Qué es el estado de «shock» y por qué se produce

La mayoría en algún momento experimentaremos un choque emocional. Recibir una mala noticia o ser testigo de algo impactante puede paralizarte e incluso hacer que sufras una disociación.
Qué es el estado de «shock» y por qué se produce
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 03 febrero, 2025

Cuando Laura llega a su puesto de trabajo en la oficina, se encuentra a su compañera Rebeca inmóvil en su escritorio con el teléfono en la mano. No reacciona a sus palabras y su rostro expresa una mezcla de desconcierto y pánico. Unos minutos después, descubre que acaban de llamarla para decirle que su pareja está en el hospital por un infarto. Rebeca se encuentra en estado de shock.

Esta es una experiencia en la cual las emociones nos colapsan. Son situaciones en las que, de pronto, nos vemos ante un evento doloroso que la mente no puede procesar. La intensidad psicofisiológica es muy elevada, hasta el punto de sentirte paralizado/a y no creer lo que te sucede.

¿En qué consiste un shock emocional?

Casi nadie está preparado para afrontar un giro inesperado del destino. Recibir una mala noticia, sufrir una pérdida… Nuestro sistema nervioso no siempre puede adaptarse de forma instantánea a una circunstancia estresante. El pico de adrenalina y cortisol que recibe es tan intenso que la primera reacción es sufrir un bloqueo en todos los niveles: emocional, mental y físico.

Algo que debes tener en cuenta es que esta experiencia es del todo normal. No hay nada patológico en sentir entumecimiento, pánico, desesperación o en no ser capaz de reaccionar. Es más, el shock emocional puede aparecer tanto en la adversidad como en estados de gran alegría. Además, tienen una corta duración.



Lo que pasa en tu cerebro

Imagina que estás a punto de cruzar un paso de cebra y eres testigo de cómo un vehículo embiste a una mujer. La imagen de ese atropello te paraliza. El mundo se detiene ante tus ojos y tienes la sensación de que estás fuera de tu cuerpo, de que todo lo que te rodea no es real. El fenómeno del choque emocional es una respuesta de tu sistema nervioso ante un estímulo que lo sobrepasa.

En estas circunstancias, la amígdala, encargada de detectar amenazas, envía señales de alarma al hipotálamo. En ese instante, se libera una cantidad tan elevada de hormonas del estrés, que la corteza prefrontal, responsable del pensamiento lógico y reflexivo, es incapaz de reaccionar. Todo tu sistema nervioso queda atrapado en una respuesta de congelación.

¿Cuáles son los síntomas?

Antes de profundizar en la manifestación sintomática, ten en cuenta que cada persona expresa el estado de shock de una manera particular. Hay quien grita, hay quien llora y están los que son incapaces de reaccionar. Por lo general, este cuadro clínico pierde intensidad a los pocos minutos, pero hay personas que pueden derivar en un trastorno de estrés postraumático.

Lo que siente tu cuerpo

Como te indicamos, ocurre una activación intensa del sistema nervioso simpático. Esto significa que lo primero que notarás es un aumento del ritmo cardíaco. Tu cerebro, ante algo tan impactante, te activa para que reacciones y por ello sentirás desde tensión física hasta una respiración acelerada.

Las hormonas del estrés circulan por tu organismo en grandes cantidades, de manera que puedes sentir tanto sudoración excesiva, como fatiga exagerada o una sensación de debilidad generalizada. En casos extremos, hay quien nota incómodas náuseas e incluso acaba desmayándose.

Tus emociones y pensamientos

La mente suele quedarse bloqueada en un estado de choque emocional. Esto se explica casi siempre por la disociación, es decir, por ese mecanismo de defensa que emplea el cerebro cuando las emociones estresantes te sobrepasan. De hecho, como señalan en Journal of Psychiatric Research, esta reacción es algo habitual en vivencias traumáticas y de estrés postraumático.

Asimismo, en este escenario tu cerebro se desconecta de la reflexión lógica, así que no es fácil pensar con claridad. Todo te parece irreal, es como si estuvieras viendo una película imposible de procesar, mientras la ansiedad, el pánico o el miedo paralizante provocan que osciles entre el llanto incontrolable y el silencio total.

¿Qué desencadena un shock emocional?

El estado de shock te atenaza cuando aparece un evento inesperado sobre el que no tienes control. Podríamos decir que lo impactante no es el hecho en sí, sino cómo lo interpretes. Hay quien ante un asalto o enfrentamiento violento actúa defendiéndose y otros, en cambio, podemos quedarnos paralizados. Son vivencias normales, cuyas tipologías son las siguientes:

  • Muerte inesperada de un ser querido: si hay una vivencia adversa y dramática, es sin duda la pérdida repentina de alguien cercano que amas. Algo así genera experiencias de gran impacto emocional muy difíciles de asumir.
  • Violencia física o emocional: estos casos pueden llevarte a una respuesta traumática inmediata. Lo vemos con frecuencia en mujeres que viven maltrato o abuso. Muchas sufren una «respuesta de congelamiento» y se ven incapaces de reaccionar o de verbalizar.
  • Accidentes graves o situaciones de peligro: sobrevivir a un accidente automovilístico o ser testigo o víctima de un desastre natural puede desencadenar una respuesta de shock. También, por ejemplo, sufrir secuestros o verse en peligro extremo. Es más, estas experiencias pueden extenderse en el tiempo y derivar en un trauma.
  • Experiencias positivas: tal y como indicamos más arriba, esta experiencia puede aparecer por un evento o noticia positiva de gran impacto. Ganar un premio, recibir la visita inesperada de alguien que queremos o saber que vas a ser padre o madre tras llevar tiempo intentándolo, son sencillos ejemplos de cómo, a veces, la felicidad nos bloquea.
  • Recibir malas noticias: un estudio divulgado en Acta Oncológica describe la impresión que suelen ocasionar los diagnósticos asociados al cáncer. El shock es devastador, más aún si los médicos no son hábiles a la hora de comunicártelo. Algo parecido se suele sentir con los despidos inesperados o cuando descubres, por ejemplo, una traición por parte de tu pareja.

¿Qué puedes hacer cuando lo experimentes?

Es muy posible que, al echar tu memoria emocional atrás, detectes más de un momento en que sufriste un choque emocional. Son instantes que no se olvidan porque están vinculados a circunstancias de gran impacto. Nadie nos prepara para ello, por lo que toda reacción es válida. Si te sucede, considera los siguientes ejercicios sencillos que ayudan a recuperar la calma; también las técnicas más enfocadas y, por supuesto, el apoyo profesional para manejar estos casos.

Acepta y comprende

No es necesario que hagas nada en particular. Solo acepta, entiende, aplica la autocompasión y deja que tu sistema nervioso recupere la estabilidad. Lo que experimentas es algo comprensible, lo que estás viviendo no es fácil y tanto tu cuerpo como tu mente deben adaptarse poco a poco.

Deja espacio a lo que pasa después del shock

Piensa que este impacto psicofisiológico se traduce en un aumento de cortisol y adrenalina en tu cuerpo. Los niveles son tan altos que, una vez el choque emocional pierda fuerza, sentirás debilidad, frío y cansancio, con lo cual es difícil que puedas resolver nada. Permítete descansar un poco, tumbarte unos instantes, si lo necesitas.

Apóyate en alguien

Cuando la adversidad aparece ante nosotros todo se tambalea. Tener a alguien que te sostenga a nivel emocional, que te proteja, acompañe y cuide en esos instantes es crucial. Lo que más necesita el ser humano cuando lidia ante algo de gran impacto es compasión y apoyo. Así que no dudes en llamar a alguien para que esté junto a ti.

Técnicas de regulación fisiológica

En cuanto sientas que tu corazón empieza a dispararse y la taquicardia tome el control, no dudes en aplicar recursos de regulación del sistema nervioso. Si tu mente está en condiciones para tomar decisiones, recurre a estos métodos:

  • Respiración profunda y consciente: realiza respiraciones lentas y profundas, inhalando durante 4 segundos, manteniendo la respiración durante 2 segundos, y exhalando en 6 segundos. Esto ayuda a reducir la actividad del sistema nervioso simpático.
  • Relajación muscular progresiva: contrae y suelta grupos musculares como el cuello, los hombros o el estómago para liberar tensión acumulada.

Técnicas de grounding (toma de tierra)

Las técnicas de toma tierra son muy efectivas para evitar que tu cerebro disocie. Son un recurso idóneo para lograr que tu mente se centre en el aquí y ahora, pero sin incrementar el nivel de ansiedad o pánico. Toma nota sobre cómo llevarlo a cabo:

  • Contacto con los sentidos: identifica cinco cosas que puedes ver, cuatro que puedes tocar, tres que puedes oír, dos que puedes oler y una que puedes saborear.
  • Movilización física suave: caminar despacio mientras focalizas tu mente en tu cuerpo o estirar los músculos conectándote al presente, son estrategias muy válidas.

Intervención profesional

Recibir una intervención temprana por parte de los profesionales de la salud, siempre ayuda a que ese evento no derive en un trauma o en estrés postraumático. De hecho, como señalan en Neuroscience and Biobehavioral Reviews, tales condiciones tienen un serio impacto en el cerebro. Por tanto, recibir unos primeros auxilios emocionales siempre ayuda.

Por otro lado, si los síntomas de shock emocional persisten o se intensifican, no dudes en consultar con un profesional especializado en trauma. En ocasiones, hay vivencias que se convierten en heridas internas que hay que sanar. En este sentido, la terapia cognitivo-conductual, la desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR) son opciones efectivas.



Una respuesta natural a situaciones poco comunes

Todos, en algún momento, deberemos hacer frente a un evento inesperado de gran impacto. Los que son positivos y agradables se sortean con más facilidad, pero aquellos que son estresantes y negativos nos dejan bloqueados. Es evidente que nadie merece ni debería pasar por estos instantes de oscuridad y desconcierto, pero, en realidad, estamos bastante preparados para ello.

Aunque ahora mismo te parezca difícil de creer, desde un punto de vista biológico, el ser humano ha hecho frente a innumerables adversidades a lo largo de la evolución. En tu interior, hay recursos, habilidades y mecanismos que te permitirán encarar esas vivencias. Lo más importante en todos los casos es tener apoyo, figuras que te sostengan y ayuden en esos instantes.


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