7 estrategias de competitividad para el ambiente laboral

Cuando la cultura organizacional de una empresa promueve una competitividad saludable y estimulante entre sus empleados, se eleva la productividad y la eficiencia. En el siguiente artículo, te damos las claves para lograrlo.
7 estrategias de competitividad para el ambiente laboral
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 23 junio, 2023

Implementar unas buenas estrategias de competitividad para el ambiente laboral cambia el rumbo de una empresa. Si los gerentes y el equipo de recursos humanos diseñan una metodología saludable y eficiente en esta materia, los resultados se notarán. No solo la propia organización se volverá más eficiente, sino que los empleados se sentirán motivados.

Michael E. Porter, académico experto en economía, dispone de un conocido libro titulado Estrategia competitiva. En este trabajo aborda las claves para tener éxito en tal propósito. Clarificar las metas, incentivar a los equipos o favorecer la resolución de conflictos, son ejes vertebradores de gran valor. En el siguiente texto te damos todas las herramientas para lograr este fin.

En un mercado global cada vez más dinámico, dotar a las empresas de un clima interno competitivo, puede elevar su proyección, siempre y cuando se haga de manera adecuada.

Estrategias de competitividad para el ambiente laboral

¿Existe de verdad la posibilidad de crear un ambiente competitivo «saludable»? La respuesta es «sí» y la mejor táctica en estos casos es elevar la competitividad, pero sin mermar la calidad del ambiente laboral. Global Business Review señala en un artículo que, aunque este término esté ahora de moda, es necesaria una revisión del mismo para potenciarlo en la dirección correcta.

Una manera de acertar es usar un enfoque motivacional que inspire e induzca a la propia superación y la capacidad de logro. Si bien son experiencias no exentas de ciertas cuotas de estrés, también deberían darse competencias para manejarlo. En esencia, maximizar los esfuerzos de los trabajadores mediante la conducta competitiva requiere de un adecuado diseño que pasamos a describirte.



1. Definir las metas y promover el compromiso

Si como líder deseas introducir estrategias de competitividad, es recomendable clarificar primero los componentes de la cultura organizacional. Tus empleados deben conocer cuáles son los valores, creencias y objetivos que definen la empresa. BMC Health Services Research resalta en una publicación la importancia de esta finalidad.

Para elevar la competitividad en el ambiente de trabajo es recomendable empezar con unas pautas preliminares como las que ahora listamos:

  • Expón a tus empleados cuáles son las metas de la empresa.
  • Procura que los objetivos planteados al equipo sean muy claros.
  • Motiva e inspira para que se sientan comprometidos con los fines.
  • Hazles ver que son un equipo y que todos los integrantes son relevantes.
  • Celebra reuniones periódicas para valorar cómo se están alcanzando las metas.
  • Favorece la expresión de ideas, que expongan sus propuestas y sus opiniones.

2. Crea equipos de trabajo colaborativos que compitan entre sí

Formar pequeños grupos colaborativos para que se reten entre sí puede impulsar la innovación. Si las características de la empresa lo permiten, es una estrategia positiva. Por un lado, generas equipos de personas que unirán sinergias; por otro, impulsarás la competitividad entre diversos departamentos; todo ello se evidencia en la productividad. Estos pueden ser los pasos:

  • Implementa varios equipos de pocos empleados y dales unas metas similares.
  • Cada equipo debe trabajar de forma colaborativa, para obtener mejores resultados que los demás.
  • Incentiva y ofréceles retroalimentación de forma periódica.

3. Establecer incentivos

No tiene sentido apelar al esfuerzo y la superación de los empleados si no premiamos los logros obtenidos. Frontiers in Psychology habla en un artículo de los incentivos y sus beneficios, aludiendo a cómo incrementan la motivación. Para ello, ten en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Haz uso del elogio y del refuerzo verbal.
  • Establece diferentes tipos de incentivos: económicos o días libres, por ejemplo.
  • Incentivar a un grupo o a una persona, no implicará nunca sancionar a quienes no logran esos propósitos.
  • Clarifica desde el inicio cuáles son los incentivos que pueden obtenerse, en caso de alcanzar los objetivos establecidos.

La competitividad saludable en un clima laboral se beneficia de los incentivos y de la retroalimentación por parte del líder.

4. Aporta los medios adecuados

Una organización debe facilitar a los empleados los medios adecuados para desempeñar su labor. Así, en caso de que deseemos implementar una cultura competitiva, habrá que evaluar primero si la empresa dispone de recursos apropiados y suficientes. El trabajo eficiente, innovador y productivo solo se alcanza si las condiciones son las idóneas. Mira algunas sugerencias:

  • Aporta medios innovadores.
  • Realiza auditorías para evaluar si los recursos de la empresa son los idóneos.
  • Es importante apostar e invertir en la formación constante de los trabajadores.
  • Lleva a cabo reuniones periódicas para que los empleados expongan sus necesidades en esta materia.

5. Promover una cultura laboral ética

Una investigación reseñada en Personality and Individual Differences indica que hay quienes tienen unos rasgos de personalidad idóneos para los ambientes competitivos. Es decir, hay quien se siente motivado en estos contextos. Otros, en cambio, se sienten más inhibidos.

Asimismo, no podemos dejar de lado que, en ocasiones, la competitividad entre trabajadores puede dar pie a conductas deshonestas o poco éticas. Esta es una variable que debemos evitar; veamos cómo:

  • Especificar cuáles son esas actividades que no pueden llevarse a cabo.
  • Diseñar un documento que regule la sanción de estos comportamientos.
  • Establecer canales para denunciar acciones deshonestas en este sentido.
  • Implementar desde recursos humanos formaciones en la prevención de esta área.

6. Formación en habilidades, resolución de conflictos e inteligencia emocional

Entre las estrategias más interesantes de competitividad en el ambiente laboral está la formación en inteligencia emocional. Gracias a estas competencias, habilitamos al empleado en la regulación de emociones, la buena comunicación, la empatía y la motivación. Ejemplo de estos beneficios lo tenemos en una investigación realizada en Universidad La Trobe, en Australia.

Asimismo, y no menos importante, para evitar tiranteces y problemas entre los trabajadores, conviene entrenarlos en resolución de conflictos. De ese modo, y con estas dos esferas, crearemos un medio ambiente organizacional dominado por una competitividad respetuosa y saludable.

En ocasiones, los entornos laborales altamente competitivos derivan en conductas deshonestas como el acoso entre trabajadores.

7. La importancia de ofrecer retroalimentación

Como líder de una organización es esencial dar ejemplo, ser parte de todo flujo y proceso en la propia empresa. Si deseas que la competitividad eleve la eficiencia, la innovación y una mejor productividad, debes ofrecer retroalimentación (Hardavella et al., 2017). Toma nota de la metodología que puedes seguir:

  • Eleva la moral de los equipos.
  • Impulsa la superación personal.
  • Ofréceles desafíos motivadores.
  • Sé constructivo, positivo y alentador.
  • Valora los esfuerzos de los empleados.
  • Demuéstrales que confías en sus valías.
  • Ofrece guías para que mejoren su labor.
  • Realiza reuniones individuales y en grupo.
  • Preocúpate por las necesidades del trabajador.


¿Cómo saber si implementaste la competitividad de forma inadecuada?

En ocasiones, al introducir nuevas estrategias de competitividad para el ambiente laboral, lo que obtenemos son resultados fallidos. Por llamativo que nos parezca, hay empresas que fracasan en esta práctica. Cuando una organización prioriza la productividad por encima de las condiciones del empleado, surgen los problemas.

Lo recomendable en estos casos es establecer mecanismos para evaluar los efectos de la aplicación de la cultura de la competitividad. Los psicólogos de empresa o el equipo de recursos humanos deben evaluar la calidad del ambiente de trabajo.

Es decisivo considerar que siempre hay límites morales que no deben sobrepasarse en los escenarios laborales competitivos. Así, cuando un empleado considera a sus compañeros como a «sus enemigos», no tardan en surgir conductas disfuncionales.

Un clima laboral dominado por la hostilidad no trae beneficios a la organización; las siguientes son dinámicas que demuestran una aplicación desacertada de la cultura de competitividad:

  • Situaciones de acoso.
  • Empleados estresados.
  • Los problemas se acumulan.
  • No aparecen ideas innovadoras.
  • Siempre hay conflictos internos.
  • Los trabajadores llegan desanimados.
  • Prevalece una comunicación deficiente.
  • Algunos trabajadores dejan la empresa.
  • Bajas laborales por ansiedad y depresión.
  • Se producen retrasos y absentismos.
  • No aparece un aumento en la productividad.
  • Tenemos empleados conformistas que no se esfuerzan.

¿Cómo resolver los problemas de la competitividad mal implementada?

Si deseamos resolver estos problemas, es necesario reformular por completo nuestras estrategias de competitividad aplicadas. Para ello, realicemos reuniones conjuntas entre todos los departamentos, con el fin de conocer la situación y establecer cambios.

Tengamos presente que solo cuando se cuida al trabajador y se le incentiva, obtendremos su compromiso y el éxito de la propia empresa.


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