Qué es y qué no es la responsabilidad afectiva

¿Existe una buena responsabilidad afectiva en tu relación de pareja? Hay personas que no cuidan ni entienden en qué consiste esta artesanía emocional. Te la detallamos a continuación.
Qué es y qué no es la responsabilidad afectiva
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 07 septiembre, 2023

¿Cómo te sientes en tu relación de pareja? ¿Eres feliz? Si no tienes un vínculo afectivo con nadie ahora mismo, sitúa la mirada en el retrovisor de tu memoria. ¿Qué fue lo que falló la última vez que te enamoraste? Lo cierto es que, al poner bajo un microscopio la mayoría de los amores truncados, podrías descubrir que casi siempre hay desencadenante: la falta de responsabilidad afectiva.

No ser conscientes de cómo las acciones y palabras afectan al ser amado mina todo vínculo poco a poco. Quien no cuida su comunicación y no se esfuerza en regular las emociones difíciles, proyectará en el otro lo peor de sí mismo. Amar es respetar, cuidar y no dejarse llevar por la inercia del egoísmo. Te proponemos profundizar más en este tema.

«Comprométete. Escucha activamente a tu pareja. Haz preguntas. Da respuestas. Agradece. Crece emocional e intelectualmente. Sé honesto y digno de confianza. Dile a tu pareja lo que necesitas. Pregúntale qué necesita. Acepta sus defectos. Cuida tus modales. Ejercita tu sentido del humor. Respeta»

~ Helen Fisher (Por qué amamos, 2005) ~

¿Qué es la responsabilidad afectiva?

Tener una adecuada responsabilidad afectiva implica entender que tus acciones tienen un efecto en los demás. Estás ante una dimensión nuclear en toda relación de pareja que se nutre de dos aspectos clave: inteligencia emocional y respeto interpersonal. Sin ellas, aparecen las carencias, la invalidación afectiva y el progresivo dolor psicológico.

Como bien nos explica el filósofo Tom Roberts, en una publicación en Ethical Theory and Moral Practice, es esencial responsabilizarse primero de la adecuada gestión de las emociones. Si no eres consciente ni regulas tus frustraciones o ira interna, las proyectarás en tu pareja, y dicha relación tendrá complicaciones. Es prioritario habilitarte en la comprensión de cada elemento que conforma esta esfera. Te damos las claves.



1. Comunicación empática y asertiva

La comunicación respetuosa, empática y sincera es la piedra angular de toda relación sana. Es más, un trabajo publicado en Frontiers in Psychology la describe como el corazón de todo vínculo de pareja. La responsabilidad afectiva se conjuga a diario con ese diálogo comprensivo y emocional que cuida y sabe llegar a acuerdos. Para ejercitarlo puedes partir de estas guías:

  • Escuchar de forma activa: presta atención a lo que tu pareja te comunica sin interrumpir. Haz contacto visual, asiente y muestra interés genuino en entender sus emociones y pensamientos.
  • Practicar la empatía: trata de ponerte en el lugar del ser amado y comprender sus emociones desde su perspectiva. Para ello, reconoce y valida sus sentimientos, incluso si no estás de acuerdo con ellos.
  • Evitar la crítica y la acusación: John Gottman, psicólogo experto en relaciones de pareja, describe en su libro Siete reglas de oro para vivir en pareja (1999) que uno de los «jinetes del apocalipsis» en una relación, son las críticas y los desprecios. Evítalos.
  • Hacer uso de la asertividad: la honestidad, usar una comunicación asertiva, amable y respetuosa, es un pilar esencial de la responsabilidad emocional en la pareja.
  • Utilizar el lenguaje positivo: a la hora de comunicarte, evita enfocarte en lo negativo. En su lugar, intenta destacar lo que aprecias de tu pareja y lo que valoras en la relación.
  • Aprender a manejar el conflicto: recuerda siempre que los desacuerdos son normales en todo vínculo afectivo. Saber abordarlos de manera constructiva mediante la escucha, la expresión de las necesidades y la búsqueda de soluciones es algo esencial.

2. Respeto a la relación y al compromiso establecido

Toda relación afectiva parte de un acuerdo que hay que respetar. Si tienes con tu pareja un compromiso de exclusividad y fidelidad, hay que cuidarlo. Ahora bien, si has acordado un vínculo abierto o poliamoroso, lo último que hay que hacer es derivar en conductas dominadas por los celos.

Asimismo, si la relación se encuentra en crisis, ser responsable en esta materia también implica trabajar en su mejora. Invertir esfuerzos conjuntos, abordar lo que duele o incluso dejar ir lo que ya no tiene sentido, también es un componente nuclear de esta dimensión.

3. Establecer acuerdos y entender que todo comportamiento tiene un efecto

Una relación no es una empresa, pero sí es un equipo y, como tal, requiere consensuar acuerdos y normas internas. La responsabilidad afectiva implica conocer cuáles son los límites y necesidades de cada uno. Esto, exige negociaciones y diálogos que, lejos de eludirse, deben clarificarse cuanto antes para crear un mapa relacional con el que cuidar del vínculo.

Por otro lado, es necesario comprender que cada acción e inacción, cada silencio o palabra dicha tiene un efecto en la otra persona. En las relaciones de pareja nada es inocuo y cada dinámica lleva inscrito un significado. Tener en cuenta este principio mejorará el día a día en el seno de un vínculo afectivo.

Responsabilidad afectiva también es trabajar en esa relación cuando hay problemas y discrepancias. Quien abandona a la pareja al aparecer las primeras diferencias o desafíos, evidencia una clara inmadurez en materia afectiva.

4. El compromiso de cuidar de la relación

Comprometerte con alguien no significa repetirle cada día que lo querrás para siempre. Amar requiere acción, implica cuidar y atender el vínculo con afecto, esfuerzos, dedicación cotidiana y valentía. Ser responsable en este ámbito demanda también de una dimensión básica que describen en Journal of Social and Personal Relationships.

Nos referimos al amor compasivo. La preocupación por el bienestar del otro contribuye al crecimiento emocional en la relación. Se trata de un elemento sanador y reconfortante que vale la pena practicar.

5. Sanar las propias heridas emocionales

La persona que no ha sanado sus traumas, frustraciones, vacíos y soledades, las proyectará sobre los demás. La responsabilidad afectiva requiere abordar los propios problemas emocionales para no hacer daño con ellos a la pareja. Esta es una artesanía compleja que requiere trabajar una serie de ámbitos. Te los especificamos:

  • Tratar posibles traumas de infancia no sanados.
  • Realizar el duelo por rupturas de pareja anteriores.
  • Sanar también el dolor por la pérdida de otras figuras.
  • Adquirir habilidades para regular la ira y la frustración.
  • Mejorar las competencias en inteligencia emocional.

Qué no es ser responsable en materia afectiva

Llegados a este punto, es muy probable que más de uno se diga aquello de: «sí, yo soy una persona con una buena responsabilidad afectiva». La verdad es que son pilares fáciles de entender, es cierto. Pero lo que se ve con frecuencia en consulta psicológica es a personas que entienden la teoría, pero fallan en la práctica.

Por ello, es importante hacer un pequeño repaso sobre lo que no es responsabilidad afectiva. Comprenderlo, te facilitará no solo mejorar en esta disciplina relacional. Además, podrás identificar algunos sesgos o ideas erróneas que a menudo se suelen integrar sin darte cuenta. Te lo describimos:

No eres responsable de todo lo que siente tu pareja

Muchas veces, aunque tu comunicación y actitud sean respetuosas y afectuosas, la conducta de la otra persona puede no estar en sintonía. Ten en cuenta que hay múltiples factores que escapan a tu control y de los que no eres responsable en una relación. Para comprenderlo, te daremos algunos ejemplos:

  • Si la otra persona desconfía de ti y muestra constantes conductas celotípicas, la culpa no es tuya.
  • El mal humor y la mala gestión emocional de tu pareja no entra dentro de tus responsabilidades.
  • Tampoco es responsabilidad tuya la falta de respeto, la inmadurez o la mala comunicación del otro.

Priorizar las propias necesidades

Si hay un elemento que define esta dimensión es el equilibrio, la igualdad y la reciprocidad. Amor no es sacrificio, amor es crecer de forma conjunta compartiendo responsabilidades. En este sentido, la persona que se focalice en exclusiva en lo que necesita, descuidando al otro, será un irresponsable afectivo.

Es evidente que lo que tú sientes importa —y mucho—, pero no hasta el punto pasar por alto al otro. El afecto enriquecedor es aquel que crea un espacio compartido para atenderse de forma mutua. En ese refugio no cabe el narcisismo, el desprecio o la invalidación.

¿Qué hacer si en mi relación no existe esta área?

¿Sientes que tu pareja no practica la responsabilidad afectiva? ¿Te duelen sus actitudes, conductas y forma de comunicarse? ¿No es consciente de cómo su comportamiento afecta a tu bienestar? Hay muchas personas con grandes carencias en esta dimensión psicoemocional. Si lidias ahora mismo esa experiencia relacional, toma nota de algunas claves:

  • Comunícate con tu pareja y explícale cómo te sientes.
  • Da ejemplos concretos de esos actos que te hacen daño.
  • Háblale con respeto, asertividad y de forma clara.
  • Evita echar culpas y pide que cambie su actitud.
  • Propón que mejore sus habilidades en inteligencia emocional.
  • Solicita acudir a terapia de pareja si lo crees conveniente.
  • Establece un tiempo para que esos cambios aparezcan.
  • Toma una decisión en caso de que no desee mejorar esta área.


Amar es practicar la responsabilidad emocional

El filósofo Aaron Ben-Zeev explica en su libro Arc of love (2019) que el carácter espontáneo de las emociones te puede hacer creer que no eres responsable de ellas. Al asumir esta idea, dejas también de ser consciente de cómo tu comportamiento afecta a los demás. Ten siempre en cuenta que pocas artesanías relacionales son tan decisivas para la convivencia como esta práctica.

Ejercítala, mejórala y exígela a quien forme parte de tu vida. Porque si este ejercicio está ausente, se abrirá paso esa falta de respeto que tantas secuelas suele dejar. Amar es procurar ser mejores cada día por el equilibrio de uno mismo y también, por la felicidad de los demás. 


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  • Ben-Ze'ev, A. (2019). The Arc of Love: How Our Romantic Lives Change over Time. University of Chicago Press
  • Gottman, J. (1999).  Siete reglas de oro para vivir en pareja. DeBolsillo
  • De Netto, P., Quek, K., & Golden, K. (2021). Communication, the heart of a relationship: Examining capitalization, accommodation, and self-construal on relationship satisfaction. Frontiers in Psychology12. https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fpsyg.2021.767908/full
  • Reis, H., Maniaci, M., & Rogge, R. (2014). The expression of compassionate love in everyday compassionate acts. Journal of Social and Personal Relationships31(5), 651-676. https://journals.sagepub.com/doi/full/10.1177/0265407513507214
  • Roberts, T. (2015). Emotional regulation and responsibility. Ethical Theory and Moral Practice: An International Forum18(3), 487-500. https://philpapers.org/rec/ROBERA-3

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