Conociendo a los etruscos: su arte, escritura y legado histórico

La civilización etrusca ha quedado en el olvido, pero en este artículo los traeremos a la luz a través de la exploración de su cultura. ¡Acompáñanos a saber de ellos!
Conociendo a los etruscos: su arte, escritura y legado histórico

Escrito por Jennifer Rojas

Última actualización: 10 mayo, 2024

Los etruscos fueron una civilización asentada en Etruria, lo que hoy conocemos como el centro de Italia. Esta región abarcó los territorios de Toscana, Umbría y Lacio. En su etapa de expansión habitaron las tierras de la costa sur del mar Tirreno e incluso la isla de Córcega, entre Felsina y Cumas.

Este pueblo surgió en el año 750 a. C., rodeado de misterios y enigmas. Fueron llamados por los griegos Tyrrhenoi o Tyrsenoi y por los romanos Tusci o Etrusci. 

Durante esta lectura, develaremos la intriga sobre el origen de ellos. Asimismo, exploraremos su conexión con Roma y cómo era su cultura y organización política. No dejaremos de mencionar su grandiosa contribución al arte y la arquitectura. ¡Comencemos!

Origen de los etruscos

El origen de este pueblo itálico está impregnado de controversia. Tanto es así que existen, a día de hoy, dos posturas diferentes explicando el surgimiento de los etruscos. Por un lado, está la tesis orientalista, cuyo precursor fue Heródoto.

De acuerdo con esta visión, la civilización provino de Asia Menor, con más precisión de Lidia, huyendo de la hambruna en la que se encontraban. Arribaron de casualidad en la costa de Toscana en el siglo XIII a. C. Y aquí se asentaron, proliferando su población tiempo después.

Se considera que los precursores de dicha civilización fueron los Villanovino, por tratarse de los primeros habitantes de la región que constituyeron la base de este pueblo itálico.

Por otro lado, Dionisio de Halicarnaso propuso la tesis autoctonista. Según ella, la comunidad etrusca era en realidad autóctona de Italia, por lo que siempre estuvo en Etruria, lo que en la actualidad es la Toscana.



Etapas de la civilización etrusca

Por lo general, se suele dividir la historia de los pueblos etruscos en tres partes. Estas comprenden la cultura villanoviana, el mundo orientalizante y las ciudades Estado. Cada una de ellas posee sus propias características que conforman la historia etrusca. Veámoslas en detalle.

Cultura villanoviana

Se trata de una etapa que abarca los siglos IX y VIII a. C. Los villanovianos se caracterizaron por su necesidad de controlar el territorio y por la formación de la aristocracia etrusca. Esto se debe a que sus habitantes dejaron atrás su pasado nómade para asentarse en un lugar fijo, proceso denominado sedentarización.

A causa de ello, se forman pequeñas unidades que necesitan de un control y organización específica. En este sentido, cobra un papel importante la aristocracia y los militares. Los primeros se vieron favorecidos por los intercambios comerciales con Grecia y Fenicia. Por su parte, los militares ocuparon un rol defensivo y protector de sus aldeas.

Mundo orientalizante

Infografía que explica la expansión de los etruscos
Desde Etruria, los etruscos se extendieron por diversas ciudades que abarcan Felsina, Cumas y la isla Córcega.

Con este nombre se bautizó al período caracterizado por la expansión y los procesos migratorios de la población. Contempló los siglos VIII y VII a. C., fase en la que nuevas relaciones sociales proliferaron. La aristocracia se consolidó en su elemento gentilicio, es decir, los nombres de las personas comprendían su denominación propia y otra proveniente de su lugar de origen.

En este estrato social gobernaba un padre de familia aristocrático. Asimismo, tal período introdujo ciertas novedades con respecto a la construcción y a la difusión de la escritura. Por último, los enfrentamientos guerreros generaban diferencias sociales debido a la distribución desigual de los botines. Esto favoreció al desarrollo de la aristocracia.

Ciudades-Estado

Esta etapa comprende la fase final de la civilización etrusca hacia el siglo IV a. C. Se caracterizó, en especial, por la conformación de ejércitos cívicos, equipados de manera idónea para la batalla. Asimismo, se formaron las ciudades como centros urbanos con un alto grado de concentración en la población. Además, en ellas se encontraban lugares de culto y defensa comunes.

Organización política y social de los etruscos

Las comunidades etruscas se organizaron en ciudades-Estado, una forma muy evolucionada en comparación con otras regiones cercanas de la época. En su etapa primitiva, este pueblo itálico estaba gobernado por Lucumones, es decir, reyes con poderes políticos, religiosos y militares. Tenían como símbolos una corona, la toga y el cetro, representando el poder del rey.

En un lapso más evolucionado, fueron gobernados por monarcas y magistrados romanos, hacia el final de su etapa vital. Asimismo, fue un pueblo de guerreros, navegantes y comerciantes.

Actividades económicas

Ya en el plano económico, hablamos de hábiles artesanos, realizando productos manufacturados en bronce y hierro, oro y plata y cerámica. Todos estos artículos eran exportados para su posterior comercialización.

Sus puntos de economía principales se encontraban en Grecia y las ciudades orientales mediterráneas. Algunos de sus destinos fueron Sicilia, Jonia, África, Chipre y España.

Cabe destacar que el comercio no se realizaba solo por tierra, sino también por mar. Así, en el siglo VI a. C. se produjo el apogeo de las exportaciones marítimas, prolongadas hasta el siglo V a. C.

Escritura y arte

La lengua etrusca es una combinación del alfabeto griego con las particularidades propias del lenguaje de este pueblo. Las primeras formas de su escritura aparecen hacia el siglo VII a. C. Las mismas estaban presentes en objetos cotidianos en los cuales se escribían frases, nombres de propietarios o precios.

De igual modo, en los sarcófagos y urnas funerarias grababan los nombres de los difuntos y sus familiares. Las últimas apariciones de la escritura etrusca fueron en el año 50 de nuestra era. Se considera que para el año 100, la legua de este pueblo fue reemplazada en su totalidad por el latín.

Por otra parte, se destaca de la civilización etrusca su gran producción artística, manifestada sobre todo en su arquitectura funeraria y en sus construcciones civiles. Se sabe que este pueblo fue muy religioso y prueba de ello era el cuidado que ponían en los entierros y las tumbas.

En las paredes de estas últimas representaron escenas diversas, como luchas de gladiadores y atletas, además de corridas de carros y combates. Asimismo, en su interior se han hallado elementos de bronce y joyas que prueban su gran destreza en la fabricación de piezas de orfebrería.

El arte de esta civilización incluyó hábiles edificaciones de templos dedicados a la veneración de dioses griegos. También construyeron muros, acueductos y puertas monumentales. Todo ello fue legado como enseñanza a Roma, que dependió casi de manera exclusiva de las obras arquitectónicas etruscas.

Etruscos y romanos

Durante sus comienzos, la civilización romana preservó gran parte de la cultura y tradiciones etruscas. Sabemos que Roma se fundó hacia el año 753 a. C. En ese momento, erigió su pequeño pueblo en una región de Italia llamada Lacio.

Los etruscos, en ese entonces, se encontraban en el centro del país. Aunque estaban lejos, 30 ciudades de Lacio (Roma) se unieron formando la Liga Latina para defenderse de sus ataques. Así, en el 509 a. C. los romanos expulsan el dominio de este pueblo itálico y crean la República.



Un pueblo de cultura perdurable

El legado de la civilización etrusca perdura como un testimonio de la riqueza y diversidad de la antigua Italia. Desde su origen controversial, hasta el final de su existencia, este pueblo dejó una profunda marca en la historia de la península itálica. La reconstrucción hecha a partir de materiales arqueológicos así lo demuestra.

De este recorrido por la historia etrusca hay que destacar la importancia de la diversidad cultural y la interacción entre distintos pueblos. Solo así una civilización se nutre y crece. Asimismo, no hay que olvidar que nuestra vida deja marcas y en el futuro otros sabrán de nosotros. De ahí la importancia de preservar y proteger nuestras raíces.


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