¿Qué debo hacer si siento que odio mi cuerpo?

Si bien no es necesario amar cada parte de tu cuerpo, sí es recomendable aceptarte y respetarte. Sin embargo, ¿qué hacer cuando tienes una mala relación con tu imagen corporal? Te lo explicamos en el siguiente texto.
¿Qué debo hacer si siento que odio mi cuerpo?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 08 julio, 2023

Todos, en algún momento, nos hemos dicho «siento que odio mi cuerpo». No es fácil quererlo cada día ni apreciar cada una de sus imperfecciones y formas. Sin embargo, esos instantes pasan y al final lo aceptamos tal y como es, porque ese fantástico envoltorio físico es el que nos permite sentir, respirar, abrazar, trabajar, disfrutar la vida y relacionarnos con los demás.

Ahora bien, en los últimos años son cada vez más las personas que tienen una mala relación con su imagen corporal. Se rechazan, detestan al ser que se refleja en sus espejos, porque no armoniza con los supuestos «cuerpos ideales» de las redes sociales o con los que nos venden en la sociedad de consumo. ¿Cómo abordar estas situaciones? Conoce más al respecto con el siguiente artículo.

No es necesario amar nuestro cuerpo, basta con respetarlo, con aceptarlo. Sin embargo, la cultura, y hasta la educación, logran que cada vez más jóvenes detesten su imagen y deriven en conductas autodestructivas.

Cómo saber si siento que odio mi cuerpo

Es posible que cada vez que te veas en el espejo o en tus selfies te digas «siento que odio mi cuerpo». Es más, puede que tengas un hijo o hija adolescente a quien le escuchas repetirlo con frecuencia. ¿En qué momento empezar a preocuparnos por estas percepciones propias o ajenas? ¿Cuándo se cruza la línea de lo «normal» a lo «patológico»?

En un trabajo divulgado en Indian Journal of Psychiatry se destaca que, si bien es normal tener preocupaciones sobre la apariencia física, cuando estas se vuelven excesivas podríamos estar dentro del espectro del trastorno dismórfico corporal (TDC).

En consecuencia, es importante detectar esos sentimientos y atribuciones negativas hacia la propia imagen que resultan más problemáticas. Para que estés más al tanto de este tipo de situaciones y sentimientos negativos, te los enlistamos a continuación:

  • Al mirarte al espejo solo ves defectos.
  • Sientes vergüenza por tu aspecto físico.
  • Te obsesionas por tu rostro, cabello, nariz y piel.
  • Te comparas de forma constante con los demás.
  • Experimentas sentimientos de inseguridad e inferioridad.
  • Sientes tristeza y desmotivación por tu esquema corporal.
  • Tu vida sexoafectiva está muy limitada por este problema.
  • Te ronda de forma persistente la idea de recurrir a la cirugía.
  • Restringes tu vida social por desagrado de tu propia imagen.
  • Estas preocupaciones por el propio cuerpo ocupan buena parte del día.
  • Derivas en conductas compulsivas como mirarte de forma constante al espejo o cepillarte el cabello.


Cómo ayudarme a dejar de odiar mi cuerpo

Por mucho que te digan aquello de «acéptate tal y como eres», hacerlo no es fácil. No lo es porque la mente está dominada por sesgos cognitivos que alimentan la visión negativa de la propia imagen corporal.

También de creencias aprendidas y de muchas ideas irracionales inconscientes que no son fáciles de desactivar. Tal reformulación requiere tiempo y trabajo. Veamos qué estrategias son útiles si sientes que odias tu cuerpo.

Practica la neutralidad corporal

Realidades como el trastorno dismórfico corporal, así como el propio desagrado persistente por la imagen física, tienen una parte de su origen en la baja autoestima. Metaanálisis como el divulgado en BMC Psychiatry  señalan que este mismo factor suele ser un elemento transversal.

Un modo de desactivar ese rechazo cuando te digas aquello de «siento que odio mi cuerpo» es practicando la neutralidad corporal. Se trata de una estrategia emocional y motivacional orientada a mejorar la relación que tienes con tu físico. Para ello, toma nota de las siguientes recomendaciones:

  • Haz una lista de todo lo que puedes hacer con tu cuerpo: respirar, ver, caminar, trabajar, conducir, abrazar, besar, escribir, leer, jugar con tu mascota, bailar y mucho más.
  • Realiza actividades gratificantes: pasea, disfruta de baños relajantes, baila, canta, etc. Lleva a cabo actividades que te permitan disfrutar de cada sensación física que te aporta tu cuerpo.
  • Acepta tu imagen sin necesidad de amar cada parte de ella: basta con apreciar todo lo que te permite hacer tu cuerpo, que no es poco. Esta tarea implica desarrollar una adecuada empatía contigo mismo, permitiéndote existir en tu físico sin juzgarlo.

Un modo de mejorar la relación que tenemos con nuestro cuerpo es practicar la neutralidad corporal. Consiste en dejar de juzgarnos, en aprender a vivir con nuestro cuerpo de manera empática, disfrutando de lo que nos permite hacer.

Es aconsejable regular el uso de las redes sociales

Vivimos en una sociedad dominada por la tiranía de la imagen. La publicidad, el cine, la televisión y las redes sociales son medios que imponen la idea distorsionada de que existen «cuerpos normativos». Así, la persona que no se ajuste a esas medidas, formas y proporciones ideales, se siente rechazada y hasta procesa que hay algo defectuoso en ella.

Investigaciones como la publicada en Clinics in Dermatology acotan este problema. El uso de las redes sociales y la exposición a imágenes idealistas del cuerpo están detrás de muchos trastornos y sufrimientos. Por tanto, es esencial que mejores el uso que haces de las redes sociales y la exposición a sus mensajes.

Para lograr esta meta, toma nota de las claves que pueden ayudar en el proceso y que enseguida compartimos:

  • Reformula los mensajes sociales que te instan a la perfección: recuerda que los cuerpos ideales no existen, existen los cuerpos reales.
  • Elige cuentas que ensalcen la diversidad, la salud corporal y el body positive: en el momento en que empieces a seguir a figuras o celebrities que valoren y respeten todo tipo de cuerpos, el algoritmo te seguirá mostrando perfiles similares.
  • Limita o regula la utilización que haces de las redes: en ocasiones, puedes pasar demasiado tiempo exponiéndote a mensajes que hacen daño y a imágenes que, de manera inconsciente, refuerzan el rechazo a tu cuerpo. Procura una buena utilización de la tecnología.

Sánate de los mensajes que recibiste sobre tu cuerpo a lo largo de tu vida

Es posible que la primera vez que te dijiste «siento que odio mi cuerpo» fue en los inicios de tu adolescencia. A menudo, nuestro entorno más cercano refuerza en nosotros un rechazo hacia la propia imagen. Hay mensajes como «estarías más guapa si perdieras peso» que inoculan en nosotros una incomodidad muy temprana hacia la propia autoimagen.

Para sanar y construir una buena relación con tu esquema corporal, tienes que reformular todas esas verbalizaciones que alguien te dirigió en algún momento. Es una tarea psicológica compleja que implica revisar, incluso, creencias que diste por válidas. Considera las siguientes acciones:

  • Lleva un diario y plasma en él frases agradables sobre ti.
  • Escribe las creencias que tienes sobre tu propia imagen.
  • Dale la vuelta a esos mensajes negativos, transfórmalos en positivo.
  • Pregúntate de dónde vienen estos mensajes (de tu familia, parejas del pasado, amigos, etc.).
  • Entiende que el desagrado hacia tu imagen es una idea construida que hay que sanar.
Si rechazas tu imagen corporal, es posible que hayas crecido en una familia que te juzgaba por tu aspecto físico. Los mensajes de nuestro entorno nos condicionan.

Rodéate de personas que tengan una imagen corporal sana de sí mismas

Puede que tengas un amigo o amiga obsesionada con su físico. El hecho de pasar tiempo con personas que tienen fijación con perder peso, con mostrar siempre una aparente perfección, puede influenciarte de forma negativa. Una vez más, los mensajes que llegan de tu entorno quizás distorsionan, poco a poco, la relación que tienes con tu cuerpo.

Sería muy beneficioso contar con la cercanía de figuras que se acepten tal y como son y que te valoren a ti también por cómo eres. La autoestima se construye también por las palabras que llegan de quienes nos rodean. Por tanto, disponer de amigos que te aprecian, que te validan y no te juzgan por tu cuerpo, es algo muy saludable.

¿Qué hacer si siento que odio mi cuerpo de forma persistente?

En caso de que no puedas dejar de pensar en tu cuerpo y tu vida psicosocial se vea muy limitada, es momento de pedir ayuda. Por lo general, ese rechazo persistente se traduce muchas veces en autolesiones e, incluso, en ideación suicida. Evita llegar hasta este punto. Hay personas especializadas en este ámbito que pueden prestarte ayuda de manera muy eficaz.

Investigaciones como la publicada en Behavior Therapy plantean que la terapia cognitivo-conductual, combinada con antidepresivos, resulta adecuada. Si bien este estudio se centra en la población joven, cabe señalar que sus beneficios pueden correlacionarse también a la población adulta.



Si cambio mi cuerpo, ¿se irá el odio o el desagrado?

Hay muchas personas que recurren a la cirugía estética con el fin de lograr esa apariencia física con la que, por fin, reconciliarse consigo mismas. Ahora bien, ¿cambiará esa autopercepción negativa si transformas tu cuerpo?

Todos podemos recurrir al ejercicio físico y pasar por el quirófano con el fin de vernos mejor. No se niega que esos cambios, a menudo, revierten en la autoestima. Pero debemos ser cuidadosos. Las clínicas de cirugía estética deben evaluar la presencia de un TDC; en estos casos, los cambios no garantizan que la persona se vea mejor. El odio persiste y siguen necesitando de más y más operaciones.

Para concluir, si experimentas una mala relación con tu imagen corporal y esos pensamientos negativos no se disipan, solicita ayuda. En estas situaciones, de nada te servirá cambiar tu cuerpo porque el problema está en tu mente. Y hay ayuda para ello.


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