La teoría del conductismo operante de Skinner: características y ejemplos

El enfoque conductista radical se centra en cómo las conductas se preservan o reducen a partir de las consecuencias que se les proporcionan. Si quieres saber más sobre este tema, ¡sigue leyendo!
La teoría del conductismo operante de Skinner: características y ejemplos
José Padilla

Escrito y verificado por el psicólogo José Padilla.

Última actualización: 03 abril, 2024

El conductismo de Burrhus Frederic Skinner es una corriente que ha realizado enormes aportes dentro de la psicología y el análisis comportamental. Sus postulados han servido de fundamento teórico para el desarrollo y aplicación de múltiples técnicas que modifican la conducta humana y animal.

Algunos de sus conceptos más representativos son el condicionamiento operante, los refuerzos, los castigos y los programas de reforzamiento. En este artículo, profundizaremos en cada uno de ellos, mientras nos adentramos en la conducta radical. También revisaremos las técnicas que emergieron de los aportes de este psicólogo.

¿Qué dice la teoría del conductismo radical de Skinner?

Esta se remonta al siglo XX, cuando Edward Thorndike, al estudiar el aprendizaje y la inteligencia, formuló la ley del efecto. Él observó que son las consecuencias de una acción las que permiten que esta se desarrolle o se reduzca.

Más tarde, John Watson inauguró el conductismo dentro de la psicología con sus estudios sobre condicionamiento clásico en personas. El auge de esta nueva corriente, centrada en el estudio de la conducta, inspiró a muchos pensadores y psicólogos.

Las investigaciones empezadas por Thorndike y los estudios minuciosos sobre la conducta de Watson alcanzaron su punto más alto gracias a Skinner. Fue él quien fundó el análisis experimental del comportamiento, conocido también como conductismo radical.



Características del conductismo de Skinner

El conductismo radical se enfoca en el estudio de la conducta medible y observable sin convertir los procesos mentales en objeto de análisis. Aunque Skinner reconocía la existencia de la mente y de sus procesos, se enfocó en los actos visibles, mediante su análisis experimental del comportamiento.

De acuerdo con él, todas las acciones humanas están influidas por el entorno en el que se desenvuelven y por las consecuencias que generan. Los efectos recibidos después de realizar una acción tienen el potencial de mantener esa respuesta o, en su defecto, reducirla. Ese es el postulado clave del conductismo radical. Veamos algunas de sus características o dimensiones básicas.

Interés en el control de la conducta

La particularidad más destacada del conductismo de Skinner es su excesivo enfoque en el control. Para los conductistas radicales, cuando los eventos se asocian con el comportamiento, se consideran como variables de control.

Los científicos son organismos que se comportan

Otra dimensión clave es que considera que la ciencia no es más que el producto de la conducta de los científicos. A su vez, la forma de comportarse de estos depende, al igual que en cualquier organismo, de variables externas.

Interés en el comportamiento no verbal controlado por eventos observables

En el conductismo de Skinner se pone mucho énfasis en las consecuencias que tiene la observación directa. Por eso, para los conductistas es importante tener bajo control su propio comportamiento, tanto verbal como no verbal. Un mayor control sobre lo que hacen y dicen, hace la observación más útil.

Las variables ambientales son fundamentales

Gran parte de lo que una persona hace está bajo control del ambiente. Por este motivo, para el conductismo radical es esencial estudiar las variables del entorno que interactúan con los individuos.

Skinner y el condicionamiento operante

Un principio fundamental en la psicología es el condicionamiento operante, pues describe cómo los comportamientos se desarrollan, mantienen y modifican. Podemos definirlo como el proceso en el que la frecuencia de una acción se altera debido a las consecuencias que produce.

A continuación, explicaremos los conceptos más importantes que distinguen a este tipo de condicionamiento:

  • Extinción: alude al proceso gradual de reducir o desaparecer una conducta.
  • Refuerzo: es cualquier estímulo que aumenta la probabilidad de que una acción se repita.
  • Programas de refuerzo: son los planes y reglas sobre cómo y cuándo se brindará un refuerzo.
  • Castigo: se refiere a todo tipo de evento o estímulo que disminuya la frecuencia de aparición de una conducta.
  • Moldeamiento: consiste en el reforzamiento de patrones de respuestas que se acercan a la conducta objetivo.
  • Estímulo discriminativo: es aquel que indica la disponibilidad de un refuerzo después de realizar una acción. Permite a un organismo saber si su conducta será reforzada.


Programas de reforzamiento

Este tipo de programas tienen una función importante en la conformación y el mantenimiento de comportamientos. Principalmente, se clasifican en dos categorías: continuos e intermitentes. Veamos algunos.

  • Reforzamiento continuo: cada vez que se realiza la conducta esperada, se proporciona un refuerzo.
  • Programa de razón fija: consiste en entregar el refuerzo después de un determinado número de respuestas.
  • Programa de razón variable: en este caso, el número de respuestas para que se brinde el refuerzo varía alrededor de un promedio. La cantidad no es fija, sino azarosa.
  • Programa de intervalo fijo: el refuerzo se brinda después de un intervalo de tiempo determinado.
  • Programa de intervalo variable: el intervalo de tiempo para que se otorgue un refuerzo varía alrededor de un promedio.
  • Programas conjuntivos: el sujeto debe cumplir con todas las condiciones establecidas por varios programas antes de recibir un refuerzo.
  • Programas mixtos: consiste en alterar dos o más programas sin importar lo que haga el organismo o la persona.
  • Programas alternantes: la entrega del refuerzo se realiza cuando se cumple uno de los requisitos de dos o más programas implementados al mismo tiempo.
  • Programas entrelazados: las condiciones para la obtención de refuerzos se modifican con base en el progreso alcanzado en otros programas simultáneos.

La caja de Skinner

La caja de Skinner con una rata adentro para probar el conductismo
Esta caja le permitía a Skinner estudiar los efectos del refuerzo y el castigo sobre la conducta de los animales.

Para aplicar sus programas de reforzamiento, Skinner usaba una caja. A través de ella, analizaba el comportamiento de los animales en un entorno controlado y aislado de variables externas que no estuvieran bajo su control. De esta manera, trazaba mejor la influencia de las consecuencias sobre la conducta del organismo.

La caja incluía al menos una palanca, botón, barra o llave que el animal pudiera manipular. Además del reforzador (sección que ofrece el refuerzo) y el rastreador (parte de la caja que proporciona datos cuantitativos sobre el reforzador), podía contener también luces, sonidos o imágenes. Todo dependía de lo que deseara estudiar.

Cuando el animal presionaba el botón o la palanca, podía obtener comida (refuerzo positivo) o un castigo (descarga eléctrica, ruido, etc.). Mediante estas consecuencias, Skinner determinaba el impacto sobre la aparición o desaparición de una repuesta.

El diseño de este aparato evitaba que el animal tuviera contacto con algún estímulo no deseado, lo que ayudaba a estudiar de modo más puro sus respuestas.

Técnicas operantes para desarrollar conductas

Adquirir nuevos patrones conductuales requiere de un trabajo continuo hasta que el aprendizaje se consolide. Desde el conductismo operante o radical de Skinner se emplean diferentes técnicas para desarrollar respuestas. Entre ellas destacan las que mencionamos enseguida.

Moldeamiento

Consiste en reforzar las respuestas que se aproximan a la conducta deseada. Al comienzo, se premian las aproximaciones que son parte de la acción final esperada y las que se asemejan a ella. De esta manera, poco a poco, se consigue que la persona aprenda un nuevo patrón de comportamiento. Para que el moldeamiento sea efectivo, Ruiz, Díaz y Villalobos (2012) señalan que es necesario lo siguiente:

  1. Escoger la conducta meta y describirla de forma objetiva, clara y completa
  2. Evaluar el nivel de ejecución actual o real
  3. Elegir la conducta inicial que servirá para comenzar
  4. Seleccionar los reforzadores
  5. Reforzar todas las aproximaciones

Encadenamiento

En la psicología conductual, se entiende por encadenamiento al proceso de unir eslabones diferentes de una cadena de conducta, la cual está conformada por respuestas simples o complejas. El desarrollo de cadenas de conductas debe realizarse del siguiente modo:

  1. Identificar los componentes de la cadena en unidades más simples.
  2. Cada componente debe enseñarse desde el principio hasta el final. Así se convierte en un estímulo discriminativo que anuncia la realización del próximo eslabón.
  3. Entrenar todos los componentes en cada ensayo.
  4. Usar el refuerzo para incrementar la ejecución.

Instigación/atenuación

La instigación se usa cuando no se consigue aprender una conducta con las dos técnicas anteriores. Para ello, se emplean gestos, direcciones, instrucciones o señales que permitan comenzar la respuesta. Este tipo de instigadores facilita que la conducta se realice. Por su parte, la atenuación es el proceso en el que se introducen instigadores que luego se retiran de forma gradual.

Técnicas operantes para el incremento de conductas

Uno de los principales procedimientos para aumentar la aparición de conductas, como ya mencionamos, es el reforzamiento, ya sea positivo o negativo. Detallemos cada uno.

Reforzamiento positivo

Consiste en suministrar un estímulo agradable después de que la conducta esperada se lleve a cabo. Vale la pena aclarar que el refuerzo positivo no es lo mismo que premio o una recompensa; la diferencia es que al reforzar se incrementa una conducta, mientras que al premiarla no necesariamente se logra aumentar su aparición.

Veamos un ejemplo escolar: un estudiante recibe un elogio y una excelente calificación en un proyecto. En este caso, la nota y el elogio operan como reforzadores que incrementarán la posibilidad de que la persona continúe esforzándose para ser mejor.

Reforzamiento negativo

Consiste en retirar un estímulo desagradable con el objetivo de incrementar la probabilidad de que una conducta se repita. La acción emitida tiene la capacidad de eliminar un agente aversivo.

Un ejemplo típico de este tipo de reforzamiento es la madre que le permite a su hijo no lavar los platos (tarea que detesta) cada vez que saque buenas calificaciones en la escuela.

Técnicas operantes para reducir conductas

Desaparecer conductas es uno de los objetivos más perseguidos por los conductistas y otros estudiosos del comportamiento, ya que, en ocasiones, se convierten en un problema para las personas. Para conseguirlo, se desarrollaron diferentes técnicas.

Reforzamiento diferencial

La base de este es dejar de reforzar la conducta indeseada y, en su lugar, reforzar respuestas alternativas. También es posible aplicar el reforzamiento sobre comportamientos opuestos al patrón que se quiere eliminar.

Tiempo fuera de reforzamiento

Es retirar a la persona de la situación en la que recibe el reforzador. En su libro Técnicas de modificación de conducta (2014), Francisco Labrador sostiene que para que se haga un uso efectivo de esta técnica se debe tener en cuenta lo siguiente:

  • Identificar los reforzadores
  • Especificar las condiciones del tiempo fuera
  • Sacar a la persona de la situación
  • Utilizar la técnica con consistencia
  • Combinar el tiempo fuera con el reforzamiento de conductas alternativas
  • Cambiar el medio para facilitar la aparición de acciones adaptativas

Extinción

En este procedimiento una conducta deja de recibir las consecuencias que la mantienen. La extinción aplica sobre respuestas que se conservan, ya sea por reforzamiento positivo o negativo. Estas son algunas de las características de la técnica:

  • El efecto que tiene es gradual, por ende, no es la mejor opción si se desea eliminar de forma rápida una conducta.
  • Cuando se suspende el reforzador, la conducta puede incrementar su frecuencia e intensidad. Si esto ocurre, es crucial no ceder y no volver a suministrar la consecuencia positiva.

La extinción es más eficaz cuando, en paralelo, se refuerzan comportamientos deseables, alternativos u opuestos (reforzamiento diferencial). De esta manera, se le enseña a la persona a hacer algo diferente en lugar de su conducta problema.

Castigo positivo

El castigo positivo consiste en suministrar un estímulo aversivo ante la presentación de la respuesta que se quiere reducir o eliminar. Por ejemplo, cada vez que María llega tarde a clase su maestra la deja organizando el aula al final de la jornada, labor que la estudiante aborrece hacer.

Castigo negativo

En este caso, lo que se hace es quitarle a la persona algo que le agrada. Por ejemplo, una maestra ortodoxa decide dejar sin receso a Carlos, porque no realizó sus deberes académicos. Otro ejemplo: un papá le quita el videojuego a su hijo por suspender una asignatura.

Saciación y práctica negativa

La saciación es la presentación excesiva del reforzador dentro de un periodo corto. El objetivo es que el estímulo reforzante pierda valor. Por su parte, la práctica negativa es en la repetición de una conducta hasta que resulte desagradable.

Sobrecorrección

Después de que la respuesta inadecuada aparece, la persona debe realizar algo que remedie las consecuencias negativas que aquella deja. Según Francisco Labrador (2008), existen dos métodos:

  • Sobrecorrección restitutiva: es compensar el daño ocasionado por la conducta al mejorar las condiciones. Por ejemplo, después de orinar la cama, el niño tendrá que cambiar las sábanas.
  • Sobrecorreción de práctica positiva: consiste en realizar la conducta apropiada en lugar de la que se desea eliminar. Volviendo al ejemplo previo, el niño tendría, entonces, que pararse de la cama e ir al baño a orinar. Otro ejemplo: el adolescente que deja los zapatos en un lugar inapropiado, debe llevarlos al sitio que les corresponde cinco veces seguidas.


Aportes de Skinner al conductismo

Skinner realizó múltiples aportes al campo de la psicología. A él se le debe el uso de la caja para analizar respuestas bajo un entorno controlado de laboratorio. Gracias a este invento fue y es posible estudiar distintos fenómenos comportamentales que permitan ampliar los saberes sobre las acciones en relación con el ambiente.

También colaboró con la idea de que los estímulos y las respuestas se definen por lo que logran hacer y no por su apariencia. De igual modo, dejó el legado de adoptar un enfoque pragmático para estudiar las conductas.

Entre sus contribuciones está el concepto de control de estímulos. El psicólogo acogió las tasas de respuestas como datos y fundó la noción de que los estímulos son los que controlan dichas tasas.

Por último, y como ya dijimos, su más grande aportación fue la concepción de que las consecuencias determinan la aparición o desaparición de los comportamientos. El refuerzo y el castigo son dos de las técnicas operantes que él instituyó como potenciadores o atenuadores de conductas.

Un legado de revolución conductista

La teoría de Skinner revolucionó la compresión de la conducta, al poner las consecuencias como eje central del cambio y la aparición de respuestas. Así fue como el refuerzo y el castigo entraron a jugar un papel en la psicología conductista.

En la actualidad, sus aportes todavía resuenan en la historia del análisis comportamental y son un excelente sustento para el desarrollo de algunas técnicas de modificación de conductas.


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