El miedo a las abejas o apifobia

Si tienes miedo intenso a las avispas, abejas o abejorros, puede que padezcas de apifobia. A continuación se contamos más sobre sus síntomas, causas y consecuencias.
El miedo a las abejas o apifobia
María Vélez

Escrito y verificado por la psicóloga María Vélez.

Última actualización: 27 mayo, 2021

Muchas personas sienten miedo o un rechazo fuerte por los insectos, llegando a veces a desarrollar incluso un miedo irracional. Una de las fobias a insectos más comunes es la apifobia, el miedo a las abejas, avispas o abejorros. Así, el simple revoloteo alrededor de alguien o solo ver un nido cercano puede desatar una serie de síntomas fuertemente desagradables.

A pesar de tratarse de un animal que es bastante pacífico con los humanos y fundamental en el ciclo de la naturaleza, las abejas desatan el pánico en más personas de las que puedes esperar. Aun así, se calcula que alrededor de un 3 % de la población padece fobia a las abejas. A continuación, profundizamos en los síntomas, causas y consecuencias de la apifobia.

Abeja

Apifobia y sus síntomas

La apifobia o miedo excesivo a las avispas también es conocida como melisofobia, por su nombre en griego (melissa). Como su nombre indica, se trata de un trastorno de ansiedad, concretamente de una fobia. Este tipo de trastornos se manifiesta cuando, ante un estímulo -en este caso avispas, abejas o abejorros- se siente un miedo muy intenso o irracional.

Además de esa sensación de miedo, la persona siente malestar y ansiedad. Así, entre estos síntomas de carácter más fisiológicos los más comunes suelen ser: mareos, vértigo, aumento de la frecuencia cardíaca, hiperventilación o dificultad para respirar, náuseas, temblores, dolor de cabeza, sensación de desvanecimiento, etc.

Por otro lado se encuentran los síntomas cognitivos. Es decir, los que afectan al pensamiento de la persona. Entre ellos, una persona con apifobia mostraría falta de concentración, pensamientos intrusivos acerca de la posibilidad de que aparezcan más abejas, pensamientos de muerte o pensamientos distorsionados acerca de la situación.

Por último, como en la mayoría de los trastornos de ansiedad, se dan de manera primordial dos síntomas conductuales: evitación y escape. Estos comportamientos son totalmente naturales cuando nos enfrentamos a una situación amenazante. Así, la persona con fobia a las abejas intentará evitar a toda costa estar en presencia de ellas. Si esto no es posible, en cuanto note indicios de alguna, su respuesta será escapar.

¿Cómo se origina?

Cuando se habla de fobias se suelen tener en cuenta dos posibles causas. Por un lado, la vivencia de una experiencia traumática con las avispas bien propia, o bien de alguien cercano. Es común sufrir picaduras de estos insectos y, debido a lo dolorosas que pueden llegar a ser, se trata de una experiencia que se desea no volver a repetir.

De hecho, comparando con otras fobias a los animales, la apifobia se trata de un miedo menos irracional, ya que las picaduras pueden suponer un riesgo para la salud. No obstante, la gravedad de un ataque de avispas se ve determinada por si la persona es alérgica o si se producen muchas picaduras simultáneamente.

Por otro lado, las fobias también se ven provocadas por aprendizaje vicario. Es decir, si de pequeños teníamos a alguien cercano con fobia a las abejas, es probable que nos haya transmitido ese miedo. O, simplemente, hemos aprendido la conducta de evitar y reaccionar ante la aparición de estos insectos. Además, nos habrían potenciado el miedo alertándonos constantemente de los peligros (reales o no) de estos animales.

Consecuencias

Generalmente, las fobias a los animales suelen tener su aparición en la infancia. En esa etapa de la vida no tiene por qué tener grandes consecuencias, más que el malestar que genera en el niño o niña. Así, las fobias animales suelen ir desapareciendo con los años. Sin embargo, en el caso de que no desaparezca, el miedo permanecerá o aumentará pudiendo afectar a la vida diaria de la persona.

En este sentido, hay que remarcar la diferencia entre tener miedo a las abejas (o similar) y tener una fobia, un trastorno de ansiedad. Cuando se trata de una fobia, el miedo llega a limitar la vida de la persona. Por ejemplo, puede determinar dónde comprarse una casa, o abandonar en la que se encuentra en ese momento. Puede dejar de acudir a lugares concretos, aunque lo desee, por miedo a cruzarse con abejas. E incluso, puede experimentar síntomas de ansiedad al encontrarse una zona llena de flores, porque éstas pudieran acudir.

Teniendo esto en cuenta, la apifobia puede tener desde consecuencias muy leves a consecuencias graves, dependiendo del nivel de afectación de la vida de la persona. No obstante, se trata de un trastorno de ansiedad el cual debería ser tratado y solventado para que la persona tenga una calidad de vida superior.

Abejas volando

Tratamientos para la fobia

Para las fobias, la terapia cognitivo-conducutal es el tratamiento más eficaz. Concretamente, se suelen aplicar tres estrategias de intervención: la relajación, la modificación de pensamientos fóbicos e irracionales y la desensibilización sistemática o técnicas de exposición.

Al ser un trastorno de ansiedad es fundamental que la persona aprenda y adquiera recursos para afrontar el estímulo o relajarse durante un ataque de pánico. Para ello, se le enseñarán técnicas de relajación muscular progresiva o de relajación endógena. Estas herramientas además le serán útiles durante la puesta en marcha de la desensibilización sistemática.

Bien mediante esta última técnica u otra estrategia, la exposición a los estímulos que dan miedo debe ser de forma gradual. Así, se comenzará a trabajar con imágenes, por ejemplo. Y, poco a poco, se irá acercando a la persona al estímulo real hasta que sea capaz de hacerlo sin experimentar una ansiedad extrema.

En definitiva, un miedo irracional o muy intenso a las avispas constituye una fobia y, como tal, debe tratarse junto con un profesional de la psicología. Así, la persona podrá mejorar su calidad de vida y realizar actividades que antes sería incapaz debido al miedo.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.