7 señales de que fuiste criado por padres manipuladores

Problemas de ansiedad, baja autoestima e ira acumulada resultan de crecer ensombrecidos por un padre o una madre que manipula. Es necesario identificar las secuelas que deja esta situación, así que en el siguiente texto las describimos.
7 señales de que fuiste criado por padres manipuladores
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 18 agosto, 2023

El impacto que tiene ser criado por unos padres manipuladores, a menudo, es pasado por alto. Asumimos que, al llegar a la adultez, todas esas dinámicas vividas en el seno familiar desaparecen, se disuelven y pierden relevancia de forma automática. Pero no es así. Las marcas del control psicológico prevalecen y alteran muchos estratos de la personalidad y la identidad humana.

La autonomía queda mermada si nos desarrollamos bajo el influjo de un progenitor dominante. De hecho, es frecuente que, a pesar de contar ya con 30 o 40 años, los hilos de esas figuras prevalezcan a nuestro alrededor. Casi sin darnos cuenta, las decisiones, planes de futuro y hasta las relaciones afectivas están condicionadas por esas presencias disfuncionales. Conoce más sobre este tema durante la lectura.

En la actualidad, los «padres helicóptero» evidencian claros signos de manipulación y control sobre sus hijos.

¿Cómo saber si fui criado por padres manipuladores?

La crianza debe basarse en el afecto y la protección, pero también en la habilidad para dar al mundo personas independientes, felices y maduras. Los padres manipuladores no educan en la felicidad, sino en la coacción y la represión. Así, en un trabajo publicado en la revista Frontiers in Psychology resaltan que a quienes conocemos como «padres helicóptero» evidencian precisamente este patrón.

Este término actual define en realidad una conducta que no es nueva, esa en la cual la crianza sobreprotectora se nutre del control absoluto de la vida de los hijos. No hay datos concluyentes de si este estilo educativo se correlaciona con cuadros de ansiedad y depresión infantil, pero la comunidad científica sospecha que, a largo plazo, sus efectos en la salud mental serían significativos.

Por otro lado, desde la Universidad John Moores de Liverpool señalan que la manipulación también es habitual entre los padres narcisistas. Las secuelas de estas dinámicas tienen un impacto perdurable en la edad adulta, afectando incluso los ámbitos relacional y afectivo. La sombra de esas presencias tiende a dinamitar nuestra capacidad para vincularnos de manera saludable.

¿Cuáles son esas señales evidentes de que fuimos criados por padres manipuladores? A continuación, son desglosadas.



1. Te cuesta tomar decisiones

Cuando creciste en un entorno familiar donde los demás decidían por ti, cuesta encontrar la propia autonomía. Como bien suele decirse, convertirse en adulto es aprender a tomar las propias decisiones. Sin embargo, al ser manipulados y controlados durante varios años, la mente se llena de inseguridades.

Temes tomar las riendas de tu vida, te asustan los cambios, dar el primer paso, cerrar etapas, iniciar nuevos proyectos. El miedo es esa partícula que otros inocularon en ti y que te convierte en una persona insegura.

Crecer en una familia manipuladora complica más encontrar el amor y construir relaciones duraderas y felices.

2. Te comparas con los demás

Si hay una estrategia de manipulación que usan los padres disfuncionales es la comparación. En la infancia y adolescencia no dudaban en compararte con otros niños, para demostrarte que no eras lo bastante hábil, ingenioso o buen estudiante. Todas esas situaciones dejan secuelas.

Y, en la actualidad, sigues comparándote con los demás de forma automática, repitiendo las dinámicas de tu familia. Esto merma y destruye tu autoestima.

3. No te sientes digno de ser amado

Una de las señales de que fuiste criado por padres narcisistas está en la calidad de tus relaciones sexoafectivas. Es común que te cueste trazar vínculos duraderos y felices. El amor, en tu caso, siempre resulta tortuoso y doloroso. El hecho de tener unos padres que te hicieron creer que el afecto tiene condiciones, deja marcas.

Los papás y mamás que manipulan emplean con frecuencia frases como «si no haces esto no te querré», «si fueras de tal modo mamá te querría mucho más». Todas estas verbalizaciones edifican en nosotros una imagen muy equivocada de lo que son las relaciones.

Es más, la Universidad Royal Holloway de Londres indica algo que vemos con frecuencia: crecer en una familia disfuncional nos hace suponer que es muy difícil encontrar la felicidad en el amor.

4. Ser criado por padres manipuladores y la necesidad de validación externa

Una de las consecuencias de haber sido criado por padres manipuladores es necesitar refuerzos externos. Y no, no importa que seas un adulto y que no vivas ya en el hogar familiar. Es frecuente que requieras la validación de los demás para sentirte apreciado, saber que haces las cosas bien y tener una imagen positiva de ti mismo.

Esa tendencia tuya agota con frecuencia a los demás. A pesar de ello, no puedes evitarlo. Es el combustible para reforzar tu autoestima y autoconcepto.

Uno de los efectos de crecer en una familia manipuladora es que, sin darte cuenta, asumas las mismas dinámicas con los otros en la edad adulta.

5. Controlas a los demás sin darte cuenta

Los patrones conductuales de los padres suelen ser interiorizados por su descendencia de manera inconsciente. Es más, en caso de tener unos progenitores narcisistas, hay un riesgo de que los hijos hereden este perfil.

Un artículo de la revista PloS One destaca que esta condición psicológica es genética y que hay un riesgo de heredar la grandiosidad intrapersonal y el derecho interpersonal tan característico en este perfil.

¿En qué se traduce esto? En que, en ocasiones, al llegar a la adultez repitamos las mismas dinámicas que nuestros progenitores aplicaron en nosotros. Ser conscientes de ello es clave.

6. Te cuesta expresar lo que sientes

Ser criado por padres manipuladores deriva, en gran parte de los casos, en represión emocional. Te educaron haciéndote creer que tus necesidades y sentimientos no eran importantes. Como secuelas, dejas a un lado lo que sientes, no sabes expresar tus emociones y lidias con muchos sufrimientos internos.

7. Altibajos emocionales

Los progenitores que controlan, manipulan e invalidan erigen con frecuencia la marca de un trauma psicológico. Nada es más lesivo para el desarrollo infantil que crecer en un entorno donde el amor tiene condiciones y se vulneran las necesidades y la oportunidad de desarrollar la autonomía e identidad sana.

Esto hace que, al llegar a la edad adulta, uno sufra serios problemas para regular las emociones y sea cautivo del estrés y la ansiedad.

Cuando pasamos décadas manipulados, cuesta mucho reconocer los efectos. Darse cuenta de ello es el primer paso para sanar.

¿Sana la herida que deja ser criados por padres manipuladores?

La respuesta es «sí», pero tal proceso lleva tiempo e implica tomar decisiones. La primera es obvia: decidir qué tipo de vínculo mantener con nuestros padres en la edad adulta. Habrá quien vea necesario, por ejemplo, poner distancia.

Una publicación de la revista Personality and Individual Differences comenta que, de algún modo, todos usamos técnicas manipulativas. Sin embargo, hay quienes las llevan a cabo de manera dañina y con tácticas muy sofisticadas.



Consejos para sanar la huella de unos padres manipuladores

Quienes evidencian esta dinámica de manera perjudicial presentan rasgos de una personalidad neurótica. En nuestras manos está sanar la impronta de esas vivencias, para lograr el bienestar y la plenitud. Veamos qué claves ayudan:

  • Mejora tu asertividad.
  • Trabaja en tu autoestima.
  • Entrénate en inteligencia emocional.
  • Practica la autocompasión y el autocuidado.
  • Apóyate en tu propio círculo social: amigos, pareja, etc.
  • Desarrolla estrategias que mejoran la seguridad en ti mismo.
  • Aprende técnicas para resolver problemas y para tomar decisiones.
  • Establece límites saludables con tus progenitores. Decide si deseas seguir viéndolos y en qué circunstancias.
  • La terapia de aceptación y compromiso o la terapia EMDR permitirán abordar posibles traumas.
  • Deja espacio a tus emociones y valídalas. La ira, la tristeza, la vergüenza y la angustia que sientes por lo vivido son lícitas y aceptables.

Para concluir, no dudes en solicitar ayuda especializada si eres consciente de que la herida de la manipulación no cierra por sí misma. Nada es tan frecuente como transitar con esas lesiones que dejan las familias dañinas y disfuncionales. Da el paso para lograr el bienestar que mereces y necesitas.


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