Qué es el duelo migratorio y cómo manejarlo
Si hay una vivencia que el cerebro procesa con elevado sufrimiento son las pérdidas, las separaciones, dejar lo que te es conocido. Todo ello nos explica por qué el duelo migratorio se alza como uno de los procesos psicológicos más complejos que pasa una persona, de ahí la importancia de saber qué es y cómo debemos manejarlo.
El tener que abandonar tu país para empezar desde cero en otro escenario, trae consigo un coste social y emocional muy grande. Se trata, además, de un fenómeno multifacético que afecta de manera diferente a cada individuo, incluidos los niños.
La ansiedad, la crisis de identidad o los traumas son realidades clínicas que suelen aparecer con frecuencia entre este colectivo. Disponer de una buena red de apoyo y una adecuada asistencia comunitaria y psicológica es clave para manejar esta dimensión tan desafiante. Profundicemos más en este trance.
¿Qué es el duelo por migración?
El duelo por migración o síndrome de Ulises es un proceso emocional por el que se transita al abandonar el propio país para buscar un futuro mejor. Asimismo, quienes abandonan su hogar y cultura por conflictos bélicos, violencia o persecuciones, también lidian con este cuadro psicológico. Cabe señalar que no hay una tipología única de duelo y que cada individuo lo vive de un modo.
La melancolía, la tristeza, la culpa, el miedo y la somatización son frecuentes en estos casos. Tal experiencia requiere siempre de una elaboración para asimilar lo nuevo y reubicar lo dejado atrás. Si bien la mayoría de las personas supera con éxito esta vivencia, hay quien transcurrido un año persiste en su sufrimiento sin alcanzar avances hasta derivar en lo que se define como duelo crónico.
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¿Cuáles son los principales síntomas asociados?
Como describen en Frontiers in Psychiatry, la migración es una vivencia marcada por las pérdidas materiales, interpersonales y emocionales. Todo ello puede conducir a estados patológicos que la ciencia intenta clarificar. Es evidente que nos encontramos ante un fenómeno social que se elevará mucho más en los próximos años y que conviene entender.
Las crisis sociales, las desigualdades económicas y los conflictos orbitan alrededor de la necesidad de migrar. Experimentar el desconsuelo al dejar el país de origen es, en realidad, una experiencia normal y comprensible. Lo más importante es atender los síntomas para procurar que no se cronifique y llegar a límites debilitantes. A continuación, te describimos dichas características.
Sensación de «pérdida»
Investigaciones divulgadas en la revista Indian Journal of Psychiatry señalan que migrar es un proceso que conlleva realidades tan complejas como separaciones familiares, problemas de vivienda, dificultades en la atención sanitaria, inconvenientes de trabajo, discriminación… Una parte del duelo se expresa con una sensación persistente de carencia y de pérdida. Estos serían algunos ejemplos:
- Interpersonales: tristeza, angustia y nostalgia al dejar atrás a la familia, a los amigos, personas significativas y hasta mascotas.
- Materiales: todo migrante que viaja a otro país, deja en su lugar de origen bienes materiales a los que se siente unido. Pueden ser objetos y propiedades.
- Abstractos: nos referimos a esas cosas que no se pueden tocar, pero que te definen como persona, como el estatus, la formación o los logros conquistados en el país de origen.
Experiencias emocionales
A pesar de la dureza de todo un abanico de sensaciones, cabe señalar que son procesos normales propios del desafío que se enfrenta. Tu cerebro y sistema nervioso deben hacer frente a ese cambio y, hasta que no se habitúen, vivenciarás una amplia gama de emociones. Te las describimos:
- Ira
- Culpa
- Miedo
- Soledad
- Tristeza
- Angustia
- Nostalgia
- Ansiedad
- Frustración
- Incertidumbre
Experiencias psicosomáticas
Cuando las emociones te desbordan o el estrés se cronifica a lo largo del tiempo, tu cuerpo se resiente. Un nivel elevado de cortisol, por ejemplo, tendría efectos sobre tu organismo. Toma nota de cómo se suelen manifestar dichos procesos psicosomáticos:
- Cefaleas.
- Insomnio.
- Hipertensión.
- Problemas gastrointestinales.
- Dolores musculoesqueléticos.
- Sistema inmunitario más débil.
- Alteraciones en la menstruación.
Manifestaciones asociadas al duelo cronificado
En el libro Trauma and Resilience Among Displaced Populations se presenta una investigación sobre el vínculo entre los traumas y migración. Una reflexión que, se deduce, tiene que ver con el hecho de que muchos migrantes traen consigo numerosas heridas emocionales. Hay quien ya lidia con un proceso traumático desde su país de origen. Esto agrava, sin duda, el propio duelo migratorio y lo hace más difícil.
Existen múltiples factores que dan pie a un duelo crónico, como tener ya algún problema de salud mental, carecer de estrategias de afrontamiento o carecer de apoyo social a tu alrededor. Es pertinente ser sensible a determinados síntomas asociados para saber si debes solicitar ayuda profesional. Hablamos de la siguiente sintomatología:
- Desesperanza.
- Ideación suicida.
- Deseo de soledad.
- Tristeza persistente.
- Alteraciones del sueño.
- Pensamientos negativos.
- Cambios en la alimentación.
- Problemas para concentrarte.
- Dificultad para cumplir con el trabajo.
- Añoranza persistente del país de origen.
Etapas del duelo al migrar
El ser humano está habituado a elaborar duelos. No son vivencias excepcionales, puesto que las pérdidas, las muertes o las rupturas son eventos frecuentes en nuestro equipaje social y biológico. Esto hace que, por lo general, buena parte de estos procesos se superen de forma saludable. Solo un pequeño porcentaje de las veces termina cristalizándose de manera patológica.
Así, en los duelos por dejar el país de origen, es común pasar por fases similares a las que la psiquiatra Kübler Ross estableció alrededor de la muerte. A pesar de ello, cabe señalar que tales etapas no siempre son lineales y que cada persona las vive de forma única. Profundicemos en estas.
- Negación y soledad: la llegada al nuevo país tiende a suscitar un gran impacto. Las expectativas que se mantenían suelen diferir de la realidad y, durante un tiempo, puedes atravesar por unas semanas o meses sin terminar de asumir lo que te rodea. Llega a acompañarte también la necesidad de aislamiento y soledad.
- Ira y frustración: las diferencias culturales, las trabas burocráticas, la pérdida de estatus, los desafíos laborales… Toda esa amalgama de sentimientos se convierte, a menudo, en ira, en rabia por lo que te envuelve.
- Negociación: poco a poco procurarás integrarte, buscarás construir un equilibrio entre cuidar tus raíces y adaptarte a ese país y sus particularidades. Es una etapa de grandes esfuerzos mentales y emocionales.
- Depresión: hay personas que derivan en un estado de indefensión y desesperanza. Es posible que la dureza en el proceso de adaptación, de asunción de nuevos roles, costumbres y dificultades cotidianas por abordar, conduzcan a una sintomatología depresiva.
- Aceptación y reestructuración: aunque no hay un tiempo estipulado de duración en los procesos de duelo migratorio, incluido el cómo manejarlo, se estima que la adaptación y la reconstrucción de ese nuevo «yo» integrado al país de llegada, debería alcanzarse a lo largo del primer año.
¿A qué colectivos suele afectar más?
Todos los duelos afectan la identidad, principalmente el que tiene que ver con la migración. En este contexto, son los refugiados, por razones étnicas o bélicas, los que más sufren los efectos de esta condición. Ellos llevan el peso de las adversidades vividas, de las pérdidas y la angustia de no saber si podrán volver a su país de origen.
De igual modo, otro sector que siempre requiere especial atención son los niños. Desde Children and Youth Services Review destacan que las niñas migrantes no acompañadas son uno de los colectivos más vulnerables. Su edad y género incrementa los factores de riesgo. Es de esperar que los procesos de duelo sean mucho más complicados en ellas al encontrarse solas y desatendidas.
Estrategias para manejar el duelo al dejar el país de origen
Pauline Goss, profesora de Ciencias Sociales de la familia en la Universidad de Minnesota, escribió el libro La pérdida ambigua: Cómo aprender a vivir con un duelo no determinado (2021). En este trabajo aporta un dato revelador: los duelos migratorios que no se atienden pasan a las siguientes generaciones.
Crecer en un escenario familiar dominado por la añoranza y la frustración tiene un impacto en los hijos. Entonces, ya sabemos qué es el duelo migratorio, pero es crucial saber cómo manejarlo, para sanar esta dimensión. Te detallamos, a continuación, algunas estrategias para lograrlo.
Acepta y valida tus emociones
Los duelos son procesos normales que se derivan de circunstancias de pérdida. Estas experiencias duelen, angustian, generan miedos, enfados… El primer paso para transitarlas es dejar espacio a todos tu sentimientos y emociones. Acéptalos, valida cada sensación sin reprimirla o camuflarla con otras conductas.
Busca apoyo y conexión
Evita la soledad y el aislamiento. Las personas necesitamos conexión social y, a la hora de manejar un duelo, es fundamental compartir lo que sientes con alguien que te entienda. Te ayudará hacerlo con compatriotas que vivieron la misma experiencia, con figuras empáticas que sepan escucharte y estar ahí para ti cuando lo necesites.
Crea nuevas rutinas
Establecer una nueva rutina en el lugar de destino te aportará mayor estabilidad y percepción de control. No dudes en dedicar tiempo a esas actividades que ya practicabas en tu país de origen. Esto favorecerá en ti una sensación de continuidad y conexión. Los nuevos hábitos también pueden servirte para distraer la mente de pensamientos negativos y proporcionarte una estructura.
Establece contactos con tu país de origen
Las videollamadas, el WhatsApp, las redes sociales y las tecnologías, en general, son aliadas indudables para acercar a quienes están lejos. Ese contacto diario, esa interacción positiva y el saber que las personas que amas están cerca, te dará fuerzas y motivación. Dedícales tiempo y tendrás esas dosis de soporte emocional tan necesaria en cada momento.
Participa en la comunidad local
Con el fin de mitigar poco a poco el duelo migratorio, es esencial desarrollar tu sentido de pertenencia. Contribuye participar en actividades comunitarias, voluntariados o unirte a grupos con intereses similares a los tuyos, en ese nuevo país. Lograrás crear nuevos vínculos sociales y disminuir, con el paso del tiempo, el peso de la nostalgia para sentirte más integrado.
Solicita ayuda profesional
En caso de que las emociones se vuelvan abrumadoras y afecten tu bienestar, contacta con un psicólogo o con servicios sociales de tu comunidad. Hay organismos locales que pueden brindarte apoyo en tu lugar de residencia; los profesionales especializados en esta área te ofrecerán estrategias específicas y un espacio seguro para sentirte mejor.
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Migrar es una realidad social que necesita más atención
El duelo por desplazamiento del país de origen es una experiencia emocional bastante compleja. Cada persona trae consigo unas circunstancias. Hay quien deja su hogar por motivos económicos, otros por razones sociales, bélicas, etc. Sea como sea, estamos ante un fenómeno que aumentará mucho más en los próximos años.
Como sociedad, debemos prepararnos para atender la dimensionalidad de esta esfera. Ser sensibles a la salud mental de quien desea o se ve obligado a migrar requiere saber cómo responder a los procesos de duelo. Si tú vives ahora esta realidad, dale la importancia que merece y apóyate en tu entorno; solicita ayuda si lo necesitas.
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