¿Por qué no dejo de pensar en una persona que me hizo daño?

Si tanto te ha lastimado, ¿por qué piensas en esa persona? Las razones del corazón son inexplicables, pero cuando se pierde el respeto, lo mejor es pasar página y cuidar tu bienestar emocional.
¿Por qué no dejo de pensar en una persona que me hizo daño?
Leticia Martín Enjuto

Revisado y aprobado por la psicóloga Leticia Martín Enjuto.

Escrito por Gabriela Matamoros

Última actualización: 14 agosto, 2024

De amor nadie se muere, pero la herida duele. Terminada una relación, siempre nos dicen: «Respira. Déjalo ir». Pero cuando el corazón se lastima, cuesta y mucho. Dejar de pensar en una persona que te hizo daño puede parecer imposible, sobre todo, porque el dolor y el enojo nos hacen rumiar de manera continua, atrapándonos en un ciclo de pensamientos obsesivos.

Hay que ser sinceros: en el momento que decidimos alejarnos de una pareja, los recuerdos regresan a nuestra cabeza como una película. Pero ¿qué pasa cuando revives momentos pasados, idealizas los buenos tiempos y minimizas el dolor? Liberarte de esos sentimientos es importante para tu bienestar. Enseguida, profundizaremos en las razones detrás de esta situación y te ofreceremos algunas estrategias para recuperar tu paz mental.

1. Idealizas a tu expareja

Es inteligente, te hace reír y cada momento a su lado te llena de alegría. Para ti, parece tenerlo todo, pero hay algo innegable: te hace daño. Es posible que no prestes atención a esta realidad, porque esperas que un día se dé cuenta de que eres el hombre o la mujer de su vida. Aunque suene duro, luchas en vano; las probabilidades están en tu contra.

Enfocarse solo en sus virtudes y pasar por alto sus defectos y el daño que estos causan en la relación es idealizar a alguien. Tu mente se obsesiona con la imagen perfecta de esta persona, lo que profundiza la herida en tu corazón y te alimenta de falsas esperanzas que quizás nunca se materialicen.

2. Idealizas el pasado que compartieron

A menudo, tendemos a recordar solo los momentos buenos de una relación y a minimizar, o incluso olvidar, los malos. Con cariño, es posible evocar las veces que compartieron risas después de un viaje, durmieron juntos o bailaron hasta que les dolían los pies. Sin embargo, estos recuerdos no deben eclipsar el dolor causado por malos tratos, infidelidades u otras heridas emocionales.

Por otro lado, este sesgo de memoria crea una versión distorsionada de la realidad. Es como si vieras una pintura donde solo se resaltan los colores más vivos y alegres, al término que permanecen ocultas las sombras y así como los tonos oscuros que también forman parte de la obra. Esto hace mucho más difícil superar a alguien, porque añoras una versión idealizada de la relación en lugar de la verdadera.

Para superar esta trampa mental, es importante recordar todo el contexto de la relación.

3. Disonancia cognitiva

La disonancia cognitiva ocurre cuando nuestras acciones y creencias entran en conflicto. Aunque sabes que esa persona te causa dolor y que mantenerla en tu vida es perjudicial, todavía sientes afecto por ella. Esta discrepancia genera una tensión interna que tu mente intenta resolver, a veces, al justificar o minimizar el comportamiento tóxico del otro para aliviar el malestar.

Este conflicto interno haría que pienses constantemente en esta persona, con el objetivo de encontrar una manera de alinear tus sentimientos con la realidad de sus acciones. En lugar de avanzar, te encuentras atrapado/a en un ciclo de justificaciones y racionalizaciones que perpetúan el apego emocional.

4. Tienes dependencia emocional

La dependencia emocional se define como una necesidad extrema de afecto y contacto continuo con la pareja. Este tipo de apego es fuerte en relaciones tóxicas.

A pesar del daño causado, alguien dependiente siente que necesita a su pareja para afrontar la vida y llenar su vacío emocional. Esto genera un miedo constante al abandono, la soledad, el rechazo y a no ser querido. Por ello, sitúan a su pareja en una posición prioritaria en sus vidas, idealizándola y asumiendo un rol subordinado y sumiso.

Acabar este ciclo implica trabajar en la autoestima y aprender a encontrar felicidad y satisfacción dentro de uno mismo, sin depender de otro para ello.

5. Anhelas darle un cierre apropiado a la relación

A veces, las relaciones terminan de manera abrupta, sin una despedida adecuada. Si ocurre así deja una sensación de vacío, como si hubiera asuntos pendientes. Tener un cierre apropiado es crucial para avanzar y aliviar el dolor de la ruptura. Sin él, los recuerdos de esa persona volverían una y otra vez, pues intentan encontrar sentido a la situación.

Para avanzar, puede ser útil buscar formas de obtener un cierre simbólico. Escribir una carta que nunca enviarás o hablar con un terapeuta sobre tus sentimientos no resueltos sería de utilidad, con el propósito de pasar la página y seguir adelante.



6. Deseas estar con alguien que te valide constantemente

Los seres humanos tenemos una necesidad innata de sentirnos apreciados. No obstante, en ocasiones, buscamos la opinión y el reconocimiento de las personas equivocadas. Si alguien que te lastimó te hizo sentir especial o importante en algún momento, es posible que aún busques esa validación luego de que la relación terminara.

Quedarse atrapado en un ciclo de intentar demostrar tu valor a alguien que no lo aprecia es desgastante y solo te lastima. Para romper este patrón, es crucial reconocer que eres único/a y suficiente por ti mismo/a. Abraza tus virtudes y defectos, y entiende que no siempre es posible complacer a todos. La aprobación externa no debería ser tu guía de referencia para valorar tu propio mérito.

7. Temes a lo desconocido

Si fuiste infeliz en tu relación durante demasiado tiempo, lo lógico sería pasar página y continuar con tu vida. Pero cuando alguien causa un profundo dolor en tu corazón, la desconfianza puede llevarte a creer que debes regresar a esa relación, aunque ya no sea saludable.

Por otro lado, el temor a la soledad puede hacer que te aferres a alguien que no vale la pena. Es natural pensar que solo esa persona te entiende y que estar juntos es lo mejor porque te conoce bien. A pesar de esto, adentrarse de nuevo en una relación tóxica nunca es saludable.

Superar este miedo supone confiar en tu capacidad para manejar lo que venga y ver esta situación como una oportunidad para fortalecer tu amor propio.

La experiencia con una persona no define todas tus relaciones futuras. Cuentas con amigos y familiares que te aprecian y están dispuestos a apoyarte. Busca consuelo en ellos para superar esta etapa. Mereces rodearte de quienes aporten paz a tu vida, te hagan sentir seguridad y motiven a abrirte a nuevos comienzos.

8. Sufres de baja autoestima

La baja autoestima es un estado en el que empiezas a verte como inferior o no merecedor de cosas buenas en la vida. Esta visión distorsionada se extiende al ámbito amoroso, y hace que sientas que no mereces una pareja mejor. Si no crees en tu propio valor, es fácil aferrarte a alguien que te hizo daño. Ello perpetúa un ciclo en el que tu salud mental podría comprometerse.

Trabajar en tu mejor versión e ir a terapia ayuda a salir de ello. Empieza por establecer y alcanzar metas personales, rodeándote de quienes te valoren y busquen tu bienestar. Actividades como inscribirte en un curso, retomar un hobby, practicar mindfulness o hacer ejercicio también pueden fortalecer tu autoconfianza.

Aunque es un proceso que toma tiempo, ir de la mano con tu psicólogo te ayudará a despojarte poco a poco de las creencias negativas sobre ti.

9. Esperas que él o ella cambie

Es probable que te aferres a la esperanza de que la persona que te hizo daño cambie y se arrepienta. Si bien tienes fe de que un día se dará cuenta del dolor que causó y se produzca una reconciliación, esto solo prolonga tu sufrimiento. Las personas solo cambian si en realidad desean hacerlo, y tu bienestar no debe depender de alguien más.

Aparte, pensar que tú debes cambiar para que la relación funcione también es perjudicial. No pierdas tu esencia ni alteres tu personalidad hasta el punto de no reconocerte. Realiza los cambios que consideres necesarios para tu crecimiento personal, pero no lo hagas con la expectativa de que esto salvará una relación.

Tu bienestar debe ser tu prioridad. Valórate y entiende que mereces una pareja que te acepte y te respete tal como eres.

10. Todavía no has perdonado a tu expareja

No haber perdonado a la persona que te hizo daño es una razón poderosa para no dejar de pensar en ella. El resentimiento y el rencor pueden consumir tu mente, haciéndote revivir el dolor una y otra vez. Dejar atrás los momentos dolorosos no significa justificar ni normalizar el comportamiento de tu ex; más bien, es una oportunidad para soltar el resentimiento que te ata al pasado.

Perdonar es una forma de liberarte y enfocarte en tu propio bienestar y no en lo que te hicieron. Anímate a practicar la gratitud por las lecciones aprendidas, tanto hacia ti como hacia la persona que te hizo daño. Esto favorece el alivio de la carga emocional, el rompimiento del ciclo de rencor y la apertura del camino hacia la paz interior.



Estrategias para dejar de pensar en una persona que te hizo daño

Después de entender algunas de las razones por las que no puedes dejar de pensar en una persona que te hizo daño, es momento de hacer un cambio en tu vida. No es fácil arrancar de tu cabeza y tu corazón a quien amaste. El primer paso es aceptar que mereces seguir adelante y encontrar un amor bonito. Aquí tienes algunas estrategias que puedes aplicar:

  • Trabaja en redescubrir quién eres fuera de la relación: explora nuevos intereses, objetivos y metas personales. Esto te ayudará a reconectar con tu verdadera identidad y a fortalecer tu autoestima.
  • Establece límites claros: reduce el contacto o corta la comunicación por completo con la persona que te hizo daño. Mantener la distancia ayuda a ganar perspectiva y a reducir su influencia en tu vida.
  • No mires atrás: no te arrepientas de la decisión que tomaste. Mirar hacia atrás puede ser peligroso, pues la nostalgia te hará revivir memorias y olvidar las razones por las que es mejor pasar la página.
  • Acepta el duelo que experimentas: este proceso es necesario para sanar tu corazón. Permítete llorar, sentir enojo y tristeza. Aceptar estas emociones es un paso importante para liberarte del apego emocional.
  • Apóyate en tus seres queridos: hablar con amigos y familiares de confianza sobre tus sentimientos resulta muy útil. El apoyo social proporciona una red de seguridad emocional y ofrece diferentes perspectivas sobre la situación.
  • Intenta seguir con tu vida: crea nuevas experiencias en las que tú, tus amigos y tu familia sean los protagonistas. Viaja para despejar tu mente, elimina a la persona de tus contactos y evita la tentación de regresar. No te estanques por añorar un cambio que no llegará.
  • Practica el autocuidado: actividades como el ejercicio regular, la meditación, una alimentación equilibrada y el sueño adecuado contribuyen a mejorar tu bienestar general. Retomar lo que más te hace feliz, te ayudará a reconectar contigo; por ejemplo, los pasatiempos.
  • Acepta que esa persona no te conviene: cuando alguien pisotea tu dignidad, es mejor alejarse. Ten presente tu valía como ser humano. Tolerar malos tratos o palabras hirientes no es sano y solo resquebraja la confianza. Por tu bienestar, no normalices estas situaciones.
  • Acude a terapia: visitar a un profesional de la salud mental puede ayudarte a superar el apego emocional. Este ofrece estrategias personalizadas y técnicas, como la terapia cognitivo-conductual, para reestructurar pensamientos negativos y desarrollar habilidades de afrontamiento.

Recuerda, mereces una relación saludable

¿Cuántas veces hemos escuchado que para amar no se deben recibir migajas? Cuando alguien nos lastima, lo mejor es dejarla ir. Aunque al principio parezca que esa persona es la única que nos entiende y que la necesitamos para sentirnos completos, es fundamental priorizar nuestro bienestar. Pregúntate, ¿qué es mejor: sentirse pleno o estar atrapado en un vínculo que no da más?

Mereces que te amen de la misma manera que tú amas: con intensidad, entrega y confianza. No aceptes menos que eso. Tu relación debe hacerte sentir seguridad. Cultiva tu autoestima y trabaja en tu crecimiento personal. Asimismo, acepta que es normal pasar por momentos de tristeza, pero no permitas que el dolor te defina.

Tienes el poder de crear la vida y las relaciones que deseas. Confía en tu capacidad para superar el sufrimiento y abrirte a nuevas oportunidades y experiencias que te hagan sentir valorado/a.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.



Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.