Siento que no encajo ¿qué hago?

¿Te cuesta conectar con los demás? ¿Sientes que no encajas en ningún sitio? Esta es una percepción más común de lo que pensamos. Tanto es así que es común experimentarla ya desde la infancia. ¡Descubre qué puedes hacer al respecto!
Siento que no encajo ¿qué hago?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 17 febrero, 2023

«Siempre he tenido la sensación de no encajar en ningún sitio». Son muchos los que gastan una cantidad ingente de su energía a lo largo de su vida intentando integrarse, ser como los demás. Si bien es cierto que es importante no renunciar a nuestra individualidad, pocas realidades son más decisivas para el ser humano como el sentido de pertenencia.

Por otro lado, hay un aspecto que todos tenemos claro: hay quien sufren el peso del estigma y la exclusión. Como criaturas sociales que somos necesitamos no solo interaccionar con los demás. Ansiamos, a su vez, sentirnos parte de algo, de alguien, construir un mínimo sentido de conexión y de seguridad con otras figuras. Al fin y al cabo, es de este modo como trazamos nuestro proyecto personal.

Nadie debería renunciar a la oportunidad de empoderar lo «mágico» de ser diferente, y a su vez, sentir la satisfacción de disponer de ese colectivo de personas con las que crecer, disfrutar y aprender. ¿Cómo equilibrar la balanza? ¿Qué debemos hacer ante esa percepción constante de que uno no logra caer bien o conectar con casi nadie? Lo analizamos.

“Desde el tiempo de mi niñez, no he sido
como otros eran, no he visto
como otros veían, no pude sacar
mis pasiones desde una común primavera” (…)

-Edgar Allan Poe-

Un hombre triste mira sentado en la sala pensando que siento que no encajo
Después de la pandemia, mucha gente tiene la percepción de que no encaja en muchos de sus espacios interpersonales y sociales

Siento que no encajo y sufro por ello

Es difícil no sentirse un extraño en este mundo. Hay momentos en que sentimos que vamos a contracorriente, que somos apátridas de un escenario donde todos parecen encantados con una misma melodía. Mientras que nosotros nos sentimos inspirados por otras partituras. Somos quizá, como esos árboles fascinantes, las jacarandas que florecen en una tonalidad violácea, mientras a su alrededor, los demás solo lo hacen en color verde.

Cuando siento que no encajo, sufro por ello (una norma tan real como frecuente). Aún más, lo complicado de todo ello es que hablamos de un sufrimiento muy fácil de cronificar. Porque la sensación de no sentirse integrado a menudo ya nace en la infancia.

Tanto es así que es común pensar que hay un problema en nosotros, que «florecer» en color violáceo, como lo hace el árbol antes citado, es algo negativo. Cuando en realidad, todos disponemos de matices que nos hacen excepcionales en el bosque de la vida. 



La teoría de las fuerzas vitales de Bowen

El doctor Murray Bowen (1913-1990), desarrolló en la década del 50 la teoría de las fuerzas vitales al observar cómo nos desarrollamos las personas desde un punto de vista emocional y natural a la vez.

  • Bowen explicaba en este enfoque algo muy valioso. Esta teoría postula que en el ser humano hay dos fuerzas vitales básicas a la vez que opuestas.
  • La primera es una fuerza de crecimiento muy potente que nos empuja hacia la individualidad. Es esa a partir de la cual, construir un yo separado de nuestra familia, amigos, sociedad…
  • La segunda, es otra fuerza igual de poderosa que nos impulsa, a su vez, a buscar y necesitar cercanía emocional.
  • Según este enfoque, la mayoría de nosotros nos movemos a diario en esa dualidad a menudo dolorosa. Nos sentimos diferentes porque nuestro sentido del yo busca separarse del resto. Sin embargo, ansiamos encajar, formar parte de esas dinámicas donde se mueven los demás.

Cuando sufrimos el “estigma” de no encajar en ningún lado

Cuando siento que no encajo en ningún lado, no solo puedo culparme a mí mismo. En ocasiones, pienso que el propio mundo carece de sentido. Esto mismo es lo que se demostró en un estudio llevado a cabo en la Universidad de Michigan por los doctores Gregory Walton y Geoffrey M.Cohen.

En este trabajo pudo verse que aquellas personas que sufren el «estigma» de la exclusión, padecen de manera constante por la «incertidumbre de la pertenencia». Percibir que uno no encaja, que hay obstáculos que nos impiden formar parte de otros grupos sociales, afecta a la motivación, al rendimiento académico y laboral-

Es más, y a su vez, tienen mayor riesgo de terminar padeciendo algún tipo de alteración psicológica. Por otro lado, hay un fenómeno que hemos visto con frecuencia a raíz de la pandemia. Tras esta experiencia, son muchos los que perciben cierta desconexión con su entorno social y la percepción de que ya no encajan como antes.

Las personas somos seres sociales que ansiamos encajar, conectar con otras figuras de nuestro entorno. A menudo, muchas personas tienen la sensación de que no logran esa conexión con los demás ya desde la infancia.

Razones más comunes por las que alguien no encaja en un grupo

Cada persona es única, esté o no cerca de la normatividad. Por eso, es normal que todo el mundo se sienta fuera de lugar alguna vez en su vida. Cuando esto se convierte en un periodo de tu vida en lugar de en un momento puntual, es posible que se deba a alguna de estas razones:

  • Estás en un momento de cambio: cuando tu visión de las cosas o tu propia vida sufre un giro brusco, es usual notar el contraste que se ha generado con lo que, hasta ahora, parecía lo «normal».
  • No te sientes bien contigo mismo: si estás sufriendo algún malestar psicológico, como la baja autoestima, es común que sientas que existe una barrera entre los demás y tú.
  • Tus relaciones son superficiales: sentirse acompañado y parte de un grupo no consiste en tener muchos amigos, sino en tener algunos con los que tener una relación estrecha y de calidad. Si no tienes a nadie de estas características en tu vida, es posible que sientas que no encajas.
  • Estás fuera de la norma: quizá sí es una realidad que eres un bicho raro. Si es tu caso, no temas. Porque tus rarezas no hacen daño a nadie, solo tienes que buscar personas que las compartan contigo, pues siempre hay alguien.


amigos dejando atrás el Siento que no encajo
Si deseas encajar, busca tu tribu, personas con las que compartas aficiones y pasiones

Quiero encajar ¿qué puedo hacer?

A menudo, esa idea de que «siento que no encajo» tiene su origen en el seno familiar. Nuestra educación y esas dinámicas que se erigen en esos microescenarios nos improntan de forma temprana la idea de que «no somos normales». Por ejemplo, no lo somos a ojos de nuestros padres porque tal vez no somos tan brillantes como nuestro hermano.

Puede que hayamos salido más rebeldes, porque nuestras aficiones, gustos y pasiones no encajan con el proyecto familiar. De ese modo, dicha marca la podemos arrastrar durante años, mermando nuestras habilidades sociales, autoconcepto e identidad. Por ello, y para fortalecer estas dimensiones y mejorar nuestro sentido de pertenencias, vale la pena reflexionar sobre estas ideas.

1. Define quién eres y ponle brillo

Una de las aportaciones más interesantes que nos dejó Carl Jung fue su teoría de la individuación. Según este enfoque, una de nuestras responsabilidades más importantes es la siguiente: despertar nuestro potencial, la conciencia individual, vencer miedos y resistencias y expresarnos ante el mundo tal y como somos. Con seguridad y felicidad.

Tal proceso lleva tiempo. Sin embargo, antes de «querer encajar en otros» lo más adecuado es encajar en nosotros mismos. Hay que fomentar la autoaceptación, saber quién somos y qué queremos.

2. No se trata de «encajar», toda resistencia crea dolor

Todos hemos intentado alguna vez «encajar» una pieza a la fuerza en el hueco de un puzle. Nos damos cuenta al instante que no sirve de nada usar la fuerza. No cuando las formas no armonizan, no cuando los huecos no encajan con las aristas.

  • Debemos entender que, en realidad, en la vida no se trata de querer encajar, sino de fluir. Si intentamos hacerlo a la fuerza, sufriremos e incluso podemos optar por renunciar aparte de lo que somos por integrarnos en un puzzle erróneo.
  • Debemos entender que habrá personas, lugares y colectivos con los que nos sintamos identificados y otros, con los que no. Aún más, en nuestro viaje por hallar un sentido de pertenencia con alguien, podemos hacer mil variaciones hasta hallar nuestro espacio ideal.

3. Sé tú mismo cada día de tu vida y tu «tribu» llegará a ti

No pasa nada si durante un tiempo hacemos nuestro propio viaje en soledad. Durante ese trayecto, nos limitaremos a celebrarnos a nosotros mismos. A veces, al seguir el ritmo de una pasión o un impulso de lo más singular, acabamos encontrando nuestra propia «tribu»; esa donde todo armoniza, donde somos aceptados y valorados por cada matiz, por cada recoveco tan especial.

4. Paciencia

Las relaciones requieren inevitablemente del paso del tiempo para volverse profundas. La impaciencia puede hacer que te quedes en la superficie y que las otras personas lo noten y, por tanto, se alejen de ti.

Además, relacionarse con otras personas requiere trabajo, tanto en la propia interacción como en ti mismo. Por eso, es posible que al principio sufras un par de fracasos. No cejes en tu empeño: no es posible que estés solo en el mundo.

5. Pide ayuda

Por último, no dudes en pedir ayuda si sientes que no encajas. Todos pasamos por momentos en los que nos sentimos solos o contrastamos más de lo que querríamos con nuestro entorno. Por eso, si sientes que no eres capaz de encajar por ti mismo, acude a un profesional.

Conclusión

Para concluir, si siento que no encajo, lo primero que podemos hacer es reducir esa angustia. Gestionar los miedos, pulir inseguridades y dar brillo al propio sentido del yo y al músculo de la autoestima, nos ayudará a encontrar nuestro lugar. Solo cuando te sientas bien contigo mismo, las personas adecuadas llegarán.


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  • Abdel-Khalek, Ahmed. (2016). Introduction to the Psychology of self-esteem.
  • Walton, GM y Cohen, GL (2007). Una cuestión de pertenencia: ajuste social y logro. Diario de la personalidad y la psicología social , 92 (1), 82-96. https://doi.org/10.1037/0022-3514.92.1.82

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