«El Arropiero» y los 5 asesinos más famosos de España

Con patrones sádicos y motivaciones inquietantes, estos criminales se convirtieron en figuras tan temidas como incomprendidas. ¿Qué los llevó a cometer atrocidades tan inimaginables? Te lo contamos.
«El Arropiero» y los 5 asesinos más famosos de España

Última actualización: 27 septiembre, 2024

Aunque España no es un país tradicionalmente asociado con asesinos en serie, registra casos escalofriantes que conmocionaron a la nación y dejaron cicatrices en su memoria colectiva. Estos sujetos no solo desafiaron a las autoridades, sino que convirtieron las calles en un lugar de constante miedo.

Cada uno de ellos carga con una historia de psicopatía, traumas y una violencia desmedida que los catapultó al horror público. Y sus formas meticulosas y repetitivas legaron una huella imborrable en el archivo criminal del país, transformando sus nombres en sinónimo de terror.

1. Manuel Delgado Villegas (48 víctimas)

Conocido como «el Arropiero», Manuel Delgado es considerado el mayor asesino en serie de la historia criminal de España. A lo largo de su vida, confesó que mató a 48 personas entre 1964 y 1971, aunque solo se pudieron demostrar ocho de esos homicidios.

Nacido en 1943 en Sevilla, Delgado era un vagabundo que recorría España y otros países de Europa, eligiendo sus blancos al azar. Su modus operandi consistía en estrangular a sus víctimas con sus propias manos o golpearles la cabeza con piedras u objetos contundentes.

Además de la violencia extrema de sus crímenes, este hombre tenía parafilias y comportamientos sexuales perturbadores que lo hicieron aún más temido. Se relacionaba de modo sexual tanto con hombres como con mujeres y, en varios de sus asesinatos, cometió actos de necrofilia, lo que añade una capa de horror a su perfil.

«El Arropiero» sufría de graves trastornos mentales y era una figura muy peligrosa e impredecible. Su captura en 1971 fue accidental y, tras su detención, las autoridades descubrieron la magnitud de sus crímenes. Nunca lo juzgaron debido a su diagnóstico psiquiátrico, y pasó el resto de su vida en hospitales mentales, hasta que murió en 1998 a causa de una enfermedad pulmonar.



2. José Antonio Rodríguez Vega (16 víctimas)

También llamado «el Mataviejas», fue uno de los asesinos en serie más infames de España, responsable de la muerte de 16 mujeres mayores, entre 1987 y 1988. Nació en 1957 la ciudad de Santander, capital de la región de Cantabria.

Rodríguez Vega ya tenía antecedentes penales por agresiones sexuales, antes de convertirse en asesino serial. Debido a múltiples violaciones, en 1978 lo condenaron a 26 años de prisión, pero solo cumplió ocho años y lo liberaron en 1986 por buena conducta.

Tras su salida, comenzó su ola de crímenes, eligiendo a mujeres mayores, a las que estimaba presas fáciles debido a su vulnerabilidad.

Él se ganaba la confianza de sus víctimas, todas ellas de entre 61 y 93 años, haciéndose pasar por un amable reparador o alguien dispuesto a ayudarlas con tareas domésticas. Una vez en sus hogares, las atacaba con brutalidad, violándolas y asesinándolas, casi siempre por asfixia o estrangulamiento.

Las autoridades capturaron a este homicida en 1988, después de que una investigación desvelara su patrón de comportamiento. A lo largo de las averiguaciones, se encontró que José Antonio no solo actuaba con una meticulosidad escalofriante, sino que también mantenía relaciones sexuales con sus víctimas, tanto antes como después de matarlas.

Durante el juicio, mostró una falta total de remordimiento y una actitud desafiante frente al tribunal. En 1991, lo condenaron a 440 años de prisión por 16 asesinatos, pero su final fue tan brutal como sus crímenes: en 2002, dos compañeros de celda lo apuñalaron hasta la muerte, en la cárcel de Topas, en Salamanca.

3. Francisco García Escalero (11 víctimas)

Apodado «el Matamendigos», García Escalero es uno de los homicidas españoles más sonados, con 11 víctimas confirmadas. Nació en 1949 en Valladolid y comenzó su carrera criminal en la década de los 90, moviéndose entre varias ciudades y utilizando su apariencia de mendigo para ganarse la confianza de sus víctimas.

Este criminal seleccionaba a personas vulnerables, a menudo, en situaciones de desamparo, y las atacaba. Sus métodos incluían ahorcamiento y apuñalamiento, y se cree que sus crímenes estaban motivados por una mezcla de odio hacia la sociedad y un impulso de dominación.

Su apariencia desaliñada y su comportamiento de mendigo le permitieron evitar sospechas durante un tiempo, ya que se mezclaba con la población sin levantar demasiadas alarmas.

Fue arrestado en 1998 y, durante el juicio, se determinó que su esquizofrenia lo hacía inimputable. Llegó a declarar que «oía voces interiores, me llamaban, que hiciese cosas, cosas raras, que tenía que matar». Luego de la sentencia, las autoridades lo recluyeron en el psiquiátrico penitenciario de Fontcalent (Alicante), donde murió en 2014 al atragantarse con el hueso de una ciruela.

4. Joaquín Ferrándiz Ventura (5 víctimas)

Oriundo de Valencia, Joaquín Ferrándiz, alias «Ximo», se convirtió en uno de los asesinos en serie más famosos de España, tras acabar con la vida de cinco mujeres, entre 1995 y 1996, en la provincia de Castellón.

A diferencia de otros criminales, Ferrándiz Ventura, nacido en 1963, parecía llevar una vida normal, trabajando como agente de seguros, lo que le permitía moverse con libertad sin levantar sospechas. Pero detrás de esa fachada, ocultaba una mente obsesionada con la violencia sexual.

En 1989, condenaron a Ferrándiz por agresión sexual. No obstante, en mayo de 1995, lo pusieron en libertad por buen comportamiento. Al salir de prisión, sus impulsos se intensificaron, y comenzó a violar y asesinar a mujeres jóvenes, a quienes atacaba de manera calculada y meticulosa.

Abordaba a sus víctimas en la carretera cuando pedían autostop o después de salir de bares y discotecas; luego las llevaba a lugares apartados donde las violaba, estrangulaba y abandonaba sus cadáveres.

Ferrándiz fue arrestado en 1998 y condenado a 69 años de prisión, pero lo liberaron en 2023, tras cumplir 25 años de condena. Esto debido a que la prisión permanente revisable, que podría haber prolongado su condena, no estaba en vigor cuando se le impuso la pena. En consecuencia, se permitió su liberación al cumplir el tiempo estipulado.



5. Alfredo Galán (6 víctimas)

Entre el 24 de enero de 2003 y el 20 de marzo del mismo año, Madrid vivió el aterrador periodo de los homicidios cometidos por Alfredo Galán Sotillo, conocido como «el Asesino de la Baraja». Durante esos dos meses, Galán mató a seis personas y dejó un naipe junto a cada una de sus víctimas.

Su apodo se originó cuando en su segunda arremetida, en una parada de autobús, apareció un as de copas en la escena, un detalle que la prensa utilizó para bautizarle.

Él era un exmilitar que sirvió en Bosnia y que, tras su regreso, fue diagnosticado con neurosis y ansiedad. Aunque su sentencia no reconoció ninguna patología psiquiátrica, sus crímenes revelaron un comportamiento perturbador. Mataba por la espalda y a quemarropa, buscando experimentar la sensación de quitar una vida.

La policía arrestó a Galán en 2003 en Puertollano, después de confesar los crímenes; aunque más tarde este se retractó alegando coacción por parte de un neonazi. A pesar de su retractación, las pruebas, como casquillos de bala y testimonios de supervivientes, confirmaron su culpabilidad.

Fue condenado a 140 años, aunque la ley española limitó su tiempo de encarcelamiento a 25 años, lo mismo que pasó con Joaquín Ferrándiz. Debido a esto, se prevé que saldrá en libertad en el 2028. La historia de Galán inspiró una serie documental para Netflix.

6. Joan Vila Dilmé (11 víctimas)

También llamado «el Celador de Olot» y «el Asesino del Geriátrico», Joan Vila Dilmé es considerado el mayor criminal en serie español de este siglo, con un total de 11 víctimas. Nacido en 1968 en Girona, Vila se formó como auxiliar de enfermería en 2005. Cometió sus asesinatos entre 2007 y 2009 en la residencia geriátrica La Caritat, en Olot, Gerona, en donde mató a nueve mujeres y dos hombres.

Utilizó varios métodos para envenenar a los ancianos, incluyendo la administración de productos cáusticos como la lejía, que causaban graves daños internos y agonía. Además, mezcló barbitúricos en las bebidas de los residentes y suministró dosis letales de insulina, lo que inducía hipoglucemias severas y provocaba la muerte.

El caso se descubrió en 2009 cuando Vila asesinó a su última víctima, Paquita Gironès, a quien le dio de beber lejía. Las autoridades intervinieron porque no creyeron en su muerte natural. La investigación posterior reveló el patrón de asesinatos y el modus operandi del sujeto, lo que culminó en una condena de 127 años y medio de prisión, de la cual solo pagará 40.

En la actualidad, Vila cumple su sentencia en el Centro Penitenciario Puig de les Basses, compartiendo celda con otro recluso y participando de forma activa en actividades dentro del lugar. Su familia, que ha estado marcada por el estigma de sus crímenes, vive en un estado de reclusión y silencio en su localidad natal. El periodista y escritor Matías Crowder cuenta el caso de Vila Dilmé en su libro El Celador de Olot (2022).



Una mancha imborrable en la historia de España

Conocer las historias de los asesinos en serie más famosos de España nos lleva a entender no solo sus oscuros crímenes, sino también los complejos factores que los impulsaron. Estos casos, aunque impactantes, son una ventana a los misterios de la mente humana.

La maldad no tiene límites y reflexionar sobre estos sucesos ayuda a valorar la importancia de la justicia, el apoyo a las víctimas y la construcción de una sociedad más segura y consciente.


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