¿Se pueden combinar antidepresivos y ansiolíticos?
Son muchos los pacientes que se preguntan si es seguro combinar antidepresivos y ansiolíticos. La respuesta es «sí», bajo unas condiciones. De hecho, esta es una estrategia común para tratar la depresión. Este abordaje psicofarmacológico es frecuente cuando la persona evidencia, además, una comorbilidad asociada a la ansiedad.
Los pacientes con falta de energía, alteraciones en el apetito, desesperanza y pensamientos ansiosos se benefician de forma significativa de esta fusión. Sin embargo, es importante señalar que los mejores resultados siempre aparecen cuando se compagina la terapia psicológica con el uso de tales medicamentos. Profundiza en este tema.
A menudo, la depresión suele ir acompañada de estados de ansiedad, irritabilidad e insomnio.
¿En qué te pueden ayudar los antidepresivos y los ansiolíticos?
El uso de antidepresivos y ansiolíticos es una forma de abordaje recurrente para el tratamiento de la depresión. Investigaciones como las desarrolladas en el departamento de psiquiatría del Hôpital St-Antoine en París destacan este enfoque. La ansiedad con frecuencia coexiste con el propio trastorno depresivo y, por ello, los facultativos incluyen la prescripción de un ansiolítico.
¿Cuál es la razón de esta técnica? Es pertinente empezar con un breve análisis sobre estos dos fármacos que, ahora mismo, son los más recetados en todo el mundo. Se trata de fórmulas seguras, avaladas por los organismos médicos y que, con una correcta administración no generan adicción; además, sus efectos secundarios son cada vez más manejables.
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Antidepresivos
Los antidepresivos se recetan para tratar trastornos del estado de ánimo (ansiedad y depresión) y para abordar el dolor crónico. En la actualidad, los más ordenados son los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), tales como la fluoxetina y la sertralina.
Cabe señalar que tardan varias semanas en hacer efecto y que es recomendable tomarlos durante un tiempo limitado. De igual forma, no se pueden dejar de un día para otro; la retirada de este fármaco debe ser gradual. Por otro lado, no todo el mundo se beneficia de ellos y siempre hay un pequeño porcentaje de la población que necesita de otros recursos.
Ansiolíticos
Los ansiolíticos tratan los trastornos de ansiedad y problemas para conciliar el sueño. Influyen en el sistema nervioso central, en concreto, sobre el ácido gamma-aminobutírico (GABA), generando una acción inhibitoria: reducen la actividad del sistema nervioso central y producen una sensación de calma y relajación.
Esto se traduce en un efecto sedante y anticonvulsivo. Los más utilizados son benzodiacepinas, tales como el diazepam, el lorazepam o el alprazolam.
Estos fármacos son efectivos reduciendo los síntomas de ansiedad y ayudando a dormir, pero pueden tener efectos secundarios, como somnolencia, mareos, confusión y problemas de memoria a corto plazo. Debido a que son medicamentos que pueden causar dependencia, se deben usar con precaución y bajo supervisión.
Combinar antidepresivos y ansiolíticos: finalidad, efectividad y efectos asociados
La coexistencia de la depresión con los trastornos de ansiedad es algo frecuente y, por ello, es posible combinar antidepresivos y ansiolíticos. Es una experiencia segura y recomendada entre la comunidad médica. En los últimos años, los casos de pacientes que evidencian una depresión mayor con síntomas de ansiedad han aumentado de manera considerable.
Investigadores de la Universidad de Emory, en Estados Unidos, resaltan que, a menudo, estas dos condiciones aparecen como síntomas subsindrómicos. Es decir, se puede dar el caso de que un paciente no cumpla al 100 % con todos los criterios para poder realizar un diagnóstico claro de depresión y/o ansiedad. Lo que aparece, por tanto, es una combinación de ambos cuadros clínicos.
¿Es efectivo ese tratamiento?
La revista Journal of Psychiatry and Neurosciencie publicó en el 2004 un estudio sobre el uso concomitante de ambos fármacos. Para empezar, juntar antidepresivos y ansiolíticos es seguro y útil en las primeras semanas de tratamiento, pues logran una mejoría rápida. Si además el paciente lleva a cabo una adecuada terapia psicológica, los efectos serán más positivos y se evitan recaídas.
Se sabe que los ansiolíticos o benzodiacepinas elevan el efecto de los propios antidepresivos, pero, después de unas semanas, es recomendable ir retirando poco a poco los primeros. Los tratamientos a largo plazo o de manera permanente de estas dos opciones farmacológicas son algo que, en la medida de lo posible, es mejor esquivar.
La combinación de antidepresivos y benzodiazepinas es más efectiva que aplicar de manera única los antidepresivos, en especial para tratar la depresión mayor.
¿Cuáles son los efectos secundarios asociados?
Combinar antidepresivos y ansiolíticos de manera puntual y durante uno, cuatro o seis meses, presenta unos efectos secundarios leves y, por lo general, tolerables. Son los siguientes:
- Mareos.
- Cansancio.
- Somnolencia.
- Estreñimiento.
- Posibles náuseas.
- Cambios en el apetito.
- Sensación de boca seca.
- Ralentizan sus tiempos de reacción.
- Posible disminución del deseo sexual.
Ahora bien, en caso de que el consumo de estos psicofármacos se alargue, pueden aparecer otros cuadros sintomáticos un poco más severos. Por término medio, se manifiestan del modo planteado a continuación:
- Fatiga crónica.
- Aumento de peso.
- Problemas sexuales.
- Trastornos del sueño.
- Problemas digestivos.
- Alteraciones en la menstruación.
- Sensación de dependencia a estos fármacos.
- Posibles alteraciones cardíacas, como taquicardias.
- Cambios en el humor y mayor tendencia hacia la depresión.
- Dificultades cognitivas como, por ejemplo, tener problemas para centrar la atención, pequeños fallos de memoria, etc.
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Advertencias a la hora de tomar juntos antidepresivos y ansiolíticos
Combinar antidepresivos y ansiolíticos es beneficioso porque las benzodiacepinas potencian el efecto de fármacos como la fluoxetina o la sertralina. Esta estrategia clínica es segura y útil. Sin embargo, los psicofármacos, aunque ayuden, por sí solos no terminan con el origen del cuadro clínico; es decir, no le devuelven la autonomía al paciente de una forma permanente.
La terapia psicológica es el mejor mecanismo para abordar un trastorno depresivo con comorbilidades ansiosas. El enfoque cognitivo-conductual o la terapia de aceptación y compromiso (ACT) resultan útiles. En estos casos, mezclarla con los fármacos -si así lo considera el médico- sería muy efectivo.
Por último, solo cabe señalar la necesidad de seguir siempre los consejos de los especialistas mientras se toman ansiolíticos y antidepresivos. No los dejes nunca de un día para otro y, ante cualquier efecto no esperado, no dudes en consultar con el doctor. Siempre pueden recetar otras alternativas.
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