Abulia: cuando falla la voluntad, las ganas, la motivación

Dependiendo de su intensidad, la falta de motivación puede llevarnos a descuidar nuestra higiene personal o incluso a aislarnos. Exploras las posibles causas de este síntoma y cómo hacerle frente.
Abulia: cuando falla la voluntad, las ganas, la motivación
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 26 marzo, 2024

Cuando la voluntad nos abandona, los platos sucios se acumulan. Tanto en el sentido literal como simbólico. La abulia convierte las tareas más simples en auténticas hazañas. No solo sentimos la falta de entusiasmo y motivación, sino que nos volvemos incapaces de decidir y accionar.

Pero no nos confundamos; este estado no surge como resultado del agotamiento físico o mental típico tras un largo día de trabajo. Es una experiencia distinta, que persiste incluso después de diez horas de sueño. En este caso, hablamos de la situación en la que la mente se ve envuelta en una densa neblina de desinterés y falta de determinación.

¿Qué significa la abulia en psicología?

En términos etimológicos, abulia significa «sin voluntad». Por sí sola, no constituye un trastorno mental independiente. Más bien, es un síntoma que puede estar presente en diversas condiciones clínicas, todas las cuales causan un gran sufrimiento. Desde el punto de vista psicológico, se concibe como una alteración de la motivación.

Suele confundirse con otras terminologías parecidas, como la anhedonia o la astenia. Aunque las tres están relacionadas con los trastornos depresivos, y a menudo coexisten, cada una de ellas tiene sus propias características.

  • Astenia: Sensación generalizada de fatiga, debilidad o falta de energía.
  • Abulia: Falta de motivación o voluntad para realizar actividades o tomar decisiones.
  • Anhedonia: Incapacidad para experimentar placer en actividades que solían ser gratificantes.

La abulia es, entonces, el término que usamos para describir esa sensación notable de pérdida o disminución de sentir impulso o deseo por hacer cosas. Se caracteriza por la ausencia de iniciativa para la acción, el habla y el pensamiento.



Abulia y anhedonia, una combinación pesada

La conjunción de ambos síntomas representa un desafío significativo para aquellos que lo experimentan. La incapacidad para encontrar placer en las actividades que antes nos alegraban, junto con la falta de iniciativa para emprender nuevas acciones, puede sumirnos en una espiral de desesperanza difícil de romper.

Cuando las tareas más cotidianas nos resultan abrumadoras y nos hemos vuelto incapaces de disfrutar, es crucial aceptar que necesitamos ayuda y dar el primer paso para recuperar nuestro bienestar y vitalidad.

¿Cómo se expresa en la vida cotidiana?

Todos nosotros pasamos por días en los que nuestras ganas parecen estar escondidas bajo llave. Nos resulta difícil levantarnos e ir a trabajar. Todo nos da igual y nada nos conmueve. También, puede surgir cierta apatía emocional, donde perdemos interés por las emociones propias y ajenas. Sin embargo, en general son situaciones temporales que no empeoran.

Ahora bien, hay casos que sobrepasan este punto. Hay personas que llegan incluso a dejar de comunicarse, mostrando un mutismo selectivo, una quietud extrema y una tendencia significativa a aislarse de todo y todos. Como vemos, la abulia puede manifestarse en diferentes niveles, desde síntomas leves hasta manifestaciones más graves y notorias.

En este sentido, hay que destacar la diferencia entre la abulia menor (la apatía) y la abulia mayor (mutismo acinético). Las personas con abulia mayor tienen una respuesta verbal y motora nula o muy limitada; mientras que las personas con apatía pueden presentar cierta participación y espontaneidad en algunas situaciones.

Posibles causas detrás de la falta de voluntad

Hace unas décadas atrás se pensaba que la abulia era un retroceso intelectual, emocional y motor que se daba de forma repentina. Pero, a día de hoy, comprendemos un poco mejor esta característica y reconocemos que las causas pueden ser diversas y estar relacionadas con factores biológicos, psicológicos y sociales.

En primer lugar entendemos que es uno de los síntomas principales de cuadros psiquiátricos como la depresión mayor, el trastorno bipolar y la esquizofrenia. Además, sufrir un accidente, un ictus (ACV) o cualquier otra condición que afecte al cerebro, puede provocar la aparición de la abulia.

Por otro lado, una investigación de la NeuroImage: Clinical sugiere que lesiones en el cuerpo estriado o el núcleo talámico pueden causar abulia. Lo mismo sucede si hay problemas en áreas cerebrales relacionadas con la motivación y el movimiento, como la zona frontal del cerebro, los ganglios basales o el cingulado anterior.

En niveles leves, la abulia puede ser resultado de una combinación de factores, que van desde el estrés crónico y los problemas de sueño hasta el desgaste emocional y la falta de hábitos saludables.

Estrategias para combatirla

Cuando alguien se encuentra en este estado, es habitual que quienes lo rodean intenten ayudarlo con sugerencias simples como «tómate unos días de descanso», «sal y trata de desconectar un poco». Pero, si bien el descanso es fundamental para el bienestar, estas soluciones son superficiales y no abordan la raíz del problema.

Por lo tanto, el tratamiento para la abulia siempre debe partir de su causa subyacente, ya sea un trastorno médico o una condición como la depresión. En algunos casos, el abordaje puede incluir medicamentos como los antidepresivos o ansiolíticos. Pero, insistimos; cada caso es diferente y necesita un enfoque específico.

Ahora bien, si nos enfrentamos a una abulia leve (apatía), existen estrategias que podemos poner en marcha hoy mismo para vencerla:

Evita aislarte

La falta de interacción social es uno de los factores de riesgo más influyentes en el desarrollo de la depresión. En lugar de encerrarte en tu propio mundo, sal al mundo y busca la calidez de la compañía humana. No es necesario que te presiones a ir a fiestas o eventos multitudinarios; basta con pasar el rato con familiares y amigos cercanos.

Sigue una rutina

Cuando cuentas con una rutina clara, no dependes de tus ganas para llevar a cabo tus actividades diarias. Tener una estructura te ayuda a mantener el orden y la claridad. Es como tener un plan listo para cuando te levantas por la mañana. Sabes qué esperar y qué hacer, lo que te da una sensación de seguridad y control.



Ayuda a tu cuerpo a liberar dopamina y endorfinas

Sabemos que no quieres escuchar esto, pero: ¡sal del sofá! El movimiento es clave para combatir la abulia. No te preocupes, no te estamos enviando al gimnasio, si no es lo tuyo. Tienes opciones ¿Qué tal bailar un poco? ¿Por qué no jugar con tu perro? ¿Natación? Tú decides cómo liberar esas hormonas relacionadas con la alegría y la motivación.

Plantéate metas desafiantes, pero posibles

Fijar objetivos realistas que requieran cierto nivel de esfuerzo puede ser de gran ayuda. La idea es que salgas de tu zona de confort, pero sin exagerar. Esto te permitirá crecer y avanzar, superando tus límites de forma gradual y sostenida. Recuerda: de menos a más.

No esperes a tener ganas para hacer las cosas

Muchas veces, esperamos a sentirnos entusiasmados antes de ponernos en marcha, pero la realidad es que a menudo la motivación viene después de la acción. Cuando las ganas escasean, es momento de cultivarla por ti mismo. Es como un círculo que se retroalimenta: la acción genera motivación y esta, a su vez, impulsa más acción.

Psicoterapia, un apoyo fundamental

La terapia psicológica es un pilar esencial para superar tanto la apatía como la abulia asociada a cuadros clínicos más complejos. Proporciona herramientas prácticas y un espacio seguro para abordar las causas subyacentes y recuperar el interés en la vida diaria, ofreciendo un apoyo integral y personalizado para encontrar bienestar.

La abulia es un síntoma que no conviene dejar pasar y, con el acompañamiento necesario, puede revertirse. Recuerda que no estás solo en este proceso.


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