en niños a veces coinciden con la aparición de algún estresor psicosocial, como puede ser la llegada de un hermanito, un cambio de domicilio o de escuela, así como el divorcio de los padres. En estos casos el vómito se presenta como manera de dar salida a las emociones negativas que está experimentando.

Así pues, los vómitos nos muestran una emoción del niño, ya sea enfado o frustración. Además, pueden usarlos también como el medio para un fin que desea. Esto significa que la acción le sirve para algo, con lo cual refuerzan su manifestación.



Los vómitos psicógenos no pueden ni deben pasar desapercibidas. Es importante que reciban asistencia sanitaria especializada. Los psicólogos y los psiquiatras son los profesionales que ofrecerán la mejor respuesta a estas situaciones. En caso de no responder con rapidez, podemos llegar a serios casos de deshidratación.

Niño que sufre vómitos psicógenos

¿Cómo se tratan los vómitos psicógenos?

La principal estrategia para abordar este tipo de condiciones psicofisiológicas es tratar el síntoma y a ​​la persona en su conjunto. El síntoma no lo podemos descuidar porque puede llevar al paciente a situaciones peligrosas. Lo esencial es atender la realidad psicológica de la persona.

El tipo de terapia se basará en las necesidades de cada paciente. No es lo mismo tratar a una persona con un trastorno disociativo que a un niño que sufre bullying en el colegio o a una joven con bulimia. Hay que tener en cuenta las realidades singulares de cada persona, si estamos ante un anciano con una depresión mayor, por ejemplo, vamos a necesitar también la colaboración familiar, así como de su médico de cabecera.

Las técnicas de gestión del estrés y la ansiedad, la reestructuración cognitiva, potenciar la autoestima y habilitar en recursos de relajación y gestión emocional suelen ser los puntos más importantes. En cualquier caso, y para concluir, recordemos que los conflictos emocionales y los problemas mentales siempre tienen un impacto en nuestro organismo.

Los vómitos psicógenos son un ejemplo de ello.

¿Cómo debemos actuar en caso de los niños?

Hay que tener en cuenta que, en el caso de los niños, el vómito suele ser algo frecuente. Por lo tanto, en primera instancia, no hay que asustarse ni alarmarse, a menos que observemos que se producen de forma recurrente. Si nuestra reacción es exagerada, puede que este se asuste y adquiera un miedo a hacerlo.

Si observamos que se producen con mucha frecuencia habría que acudir al pediatra. Una vez descartada alguna patología física, sería recomendable consultar con un psicólogo.

El psicólogo nos puede ayudar a identificar la causa. Una vez que conozcamos la causa, se trabajará para resolver las dificultades por las que está pasando. Especialmente, en los casos en los que el origen es la expresión de un problema de ansiedad o emocional.

Para concluir, aunque normalmente asociamos los vómitos a un malestar estomacal, no todos se deben a causas fisiológicas, como hemos visto. Por lo tanto, no hay que confiarse creyendo que son de origen físico, sino estar atentos a la recurrencia y a las situaciones en la que comúnmente aparecen, en especial si se trata de niños, porque, por lo general, ellos terminan somatizando sus malestares emocionales.


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