13 hábitos para alcanzar la madurez emocional

Todos podemos avanzar en nuestra madurez emocional. Ahora, ¿qué puntos es recomendable trabajar para alcanzar este objetivo? En este artículo hablaremos de ellos.
13 hábitos para alcanzar la madurez emocional
Ebiezer López

Escrito y verificado por el psicólogo Ebiezer López.

Última actualización: 10 diciembre, 2022

La madurez emocional es una capacidad que permite a las personas vivir en paz con sus sentimientos. Cuando alguien no la posee, es fácil que se deje llevar por lo que siente, lo cual puede salir mal. Por lo tanto, para poder gestionar las emociones de un modo más saludable, es necesario alcanzar la madurez emocional. Esto solo se consigue cuando se trabaja de forma activa con ciertos hábitos que fomentan dicha cualidad.

Siguiendo esta línea, adquirir la madurez emocional es una de las vías hacia una vida más agradable y plena. No sentirás que estás en sintonía o complicidad contigo mismo, sino también es probable que sea así con quienes te rodean. Además, gestionar mejor tu mundo emocional te ayudará a lidiar con las dificultades cotidianas de un modo más adaptativo.

Prácticas cotidianas para alcanzar la madurez emocional

La gestión emocional inteligente es todo un desafío. Todas las personas se enfrentan a dificultades emocionales en mayor o menor grado. Lo que marca la diferencia es el esfuerzo invertido en alcanzar la madurez emocional.

Aunque puede parecer difícil, en realidad la clave para conquistar este objetivo es ser constante y comprometido. Lo que verás a continuación son una serie de recomendaciones útiles para cultivar esta característica.

1. Trabaja tu asertividad

El contexto social es quizás el ecosistema en el que mejor podemos mostrar nuestra madurez emocional. En este sentido, la asertividad es una habilidad clave para una correcta gestión emocional. Se entiende como la capacidad de expresar nuestras emociones sin atacar a otros.

Camargo et al (2009) publicaron una investigación en la que estudiaron la correlación entre autoestima y asertividad. Sus resultados arrojaron una asociación positiva entre las dos dimensiones. De este modo, es posible afirmar que siendo más asertivo, te sentirás mejor contigo mismo.

Mujer hablando con su compañera del trabajo

2. Autoconocimiento

Anotamos en el punto anterior que manifestar lo que sentimos de una manera inteligente nos hace sentir mejor. Pero, ¿cómo expresar lo que sentimos si no somos capaces de identificarlo? Por eso, una buena inteligencia emocional se asienta en una buena cognición emocional.

3. Considera escribir un diario

Escribir en un diario tus pensamientos y sentimientos es una estrategia útil para tener una mejor gestión emocional. Además, te permitirá saber más sobre cómo es tu percepción del mundo e identificar sesgos cognitivos. La mejor manera de llevar un diario es incluir en nuestra agenda la tarea de completarlo en un momento determinado del día.

4. Reflexiona antes de actuar

El instinto nos ayuda, y mucho, cuando tenemos que tomar decisiones rápidas en las que existe mucha información. Por contra, nos suele ayudar poco cuando nos encontramos flotando en un estado emocional negativo de una alta carga energética, como pueden ser aquellos en los que predomina la ira o el enfado.

5. Aprende que tus emociones son válidas

Hemos hablado de la regulación emocional, de sus virtudes. Pero cuidado, la autorregulación emocional no significa que tengamos que aislar e intentar reducir a cero la influencia de nuestras emociones.

Vargas (2013) elaboró un trabajo sobre los trastornos psicosomáticos y el malestar emocional en estudiantes universitarios. En su artículo menciona diferentes situaciones (presión por los estudios, problemas de pareja, situación familiar, etc.) susceptibles de estrés psicológico y terminar generando cuadros clínicos psicosomáticos.

6. Olvídate de ser perfecto

Con frecuencia, los padres y la sociedad en general imponen expectativas irreales sobre las personas a medida que crecen. En consecuencia, viven tratando de convertirse en un prototipo de sujeto perfecto que hace todo bien. No obstante, la realidad es que los errores son una parte inevitable de la vida para cualquiera.

Intenta ver cuáles son esas metas poco realistas que te has establecido y trata de hacerlas a un lado. O aún mejor, crea nuevos objetivos basados en expectativas más amables y reales para tu ser. Verás cómo esa frustración constante disminuye y podrás alcanzar la madurez emocional.

7. Deja ir las partes del pasado que no te ayudan

No hay que negar la importancia del pasado, después de todo, a partir de esas experiencias has llegado a dónde estás. El problema ocurre cuando la gente se aferra a episodios de su pasado que no le producen ningún bienestar.

Aunque, hay que considerar que muchas veces estos son capítulos con una fuerte carga emocional que simplemente no pueden olvidarse. En estos casos, la atención psicológica es clave para trabajar dichos conflictos.

8. Ve los errores como oportunidades

Una de las razones por las que los errores resultan tan indeseables y conflictivos es por la percepción que existe sobre ellos. Por lo general, se asocia equivocarse con el hecho de ser un fracasado sin capacidades reales. Como resultado, los fallos golpean la autoestima y causan sentimientos desagradables.

Si en cambio empiezas a ver los fallos como oportunidades para crecer, tendrás un sentir muy diferente. No olvides que la perfección es inexistente y que incluso las malas experiencias proporcionan aprendizajes para las personas.

9. Evita las quejas

Las adversidades son parte de la vida. Pero, ¿de qué te sirve quejarte todo el tiempo? ¿No sería mejor enfocarte en encontrar soluciones a los problemas?

Cuando ves las dificultades como desafíos en vez de como amenazas, la ansiedad disminuye. A veces las soluciones están a simple vista, sin embargo, resulta más cómodo quejarse y no hacer nada.

10. Practica la empatía

La empatía se trata de tener la capacidad de comprender los sentimientos y pensamientos de otros. Esta habilidad es fundamental para poder mantener relaciones interpersonales agradables con los demás. Asimismo, la empatía es algo que demuestran las personas que se han esforzado en alcanzar la madurez emocional.

Por otro lado, si eres empático, es más probable que tu entorno también lo sea contigo. Sumado a esto, cuando eres comprensivo con los demás, te vuelves más amable contigo mismo a la vez. Por ende, desarrollar esta cualidad te beneficia enormemente.

11. Mindfulness

El mindfulness o atención plena consiste en enfocar los sentidos en la experiencia presente, sin juzgarla. Un hito cotoso porque no es lo que estamos acostumbrados a hacer. Lo mejor de todo es que cualquiera puede aprenderla y practicarla.

Al hacerlo, podrás conocer tus sentimientos de un modo más directo y profundo, para así regularlos saludablemente. Aparte, una revisión sistemática hecha por Hodann y Serrano (2016) concluyó que es un complemento útil para la intervención sobre algunas entidades clínicas significativas.

Chica meditando

12. Desarrolla la escucha activa

La escucha activa requiere de atención, demanda un esfuerzo por nuestra parte. Se produce cuando nuestra actividad mental está centrada en lo que el otro está comunicando. Es muy necesaria, por ejemplo, para que se produzcan diálogos ricos en contenido y significado.

13. Asiste a psicoterapia

Sin duda alguna esta es una de las mejores alternativas para desarrollar madurez emocional que puedes intentar. Los psicólogos contamos con una serie de conocimientos técnicos y teóricos sobre la gestión emocional basados en evidencia que pueden ayudarte.

Por último, considera que la atención psicológica no solo sirve para alcanzar la madurez emocional. En el espacio terapéutico, encontrarás un lugar para expresarte sin tener la sensación de estar siendo juzgado.


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  • Hodann-Caudevilla, R. M., & Serrano-Pintado, I. (2016). Revisión sistemática de la eficacia de los tratamientos basados en mindfulness para los trastornos de ansiedad. Ansiedad y Estrés, 22(1), 39-45.
  • León Camargo, A., Rodríguez Angarita, C., Ferrel Ortega, F. R., & Ceballos Ospino, G. A. (2009). Asertividad y autoestima en estudiantes de primer semestre de la Facultad de Ciencias de la Salud de una universidad pública de la ciudad de Santa Marta (Colombia). Psicología desde el Caribe, (24), 91-105.
  • Vargas Araya, P. (2013). Las enfermedades psicosomáticas y el malestar emocional de los (as) estudiantes de la Sede del Atlántico, Universidad de Costa Rica. InterSedes, 14(28), 05-24.
  • Velasco Bernal, J. J. (2014). LA INTELIGENCIA EMOCIONAL. Industrial Data, 4(1), 80. https://doi.org/10.15381/idata.v4i1.6677

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