¿Qué efecto tiene el sentimiento nacionalista en la sociedad?

Los nacionalistas se dejan llevar con frecuencia por esos sentimientos que exaltan a la propia patria con contundente pasión. ¿De qué más formas se expresa dicho sentimiento en el día a día?
¿Qué efecto tiene el sentimiento nacionalista en la sociedad?
Valeria Sabater

Escrito y verificado por la psicóloga Valeria Sabater.

Última actualización: 20 abril, 2023

El sentimiento nacionalista puede actuar como una especie de virus: una vez se introduce en el cerebro, moldea la visión del mundo y la distorsiona, alimentando la impulsividad y los sesgos cognitivos de la persona. El foco mental se estrecha hasta el punto de asumir que la propia nación es superior, por su historia, cultura y lo relacionado con ella.

Si bien no todos los nacionalismos conducen al extremismo y a esa violencia inherente que conocemos, la forma en que se manifiestan siempre es llamativa desde un punto de vista sociopsicológico. Esa pasión y espíritu patriótico se traduce en conductas grupales, emociones intensas y apegos inconscientes que analizaremos a continuación.

«El nacionalismo es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente, destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a la desigualdad en la distribución de las riquezas».

-José Luis Borges-

hombre expresando sentimiento nacionalista
Muchas veces, el sentimiento nacionalista se expresa a través de una forma de narcisismo grupal.

¿Cómo se expresa el sentimiento nacionalista?

Casi todos nos identificamos con nuestros países o regiones de origen. Nos emociona su historia, haciendo que lleguemos a sentirnos parte de un ente muy diverso y, en buena medida, intangible. Sin embargo, no siempre trazamos un línea imaginaria y divisoria siguiendo el talón de nuestros compatriotas o las postrimerías del territorio en el que nacimos o nos adoptó desde muy pequeños.

Ahora bien, hay quien evidencia un marcado sentimiento nacionalista, es decir, una intensa sensación de pertenencia a un país y su realidad particular. Esa corriente psicológica en la que están amarrados se manifiesta de forma conductual y actitudinal de múltiples maneras. Todas ellas tienen, a su vez, un impacto notorio en la comunidad y en la sociedad que los contiene. Profundicemos en ellas.



1. Lealtad y devoción a la nación

El nacionalismo se retroalimenta del endogrupo, del sentimiento de pertenencia que se deriva de él y, en ese contexto, la lealtad es nuclear. Es común verlos defender a sus integrantes, sin importar lo que estos expresen o lo que lleven a cabo. La defensa del grupo o del «nosotros» es un pilar fundamental.

Asimismo, los miembros de ese pueblo o nación que profesan los mismos ideales y patriotismo, son fieles a los dogmas y creencias estipuladas. La devoción absoluta a la historia, a su cultura o idioma encienden una serie de profundas emociones en ellos.

2. Pasiones irracionales

Las personas que carecen de un marcado sentimiento nacionalista suelen sorprenderse al ver a quienes sí lo evidencian. Algunos aspectos que manifiestan con frecuencia son actos, celebraciones e incluso conductas motivadas por pasiones casi irracionales. De hecho, no es extraño que lleven a cabo autosacrificios, como transgredir las leyes por el supuesto bien de sus creencias y de su nación.

3. Identidad del «yo» frente a los «otros»

Uno de los factores psicosociológicos más recurrentes entre quienes albergan un fuerte sentido nacionalista es la separación entre el «yo» y los «otros». Se desarrolla una identidad que percibe al resto de pueblos, culturas y naciones como «diferentes» e incluso «inferiores».

Otro fenómeno común es el concepto del «yo» diluido con el endogrupo, hasta el punto de construir realidades del todo ficticias. Por ejemplo, exaltar que son un pueblo siempre atacado y sometido por los demás y que, en vista de sus características identitarias, merecen la autodeterminación.

El nacionalismo, llevado a sus extremos, conduce a diversas formas de violencia, como la personal e incluso la institucional.

4. Sesgos y prejuicios

El aprendizaje social y el papel del entorno suele mediar en el desarrollo de un enfoque mental y emocional claramente nacionalista. Así, es muy frecuente que en estas mentes están presentes numerosos sesgos cognitivos inculcados por el entorno. Enseguida, veremos unos ejemplos de los mismos, comunes en los discursos de todo nacionalista:

  • Favoritismo del endogrupo: los que piensan como yo son mejores que los demás.
  • Pensamiento polarizado: las cosas son buenas o malas, estás conmigo o contra mí.
  • Sesgo de confirmación: se da validez o se recuerda solo lo que encaja con lo que uno cree.
  • Realismo ingenuo: suponer que lo que uno cree es cierto y que los demás razonan de forma ingenua.

5. Estilos cognitivos inflexibles

El sentimiento nacionalista y el modo en que se orquestan sus bases cognitivas despertó el interés de muchos investigadores. Muestra de ello es que la Universidad de Nueva York analizó la ideología nacionalista durante el Brexit.

Algo que percibió el estudio es cómo el sentimiento nacionalista se acompaña de un pensamiento rígido. La información no se procesa de forma reflexiva, sino categórica y claramente inflexible, rechazando todo aquello que no se ajuste a las creencias propias.

6. Fuertes apegos

Hay otro aspecto vinculado a ese patriotismo o pasión nacionalista. Vemos con frecuencia a personas que muestran fuertes apegos a los símbolos, a lo histórico, a lo cultural de un país. Esas conductas, a menudo, tienden a expresarse con violencia, discriminando los gustos o prácticas de otros que no sienten el concepto de nación del mismo modo.

7.  Narcisismo colectivo

Este dato es interesante. Los sentimientos nacionalistas suelen evidenciarse mediante una conducta narcisista. No obstante, es una especie de narcisismo colectivo, es decir, el endogrupo se mueve y actúa a través de comportamientos soberbios, egoístas y manipulativos.

La Universidad de Minnesota indagó este fenómeno, para justificar por qué observamos a grupos nacionalistas exacerbando su superioridad como pueblo; incluso, justificando la necesidad de dominar a otras naciones. Algo problemático, sin duda.



hinchas de fútbol expresando el sentimiento nacionalista
El nacionalismo extremo puede llevar a reyertas callejeras o, en casos más problemáticos, a golpes de Estado.

Tipos de nacionalismo e implicaciones sociales

Muchas veces, percibimos el nacionalismo como una actitud poco o nada evolucionada. Hay precedentes que apoyan esta óptica; el amor a la patria mal entendido ha sido la chispa que encendió revoluciones nada afortunadas y de consecuencias catastróficas, como el nazismo.

Pero también encontramos precedentes históricos en los que el nacionalismo produjo una cohesión social traducida en progreso. ¿Cuáles podemos identificar? A continuación, examinemos.

Las pasiones nacionales y culturales llevadas al clímax, derivan a menudo en conductas de racismo y odio al diferente. Sin embargo, países como Canadá abogan por el conocido como transnacionalismo.

Nacionalismo cívico

Australia, Nueva Zelanda o Canadá promueven una forma de nacionalismo cívico y reflexivo; un contexto crítico donde integran a las diversas culturas de sus territorios, sin discriminar a otras sociedades. Son países que, si bien promueven la unidad y su independencia, buscan incluir las diferentes culturas que los conforman.

En estos casos, hablamos de un sentimiento de cohesión que hace consciente a una sociedad de la fuerza que tiene si persigue algunos objetivos en conjunto.

Esta voluntad se vuelve virtud cuando, en un gran ejercicio de habilidad, se aleja de la discriminación de ideas o de personas. No hablamos de sociedades perfectas, pero sí de núcleos que avalan la idea de que en el nacionalismo es posible un sentido humano y humanitario.

Nacionalismo extremo

El sentimiento nacionalista que pasa a controlar la voluntad en escenarios de bipolaridad, de crisis y de fragmentación. Lo vemos en el tablero político de muchos países en la actualidad. Los efectos que tiene en nuestra realidad son inmensos y, aunque no siempre los notemos de manera inmediata, deja fracturas que poco a poco serán más evidentes. Estas son las consecuencias del nacionalismo extremo:

  • Aparece el racismo y el odio al diferente.
  • Promueve la fractura de la población para instar a las revueltas y el caos.
  • Aparecen conductas extremistas (violencia en las calles y en los deportes, por ejemplo).
  • Se busca preservar la cultura nacional y ello supone vetar al resto de grupos sociales y culturales.
  • Un nacionalista extremo mentirá y distorsionará la realidad para dar una imagen de superioridad.
  • Un gobierno dominado por ideales y pasiones nacionalistas puede justificar su agresión hacia otros países.
  • Los nacionalistas extremos infringirán las leyes porque se sentirán con el derecho a ello. Para llevarlo a cabo, se servirán de razonamientos falaces.

El sentimiento nacionalista y su lado positivo

Como decía Mark Twain, «el sentimiento nacionalista puede volver a la persona imprudente y poco juiciosa. Se convertirá en alguien que grita lo más posible sin saber de qué vocifera». Hay mucha verdad en estas palabras y nunca está de más levantar la mirada de nuestra cotidianidad, para reflexionar en cómo los diferentes nacionalismos hacen temblar al mundo.

El nacionalismo puede tener su lado positivo, animándonos a que nos reconozcamos o nos sintamos parte de un territorio y de su gente. No hay nada de malo en ello, mientras no olvidemos que vivimos en un planeta extraordinariamente heterogéneo en el que, por fortuna, está repartida la riqueza natural y social.


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