¿Qué son los vínculos afectivos y cómo se construyen?

Los lazos emocionales son el cimiento de nuestro desarrollo psicosocial y gran parte del origen de lo que sentimos. Aquí te contamos en qué consisten y cómo se forjan.
¿Qué son los vínculos afectivos y cómo se construyen?
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 01 marzo, 2024

Se suele decir que hay muchos tipos de amor, todos ellos importantes, sin saber que en realidad hablamos de vínculos afectivos. Establecer esos lazos con los demás es parte de nuestras necesidades como animales sociales. Y no solo sirven para mantener grupos cohesionados: generan sensación de protección, estabilidad y seguridad.

Por su importancia para el bienestar psicológico, aquí ahondaremos en el concepto relativo a dichos vínculos y en la forma en que se construyen a lo largo de la vida. Ser consciente de cómo se forja el cariño entre individuos no solo te ayudará a comprender mejor tu propio afecto, sino que te hará ver el relevante papel que tiene en el desarrollo psicosocial. ¡No te pierdas nada!

¿Qué son los vínculos afectivos?

Se entiende por vínculo afectivo aquel que une a dos personas a través del amor y la empatía. Por tanto, opera a nivel interpersonal y tiene correlatos emocionales (sentimientos de cariño), cognitivos (valoración positiva de la persona amada) y conductuales (protección, cuidado, etcétera).

A pesar de la concepción habitual de que el amor es para toda la vida, no se pueden considerar los vínculos afectivos como inalterables. El contexto social, las relaciones familiares o el momento temporal son factores que los modifican.

Al igual que es posible romper una relación entre un padre y un hijo, también es posible que mejore cuando el segundo llegue a cierta edad.

No obstante, la influencia más importante sobre estos lazos la tiene la voluntad de ambas partes por hacerlo funcionar. El esfuerzo y el compromiso, aunque no garantizan la perdurabilidad de la relación, sí hacen que esta sea una fuente de bienestar psicológico.

Tipos de vínculos afectivos

Como habrás notado, la propia definición no especifica entre qué individuos se produce la vinculación, pues se circunscribe al propio sentimiento de amor y empatía mutuos. Estos toman diferentes formas según con quién se establezcan:

  • Fraternal: cariño y conexión entre hermanos.
  • Filial: se crea entre tutores e hijos, caracterizado por los cuidados parentales y la responsabilidad.
  • Romántico: a la conexión emocional se le añade atracción física y psicológica y, en ocasiones, sexual.
  • Familiar: el que se establece, generalmente, entre parientes de sangre o sobre la formación de un núcleo.
  • Amistad: vínculo entre pares cuya base es la confianza y un grado de intimidad superior al de otros miembros del grupo social.


¿Cómo se crea un vínculo afectivo?

Si bien se pueden generar vínculos a lo largo de toda la vida, estos comienzan desde el mismo nacimiento, entre el infante y sus cuidadores. A través de las atenciones de los tutores, el pequeño se desarrollará de forma física, mental y emocional.

Esto ocurrirá de una manera más positiva, de acuerdo con la calidad de los cuidados, es decir, la capacidad de los adultos para responder a las necesidades del menor.

Por otra parte, la persona va forjando otros lazos fuera del núcleo familiar, a medida que crece, bebiendo de la forma en que sus figuras de apego responden a lo que requieren, le guían en la vida y sirven como modelo. Aparecen así las relaciones horizontales, como las amistades o la pareja, donde la reciprocidad se pone como pilar central.

Consejos para establecer vínculos sanos con los demás

Nadie es perfecto en la crianza, por lo que todas las personas, en mayor o menor medida, tienen alguna carencia en su desarrollo afectivo. Esto no tiene por qué desembocar en alguno de los tipos de apego patológico, como el inseguro o el evitativo, pero sí deja algunos aspectos en los que se puede trabajar; por ejemplo, los siguientes:

  • Comunicar de forma abierta: la comunicación tiene que ser asertiva y orientada a soluciones.
  • Guardar tiempo para crear recuerdos: se trata de reservar momentos para compartir con quienes tienes un vínculo emocional.
  • Reforzar las muestras de cariño: también fortalece las manifestaciones de cuidado proporcionadas, tanto espontáneas como planeadas.
  • Sentar cátedra: en especial cuando se trata de niños, es importante ser un ejemplo de buenas intenciones y aplicación de esfuerzo para construir una relación sana.
  • Repasar las experiencias anteriores: reflexiona sobre relaciones pasadas para identificar lecciones aprendidas y aplicar esos conocimientos en la construcción de nuevos vínculos.
  • Validar y manifestar las emociones: no tengas miedo de expresar tus emociones, tanto agradables como desagradables. Asimismo, haz saber a la otra persona que las suyas también son válidas.
  • Practicar la empatía: esfuérzate por comprender las emociones y perspectivas de los demás, mostrando interés genuino y haciendo preguntas reflexivas para profundizar en su experiencia.
  • Fomentar la confianza mutua: construir confianza requiere honestidad y transparencia. Cumplir con lo que se promete y ser abierto acerca de las expectativas y límites contribuye a establecer una base sólida.
  • Aprender a escuchar de forma activa: presta atención plena durante las conversaciones, demuestra interés real en lo que la otra persona tiene que decir. Hacer preguntas de seguimiento demuestra compromiso y atención.

Recuerda que ninguna persona nace enseñada. En varios momentos de nuestra vida se plantean situaciones irresolubles, se cometen errores y jamás se para de aprender. Lo que cuenta al final del día es seguir creciendo como persona y establecer vínculos cada vez más sanos.



Relacionarnos con otros es clave para nuestro desarrollo

La expresión «nadie es una isla» tiene un sentido muy arraigado en la biología humana. Un vínculo temprano sano está íntimamente conectado con el desarrollo psicosocial de las personas y media en la calidad de las relaciones de la vida adulta.

Te interesará saber que también está ligado con la resiliencia frente a enfermedades graves, como el cáncer, y que es un factor crucial para el empoderamiento de los grupos sociales. Y es que somos criaturas cuya individualidad se entrelaza con su necesidad de relacionarse, pues las ventajas de crear lazos afectivos son mayores que la suma de sus partes.


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