El desarrollo del pensamiento formal (características y ejemplos)

El pensamiento formal empieza en la adolescencia y sigue durante toda nuestra etapa adulta. Nos permite resolver problemas complejos, hipotetizar y proyectarnos en el futuro. Pero, ¿qué más caracteriza este tipo de pensamiento?
El desarrollo del pensamiento formal (características y ejemplos)
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 09 diciembre, 2022

El pensamiento formal forma parte de la teoría del desarrollo cognitivo, elaborada por el psicólogo, epistemólogo y biólogo suizo Jean Piaget; la cual ofrece una explicación exhaustiva sobre la naturaleza y el desarrollo de la inteligencia humana.

A través de ella, Piaget describe, hasta 4 etapas, siendo la última la del pensamiento formal; el cual suele aparecer en el inicio de la adolescencia, hacia los 11 años aproximadamente.

En este caso, el pensamiento formal permite que el adolescente empiece a elaborar hipótesis de la realidad cada vez más complejas basadas en el futuro. Además, contribuye a que éste sea más capaz de pensar más allá del presente inmediato, lo que a su vez le permite proyectarse en una realidad futura.

Dicho esto, profundicemos en esta etapa y cómo se desarrolla.

El desarrollo del pensamiento formal

El pensamiento formal es una etapa del desarrollo cognitivo que se inicia en los primeros años de la adolescencia. Ésta se caracteriza por la capacidad para salir del presente concreto y empezar a elaborar representaciones abstractas de la realidad.

Fue Jean Piaget el primero en hablar del pensamiento formal. Según él, es un hito que alcanzamos la inmensa mayoría de nosotros, con independencia del contexto social y educativo.

Por norma, entramos en la etapa del pensamiento formal al comienzo de la adolescencia (según el autor, la adolescencia va de los 11 a los 20 años). Además, se configura como el último estadio cognitivo en el que nos desarrollamos los adultos (cuyas etapas anteriores corresponden al desarrollo sensoriomotriz, el pensamiento preoperacional y el de las operaciones concretas).



Chico adolescente pensando sentado

Infancia: el pensamiento basado en el “aquí y ahora”

Cuando los niños son pequeños, viven en el “aquí y ahora”. Su realidad y su pensamiento se funden en un único momento, que es el presente. Así, cuando tienen que elaborar pensamientos o razonamientos, se basan en este presente para hacerlo.

“No van más allá” y es normal, pues corresponde con los hitos del desarrollo cognitivo de la etapa en que se encuentran. Sin embargo, a medida que pasan los años y que crecen, van desarrollando la capacidad para establecer operaciones mentales conjugando diferentes tiempos; ya pueden emplear la imaginación con soltura para viajar al futuro y al pasado y conectar hechos en apariencia muy distritos.

Pensamiento formal: ir más allá de la realidad presente

De esta forma, entran en la etapa del pensamiento formal. En ella, adquieren la capacidad para realizar hipótesis que van más allá de lo que ven sus ojos. Empiezan a hacer análisis y a elaborar pensamientos más allá de esa realidad actual. De esta forma, ya no utilizan únicamente lo que ven, sino también lo que no está frente a ellos.

Además, utilizan también las leyes naturales para entender y explicar determinados fenómenos.

Para entenderlo mejor, pongamos un ejemplo: imagínate que llueve. Un niño pequeño puede dar la siguiente explicación: el agua cae del cielo porque hay nubes, mientras que un adolescente (que ya tiene un pensamiento formal) podría ir más allá de lo que ve, e intentar encontrar un origen en aquello que sus sentidos no han percibido.

Características del pensamiento formal

Jean Piaget y Bärbel Inhelder, psicóloga suiza, fueron referentes en el estudio del pensamiento formal. Ellos hablaron de algunas características importantes en esta etapa cognitiva, y son a las que vamos a hacer referencia.

Según ellos, es en la adolescencia cuando nuestra flexibilidad cerebral permite que se activen nuevos procesos cerebrales, los cuales nos ayudan a generar nuevas teorías y opiniones sobre temáticas diversas.

De esta forma, el adolescente será capaz de empezar a elaborar hipótesis abstractas que podrá, en el futuro, contrastar con la realidad.

Ahora bien, dentro de esta etapa intervienen una serie de aspectos que es importante tener presentes. Estos son:

La importancia del lenguaje

El pensamiento formal se va desarrollando y el lenguaje adquiere un papel cada vez más relevante. Los adolescentes ya no razonan solo sobre aspectos físicos de la realidad, sino también sobre aspectos relacionados con el lenguaje.

Enunciados complejos

A través del pensamiento formal, los adolescentes también son capaces de entender enunciados complejos (cosa que no ocurría en la infancia). De la misma forma, son capaces de elaborar, ellos mismos, enunciados también más complejos y abstractos.

Mediante ellos, pueden describir la realidad de forma más detallada; por ejemplo, a través de oraciones subordinadas y condicionales.



Resolución de problemas

El pensamiento formal, según Piaget e Inhelder, también es útil para resolver problemas. Así, es un tipo de pensamiento que permite acceder a la información que se necesita, organizarla y descartar aquello que no es relevante para, por ejemplo, intentar predecir lo que ocurrirá los próximos días.

“Las funciones esenciales de la mente consisten en la comprensión y en la invención, es decir, en la construcción de estructuras mediante la estructuración de la realidad”.

-Jean Piaget-

Chico adolescente pensando

Predicciones e hipótesis

Como decíamos, en esta etapa cognitiva los análisis que se realizan ya no se basan solo en lo que ven nuestros ojos, sino en lo que uno es capaz de imaginar, hipotetizar o predecir. Además, ya no se analiza únicamente la conducta o las personas, sino también los sentimientos y las emociones. Esto implica “ir más allá” de lo que se ve.

Por ejemplo, un niño puede decir que quiere a sus hermanos porque son de su familia; un adolescente puede decir esto e incluir que valora también en ellos aspectos como el apoyo que le ofrecen, su amor y cariño, su comprensión, etc.

El pensamiento formal caracteriza la última etapa del desarrollo cognitivo de las personas. A través de él podemos hacer reflexiones y análisis que van más allá de la realidad tangible.

Retrasos en la adquisición del pensamiento formal

Como ya se dijo, el pensamiento formal se desarrolla en la adolescencia, entre los 11 y 15 años los jóvenes empiezan a adquirir este tipo de razonamiento.

Sin embargo, a pesar del estadio evolutivo en el que se encuentran, algunos chicos sin algún trastorno cognitivo de base pueden tener dificultades para pensar de manera abstracta, plantear hipótesis y resolver forma eficaz problemas de presentados en la vida cotidiana.

Con respecto a ello, el mismo Piaget reconocía la dificultad de los adolescentes para alcanzar este nivel en su desarrollo mental. Sin embargo, consideraba que no era imposible de adquirir, puesto que en su etapa de desarrollo biológico estos contaban con una mayor configuración neuronal o madurez cerebral.

De esta forma, un posible retraso en la adquisición de este pensamiento puede deberse a la ausencia de un ambiente estimulante que ayude al adolescente a fortalecerlo. Como consecuencia, el joven tiende a presentar problemas en su educación secundaria, especialmente en las áreas donde el pensamiento formal se hace necesario, como el caso de las matemáticas.

En estos casos, la mejor alternativa es estimular al joven con actividades que ayuden a potenciar este pensamiento. Para ello se han desarrollado programas para tal fin, los cuales han sido exitosos. Asimismo, el adolescente puede realizar actividades estimulantes como:

  • Participar en debates.
  • Realizar hipótesis sobre diversos eventos de la vida cotidiana.
  • Leer de libros y que luego los discuta.
  • Realizar ejercicios de cálculo mental.
  • Desarrollar el hábito de escribir como, por ejemplo, escribir un diario.

Para concluir, recalcamos que gracias al pensamiento forma adquirimos flexibilidad mental y somos capaces de entender (y elaborar) enunciados cada vez más complejos. Es un pensamiento útil para resolver problemas que nos permite, además, tener ideas abstractas, así como ideas “posibles” y no únicamente “reales”.

«El pensamiento científico, entonces, no es momentáneo, no es una instancia estática, sino que es un proceso».

-Jean Piaget-


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