Síntomas neurológicos psicógenos: ¿qué son?
Los servicios de urgencia se ven a menudo con situaciones que no saben cómo abordar. Hay personas que llegan con convulsiones similares a un ataque epiléptico. Sin embargo, las pruebas médicas no encuentran ningún origen neurológico. También están los que sufren ceguera momentánea, pérdida de la voz o la inmovilidad temporal de alguna extremidad.
Esas sintomatologías tan llamativas pueden durar entre unas horas y un par de semanas. Tal y como vienen, desaparecen. Aunque es muy probable que quien sufra estas experiencias no las viva una sola vez. Porque la disfunción psicógena, aunque es poco habitual (afecta a de 2 de cada 100 000 personas), suele estar detrás de esos eventos estresantes que nos sobrepasan.
El problema reside en que todo aquel que ha lidiado con este tipo de condiciones se siente incomprendido. El entorno puede pensar que uno lleva a cabo a propósito esa manifestación corporal para llamar la atención. Para obtener algo. Por ejemplo, resulta muy llamativo que un adolescente no pueda hablar justo cuando llega el lunes y debe volver de nuevo al instituto.
Es necesario, en todos los casos, dar validez a quien evidencia un dolor o una limitación física repentina. No todos inventan ni dramatizan; el sufrimiento humano siempre encontrará sus canales para evidenciar la impronta de un problema, y a veces estos pueden ser de lo más adversos.
La evaluación neurológica integral nos permite descartar problemas médicos para intuir, en muchos casos, la raíz de una condición psicológica.
Síntomas neurológicos psicógenos, todo lo que necesitas saber
Los síntomas neurológicos psicógenos son afecciones que cursan con manifestaciones neurológicas y que evidencian, sin embargo, un origen psicológico. En la actualidad forman parte de lo que conocemos como trastornos no orgánicos, de conversión o disociativos.
En el siglo XIX, por ejemplo, Sigmund Freud los etiquetó como “histeria”, definiéndolos como esas situaciones en LAS que una persona evidencia conflictos internos no resueltos.
Con el paso de las décadas, hemos ido comprendiendo más este tipo de trastornos. Así, lo primero que debemos tener presente es que no son actos voluntarios o conscientes. Quien dice sufrir un dolor paralizante en las manos o padece convulsiones repentinas (y no hay una afección neurológica clara) no lo hace para llamar la atención.
De este modo, un estudio de la Universidad Ludwig Maximilians, en Munich, Alemania, afirma que no son hechos tan infrecuentes como pensamos. De entre 4470 pacientes con problemas neurológicos atendidos en urgencias en un hospital, se vio que 405 (9 %), tenían una disfunción psicógena. Es decir, el desencadenante de esos síntomas era mental.
Conozcamos más aspectos relevantes de esta realidad clínica a menudo tan desconocida.
Los síntomas psicógenos neurológicos son resultado de factores estresantes presentes y eventos traumáticos del pasado.
El caso de una mujer con tetraplejía y problemas del habla
La universidad de Melbourne y el King’s College de Londres describieron en un estudio el llamativo caso de una mujer de 23 años de origen sudasiático que vivía en Melbourne. Los síntomas neurológicos psicógenos que evidenciaba cuando llegó a urgencias no podían ser más llamativos: de un día para otro mostraba tetraplejia y mutismo intermitente.
Después de un estudio neurológico completo se le diagnosticó un trastorno de conversión y se la remitió a terapia psicológica. Cuando empezó el trabajo con los psicólogos ya no mostraba ninguna sintomatología. Solo decía experimentar tensión en la mandíbula. A medida que la terapia avanzaba quedó patente la situación estresante a la que estaba sometida.
Esta joven apenas recordaba su pasado y su presente estaba dominado por una profunda crisis de identidad y por las presiones familiares y de su pareja. Los síntomas psicógenos neurológicos eran la respuesta a un trauma no abordado y a una vida que no estaba en sintonía con sus necesidades.
¿Cómo se manifiestan este tipo de síntomas neurológicos psicógenos?
Los trastornos psicógenos o de conversión aparecen de muchas maneras. Ahora bien, la particularidad más evidente es que dichas manifestaciones son muy llamativas y, por lo general, deberían tener un origen neurológico. Son las siguientes:
- Problemas en la coordinación y el equilibrio.
- Parálisis repentinas en cualquier área del cuerpo. Es común sentir problemas para caminar, moverse, etc.
- Problemas para la deglución.
- Pérdida de la voz.
- Desvanecimientos.
- Convulsiones similares a la epilepsia.
- Visión doble.
- Alteraciones en la audición.
- Pérdida del sentido del tacto.
- Problemas de incontinencia urinaria.
¿Cuál es el origen?
La forma en que aparecen los síntomas neurológicos psicógenos es siempre de manera repentina. Tienen una corta duración, la cual puede ir desde unas pocas horas hasta dos semanas máximo.
Lo más importante, en todos los casos, es descartar un origen neurológico. En el momento en que los profesionales hacen el diagnóstico del trastorno psicógeno o de conversión, es necesario clarificar las causas.
- Por término medio, el desencadenante de los trastornos psicógenos son los traumas psicológicos. Asimismo, vivir un día a día dominado por factores muy estresantes también puede desembocar en estas afecciones.
- Asimismo, los trastornos de personalidad, como el trastorno por evitación o el trastorno límite de la personalidad (TLP) son otro desencadenante.
- Cabe señalar que estos cuadros clínicos aparecen en mayor grado en mujeres con antecedentes familiares de trastornos de conversión.
¿Cuál es el tratamiento más adecuado?
Las personas con síntomas psicógenos suelen lidiar con la incomprensión del entorno. Se han visto casos de infantes de marina que necesitan silla de ruedas porque sentían sus piernas paralizadas. Sin embargo, eran capaces de andar hacia atrás. La arbitrariedad de las manifestaciones neurológicas psicógenas es muy grande, lo que puede poner en duda a quien lo sufre.
Lo que más necesita un paciente con este perfil es comprensión y validez a aquello que expresa. Si negamos su realidad, incrementaremos su sufrimiento y, a corto plazo, su sintomatología aumentará. Debemos partir de un marco de comprensión absoluta ante cada sentimiento de dolor, de limitación física o de problema expresado.
De este modo, en estos casos el abordaje terapéutico será multidisciplinar:
- La terapia psicológica es imprescindible, como pueden ser los enfoques cognitivo-conductuales o la terapia EMDR en caso de la presencia de traumas.
- La fisioterapia también resulta útil. Nos permite no solo maximizar el funcionamiento físico o prevenir más problemas. Favorece esa armonía mente-cuerpo tan necesaria.
- Asimismo, también es esencial la atención médica para la posible administración de psicofármacos y otros tratamientos.
Por último, un aspecto que agradecen las personas es hacerles comprender que detrás de sus síntomas físicos tan limitantes hay un desencadenante emocional que deben tratar. La comprensión de lo que les sucede mitiga la angustia y facilita el compromiso en la terapia psicológica.
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