¿Por qué me siento irritable últimamente? Causas y cómo afrontarlo

"Todo me irrita, me molesta y hasta me enfada". Si últimamente te sientes así debes saber que en ocasiones, tras este estado se esconden emociones que tal vez estás descuidando. Lo analizamos.
¿Por qué me siento irritable últimamente? Causas y cómo afrontarlo
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 13 enero, 2022

“Todo se me hace una montaña, me molesta casi cualquier cosa y ya me falta hasta la paciencia… ¿por qué me siento tan irritable últimamente?”. Quien más y quien menos se hace esta misma pregunta en más de una ocasión. Porque hay épocas en las que las emociones están a flor de piel y solo nos acompaña ese mal humor que se impregna en casi cualquier cosa…

A nadie le agrada llevar cada día la máscara del mal humor y la irritabilidad. Es más, si hay algo que ocurre con frecuencia es que las cosas se complican mucho más, nuestras relaciones empeoran y eso que antes hacíamos sin esfuerzo, ahora la postergamos al máximo, incrementando así la frustración. ¿A qué se debe? ¿Estamos perdiendo el control, nos estamos volviendo locos, quizá?

En absoluto. Un detalle que debemos entender es que el estado de ánimo varía, como el tiempo. Todos sufrimos altibajos, hay días en los que uno puede con todo y otros en los que todo nos puede. Y que suceda así entra dentro de la normalidad. Somos humanos, no robots cuyo carácter, emociones y motivaciones no varían y se mantienen en ese equilibrio inusual y artificial.

Ahora bien, el problema llega cuando ese estado de malestar se prolonga más de la cuenta. El hecho de que pasen los días y esa nube de tormenta siga sobre nuestra cabeza filtrando todo nuestro panorama turba y preocupa. Conozcamos las razones.

Hombre preguntándose ¿Por qué me siento irritable últimamente?

¿Por qué me siento irritable últimamente? Estas pueden ser las razones

Si te preguntas por qué me siento irritable últimamente debes saber que pueden haber causas emocionales y también orgánicas. Es decir, ese estado en el que se entremezclan el mal humor, el agotamiento y la falta de paciencia puede ser origen tanto de un estado psicológico que no estamos afrontando, como de un problema de salud.

Decía J.D. Salinger en su célebre libro El guardián entre el centeno que si no nos adecuamos a un estado de ánimo correcto, nada nos saldrá bien. Un modo de lograrlo es teniendo una mejor conciencia de lo que nos sucede. Porque, a menudo, la irritabilidad es solo una capa externa, la compuerta de algo más profundo que estamos descuidando.

Conozcamos por tanto esas dimensiones subyacentes.

La tristeza oculta, cuando nada va como esperamos

En el sótano de la irritabilidad habita muy a menudo la tristeza. Ese estado que va creando capas cuando las cosas se tuercen, cuando en las últimas semanas solo nos llegan decepciones y desilusiones. En esas situaciones en las que descuidamos esta emoción, es muy común revestirla de frustración e ira hasta que, de pronto, nuestro carácter se torna irritable.

Es importante tomar siempre conciencia de que el estado de ánimo suele ser la combinación de muchas emociones. Desgranarlas, identificarlas y entender qué nos quieren decir será siempre la mejor estrategia.

La fuerza de voluntad y el agotamiento mental

“Tengo que poder con todo. Mi familia, mi jefe o mi pareja espera mucho de mí. Tengo que superar este problema. Es necesario que dé lo mejor de mí mismo en esta situación… “. Admitámoslo, en ocasiones, nos tratamos con severidad y con una elevada autoexigencia. La fuerza de voluntad tiene un límite y es muy fácil llegar a ese agotamiento en el que todo acaba viniéndose abajo, los ánimos, las ganas, las fuerzas…

Estudios como los realizados por el psicólogo Roy Baumesteir de la Universidad de Princeton indican que la fuerza de voluntad es, efectivamente, un recurso limitado. A veces, el tener que decidir y actuar de manera constante ante los retos que tenemos agota y frustra. Es común por tanto acabar sintiendo esa irritabilidad.

La depresión y el mal humor, un vínculo muy común

“¿Por qué me siento irritable últimamente?, ¿por qué desde hace un tiempo todo me molesta, me desesperanza y no encuentro motivación?”. Una causa que puede estar perfilando este estado es un trastorno del estado del ánimo. Algunos de los síntomas de las depresión son precisamente la irritabilidad y el mal humor.

Es muy común que muchas personas no sean conscientes de ese trastorno latente porque siguen siendo funcionales. En ocasiones, se asocia en exclusiva la depresión, a esa tristeza que encapsula a alguien a la oscuridad de su habitación, cuando en realidad no siempre es así.

La angustia de la incertidumbre

Las personas queremos certezas, el cerebro necesita esa sensación de tener las cosas bajo control para experimentar calma y equilibrio. Así, cuando el horizonte se llena incertezas es común que asome el pinchazo de la angustia y también esa alarma que enciende la amígdala cuando intuye amenazas.

Sentirnos más irritables de la cuenta es consecuencia de esa incertidumbre que tanto nos cuesta manejar.

¿Por qué me siento irritable últimamente? Causas orgánicas que debes tener en cuenta

Otra causa de por qué me siento irritable últimamente puede estar en la salud. Un cambio en el estado de ánimo puede ser, en ocasiones, consecuencia de una alteración en el organismo. Veamos algunas posibles causas:

  • Muchos días durmiendo poco.
  • Alteraciones en la tiroides, un factor muy común que orquesta en los cambios en el estado de ánimo.
  • Cambios hormonales, como el síndrome premenstrual.
  • El dolor crónico, la fibromialgia o cualquier enfermedad crónica.
  • Déficit de algún nutriente, como el hierro, vitamina D, vitamina B…
Mujer irritada en la cama

¿Qué podemos hacer cuando llevamos varios días con ese estado de irritabilidad?

Como bien suele decirse, el mal humor y la irritabilidad no son un buen lugar para vivir. Ante estas situaciones lo mejor es tomar conciencia de ellas y no permitir que ese malestar se incremente, de lo contrario, la calidad de vida se verá seriamente afectada. ¿De qué manera? Veamos algunas claves.

  • Identifica. Intenta desgranar qué emociones integran ese malestar. Como hemos señalado, la irritabilidad puede ser solo el tapón de la botella. Es muy posible que en el interior, se esconda también tristeza, frustración, miedo… Da nombre a esas emociones.
  • Transforma. ¿Qué tipo de pensamientos habitan estos días en mi cabeza? Toma conciencia de ellos, en especial de esos altamente negativos e irracionales. Dales la vuelta y crea pensamientos más útiles y válidos.
  • Cambia. Cuando nos sentimos más irritables de lo normal, por lo general estamos atrapados en unas rutinas que empeoran aún más el malestar. Introduce cambios. Haz algo nuevo.
  • Comparte. Habla con alguien de confianza, desahoga tus pensamientos y no lleves tus cargas en soledad. En este sentido, puedes hablar de tus problemas con alguien de confianza o asistir con un psicoterapeuta.
  • Fomenta hábitos saludables. La falta de sueño, una mala alimentación, y el consumo excesivo de cafeína y alcohol alteran significativamente nuestros estados emocionales y aumentan el riesgo de padecer una irritabilidad prolongada.

Para concluir, en caso de que estos estados de malestar se alarguen ya en exceso, no dudemos en solicitar ayuda experta. El mal humor oxida la vida y suele ser una de las caras de la depresión.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Baumeister, R. F., Bratslavsky, E., Muraven, M., & Tice, D. M. (1998). Ego depletion: Is the active self a limited resource? Journal of Personality and Social Psychology, 74(5), 1252–1265. https://doi.org/10.1037/0022-3514.74.5.1252
  • Ryan, R. M.; Deci, E. L. (2000). «Self-determination theory and the facilitation of intrinsic motivation, social development, and well-being». American psychologist 55

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.