La danza: el lenguaje del cuerpo

La danza ha pasado a formar parte del grupo de las artes creativas en psicoterapia. Se aprovecha de nuestra disposición para el movimiento, facilitando de esta forma una vía para la expresión de emociones y sensaciones que por otros senderos no son capaces de materializarse -en el mundo consciente, de una forma que las podamos comprender-.
La danza: el lenguaje del cuerpo
Gema Sánchez Cuevas

Revisado y aprobado por la psicóloga Gema Sánchez Cuevas.

Escrito por Sonia Budner

Última actualización: 26 abril, 2019

La vida es movimiento, desde el ciclo vital de la naturaleza hasta las mareas del mar. Movernos conecta nuestra relación con la vida. Cuando nos movemos (actuamos), creamos un puente entre lo que pasa por dentro y lo que mostramos al mundo, dando forma a una danza que revela más sobre nosotros mismos de lo que creemos.

Los rituales de danza han conformado el núcleo donde se centra la vida comunitaria para miles de personas desde la antigüedad. La danza ha marcado las principales experiencias de vida, los ciclos vitales, los ritos de paso e incluso los actos de guerra.

Pensemos que durante el siglo XX, los conceptos de movimiento y la danza se han desarrollado como especialidad en el campo de la psicología y la neurociencia está aportando muchos datos sobre cómo se relacionan el cerebro y la danza. Cuando una persona baila, varias entidades psicológicas emergen: su guion de vida, la forma en que conecta con el mundo y hasta sus principales áreas de problemas.

Mujer bailando

La danza es un medio para volver a conectar mente y cuerpo

Expresarse a través de la danza es beneficioso para la mente y para el cuerpo. El solo hecho de bailar produce endorfinas, que además de hacernos sentir bien, ayudan a la concentración y mejoran la calidad del sueño. Aportan energía de afrontar desafíos mentales y emocionales.

Los complementos terapeúticos que se basan en la danza forman parte de la psicoterapia transpersonal. Una disciplina de la psicología que emergió de la psicología humanista centrada en la conexión cuerpo-mente-emoción. A pesar de no estar reconocida por muchos como una corriente válida dentro de lo que podríamos llamar psicología científica, se utiliza ampliamente por en el marco de una terapia como un complemento que potencie los efectos de la misma.

Algunas escuelas de pensamiento añadirían que la danza muestra el contenido del inconsciente: fuerzas que motivarían muchos de nuestros impulsos. Por otro lado, el contenido de este inconsciente también se vertería en nuestro diálogo interno, ya fuese para bien o para mal.

La neurociencia de la danza

Los últimos estudios en neurociencia en relación con la danza nos están ayudando a comprender por qué bailamos y cómo el baile puede influir sobre nuestro Sistema Nervioso. Así, una de las principales conclusiones de la investigación llevada a cabo por la Dra. Hanna Poikonen, en la Universidad de Helsinki sobre la sincronización de bailarines, es que los bailarines expertos presentan una sincronización de ondas theta muy significativa. Estas ondas cerebrales están vinculadas a su vez a la sincronización de áreas cerebrales profundas.

Por otros estudios anteriores sabemos que la estimulación magnética transcraneal sobre el vermis cerebeloso (que conecta los hemisferios izquierdo y derecho del cerebelo) aumenta también la sincronización de ondas theta.

¿Qué es la “terapia de baile”?

La terapia de baile o movimiento es el uso psicoterapéutico de la danza y el movimiento como apoyo a las funciones intelectuales, emocionales y motoras del cuerpo. Es una forma de terapia expresiva que trabaja sobre la asociación entre el movimiento y la emoción.

De esta manera, el terapeuta utiliza la danza para ayudar a su cliente a conseguir una integración cognitiva, emocional, física e incluso social. Los beneficios comprobados son muchos. La reducción del estrés, un mejor manejo de los estados de ánimo o la mejora de la autoestima son algunos de ellos.

La terapia de danza es diferente al baile regular

La danza realizada en terapia es mucho más que un simple ejercicio. Los movimientos y la fluidez se interpretan como un lenguaje. Los movimientos comunican sentimientos y el terapeuta evalúa el lenguaje corporal, las expresiones emocionales y en general los comportamientos no verbales.

Algunas de las intervenciones en la terapia de baile son la de emparejar el baile con alguien más y hacer de eco para los movimientos de otra persona a modo de espejo. También se utilizan metáforas de movimiento para expresar un desafío o un logro.

Durante el proceso de terapia de danza hay importantes habilidades que se pueden desarrollar. La confianza en la capacidad de estar presente de manera empática o la habilidad de proporcionar respuestas de manera auténtica y sincera.

Mujeres bailando

Hablar a través del cuerpo

Nuestros sentimientos y experiencias de vida viven dentro de nuestro cuerpo y pueden haber quedado atrapados en él. El cuerpo puede tener las claves para desbloquear nudos emocionales a niveles profundos. Podemos entenderlo como un proceso que habla a través del cuerpo, que es muy diferente a hablar solo a través de la cabeza.

No hace falta ser un bailarín profesional para beneficiarse de este tipo de terapias, de hecho no han sido diseñadas pensando en ellos. En definitiva, la danza se nos ha desvelado como una forma de expresión de emociones y sensaciones que no encuentran un espacio de expresión en otras versiones o lugares.

 


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