¿Existe causalidad mental en los trastornos psicológicos?
Al hablar de causalidad mental, diferentes preguntas aparecen en el horizonte: ¿qué es la mente? ¿Cómo la definiríamos? Pero siguen siendo muchas las dudas respecto a su forma, función o localización. No es conducta ni tampoco cerebro.
Si consideramos que es el resultado de la interacción entre lo que el cerebro “dicta” y lo que hacemos (conducta), lo más parecido sería lo que denominamos “cognición”. Por tanto, no deja de ser una constructo que nosotros mismos creamos para explicar algo que no terminamos de entender. Complejo punto de partida.
La mente enfrenta a conductistas radicales, psicoanalistas y neurocientíficos. Así que todo lo haga referencia concreta a la “causalidad mental” está sujeto a debate. Teniendo en cuenta esto, sabemos ya lo difícil de hablar de la mente como una identidad real. Diagnosticar una enfermedad mental no es como diagnosticar otras enfermedades físicas.
La enfermedad cardíaca se identifica con la ayuda de análisis de sangre y electrocardiogramas, pero clasificar la enfermedad mental es un esfuerzo más subjetivo. No existe un análisis de sangre para la depresión; ninguna radiografía puede identificar a un niño en riesgo de desarrollar trastorno bipolar. Al menos no todavía.
Qué dice la neuroimagen de la “causalidad mental” sobre los trastornos psicológicos
Gracias a las nuevas herramientas en genética y neuroimagen, los científicos están progresando para descifrar detalles de la biología subyacente de los trastornos mentales. Sin embargo, los expertos no están de acuerdo sobre hasta qué punto podemos impulsar este modelo biológico.
¿Son las enfermedades mentales simplemente enfermedades físicas que golpean el cerebro o estos trastornos pertenecen a una clase con entidad propia? ¿Es la causalidad mental la base de los trastornos psicológicos?
Eric Kandel, MD, galardonado con el Premio Nobel y profesor de ciencias del cerebro en la Universidad de Columbia, cree que todo se trata de biología. “Todos los procesos mentales son procesos cerebrales y, por lo tanto, todos los trastornos del funcionamiento mental son enfermedades biológicas“, dice.
“El cerebro es el órgano de la mente. ¿Dónde más podría estar la causa y la enfermedad mental misma si no fuera en el cerebro?”
Nuevos avances, nuevas conclusiones sobre la mente
En la mayoría de las áreas de la medicina, ahora tenemos un conjunto completo de herramientas para ayudarnos a saber qué está pasando, desde el nivel de comportamiento hasta el nivel molecular. Eso realmente ha llevado a enormes cambios en la mayoría de las áreas de la medicina.
En los últimos años, los científicos han hecho muchos descubrimientos interesantes sobre la función y la disfunción del cerebro humano. Identificaron genes relacionados con la esquizofrenia y descubrieron que ciertas anormalidades cerebrales aumentan el riesgo de una persona de desarrollar un trastorno de estrés postraumático después de un evento angustiante.
Otros se han centrado en las anomalías asociadas con el autismo, incluido el crecimiento cerebral anormal y la baja conectividad entre las regiones del cerebro.
Causas de la depresión desde un punto de vista orgánico
Los investigadores también han comenzado a desarrollar una explicación fisiológica para la depresión. Helen Mayberg, MD, profesora de psiquiatría y neurología en la Universidad de Emory, ha participado activamente en una investigación que destacó una región del cerebro, el área 25 de Brodmann, que es hiperactiva en personas con depresión.
Los mapas de los circuitos neuronales de la depresión, dice Mayberg, pueden eventualmente servir como una herramienta tanto para el diagnóstico como para el tratamiento. La comprensión de la biología subyacente, agrega, podría ayudar a los terapeutas a decidir qué pacientes se beneficiarían de una terapia más intensiva y cuáles no mejorarían sin medicación.
Sin embargo, a pesar del progreso y la promesa de su investigación, Mayberg no está lista para admitir que todas las enfermedades mentales algún día se describirán en términos puramente biológicos. Uno de los mayores problemas, dice, es que los diagnósticos de enfermedades mentales a menudo son categorías generales que incluyen muchas disfunciones subyacentes diferentes.
Diferenciación de la importancia de la causalidad mental en distintos trastornos
Cuando se trata de enfermedades mentales, no se aplica un enfoque único para todos. Algunas enfermedades pueden ser de naturaleza más puramente fisiológica.
Ciertos trastornos como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el autismo se ajustan al modelo biológico en un sentido muy claro. En estas enfermedades, las anormalidades estructurales y funcionales son evidentes en los escáneres de imágenes o durante la disección postmortem.
Sin embargo, para otras afecciones, como la depresión o la ansiedad, la base biológica no ofrece un correlato tan claro. A menudo, señala McNally, es probable que las enfermedades mentales tengan múltiples causas, incluidos factores genéticos, biológicos y ambientales.
Por supuesto, eso es cierto para muchas enfermedades crónicas, enfermedades cardíacas y diabetes incluidas. Pero para las enfermedades mentales, estamos muy lejos de comprender la interacción entre esos factores.
Matizando conceptos en la causalidad mental de los trastornos
Mientras tanto, el área emergente de la epigenética podría enriquecer lo que sabemos del vínculo entre las causas biológicas y otras causas de enfermedad mental.
La investigación en epigenética examina cómo los factores ambientales cambian el modo en el que los genes se expresan. Ciertos genes se activan o desactivan, expresados o no expresados, dependiendo de las circunstancias.
Las diferencias podrían atribuirse a marcadores epigenéticos, etiquetas químicas que se adhieren a hebras de ADN y, en el proceso, activan y desactivan varios genes. Sin embargo, esas etiquetas no solo afectan a las personas durante su vida. Como el ADN, los marcadores epigenéticos se pueden pasar de generación en generación.
Más recientemente, el equipo de McGill estudió los cerebros de las personas que se suicidaron y descubrió que aquellos que habían sido abusados en la infancia tenían patrones únicos de etiquetas epigenéticas en sus cerebros. “El estrés se mete debajo de la piel, por así decirlo“.
Lugar para la esperanza en la investigación
En opinión de McNally, el peligro de que los profesionales de la salud mental olviden la importancia de los factores ambientales para el desarrollo de enfermedades mentales no es grande. Estaríamos lejos de perder perspectiva.
Hay buenas razones para mantener la esperanza. “Creo que, cada vez más, entenderemos mejor el comportamiento a muchos niveles, y uno de ellos será fisiológico“, dice Insel. Ciertamente, agrega Kandel, los factores sociales y ambientales son importantes para comprender la salud mental. “Pero no actúan en el vacío, actúan en el cerebro“.
Es demasiado pronto para decir si algún día nos haremos un análisis de sangre para detectar esquizofrenia o una técnica de escaneo cerebral que identifique la depresión, haciendo más pequeño el espacio para la duda. Pero los científicos y los pacientes están de acuerdo: cuanto más comprendamos sobre nuestro cerebro y nuestro comportamiento, mejor.