¿Qué es la talasofobia o miedo al mar?

La talasofobia es un tipo de fobia que se caracteriza por el miedo irracional, excesivo y persistente hacia el océano. Conoce sus orígenes y cómo superarla para gozar de la vida.
¿Qué es la talasofobia o miedo al mar?
Elena Sanz

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz.

Última actualización: 08 febrero, 2024

Para muchos de nosotros, la imagen de una playa con el mar en calma resulta de lo más atractiva y relajante. Pocas acciones pueden producir tanta satisfacción como un baño en el océano en un caluroso día de verano. Sin embargo, para quienes sufren talasofobia, tales circunstancias son poco menos que una pesadilla.

Son muchas las personas que experimentan inquietud y temor ante la presencia del mar. Sin embargo, el talasofóbico desarrolla un malestar tan profundo que su bienestar físico y emocional se ven comprometidos. ¿De dónde surge esta fobia y qué podemos hacer al respecto?

Definición de talasofobia

Es un tipo de fobia específica que se caracteriza por el miedo irracional, excesivo y persistente hacia las grandes masas de agua, como los océanos. Quien la padece, experimenta verdadero pánico ante la presencia de este tipo de estímulos.



¿Cómo saber si tienes fobia al mar?

Una de las principales señales en que se expresa esta condición, es un malestar significativo que puede afectar tu bienestar emocional, tus relaciones sociales, actividades recreativas y planes de viaje. Veamos otros signos de esta condición.

1. Sientes ansiedad cuando piensas o estar cerca del mar

Cuando observas el mar en fotos o videos, o cuando te acercas a él, sientes un temor abrumador y significativo que te impide seguir viendo la imagen o estar presente ante él. Esta ansiedad puede aparecer con palpitaciones, sudoración excesiva, náuseas, vértigo…

2. Tienes reacciones físicas desproporcionadas

Al estar en el mar o pensar en él, notas que tu cuerpo responde de manera desmesurada. Empiezas a experimentar temblores, escalofríos, aturdimiento, dolor de pecho, enrojecimiento, asfixia, taquipnea.

3. Evitas el mar y áreas cercanas

Evitas ver o visitar playas y puertos. También evitas actividades relacionadas con el mar, como la navegación, la pesca y la natación. Esta conducta puede extenderse a ámbitos más indirectos como eludir un canal de televisión donde aparecen imágenes sobre el mar, no hablar de temas relacionados con las olas, no salir de vacaciones a lugares costeros, entre otros.

4. Tienes pensamientos intrusivos o preocupaciones

Te obsesionan los peligros relacionados con el mar, como ahogamientos y animales marinos. Estos pensamientos se acrecientan más cuando te enteras de la posibilidad de ir de viaje con tu familia o amigos a la playa.

5. Tienes creencias negativas sobre el océano

Crees con convicción que el mar es un lugar muy peligroso e impredecible, y que cualquier acercamiento que tengas a él será fatal para ti. Esto no solo aumenta tu fobia, sino que también se incrementan tus conductas evitativas.

5. Haces interpretaciones negativas sobre tus reacciones físicas

Cuando experimentas las sensaciones fisiológicas de la ansiedad (taquicardia, sudoración excesiva, dolor en el pecho…), piensas que estas reacciones son señales de que estás ante un peligro real e inminente (el mar) o que vas a morir. Estas interpretaciones aumentan tu miedo ante el océano.

6. Piensas que no eres capaz de afrontar tu fobia

Crees que eres incapaz de enfrentar el mar y que no cuentas con las habilidades suficientes para regular lo que sientes, ni para superar la fobia. Estas ideas te hacen sentir frustrado, desesperanzado e impotente.

7. Experimentas pesadillas o sueños perturbadores

Experimentar sueños intensos o recurrentes relacionados con situaciones de peligro en el agua. Estas imágenes del inconsciente te persiguen y despiertas con una sensación de sobresalto.

8. Manifiestas hipervigilancia

Estás de manera constante alerta a la presencia del mar, incluso en entornos no amenazantes, y reaccionas de forma exagerada ante estímulos relacionados con el agua. Esta sensación constante podría originar ansiedad generalizada.



Criterios diagnósticos del DSM-5

Adaptando la descripción diagnóstica de las fobias específicas de la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), los criterios para diagnosticar la talasofobia serían:

A. Miedo o ansiedad intensa por el mar.

B. El mar casi siempre provoca un miedo inmediato.

C. Evitación o resistencia al mar con ansiedad intensa.

D. El miedo es desproporcionado al peligro que supone el océano.

E. La fobia al mar es persistente, y dura seis o más meses.

F. La ansiedad, el miedo o la evitación generan un malestar médico significativo o deterioro en lo laboral, lo social y otras áreas de la vida.

G. La fobia al mar no se explica mejor por otro trastorno mental.

Un terror irracional y otras fobias similares

Es importante recalcar que, como en todas las fobias específicas, el temor es de carácter irracional y no obedece a ninguna lógica. Si caemos de un barco en mitad del océano, todos experimentaríamos pánico; sin embargo, quienes padecen talasofobia sienten una sensación parecida con tan solo mojar los pies en el mar.

Además, es relevante mencionar que existen otras fobias que guardan similitud con ella. Por un lado, la batofobia, también conocida como miedo a las profundidades, se caracteriza por un intenso temor hacia las zonas más hondas del océano, lagos o cualquier cuerpo de agua de gran extensión.

Por otro lado, la hidrofobia se refiere al miedo al agua en general, incluyendo piscinas, bañeras o corrientes de agua. A diferencia de la talasofobia, que se enfoca de manera específica en el mar, la hidrofobia abarca cualquier forma de agua y puede generar una respuesta de evitación hacia situaciones que impliquen contacto con ella.

¿Cuál es el origen de la talasofobia?

Entonces, ¿de dónde surge esta fobia? Pues bien, las causas no siempre son conocidas y, en la mayoría de ocasiones, se trata de un origen multifactorial. Aun así, es común que surja por las siguientes razones:

  • Experiencias traumáticas vividas en primera persona con relación al agua. Por ejemplo, haber estado a punto de sufrir un ahogamiento, haber quedado atrapado en una gran masa de agua sin escapatoria o haber perdido a un ser querido en tales circunstancias. Estos eventos pueden afectar en cualquier momento vital, pero son más comunes durante la infancia.
  • Las predisposiciones genéticas. Tener padres con una fobia específica aumenta la probabilidad de padecer una. Un estudio publicado en Journal of Anxiety Disorders señala que la herencia genética influye en el desarrollo de las fobias.
  • El carácter. La tendencia a reaccionar con altos niveles de ansiedad ante situaciones en las que se percibe una posible pérdida de control, así como los pensamientos irracionales mencionados en líneas anteriores, son tanto síntomas como causas de esta condición. Estos factores pueden contribuir al desarrollo de trastornos de ansiedad.
  • Aprendizaje vicario. Presenciar como otra persona experimenta eventos desagradables en el agua puede generar la aparición de la fobia. Incluso si esta imagen proviene de películas o series de ficción.
  • Miedo a lo desconocido. El desconocimiento del mundo marino también puede aumentar el temor, si no se tiene una comprensión clara de los posibles peligros que pueden aparecer en un lugar concreto.
  • Influencia social. Escuchar experiencias negativas sobre el mar y ver películas, series o documentales donde se resaltan solo los peligros, puede incidir en la aparición de este temor, sobre todo, si la persona nunca ha visitado el océano y no está familiarizada con él.

Tratamiento de la fobia al mar

Su intervención es igual al de cualquier otro tipo de fobia. En un artículo publicado por la Universidad de Oviedo sobre tratamientos psicológicos eficaces para las fobias específicas, Juan Capafons revisa cuatro de las intervenciones más usadas para estos trastornos de ansiedad. Veamos que nos dice de cada una.

Terapias Cognitivo-conductual

Estas terapias combinan la exposición con estrategias cognitivas (como la reestructuración cognitiva) para modificar los patrones de pensamientos del paciente. Incluyen programas como la terapia racional emotiva, el entrenamiento en inoculación del estrés y la terapia racional sistemática. El objetivo es cambiar los pensamientos disfuncionales y reducir la ansiedad.

Tratamiento biológico

Se centra en la terapia farmacológica, los fármacos más recetados incluyen benzodiazepinas y betabloqueantes. Sin embargo, es importante resaltar que la medicación es un método complemntario con otras técnicas psicoterapeutas, como la terapia de exposición. El tratamiento que el profesional disponga debe ser individualizado, pues lo que podría resultar efectivo para un individuo, podría no ser tanto para otro.

Terapia de exposición

Este método implica la exposición gradual al estímulo fóbico. Incluye técnicas como la desensibilización sistemática, la inundación y la exposición graduada. La efectividad de la terapia depende de cómo se presenta el estímulo (en vivo o en imágenes). La duración e intervalos de la exposición en vivo, y el uso de la relajación como respuesta antagónica suele ser más efectiva que la imaginada.

Realidad virtual

Utiliza la tecnología de realidad virtual como alternativa a la exposición real. Aunque todavía está en desarrollo, esta técnica le permite al terapeuta crear contextos controlados y seguros para la exposición sin necesidad de interactuar con estímulos fóbicos reales.

¿Cómo superar la fobia al mar?

En paralelo al tratamiento profesional, puedes iniciar algunas acciones que te ayudarán a superar la fobia al mar. Aunque quieras hacerlo por tus propios medios, recuerda que el acompañamiento terapéutico es imprescindible en estos casos, ya que no se trata de un miedo ordinario.

Aprende sobre la vida marina

Comprender cómo es el océano, su composición, sus características y el tipo de animales marinos que habitan en él, puede ayudarte a comprender mejor el mar, lo cual puede motivar un impacto favorable sobre la intensidad e irracionalidad del miedo.

Respira con tu diafragma

Esta manera de respirar ayuda a reducir la intensidad de la respuesta fisiológica ante la ansiedad. Además, te permite estar más relajado y menos tensionado. Al enfocarte en la respiración diafragmática, le restas atención a la fobia. Para aplicarla, sigue estos pasos:

  1. Siéntate en un lugar tranquilo.
  2. Ubica una mano contra el pecho y otra contra el abdomen.
  3. Inhala por la nariz y siente como se expande tu barriga.
  4. Evita que al inhalar se expanda tu pecho.
  5. Mantén la respiración unos segundos.
  6. Exhala por la boca y siente cómo se desinfla tu vientre.
  7. Concéntrate en la respiración y en cómo entra y sale el aire.
  8. Repite el ciclo varias veces.

Practica mindfulness

Mediante este entrenamiento, podrás enfocar tu mente en el presente sin juzgar tu experiencia y aceptar tus emociones y sensaciones asociadas con el mar. También te permitirá aprender más sobre tus pensamientos y sentimientos, lo cual es importante para superar la fobia. Para utilizar el mindfulness, haz lo siguiente:

  1. Encuentra un lugar cómodo.
  2. Respira de manera profunda, lenta y consciente.
  3. Visualiza el mar o piensa en él.
  4. Observa lo que piensas y sientes sin juzgar.
  5. Observa tu reacción física.
  6. Regresa tu atención al presente cuando tengas pensamientos catastróficos.
  7. Acepta la experiencia.
  8. Repite con regularidad.

Realiza actividades relajantes

Para contrarrestar la fobia al mar, intenta realizar una práctica que te guste y relaje cuando estés en la playa. Conectar con esas actividades te ayudará a asociar esas emociones positivas con el océano. Algunas ideas que puedes aplicar son:

  1. Escuchar música.
  2. Hacer algún deporte.
  3. Realizar un pícnic con amigos.
  4. Leer un libro.
  5. Hacer yoga.

Exponte al mar

Acercarte al mar hará que te vayas habituando a tus reacciones emocionales y fisiológicas. La exposición consiste en ir poco a poco, y de forma controlada, conectado con el miedo en la situación fóbica. Sigue estas instrucciones:

  1. Escucha sonidos del mar y observa imágenes de él.
  2. Luego, y a tu propio ritmo, acércate a una playa, pero conserva la distancia de las aguas.
  3. Cuando hayas pasado la fase anterior, acércate un poco más al agua.
  4. Con el paso de las exposiciones, avanza cada vez más hacia el océano.
  5. Toca el agua con los pies.
  6. Cuando estés listo, entra un poco en el agua.
  7. Aumenta de manera gradual el tiempo y la profundidad.
  8. Aplica la respiración diafragmática durante todo el proceso de exposición.
  9. Registra tus progresos.
  10. Ten mucha paciencia.

Haz ejercicios de visualización

Imaginar es una poderosa herramienta que puedes usar a tu favor. Mediante ella, podrás aumentar tus emociones agradables después de haber tenido un encuentro ansioso con el mar. Para visualizar, haz esto:

  1. Siéntate en un lugar tranquilo.
  2. Cierra tus ojos y respira con tu diafragma.
  3. Imagina un lugar que te genere paz.
  4. Observa cada detalle de ese escenario.
  5. Enfócate en la paz y relajación que te produce.
  6. Permanece en ese espacio durante varios minutos.
  7. Camina, explora y siente los estímulos imaginados.
  8. Vuelve a tu respiración y abre los ojos.

Una fobia que repercute en el bienestar

En este artículo, has aprendido que la talasofobia es una experiencia emocional irracional y desproporcionada que afecta la capacidad de disfrutar de actividades asociadas con el océano. El miedo que siente quien la padece es tan abrumador y significativo que afecta su bienestar.

Por fortuna, existen diferentes alternativas de tratamientos profesionales, mediante las cuales, la persona puede afrontar su temor y superar la fobia. Recuerda que la mejor manera de vencer un temor como este es haciéndole frente, esto es, exponiéndose de manera progresiva a él y buscando ayuda profesional.


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