Voy al psicólogo y me siento peor, ¿es normal?

¿Sabías que pueden pasar 12 sesiones de terapia psicológica antes de empezar a sentirte mejor? En este artículo te contamos por qué ocurre, cuándo es esperable y qué hacer si el malestar persiste.
Voy al psicólogo y me siento peor, ¿es normal?
Macarena Liliana Nuñez

Revisado y aprobado por la psicóloga Macarena Liliana Nuñez.

Última actualización: 05 julio, 2025

«Voy al psicólogo y me siento peor», es una frase más usual de lo que imaginas. Muchas personas empiezan una terapia con la esperanza de encontrar alivio, pero se enfrentan con una realidad distinta: recuerdos dolorosos, malestar, dudas y confusión. Ante eso, pueden surgir dudas: «¿Está funcionando?». «¿Estoy haciendo algo mal?». «¿Será que no me sirve la terapia?».

Tranquilo. Sentirse peor durante la terapia es más común de lo que parece y, en la mayoría de los casos, no significa que esté fallando. Tal vez hablaste de un recuerdo que te dolió, tocaste un tema que no esperabas o solo saliste con más preguntas que respuestas. Tanto si ocurre en una primera sesión como luego de varias, ese malestar puede ser parte del camino para sentirte mejor.

En este artículo, te explicamos por qué sucede esto, cuándo es normal sentirse así, cómo saber si la terapia va por buen camino y qué hacer si el malestar persiste.

¿Por qué te sientes peor al comenzar terapia?

Si te preguntas «por qué me siento peor después de que voy al psicólogo», es importante saber que, al principio de la terapia, se suele revisar tu historia y atender emociones o heridas que dejaste de lado. Es normal que abrir esos temas del pasado te haga sentir abrumado. Sin embargo, todo eso forma parte del trabajo terapéutico y su objetivo es mirar hacia atrás para comprender mejor tu presente y hacer cambios positivos con miras al futuro.

La confusión, el enojo, la tristeza o la ansiedad luego de una consulta o de las primeras sesiones no es inusual y no significa que no resultará en una psicoterapia exitosa. De hecho, puede indicar que empiezas a conectar con emociones profundas y que tu psicólogo te está impulsando para afrontarlas.

Al comienzo quizás es difícil, pero tu terapeuta está ahí para guiarte y acompañarte. Él está capacitado para ayudarte a procesar y afrontar las emociones, algo que forma parte de los efectos naturales de la terapia.

Ten en cuenta que un tratamiento es un proceso complejo, a veces más o menos largo, pero que puede resultar complicado por momentos hasta hacerte sentir mejor.


¿Cuándo es esperable sentirse así?

Como mencionamos, esas primeras sesiones o algunos momentos de la terapia pueden ser complicadas de sobrellevar. Lo cierto es que el malestar no siempre se presenta creemos que será evidente, sino que, en ocasiones, surge de forma sutil, cuando uno menos lo espera; como por ejemplo:

  • Después de una sesión intensa, en la que se habló sobre temas sensibles o dolorosos. Ir al psicólogo y sentirse peor puede ocurrir a causa de una sesión reveladora. Es posible que salgas confundido, cansado o irritable.
  • Al tomar conciencia de dinámicas o patrones repetitivos, que tal vez no habías visto antes. Por ejemplo, reconocer que has actuado siempre desde el miedo al rechazo puede doler, pero también es el primer paso para transformarlo.
  • Al iniciar el tratamiento, cuando cuentas por primera vez lo que te pasa. Narrar tu historia, poner en palabras emociones que tal vez llevas tiempo reprimiendo o reconocer situaciones dolorosas, puede causar tristeza, ansiedad o sensación de vulnerabilidad.
  • En momentos de aparente estancamiento, al sentir que no avanzas o que repites experiencias. Esto puede generar frustración, pero suele ser una antesala de avances importantes. Recuerda que el proceso terapéutico no es lineal y, en ocasiones, el cambio toma tiempo.
  • Cuando se empiezan a aplicar cambios en la vida cotidiana, como poner límites, cuestionar vínculos o expresar necesidades. Aunque estos pasos son fundamentales para tu bienestar, también implican que algunas relaciones cambien y es normal sentir miedo o culpa en ese proceso.
En estos momentos, tu mundo interno se está reordenando. Aunque a veces duela, puede ser una buena señal.

¿Qué hacer si la terapia parece no funcionar?

Si sientes que no mejoras a medida que avanza el tratamiento, podrías preguntarte y analizar si tu psicólogo parece comprenderte, si el plan diseñado parece tener sentido y si consideras que verás un progreso.

Aun así, debes saber que la terapia psicológica tarda un tiempo en hacer efecto. Como indican desde la Academia Americana de Psicología (AAP), es posible sentirse mejor recién a partir de unas 6 a 12 sesiones. Esto dependerá el tipo de abordaje, ya que la terapia cognitivo-conductual puede mostrar mejoras en síntomas concretos más rápido que la terapia psicodinámica. Y en situaciones como traumas o tener muchos problemas, llevaría alrededor de uno o dos años, según el enfoque y cada caso particular.

Es importante continuar con la terapia durante el tiempo suficiente para darle la oportunidad de que funcione. En promedio, la mitad de los pacientes necesitan de 15 a 20 sesiones para recuperarse, refiere la AAP.

También es cierto que muchos profesionales utilizan una psicoterapia de tiempo limitado en la que indican una cierta cantidad de sesiones. Esto puede crear un efecto de expectativa y una presión, resultando a veces insuficiente. No es extraño que ello ocurra, ya que cada persona avanza a un ritmo diferente; pero lo mejor es consultar con el psicólogo al respecto.

Además, si te preocupa el diagnóstico o el tipo de tratamiento, puedes acudir con otro terapeuta para obtener una segunda opinión. Lo ideal es avisarle a tu profesional actual antes de hacerlo. En ese caso, y si el tratamiento inicial no parece mejorar con el paso del tiempo, pueden evaluar cambiar de psicólogo. Esto no significa que exista algún problema personal o que su evaluación estuviera equivocada, sino que tan solo no conectan entre sí.



Algo importante que deberías saber antes de ir al psicólogo es que el malestar inicial suele ser transitorio. Ahora bien, cuando no ves ningún progreso, incluso después de probar por un tiempo, no te sientes comprendido o tus síntomas empeoran sin un momento de alivio, sí es recomendable hablar con tu psicólogo sobre qué se puede hacer. En esos casos, es posible que él inicie la conversación. Si no lo hace, puedes plantearlo tú.

Consúltale sobre otras terapias alternativas que crea adecuadas para tu caso particular o sobre distintos tipos de tratamientos que pueda ofrecerte. En cualquier caso, no temas preguntarle, ya que será comprensivo al respecto.

Otras veces, quizás la relación con tu psicólogo no es tan buena. Si es así, debería estar dispuesto a charlarlo. Un terapeuta se interesará en que continúes con tu terapia, aunque no haya salido bien tu intento con él. Por eso, no te desanimes y convérsalo cuando tengas dudas.

El tiempo es esencial

No eres la única persona que se ha dicho a sí misma «voy al psicólogo y me siento peor que antes». Pero eso no siempre significa que la terapia esté fallando; sucede que, muchas veces, el ritmo propio no coincide con las expectativas.

Con el paso de las sesiones, la mayoría de las personas experimenta un mayor bienestar y cambios positivos en su vida. Estos avances son señal de que el proceso está en marcha. Y para que dé frutos, es fundamental ver cada sesión como un trabajo colaborativo y confiar en los efectos a largo plazo. Esto implica abrirte, ser honesto con tu psicólogo y cumplir con las tareas en casa que te asigne.

Ahora, si a pesar de todos los esfuerzos sientes que algo no está bien, la mejor opción es hablarlo con tu terapeuta. Quizás quieras explorar con otros profesionales o con distintos tipos de terapias psicológicas. Mucha gente no encuentra un psicólogo adecuado a la primera, pero eso no quiere decir que no puedas empezar de nuevo.


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Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.