Atención focalizada: qué es y cómo podemos ejercitarla
Concentrarse solo en una actividad, eso es la atención focalizada. Gracias a esta habilidad puedes enfocarte en un estímulo específico mientras ignoras aquellos que no tienen importancia en ese momento. Se trata de una capacidad valiosísima para la vida diaria.
En este artículo vamos a definir y ejemplificar esta función, distinguirla de la atención selectiva y sostenida, y compartir estrategias prácticas para cultivarla. ¡Comencemos!
¿Qué es la atención focalizada?
Esta es la capacidad de enfocarse en una tarea o estímulo interno o externo y bloquear las distracciones. Cuando te centras tanto en algo que no registras el detalle de lo que pasa a tu alrededor (o decides ignorarlo), significa que usas dicha función cognitiva. Esta habilidad cerebral se aplica de muchas formas en la vida cotidiana; su utilidad es amplia. Por poner algunos casos:
- Escuchas a tu profesor dictar la clase, mientras dejas de lado pensamientos que pueden distraerte.
- En una práctica de mindfulness, fijas tu atención en la llama de una vela sin distraerte con otros estímulos visuales.
- Supervisas a tu hijo en la playa que está jugando en la arena, al mismo tiempo que ignoras otros ruidos y movimientos de tu alrededor.
- Te concentras en una llamada telefónica, mientras le quitas atención a los estímulos de un entorno ruidoso como un restaurante o una estación de tren.
Diferencias con otras habilidades cognitivas
Debido a que los distintos tipos de atención se complementan, en ocasiones, se suelen confundir entre sí o se usan como sinónimos, pero no lo son. Por ejemplo, la atención selectiva implica elegir qué información merece atención y cuál no, y descartar lo que no es relevante.
Por su parte, la atención sostenida supone mantener el foco atencional a lo largo del tiempo.
Imagina que lees un libro en el parque. La atención focalizada te permite centrarte en la lectura y seguir la trama. Usando la atención selectiva, inhibes los sonidos de los niños jugando cerca y te enfocas solo en las palabras que lees. Después, logras mantener esta concentración durante treinta minutos gracias a la atención sostenida.
Otro dato interesante es que mientras la concentración es más general y describe el estado mental de estar absorbido en una actividad o tarea, la atención focalizada es un proceso activo y selectivo que incluye la capacidad de dirigir la capacidad atencional a un estímulo específico, interno o externo.
Características principales
Algunos de los aspectos más importantes de esta facultad cognitiva son los siguientes:
- Se centra en la calidad del enfoque y no en su duración: se caracteriza por su capacidad de garantizar un enfoque preciso y de alta calidad, sin importar el tiempo que dure la fijación.
- Varía entre individuos: algunas personas mantienen una atención intensa y enfocada con facilidad, pero otras pueden encontrar más difícil lograrlo. En esta variación influyen factores biológicos, psicológicos y del ambiente.
- No se aplica de manera correcta a más de un estímulo a la vez: no es posible enfocarte en varias tareas u objetos en simultáneo. Esto explica por qué la multitarea puede ser complicada y, en general, conduce a una menor eficiencia.
- No implica la pérdida de contacto con todo lo que no pertenece al foco principal: aunque te concentres de manera intensa en un estímulo, en general, eres consciente de lo que ocurre a tu alrededor, aunque elijas no estar pendiente de ello.
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Cómo mejorar la atención focalizada
La buena capacidad atencional es un lujo cognitivo cada vez más escaso en nuestro mundo hiperestimulado. Vivimos rodeados de distracciones constantes que compiten por nuestra atención, además de enfrentar exigencias crecientes y ansiedad por el rendimiento. Sin embargo, fortalecer este tipo de atención es posible mediante diversas estrategias y prácticas. Conozcámoslas.
Juegos de atención
Uno de los mejores métodos para ejercitar cualquier función cognitiva es el juego. De manera lúdica, cualquier persona puede entrenar su atención al armar rompecabezas, resolver laberintos, participar en juegos como memory (memo test) o de buscar las diferencias.
En particular, el sudoku es excelente para que personas mayores de 9 o 10 años fortalezcan la atención en cuestión. Y para los más pequeños, puede ser muy útil proponerles actividades de reconocimiento geométrico.
Prácticas de mindfulness
La prisa y poner atención son incompatibles. Cuando nuestra mente salta de una tarea a la otra sin descanso, es complicado concentrarse de verdad en lo que hacemos. El mindfulness (o atención plena) nos invita a desacelerar. Para comenzar a practicarlo, puedes incorporar pequeños cambios en tu día a día; te sugerimos esto:
- Cuando camines, observa cómo se sienten tus pies en cada paso que das.
- Durante las comidas, pon atención a los sabores y texturas de los alimentos.
- Mientras haces tareas domésticas como lavar los platos, observa el agua corriendo sobre la vajilla.
Lectura silenciosa
La lectura es una fascinante herramienta para entrenar la mente y cultivar el foco atencional, además de obtener aprendizaje y entretenimiento. Para maximizar los beneficios, es crucial crear un entorno libre de distracciones y reducir al mínimo los estímulos externos. Además, alejarse de los dispositivos electrónicos hace una enorme diferencia.
Movimiento, alimentación y descanso
Si hablamos de salud física y cognitiva, no podemos dejar de mencionar estos tres elementos clave. El ejercicio físico incrementa el flujo sanguíneo y promueve la claridad mental.
Asimismo, un buen descanso optimiza la calidad atencional. Y una dieta balanceada y saludable favorece la función cognitiva. Al respecto, un estudio publicado en la revista Nutrición Hospitalaria, sugiere que llevar una dieta de bajo índice glucémico se asocia con mejoras en la atención, la memoria y la competencia funcional general.
Casos en los que hacer foco es un gran desafío
Todos sentimos a veces que nuestra mente está dispersa, en especial si estamos bajo estrés o ansiedad. Tales estados emocionales conducen a una serie de cambios neurobiológicos, como la liberación de cortisol y adrenalina. Así, nos resulta muy complejo mantener un enfoque de calidad. Más allá de esta situación que cualquiera puede vivir, existen ciertas condiciones clínicas que dificultan focalizar la atención de manera más continua.
Por ejemplo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) se caracteriza por alteraciones en la atención y concentración, mientras que los trastornos de ansiedad, al generar hipervigilancia y preocupaciones constantes, hacen que el foco se vuelva menos preciso. Algo similar ocurre en personas con trastornos del sueño como el insomnio crónico, donde la fatiga y la somnolencia tienen una repercusión negativa.
Mejorar la atención puede ser desafiante si hay diagnóstico de base. En tales situaciones, a menudo, es necesario trabajar la estimulación y rehabilitación cognitiva a través de intervención especializada.
Practica tu capacidad de focalizar
En este artículo exploramos la relevancia que tiene la atención focalizada en nuestra rutina. Es básica para nuestro funcionamiento. También dejamos en claro que la atención es como un músculo: mientras más y mejor la ejercitamos, más se fortalece. Por lo tanto, te invitamos a seguir nuestras recomendaciones como evitar la multitarea y dar prioridad al enfoque. ¡Inténtalo!
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