Cómo diferenciar una relación sana de una relación tóxica
La diferencia entre una relación sana y una tóxica puede ser visible, aunque es difícil de identificar cuando estamos involucrados emocionalmente. Las bases de un vínculo saludable son la confianza mutua, el respeto y el apoyo constante. En cambio, los celos desmedidos, la agresividad, la falta de comunicación y la vulneración de los límites personales son señales claras de que algo no funciona. Estas actitudes pueden escalar hasta alcanzar situaciones de abuso físico o verbal.
Para protegerte de caer en situaciones dañinas y saber cómo reconocer si lo que vives es saludable, es importante comprender las principales características que distinguen estos lazos. En este artículo, exploraremos los aspectos clave de ambos vínculos y te daremos consejos prácticos para reconocer las alertas a tiempo.
1. Tipo de comunicación
Una de las principales características de una relación de pareja sana es la comunicación abierta y honesta. En ella, sus miembros se sienten cómodos expresando sus necesidades y sentimientos. Así, poseen una comunicación que es efectiva, caracterizada por la empatía, la escucha activa hacia el otro y la capacidad de respetarle, a pesar de las diferencias. Ambos se sienten más satisfechos.
«La comunicación es la base o el “corazón” para apoyar y promover la satisfacción en las relaciones».
Por el contrario, la falta de comunicación es una señal clara de una relación tóxica. En ese caso, es probable que uno o ambos miembros se sientan incapaces de expresar lo que sienten o desean, a la vez que suelen discutir cuando difieren en algo. Esta carencia genera incomunicación y malentendidos, porque sobrentienden asuntos que no han conversado.
En un caso más extremo, los problemas para hablar se pueden convertir en una forma de comunicación agresiva, cuando uno de los miembros o ambos se refieren al otro de forma insultante e hiriente. Pueden utilizar frases como «todo es tu culpa» o «no sirves para nada».
2. Respeto
Valorar a la pareja por quien es y respetar sus decisiones o sus opiniones forma parte de un lazo saludable. Aunque ambos tengan sus planes y proyectos en conjunto, también es importante que respeten la independencia y los objetivos individuales.
Cuando una relación no es sana, la pareja es irrespetuosa y deja de considerar las opiniones del otro como una posibilidad. Entonces, puede invalidar los sentimientos de su acompañante, tildando de exageradas sus reacciones. Si el trato es aún más abusivo y existe maltrato psicológico en la pareja, tampoco se respetan las creencias, el deseo de pasar tiempo a solas o los límites, lo que causa dolor y malestar.
3. Honestidad
Ser honesto con una pareja no significa contar todo lo que ocurre o se siente. Sin embargo, cuando existe un lazo sano, es posible compartir sus pensamientos de forma transparente. No tienen vergüenza ni miedo al expresarse, porque saben que encontrarán una respuesta amable.
En cambio, cuando alguien no es adecuado para ti se caracteriza por la deshonestidad y las mentiras. Si el vínculo es dañino, suelen existir muchos secretos entre la pareja y esto impide que construyan una buena base para su futuro.
4. Confianza
Muchas personas suelen decir que la confianza es uno de los grandes sostenes de cualquier lazo. En efecto, una relación sana está conformada por dos personas que confían en lo que la otra dice o hace. Aunque pueden existir momentos de celos, no sienten que tengan que probar su fidelidad ni justificar sus acciones.
Por el contrario, las relaciones conflictivas están caracterizadas por red flags ligadas a la desconfianza, entre ellas, sospechar o dudar de infidelidades. Además, los integrantes pueden sentirse con el derecho a invadir la privacidad del otro «en búsqueda de lealtad», revisar su teléfono celular o hacer falsas acusaciones, ya sea sobre una posible aventura o sobre distintas actitudes que consideran ofensivas. En lugar de contar con apoyo y seguridad, empiezan a sentirse asediados por actitudes controladoras.
5. Relaciones con los demás
Es importante que ambos reserven tiempo suficiente para hacer actividades juntos y, en ocasiones, prioricen su compañía. En una pareja sana, tanto los momentos que pasan juntos como cuando están alejados son felices. A su vez, ambos pueden pasar tiempo con sus allegados sin temor a lo que su pareja piense.
Esto es muy diferente en una relación tóxica, porque sus miembros dejan de socializar con otras personas. A veces, en los casos de parejas más abusivas, pasan juntos la mayor parte del tiempo y uno llega sentirse aislado de su familia o amistades, desatando el sentimiento de soledad.
Una señal de alarma es que un miembro de la pareja intente evitar que el otro vea a sus amigos, familiares o a cualquier otra persona, haciéndole sentir culpable por estar separados.
6. Apoyo
El apoyo mutuo es importante, no solo para que el vínculo prospere, sino también para que ambos concreten sus objetivos particulares. En una relación equilibrada, ambos se apoyan y se alientan para alcanzar sus metas y sueños. También, ofrecen ayuda cuando sea necesario o aportan algo. Y, si uno consigue sus propósitos, su pareja siente admiración.
Pero en las dinámicas tóxicas, una de las personas o ambas dejan de apoyarse. Quien tiene proyectos y sueños puede sentirse desganado por tener que dejar de lado sus ideas. Frases como «eso no es tan importante» o «no creo que puedas hacerlo», afectan la autoestima y generan frustración. Cuando alguien siente que debe dejar de lado sus aspiraciones para evitar conflictos o complacer a su pareja, la relación se vuelve un obstáculo en lugar de un impulso para su crecimiento.
7. Límites
Hay que respetar los límites personales del otro. En este sentido, es fundamental reconocer y valorar las decisiones, preferencias y necesidades, incluyendo aquello con lo que se siente cómodo o no, así como el tiempo que necesita para sí mismo. Establecer límites claros y ceder cuando sea necesario permite que ambos se sientan comprendidos.
Distinto a esto, falta el respeto a los límites presionar al otro para que haga algo que no desea, invadir su espacio personal o interferir en sus decisiones. Esta violación constante puede causar resentimiento y frustración dentro de la pareja.
8. Igualdad
Una pareja que es sana sabe que su relación incluye un sentido de igualdad. En esta clase de vínculo, ambos poseen estándares semejantes, toman decisiones juntos y distribuyen el poder de forma equitativa. Solo basta con tomar en consideración las ideas o perspectivas de quien amas, sin controlarle.
Cuando existen juegos de poder en la pareja, en los que uno toma el control y siente que sus opiniones o deseos son más importantes, estamos frente a patrones tóxicos. Estos pueden empeorar y transformarse en una relación abusiva si uno intenta controlar al otro, ya sea respecto a su forma de vestir, acerca de con quién puede reunirse, a dónde puede ir o qué puede hacer.
9. Resolución de conflictos
En todo vínculo existen dificultades y altibajos, pero la manera en que se resuelven significa mucho sobre de qué tipo de lazo se trata. Una de las llamadas green flags de los romances saludables es que los conflictos se solucionan con respeto, escuchando la opinión del otro sin intentar imponer la visión propia. Es decir, pueden hablar de forma respetuosa cuando hay desacuerdos, sin miedo a cómo reaccionará la pareja o si se enfadará.
A diferencia de esto, en una relación tóxica los problemas se resuelven recurriendo a gritos o insultos. También, pueden escalar hasta llegar a la violencia verbal, o incluso física. En esos escenarios, quien es agredido suele tener pavor sobre cómo reaccionará la otra persona ante un planteamiento.
10. Aceptación
Un aspecto que caracteriza a una relación sana y la diferencia de una tóxica es que las personas se aceptan como son, con sus defectos y virtudes. Si bien es cierto que, en ocasiones, puede ser difícil restarle importancia a ciertas actitudes o intereses que difieren de los propios, las cualidades positivas del otro suelen pesar más. Por lo tanto, cuando la pareja está interesada en que su unión funcione, se concentra en abrir su mente y entender que es normal cambiar y tener discrepancias.
Desde el otro extremo, las personas tóxicas pueden intentar cambiar a su pareja para que se ajuste a su visión de cómo debería ser. Este comportamiento genera frustración constante e inseguridad en quien siente que no es suficiente para la otra persona.
11. Consentimiento
Como indican desde la National Domestic Violence Hotline, el consentimiento es un acuerdo mutuo sobre aquello que la pareja quiere experimentar o no. En un contexto sano, cada interacción y decisión debe ser el resultado de la aprobación de ambos. La conformidad no solo es necesaria en situaciones íntimas, sino que se extiende a todos los aspectos de la relación, garantizando que ambos siempre estén de acuerdo con lo que sucede.
Cuando la relación es dañina, es posible que uno de sus miembros sienta la obligación de aprobar algunas situaciones que, en realidad, le incomodan o no le agradan. Uno de los casos más comunes se evidencia en la presión para tener actividad íntima o sexual. Que una sola de las partes esté de acuerdo no significa que tenga permiso para realizar lo que guste. Aquí se puede generar un ambiente de abuso y desequilibrio de poder, que abarca amenazas o manipulaciones.
12. Perdón y aprendizaje
En todo lazo, es inevitable que aparezcan errores y conflictos. Sin embargo, diferencia una relación sana de una tóxica la manera en cómo se manejan estos errores y qué se hace para aprender de ellos. Aparte de tener una comunicación efectiva y respetar ciertos límites, si uno cometió un error, lo reconocerá con una disculpa genuina y asumirá su responsabilidad. Después, podrá aprender de él y buscar cómo mejorar para no repetirlo.
No obstante, a veces, el perdón no es sano y puede convertirse en un mecanismo de manipulación. Por ejemplo, cuando uno de los miembros de la pareja no admite sus equivocaciones y los hechos dañinos se repiten una y otra vez. También puede suceder que, por el contrario, a pesar de haber «perdonado», mencione errores pasados en cada discusión para hacer sentir culpable al otro.
Cómo identificar si tu relación es sana o tóxica
Si tienes dudas, una manera de identificar si estás en una relación tóxica o saludable es hacerte preguntas al respecto. Responder de manera afirmativa a las siguientes cuestiones habla sobre un vínculo saludable. En caso contrario, revelan cómo actúa una persona tóxica en la relación, así que debes tomarlas como señales de alerta, sobre todo si existe violencia verbal o física:
- ¿Confía en ti?
- ¿Te da libertad?
- ¿Apoya tus objetivos?
- ¿Te hace sentir seguridad?
- ¿Escucha tus sentimientos?
- ¿Te ve o te trata como a un igual?
- ¿Deja que te vistas como quieras?
- ¿Permite que hables con quien gustes?
- ¿Respeta tus límites, opiniones y valores?
- ¿Sientes que te aprecia, sin menospreciarte?
- ¿Se pueden comunicar de forma abierta y honesta?
- ¿Nunca te acusa de coquetear o engañarle con otros?
- ¿Pasan tiempo con sus familias y amigos por separado?
- ¿Actúa pacíficamente, sin usar la violencia verbal o física?
Es importante recordar que estar en una relación sana no significa que no haya problemas o discusiones, sino que ambos tienen la voluntad de resolverlos con respeto y empatía. El lazo se vuelve insano o abusivo cuando los comportamientos dañinos se utilizan de manera intencional para causar dolor o ejercer control.
Cómo terminar una relación tóxica
Entender que tu vínculo es perjudicial y salir de una relación tóxica puede ser difícil, en particular si hay manipulación emocional, dependencia o miedo al cambio. Muchas veces, existe la creencia de que la pareja puede cambiar o hay temor de que nadie más te quiera si dejas a esa persona.
Como mencionan en The Jed Foundation, aunque no exista violencia, terminar puede conllevar a discusiones y malos tragos. Pero priorizar tu bienestar es fundamental. Estos son algunos consejos a tener en cuenta para lograrlo:
- Habla con amigos o familiares de confianza sobre lo que ocurre.
- En caso de violencia, recolecta evidencia, guardando mensajes, fotos de agresiones o grabaciones de llamadas telefónicas.
- Conversa con la persona y explícale con honestidad lo que te ocurre, además de tu deseo de terminar. No le digas tus planes posteriores ni vuelvas a comunicarte con ella.
- Establece tus límites y mantenlos luego de romper el vínculo. Como ayuda para recuperarte emocionalmente, puedes practicar el autocuidado, dándole prioridad a tu bienestar.
- Considera buscar ayuda terapéutica, sobre todo si experimentas tristeza, pensamientos negativos o deseos de finalizar tu vida.
Si buscas terminar con alguien agresivo o tienes miedo sobre su reacción, no es necesario hacerlo en persona. En caso de que sea la única opción, es aconsejable llevarlo a cabo en un lugar público y tener un teléfono celular a mano.
La importancia de mantener una relación sana
Aunque las parejas pueden atravesar problemas, la diferencia entre una relación sana y la tóxica es que la primera siempre implica que el bienestar sea mayor que el malestar. Para que esto sea así, es fundamental construir un vínculo basado en el respeto, la comunicación y la confianza.
Entonces, fomenta la comunicación honesta y expresa tus sentimientos sin temor. Por ejemplo, si algo te molesta, no lo guardes, háblalo con calma. También, es clave respetar a la pareja, ya sea no molestándote si sale con amigos, apoyándole en sus proyectos o entendiendo que no siempre deben hacer todo juntos. Fortalecen el vinculo pequeños gestos, como enviar un mensaje en un día importante, escuchar sin juzgar o evitar el control de sus redes sociales.
Una relación debe ser un espacio seguro donde ambas personas puedan crecer juntas. Si detectas comportamientos dañinos que se repiten, lo mejor es reflexionar sobre ellos y, si es necesario, buscar respaldo de amigos, familiares o incluso ayuda profesional para terminar. Tu bienestar siempre es prioritario.
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