Preguntas capciosas o de doble sentido ¿cómo manejarlas?
¿Aún sigues con esa pareja con la que te llevabas tan mal? ¿Me estás diciendo que no has dejado todavía ese trabajo? ¿De verdad eres de esas personas que no cree en ninguna filosofía o religión? Las preguntas capciosas o de doble sentido, en realidad, no buscan saber nuestra respuesta. Cuando las plantean, lo que anhelan es confundirnos o proyectar una crítica soterrada.
Este tipo de cuestiones falaces nos dejan a menudo en una posición de desventaja en la que surge al instante la necesidad de autodefensa. Sabemos que quien nos lanza esas cuestiones no siempre lo hace con buena idea, somos conscientes de que en su planteamiento hay una trampa y lo que se busca es que caigamos en ella.
¿Cómo reaccionar?, ¿cómo actuar ante este tipo de situaciones?
La comunicación indirecta y las preguntas de doble sentido
Nos podemos encontrar preguntas capciosas o de doble sentido en cualquiera de nuestros entornos sociales. Es común, por ejemplo, que nos la planteen compañeros de trabajo, familiares e incluso alguno de nuestros amigos. Sin embargo, es interesante saber que este tipo de cuestiones puedan aparecer también en las entrevistas de trabajo.
Plantear interrogantes en los que el doble sentido juega con lo desafiante es un modo de evaluar a los candidatos. Con esto, no solo se valora la originalidad en la respuesta, sino también la capacidad de reacción ante situaciones incómodas. Es un mecanismo que permite a muchas empresas hacer cribas para dar con tipo muy concreto de personalidad.
Por tanto, cada vez que nos veamos cara a cara con preguntas capciosas o de doble sentido cabe valorar previamente la situación en la que estamos. A veces nos encontraremos ante alguien que busca un desencadenante para iniciar una discusión. Por otro lado, y en caso de encontrarnos en un proceso de selección de personal, es interesante saber cómo actuar. Lo analizamos.
Estrategias básicas para actuar ante las pregunta capciosas o de doble sentido
Las preguntas capciosas son aquellas en las que el interrogador, lejos de plantearnos algo de manera directa, busca un atajo enrevesado para provocarnos. “¿Aún sigues torturando a tu coche o ya has aprendido a conducir?”. Con este tipo de formulaciones, el emisor parte dando algo por sentado (que la persona no sabe conducir) y se busca además generar una reacción emocional en el receptor.
Estudios como el realizado en el departamento de psicología de la Universidad de Milán, por ejemplo, nos indica algo destacable al respecto. Este tipo de comunicación indirecta hace uso de la ironía y la presunción como una forma “elegante” de impactar emocionalmente al otro.
Veamos por tanto qué estrategias deberíamos usar:
Reformula la cuestión
Muchas de las preguntas capciosas o de doble sentido parten de una presuposición, es decir, de ideas, que siendo falsas, se dan por válidas. Por ejemplo, ante planteamientos como “¿Aún sigues torturando a tu coche?”, es recomendable replantear la idea de forma correcta: “¿Me estás diciendo que no sé conducir?”.
Exige una comunicación directa
Las cuestiones de doble sentido casi siempre hacen uso de la ironía y el sarcasmo. Es un tipo de comunicación indirecta y enrevesada que hace daño y que no deja indiferente a nadie. En estas situaciones es adecuado exigir que si de verdad desean preguntarnos algo, lo hagan de manera directa y respetuosa.
Ante quien solo busca una reacción emocional, calma
Lo que espera ese emisor es provocarnos, por tanto, es recomendable mantenernos tranquilos y no responder de manera desproporcionada. Hagamos uso de un enfoque centrado, racional y equilibrado.
Ignorar la pregunta por falaz
“¿Cuándo dejarás de hacer trampa en los exámenes? ¿Por qué odias a tu hermano?…”. Buena parte de estas preguntas parten de razonamientos falaces, de presunciones totalmente falsas que es mejor ignorar. Así, por salud y por equilibrio psicológico, es recomendable no seguir el juego.
¿Cómo responder las preguntas de doble sentido en las entrevistas de trabajo?
Cuando un reclutador aplica una serie de preguntas concretas a un candidato, lo hace partiendo de un perfil que desea buscar. Por tanto, cabe la posibilidad de que en una entrevista de trabajo, nos podamos encontrar ante una batería de cuestiones que bordean el doble sentido, pero sin ese matiz malévolo o crítico (capcioso).
¿Qué deberíamos hacer?
- En primer lugar, ten claro a qué puesto optas e infórmate sobre la empresa en la que vas a trabajar. Profundiza en sus valores, su trayectoria, sus políticas, ideales que transmite, etc.
- Naturalidad y confianza. Asume que en esa entrevista pueden surgir las preguntas de doble sentido. Es bueno que no te cojan por sorpresa y que no te generen un bloqueo.
- Sinceridad y creatividad. Este tipo de cuestiones buscan dos cosas. La primera, evaluar la templanza del candidato a la hora de encajar este tipo de situaciones. La segunda, ver cómo se desenvuelve en su respuesta. Por ello, ante preguntas como “¿qué harías si no contáramos contigo en este proceso de selección?”, es bueno hacer uso de la sinceridad y el ingenio.
- Apertura y tranquilidad. Bien es cierto que casi nadie se deleita con las preguntas capciosas o de doble sentido. Sin embargo, en una entrevista de trabajo es adecuado mostrar receptividad y ese equilibrio de quien lejos de sorprenderse con los imprevistos, los maneja con tranquilidad. La actitud es un valor en estas situaciones.
Para concluir, en nuestro día a día es muy fácil encontrarnos en este tipo de situaciones. Saber manejarlas con soltura nos hará ganar en salud y, además, mejoraremos incluso la imagen que tenemos de nosotros mismos.
Te podría interesar...Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Anolli, L., Ciceri, R., & Infantino, M. G. (2002). Behind dark glasses: Irony as a strategy for indirect communication. Genetic, Social, and General Psychology Monographs, 128(1), 76–95.
- Pfeiffer, J. W. (1998). Conditions that hinder effective communication. In The Pfeiffer Library, Vol. 6, 2nd edition (Jossey-Bass/Pfeiffer). Originally published in J. E. Jones and J. W. Pfeiffer (Eds.)