Los sesgos cognitivos más comunes explicados con ejemplos
Subestimar nuestras capacidades, idealizar el pasado, aplicar la atención selectiva… Hay muchísimos ejemplos de sesgos cognitivos, es decir, esos atajos mentales que afectan a la manera en que procesas la información. Resultan de la limitación de los recursos del cerebro para procesar grandes cantidades de datos. Por lo general, están influenciados por tus experiencias previas, educación, cultura, emociones y por la necesidad de reducir la incertidumbre.
Reconocer que los usas te permite minimizar errores y actuar de manera más racional y justa. Ahora bien, no es algo que te defina de manera particular, porque, de hecho, todos nosotros los aplicamos de manera inconsciente. Así, aunque puedan ser útiles para tomar decisiones rápidas, a menudo conducen a interpretaciones inexactas, juicios erróneos o comportamientos irracionales.
El psicólogo y Premio Nobel Daniel Kahneman es quien más los estudió. Tanto es así que su libro Pensar rápido, pensar despacio (2011) es toda una referencia en esta materia, revelándonos que hay cerca de 180 tipos sesgos y todos nos hacen abandonar el pensamiento lógico. Tomar conciencia de ellos es un ejercicio de responsabilidad. Te describimos los más frecuentes.
1. Sesgo de confirmación
Este sesgo define la tendencia al buscar y recordar información que confirme nuestras creencias preexistentes. Mientras, ignoramos o incluso criticamos todos aquellos datos que las contradigan. La mente humana siempre preferirá interactuar con fuentes que reafirmen lo que ya integramos con anterioridad.
La clave de que esto suceda está en el esfuerzo. Por lo general, procesar información nueva que va en contra de nuestras ideas, requiere de un mayor esfuerzo cognitivo. Además, genera incomodidad emocional.
Ejemplo: Martina cree que un tipo de dieta específica que conoce desde siempre, es la mejor para que su hija adolescente baje de peso. Por ello, buscará artículos o testimonios que respalden su opinión, ignorando estudios que presenten evidencia contraria.
2. Sesgo de anclaje
Ocurre cuando tomamos decisiones basándonos en la primera información que recibimos, la cual actúa como «ancla». El anclaje afecta a nuestras resoluciones y acciones diarias, puesto que nos aferra a una idea previa como si esta albergara la verdad absoluta.
Ejemplo: En una tienda venden un televisor con un precio original de 900 euros, pero ahora con las rebajas se ofrece por 600. Los clientes asumen que ese precio es una ganga, porque antes valía 300 euros más. Lo asumen sin cuestionarse si el monto original era lógico.
3. Efecto de halo
Entre los ejemplos de sesgos cognitivos el efecto de halo es uno de los más conocidos. Las personas, a veces, generalizamos una impresión positiva de un hombre o una mujer a otros aspectos no relacionados. Esto implica que un rasgo atractivo (como la apariencia física) influya en cómo evaluamos el resto de características, como la inteligencia.
Ejemplo: En una entrevista de trabajo, un candidato bien vestido y atractivo puede ser percibido como más competente o cualificado, aunque su currículo sea inferior al de otros. Este sesgo puede afectar decisiones importantes, como contrataciones o evaluaciones académicas.
4. Sesgo de disponibilidad
Muchos caemos en este sesgo cuando tomamos decisiones sustentadas en esa información que primero nos viene a la mente. Lo interesante es que ese conjunto de datos siempre suele tener un componente emocional para nosotros.
Ejemplo: Si escuchas que hay robos en tu ciudad, podrías asumir que la tasa de criminalidad está aumentando, aunque los datos muestren lo contrario. La facilidad con la que recuerdas estas noticias es porque te impacta, y esto te hace pensar que resultan más frecuentes de lo que en realidad son.
5. Efecto Dunning-Kruger
Seguro que te has encontrado a alguien con este patrón de conducta. El efecto Dunning-Kruger describe cómo las personas con bajos niveles de competencia en un área tienden a sobrestimar sus habilidades. Mientras, quienes son hábiles y dominan bien una materia, suelen subestimarse. Esto ocurre porque los menos capacitados carecen de la habilidad para reconocer su propia incompetencia.
Ejemplo: Tu vecino lee un par de artículos en Internet sobre economía y ya piensa que entiende al 100 % cómo funciona el mercado bursátil. Él ofrece consejos financieros confiando en su escaso conocimiento, ignorando las complejidades de esta labor.
6. Sesgo de autoservicio
Si hay un sesgo que vemos con frecuencia es el de autoservicio. Define esa clásica tendencia a la hora de atribuir los éxitos a factores internos (habilidad y/o esfuerzo) y los fracasos a factores externos (mala suerte, circunstancias, etc.).
Ejemplo: Si ganas un ascenso, lo atribuyes a tu esfuerzo; si no lo consigues, culpas a la preferencia del jefe por otro compañero.
7. Sesgo de negatividad
Según una investigación divulgada en Social Neuroscience, el sesgo de negatividad tendría su finalidad biológica: dar un mayor peso a las experiencias negativas frente a las positivas, nos proporcionaría una ventaja positiva. Siempre que no llevemos este enfoque mental al extremo, puede sernos útil al obligarnos a ser más prudentes en cierta acciones o decisiones.
Ejemplo: Llevas más de 20 años conduciendo, pero en una ocasión tuviste un pequeño percance en una autopista. Desde entonces las evitas siempre que puedes y te dices que son las zonas de mayor peligro en el coche.
8. Sesgo de optimismo
El sesgo de optimismo da forma a esa creencia en la cual, alguien asume que siempre será más probable que le sucedan cosas buenas en la vida y que el destino siempre irá en su favor.
Ejemplo: Pablo no ahorra nada de dinero porque piensa que nunca tendrá problemas financieros. Opina que siempre tendrá el trabajo asegurado.
9. Efecto de falsa unicidad
Consiste en asumir que nuestras habilidades son únicas. Este sesgo define a esas personas que subestiman el hecho de que hay cientos de hombres y mujeres que comparten sus mismas habilidades o características positivas.
Ejemplo: Andrea piensa que es la empleada con mayor creatividad de su empresa y que nadie puede tener ideas tan originales como ella.
10. Efecto de familiaridad
Este es otro de esos ejemplos de sesgos cognitivos que vemos en muchas personas de nuestro entorno. Es más, si te detienes a reflexionar un poco, puede que hasta tú lo presentes. El sesgo de familiaridad define esa inclinación a elegir o preferir todo lo que ya conocemos porque nos resulta familiar.
Ejemplo: Elena compra siempre la misma marca de detergente en casa, porque es la que usaba su madre. Nunca se ha detenido a probar otros nuevos, ya que le generan desconfianza.
11. Sesgo de autoridad
Entre los ejemplos de sesgos cognitivos más clásicos no puede faltar el de autoridad. Es esa propensión a la hora de aceptar la opinión de una figura de autoridad sin cuestionarla en ningún momento. Algo que en muchas ocasiones puede ser peligroso.
Ejemplo: Juan sigue en redes sociales a un experto en criptomonedas e inversiones económicas. Lejos de contrastar la información que aporta esta figura, ha decidido seguir sus recomendaciones en esta materia poniendo en riesgo sus ahorros.
12. Sesgo de retrospección idílica
La retrospección idílica es un sesgo cognitivo en el que las personas recuerdan el pasado de forma idealizada, resaltando los aspectos positivos y olvidando o minimizando los negativos. Este fenómeno mental está relacionado con cómo funciona nuestra memoria y emociones: solemos reinterpretar el pasado para adaptarlo a nuestras necesidades actuales.
Ejemplo: Lola pasó unas vacaciones con varios contratiempos (retrasos en vuelos, problemas con el alojamiento, un robo…). Sin embargo, solo recuerda los instantes de distensión y risas con sus amigos.
13. Efecto de punto ciego
El efecto de punto ciego lo sufrimos al pensar que no tenemos prejuicios y que nuestras decisiones y conductas no están sesgadas. Pero, como señalamos, todos nosotros aplicamos este tipo de mecanismos.
Ejemplo: Claudia piensa que ella nunca toma decisiones irracionales basadas en prejuicios, como lo hace con frecuencia su propia familia.
14. Sesgo del superviviente
El sesgo de supervivencia lo aplicamos cuando focalizamos la atención solo en aquellas personas que han sobrevivido a una circunstancia o que han tenido éxito en una labor. No obstante, ignoramos a quienes no han superado esa adversidad o que han fracasado. Con ello nos perdemos la información que estos hechos nos podrían aportar.
Ejemplo: Un técnico de selección de una gran empresa se centra solo en los candidatos que han tenido éxito en el pasado en alguna área, pasando por alto a esas personas cuyos fracasos les brindaron aprendizajes de gran valor.
15. Sesgo de proyección
En nuestro día a día solemos aplicar, sin darnos cuenta, el sesgo de proyección. Y esto puede ser algo frustrante. Consiste en asumir que los demás comparten nuestras mismas emociones, valores o creencias.
Ejemplo: Clara piensa que todos admiran su película favorita porque, según ella, es muy buena. Sin embargo, su pareja le revela en un momento dado que para él esa producción es penosa e infumable.
16. Sesgo de resultados
Se trata de un sesgo que juzga una decisión pasada solo en función de sus resultados o lo que sucedió, pero no se considera el contexto en ningún momento.
Ejemplo: Un estudiante decide no estudiar mucho para un examen, pero obtiene una buena nota porque la prueba era fácil. Considera que su decisión de no estudiar fue «inteligente», sin reconocer que simplemente tuvo suerte.
17. Efecto de encuadre
A menudo, nuestras decisiones se ven influenciadas por cómo se presenta la información. El sesgo de encuadre o efecto marco define una tendencia en la que muchos derivamos cuando estamos, por ejemplo, influenciados por los mensajes de las empresas de marketing y publicidad.
Ejemplo: A veces, prefieres comprar un yogurt etiquetado como «90 % libre de grasa», en lugar de uno que dice «10 % de grasa». No siempre te das cuenta de que es lo mismo.
18. Sesgo del statu quo
Entre los ejemplos de sesgos cognitivos el de statu quo es uno de los más comunes. Aparece cuando nuestra mente se aferra a la idea de preferir que las cosas permanezcan tal y como están, en lugar de arriesgar un cambio.
Ejemplo: Mantienes un servicio de internet caro porque cambiar parece complicado, aunque haya opciones mucho mejores en el mercado.
19. Sesgo de información excesiva
En el sesgo de información excesiva lo que hacemos es buscar más información de la necesaria para tomar una decisión, creyendo que este mecanismo siempre ayuda. Pero, a veces, esta conducta nos satura y hasta nos bloquea a la hora de decidirnos.
Ejemplo: Lees 64 reseñas de un producto antes de comprarlo, a pesar de que las primeras ya eran suficientes.
20. Ilusión de control
Abocarnos muchas veces a estados de sufrimiento inútiles es lo que define el sesgo de ilusión de control. Sucede al pensar que tenemos más control sobre los eventos de lo que en verdad es posible.
Ejemplo: Sara daba por sentado que su amiga Anabel estaría a su lado toda la vida. No obstante, desde que ha sido madre, esta apenas la llama y ha hecho más amistad con otras compañeras de trabajo, dejándola de lado.
21. Efecto de contraste
El sesgo de contraste es un fenómeno psicológico en el que la percepción o evaluación se ve influenciada por la comparación con algo que se presentó antes o después.
Ejemplo: En un menú de restaurante, incluir un plato muy caro puede hacer que los otros platos de precio intermedio te parezcan más atractivos, incluso si siguen siendo costosos en comparación con otros locales.
22. Efecto de dotación
Las personas solemos valorar algo mucho más por el simple hecho de que ese objeto es nuestro. Sucede lo mismo con nuestros seres queridos. Con frecuencia, opinamos que nuestro hijo es el más listo del mundo o que nuestra mascota es la más adorable que existe.
Ejemplo: Lucas se niega a desprenderse de un viejo sillón que ya ni usa, solo porque lo consideras suyo y porque lo ha tenido desde que era pequeño».
23. Sesgo de atención selectiva
En ocasiones, prestamos atención solo a ciertos aspectos de una situación, ignorando otros. El sesgo de atención selectiva hace que perdamos mucha información en cada una de nuestras experiencias y realidades sociales.
Ejemplo: Cierto candidato político no te gusta nada porque su estilo de vestir es algo anticuado; sin embargo, ignoras sus logros y buenas habilidades.
24. Efecto de contagio emocional
En nuestra cotidianidad, es muy fácil dejarse influenciar por las emociones de otros sin analizar la situación. Este tipo de sesgo es más frecuente en personas con una elevada empatía.
Ejemplo: Matías suele ponerse muy ansioso cuando su pareja tiene problemas en el trabajo. De hecho, a veces no sabe cómo apoyarla porque se siente superado por el estado de ánimo de ella.
25. Sesgo del coste hundido
Muchas personas suelen cometer el error de seguir invirtiendo tiempo y esfuerzo en algo que no sirve de nada. Hablamos, cómo no, del conocido sesgo del coste hundido. Es más, la Universidad de Drexel, en Filadelfia, realizó un trabajo analizando cómo este proceso mental puede condicionar investigaciones que, en realidad, no son factibles, pero en las que se sigue invirtiendo dinero y trabajo.
Ejemplo: Hace casi 7 años Miguel estudia para ser bombero. Lo hace aún sabiendo que no es su pasión y que es muy posible que nunca pase las pruebas físicas. Lejos de querer ver la realidad, invierte esfuerzos en ese objetivo pensando que sería una pena dejarlo ahora».
26. Sesgo de ingenuidad recíproca
Consiste en creer que las acciones de los demás son más egoístas que las propias. Esa falta de autorreflexión es algo que también vemos con asiduidad.
Ejemplo: Carlos piensa que su compañero de trabajo colabora en el nuevo proyecto con el equipo solo para quedar bien con los demás (no toma conciencia de que él lo hace por lo mismo).
27. Ilusión de grupo
La ilusión de grupo alude a esa predisposición tan común que tenemos las personas a la hora considerar que nuestros grupos sociales son superiores al resto. Vemos a nuestra comunidad como la más competente, noble y maravillosa. Dicho de otro modo, es asumir aquello de «los míos son los mejores».
Ejemplo: María del Carmen opina que su equipo de trabajo es más eficiente que otros en la empresa, aunque las métricas digan lo contrario.
28. Efecto de falsa memoria
Al prestar declaraciones legales de cara a una denuncia, los jueces y abogados tienen muy en cuenta el efecto de la falsa memoria. Consiste en crear, de forma inconsciente, recuerdos inexactos o distorsionados sobre eventos pasados.
Ejemplo: Marcos está convencido de que cuando era pequeño su hermano estuvo a punto de ahogarse en la piscina de sus abuelos, pero en realidad, esa experiencia la vivió un vecino.
29. Efecto del espectador
Este mecanismo nos dice que cuanto mayor sea el número de personas presentes en una situación de emergencia, menor será la probabilidad de que alguien actúe. Esto mismo es lo que sucedió en el caso de Kitty Genovese, la muchacha que asesinaron ante 38 personas que no actuaron en ningún momento.
Ejemplo: Jesús acaba de ver a un hombre desmayado en la calle, pero lejos de hacer algo por esa persona, asume que otros lo ayudarán porque esa zona está muy transitada.
30. Sesgo de reactividad
Aparece al cambiar nuestro comportamiento en esos instantes en que estamos siendo observados.
Ejemplo: Trabajas más rápido cuando tu jefe pasa por tu puesto, pero después vuelves a la normalidad cuando se va.
31. Efecto de Pollyanna
El efecto Pollyanna es propio de esas personas que suelen recordar más los aspectos positivos que aquellas vivencias más adversas o negativas. Este sesgo actúa también como mecanismo de defensa.
Ejemplo: Roberto tiene 70 años y habla con nostalgia de su antiguo empleo en la central eléctrica, olvidando lo mucho que le estresaba y cómo esto afectaba a su familia.
32. Sesgo de representatividad
Entre los sesgos cognitivos que más nos empujan a emitir juicios rápidos está el de representatividad. Sucede al asumir algo basándonos en estereotipos, sin aplicar un enfoque más objetivo, lógico y analítico.
Ejemplo: Natalia cree que su vecina es bibliotecaria solo porque usa gafas y lee mucho, ignorando que hay más personas con esas características en otras profesiones.
33. Efecto de novedad
A veces, sin darnos cuenta, valoramos más la información reciente sobre la antigua, incluso si la antigua nos es más significativa y útil para resolver algún problema.
Ejemplo: Una persona compra el último modelo de un teléfono móvil solo porque es nuevo, a pesar de que su modelo actual cumple con todas sus necesidades. La percepción de que el nuevo dispositivo es mejor no siempre se basa en datos verídicos.
34. Efecto de omisión
Implica considerar menos grave un daño causado por la inacción, que uno causado por la acción. Tal vez lo hayas vivido en alguna ocasión.
Ejemplo: Un empleado nota un error crítico en un informe, pero decide no decir nada porque siente que no es su responsabilidad arreglarlo. El proyecto fracasa, pero el empleado justifica su inacción porque no hizo nada directamente para causar el problema.
35. Efecto arrastre
El sesgo de arrastre (también conocido como el efecto de arrastre o bandwagon effect) ocurre al adoptar creencias, comportamientos o decisiones, pues se percibe que muchos otros lo están haciendo también, pasando por alto su propio juicio crítico.
Ejemplo: Bárbara y su pareja invierten en criptomonedas porque escuchan que está en auge, sin investigar los riesgos o fundamentos detrás de esa inversión.
36. Efecto del anclaje emocional
Es muy posible que en algún momento de tu vida, cuando sufrías mucho estrés, aplicaste el efecto del anclaje emocional. Pasa cuando las emociones influyen en tus decisiones, incluso si no están relacionadas con la situación.
Ejemplo: Comprar de modo impulsivo después de una discusión, alegando que necesitas «algo que me anime».
37. Sesgo de correlación ilusoria
Se trata de un sesgo que demostramos cuando vemos una relación entre dos eventos que, en realidad, no tienen conexión alguna. Esto puede hacer que caigamos en juicios muy negativos y peligrosos.
Ejemplo: El encargado de una empresa observa que dos empleados jóvenes llegan tarde al trabajo en la misma semana. A partir de eso, concluye que los jóvenes son poco puntuales. Esta creencia surge porque el empleador presta más atención a los chicos jóvenes que llegan tarde, ignorando las veces que llegan puntuales o cuando empleados de otras edades también se retrasan.
38. Efecto de primacía
En psicología es muy común estudiar el efecto de primacía, puesto que es un mecanismo que aplica con frecuencia nuestra memoria. Supone recordar mejor la información presentada al principio de una lista o secuencia, olvidando el resto.
Ejemplo: Al conocer a varias personas, recuerdas más los nombres de las primeras que te presentaron que de las últimas.
39. Efecto de recencia
Justo lo opuesto al efecto primacía es el efecto recencia. Lo llevamos a cabo al recordar mejor la información que se nos muestra al final en una situación.
Ejemplo: Al ver un debate, recuerdas con más claridad los argumentos del último participante.
40. Sesgo de categorización
Sucede cuando alguien clasifica la información, personas o experiencias en categorías predefinidas, lo que puede llevar a simplificaciones excesivas, errores de juicio y estereotipos.
Ejemplo: El padre de Luis no quiere que sea artista porque asume que este trabajo hace que las personas sean bohemias, desorganizadas y que lleven un mal estilo de vida.
41. Sesgo de exclusión
Pasa al ignorar información relevante, debido a que no encaja con nuestras creencias o valores. El sesgo de exclusión puede ser muy peligroso porque frena nuestro conocimiento y el avance de la sociedad.
Ejemplo: Carlos es profesor y descarta un artículo científico sobre el cambio climático, debido a que contradice su postura sobre este tema.
42. Efecto del falso consenso
Esta es una tendencia cognitiva por la cual asumimos que nuestras opiniones, creencias o valores son compartidos por los demás sin excepción.
Ejemplo: Mónica cree que todo el mundo prefiere teletrabajar solo porque a ella le agrada y se ajusta a sus necesidades, cuando la verdad es que muchos de sus compañeros prefieren el trabajo presencial.
43. Sesgo de sobreconfianza
Esta es la tendencia a sobreestimar nuestras propias habilidades o conocimientos. Las personas afectadas consideran que sus juicios son más acertados de lo que realmente son, lo que les puede conducir a errores en su toma de decisiones.
Ejemplo: Ramón se presenta a una oferta como ingeniero informático dando por sentado que tiene las competencias adecuadas para ese empleo. Sin embargo, lo descartan en la primera entrevista.
44. Efecto de la perspectiva retrospectiva
El efecto de la perspectiva retrospectiva aparece cuando, tras conocer el resultado de una situación, asumimos que ese desenlace era evidente o predecible desde el principio. Esto deriva en subestimar la incertidumbre y los factores imprevistos que existían antes del desenlace.
Ejemplo: Después de romper con tu pareja, tu hermana te dice que ya sabía que la relación con ese chico fracasaría tarde o temprano, que no había futuro.
45. Efecto del observador externo
El efecto del observador externo, también conocido como el error de atribución fundamental, hace referencia a la costumbre de culpar a los demás de sus errores, mientras que nosotros excusamos nuestros fallos a factores externos. Esto lo que quiere decir es que no asumimos nuestra responsabilidad, pero sí hacemos responsables a los demás de sus fracasos.
Ejemplo: José Ramón le dice a su compañero de trabajo que si no ha logrado el ascenso se debe a que no se ha esforzado lo suficiente. Pero cuando él opta a ese puesto de dirección y es rechazado, se excusa diciendo que ese cargo ya estaba otorgado de antemano.
46. Sesgo egocéntrico
Se da cuando sobrevaloramos nuestra propia contribución en acciones o decisiones, minimizando el papel de los demás. Esto, sin duda, nos puede traer más de algún conflicto.
Ejemplo: En un proyecto grupal, Blanca piensa que ella realizó la mayor parte del trabajo, aunque sus compañeros contribuyeron del mismo modo o más.
47. Síndrome del impostor
El síndrome del impostor en realidad es un sesgo cognitivo en el que las personas exitosas dudan de sus capacidades. Esta característica es más frecuente entre las mujeres. Lo que evidencian casi siempre es creer que no merecen sus logros y que han llegado donde están por suerte o, incluso, porque han engañado a otros haciéndoles creer que son competentes.
Ejemplo: Marta ha sido elegida para dirigir un proyecto aeroespacial. Este cargo le genera una gran ansiedad porque cree que no merece ese puesto, es más, opina que cuando desarrolle su labor cometerá errores y los demás se darán cuenta de que es un fraude.
48. Sesgo de acción
Preferir actuar en lugar de quedarnos quietos, hasta cuando no hacer nada es la mejor opción, es lo que llamamos sesgo de acción. Así se explica por qué tantas veces cuando vemos a alguien cercano con problemas, necesitamos actuar de la manera que sea, aunque nuestra intervención no siempre sea útil ni necesaria.
Ejemplo: Antonio es inversor. Cuando los mercados donde invierte sufren una caída, en lugar de esperar a que todo se estabilice, decide vender al instante todas sus acciones para intentar hacer algo y minimizar el daño. Sin embargo, esta decisión impulsiva, motivada por el sesgo de acción, aumenta las pérdidas en lugar de proteger su capital.
49. Efecto de verdad ilusoria
El efecto de verdad ilusoria ocurre cuando algo nos parece más verdadero solo porque oímos hablar de ello en repetidas veces. En ocasiones, en nuestra cotidianidad, cuando más nos repiten una información en los medios, más validez le damos casi sin darnos cuenta. Es un fenómeno usual.
Ejemplo: Manuel lleva tiempo leyendo en una cuenta de Instagram que comer carbohidratos por la noche sube la tensión. Ahora mismo ya da validez a esa idea, e incluso la discute con su pareja, a pesar de que no existan estudios científicos que avalen ese dato.
50. El sesgo cognitivo Zeigarnik
Un ejemplo más de sesgos cognitivos es el efecto Zeigarnik. Es un fenómeno psicológico que explica cómo recordamos mejor las tareas incompletas o interrumpidas que las terminadas, debido a la tensión cognitiva que nos generan. Este mecanismo surge porque aquello que no concluimos ocupa más espacio en nuestra mente, impulsándonos a resolverlo.
Ejemplo: Jorge no deja de pensar en un libro que interrumpió a mitad de lectura, mientras que recuerda poco del que finalizó hace dos semanas.
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La trampa de los sesgos, una costumbre de nuestro cerebro
Nadie se libra. La influencia de los sesgos cognitivos en nuestras conductas y decisiones es determinante; sin embargo, cuesta darse cuenta de ello. A casi ninguno de nosotros le agrada fijarse de que ciertas heurísticas mentales erigen la trampa de los estereotipos o que, al juzgar tan rápido, reforzamos uno que otro prejuicio inconsciente.
No dudes en atreverte a desafiar tus propias suposiciones y a reflexionar de forma crítica en tus juicios. Hacerlo te permitirá desarrollar una perspectiva mental más equilibrada. Recuerda siempre que, en un mundo lleno de información y decisiones rápidas, entender estas trampas mentales es clave para disfrutar de un pensamiento más claro, consciente y acertado.
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- Kahneman, D. (2012). Pensar rápido, pensar despacio. Debate
- Norris, C. J. (2021). The negativity bias, revisited: Evidence from neuroscience measures and an individual differences approach. Social Neuroscience, 16(1), 68-82. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/31750790/
- Perignat, E., & Fleming, F. F. (2022). Sunk‐cost bias and knowing when to terminate a research project. Angewandte Chemie (International Ed. in English), 61(36). https://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1002/anie.202208429