¿Qué es la esquizofrenia hebefrénica o desorganizada?

Los pacientes hebefrénicos hablan, piensan y se comportan de manera desordenada. Te explicamos en que consiste este trastorno esquizofrénico y cuál es su abordaje.
¿Qué es la esquizofrenia hebefrénica o desorganizada?
José Padilla

Escrito y verificado por el psicólogo José Padilla.

Última actualización: 09 febrero, 2024

La esquizofrenia es un trastorno mental caracterizado por la presencia de delirios, alucinaciones, discurso y habla desorganizados y síntomas negativos (abulia, alogia, anhedonia, asocialidad). Es capaz de deteriorar de manera significativa el funcionamiento de la persona en diferentes ámbitos: laboral, familiar, académico, social y personal.

Durante mucho tiempo, en entornos clínicos y sociales esta enfermedad se clasificó en diferentes categorías, entre las que destacaba la hebefrénica o desorganizada. No obstante, en la actualidad, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) ya no avala esta subdivisión. Por lo tanto, ya no existen distintas clases, sino una sola: la esquizofrenia.

A pesar lo anterior, en este artículo describiremos, con fines educativos, en qué consiste la hebefrenia, qué la diferencia del resto, cuáles son sus síntomas y el tratamiento que requiere.

Qué es la esquizofrenia hebefrénica

La CIE-10 (1995) la definió como un tipo de esquizofrenia en la que se presentan cambios considerables a nivel afectivo, delirios y alucinaciones fugaces junto a comportamientos irresponsables e impredecibles. Su principal característica es la desorganización en el pensamiento, el habla y la conducta.

Quienes la padecen actúan de forma errática y tienen una naturaleza que carece de orden. En vez de sostener un tema persistente o una narrativa coherente en sus delirios y alucinaciones, son más bien caóticos en la estructura y desarrollo de sus narraciones psicóticas sobre la realidad.

Además, muestran una falta de congruencia entre lo que sienten, dicen y hacen. Es notable la desconexión entre sus patrones habituales de acción y sus pensamientos. En otras palabras, es notorio el nivel de desorganización en su forma de ser, pensar, sentir y proceder.

Ahora bien, ¿por qué se le conoce como «hebefrénica»? Veamos primero su etimología: del griego hebe, que significa ‘joven’, ‘juventud’, y phren, que significa ‘mente’. Su nombre se debe, entonces, a que suele aparecer entre los jóvenes.



Cuáles son sus síntomas

A diferencia de otros «tipos» de esquizofrenia, el síntoma central de esta es la desorganización. Hay delirios y alucinaciones, pero no tienden a ser tan prominentes como la falta de orden en el discurso, las narrativas, las conductas y las emociones. Según el CIE-10, sus síntomas son los siguientes:

  • Delirios
  • Alucinaciones
  • Cambios afectivos
  • Aislamiento social
  • Conductas desorganizadas
  • Pensamiento desorganizado
  • Humor inadecuado y superficial
  • Lenguaje incoherente y desorganizado
Veamos cómo se expresa la falta de orden (síntoma central) en diferentes niveles.

Desorganización del habla o del discurso

  • Redacción desordenada o sin lógica clara.
  • Problemas para mantener el hilo en las charlas.
  • Propensión a la reiteración de conceptos o términos.
  • Creación de palabras nuevas o inexistentes (neologismos).
  • Ofrecer respuestas a preguntas con datos que no tienen relación.
  • Cambios bruscos y rápidos de un asunto a otro durante una conversación.
  • Desafíos en la selección y estructuración adecuada de palabras para crear enunciados con sentido.

Desorganización de la conducta

  • Caminar sin dirección específica.
  • Tendencia a evitar la interacción social.
  • Muecas o movimientos faciales que no reflejan emociones.
  • Obstáculos para asistir regularmente a instituciones educativas o lugares de empleo.
  • Actitudes o acciones que recuerdan a las de una etapa más temprana del desarrollo (regresiones).
  • Dificultades para realizar actividades cotidianas como asearse, vestirse de modo adecuado o efectuar labores de limpieza.

Desorganización del pensamiento

  • Tendencia a olvidar y a extraviar objetos.
  • Dificultad para llevar, empezar y finalizar tareas.
  • Problemas para interpretar las expresiones de los demás.
  • Limitaciones en la estructuración de pensamientos e ideas.
  • Desafíos para mantener la concentración o recordar información.
  • Complicaciones para elaborar y seguir un plan o rutina establecida.
  • Inconvenientes para enfocarse en la lectura o la escucha, o para mantener el hilo de un concepto.

Causas de la esquizofrenia desorganizada

Aunque todavía no se conocen con certeza sus causas, existen varios factores de riesgo asociados a este trastorno. De acuerdo con el National Health Service, algunos de ellos son los siguientes:

  • Complicaciones al nacer: el bajo peso y la falta de oxígeno durante el parto influirían en la aparición de la enfermedad.
  • Consumo de drogas: el abuso de sustancias como el cannabis, la cocaína, el LSD o las anfetaminas pueden aumentar el riesgo de padecer el trastorno, sobre todo en jóvenes.
  • Estructuras cerebrales: algunos pacientes con este problema mental muestran cambios en la estructura del cerebro y alteraciones en las conexiones de ciertas regiones de dicho órgano.
  • Desbalance químico: la hebefrenia se ha relacionado con alteraciones en los niveles de dopamina. Los fármacos que regulan este neurotransmisor pueden contribuir al alivio de los síntomas psicóticos.
  • Herencia genética: las personas con familiares esquizofrénicos tienen más probabilidades de desarrollarla. En hermanos gemelos se ha observado que si uno padece el trastorno, existe una alta posibilidad de que el otro también lo padezca.
  • Estresores ambientales: los traumas y las situaciones estresantes pueden desencadenar (más no causar) esta enfermedad. Eventos como duelos por la muerte de un ser querido, pérdidas significativas en el hogar o el trabajo, divorcio, abusos a nivel físico, emocional o sexual, etc.

Esquizofrenia hebefrénica frente a otras variaciones

A continuación, haremos una comparación entre la esquizofrenia hebefrénica y otras variaciones. Realizar esta distinción es necesaria para entender mejor esta forma específica de la enfermedad.

Paranoide

Se caracteriza por el predominio de la paranoia, alucinaciones y distorsiones perceptivas; en ella, no se presentan perturbaciones del afecto ni del lenguaje. En cambio, en la hebefrénica sí se manifiesta la alteración del lenguaje (desorganización).

Catatónica

Hay alteraciones psicomotoras graves (hipercinesia, estupor, negativismo, entre otras). Por su parte, en la hebefrénica no hay problemas motores, sino impredecibilidad de la conducta.

Indiferenciada

La esquizofrenia hebefrénica tiene síntomas muy claros como la desorganización del pensamiento y el aplanamiento afectivo. La indiferenciada no se ajusta a ninguno de los criterios diagnósticos de la esquizofrenia.

Residual

Mientras la esquizofrenia residual se caracteriza por el predominio de síntomas negativos, en la hebefrénica hay una preponderancia de síntomas positivos.

Simple

La esquizofrenia simple se desarrolla sin síntomas psicóticos manifiestos (alucinación o delirios), pero con afectación en el funcionamiento social. En contraste, la hebefrénica incluye síntomas psicóticos, así como un comportamiento impredecible y desorganizado.

¿Cómo tratar la esquizofrenia desorganizada?

Como mencionamos en un principio, en la actualidad no existe una clasificación oficial de este trastorno, por consiguiente, su tratamiento es igual en todos los casos, aunque adaptado a las particularidades de cada paciente.

En términos generales, el abordaje tiene como objetivo atenuar los síntomas positivos y negativos, y mejorar el desempeño del paciente en los diferentes ámbitos de su vida. El National Institute of Mental Health presenta las opciones de intervención que de tallamos a continuación.

Fármacos antipsicóticos

Con los antipsicóticos, la intensidad y la frecuencia de los síntomas psicóticos (alucinaciones y delirios) disminuyen. Su administración depende del fármaco, algunos son inyectados, mientras que otros son ingeridos (en pastilla o líquido). Algunos de estos medicamentos son olanzapina, risperidona, clozapina, haloperidol, aripiprazol.

Intervenciones psicosociales

Otra opción integrada al uso de fármacos es la intervención psicosocial. El objetivo de esta es que el individuo sea un ciudadano funcional y que pueda desempeñarse de manera eficiente en su cotidianidad (escuela, familia, trabajo). Este enfoque de tratamiento puede incluir entrenamiento en habilidades sociales, psicoterapia, terapia ocupacional, etc.

Psicoeducación familiar

Para un abordaje más integral es imprescindible incluir a la familia y a los amigos en el proceso, ya que son ellos los que conviven con el paciente y deben lidiar con sus brotes psicóticos. El buen trato, la empatía, la comprensión y la compasión que esta red de apoyo brinde al paciente es un factor clave para su recuperación.

Un programa enfocado en la familia y los amigos incluye pautas para lidiar con la angustia, estrategias para mejorar las propias habilidades de afrontamiento, psicoeducación sobre el trastorno y actividades para desarrollar herramientas de apoyo emocional. De igual modo, es fundamental enseñarles a cuidar de sí mismos.



La hebefrenia es relevante para ilustrar lo complejo de la enfermedad

Si bien ya no es aceptada como una categoría diagnóstica independiente en el DSM-5, la hebefrenia es una «clasificación» de gran importancia para ilustrar la complejidad de la esquizofrenia en general.

En este artículo, aprendimos que su principal característica es el alto nivel de desorganización en el discurso, las ideas y la conducta. También que la diferencia de otras variaciones es la falta de coherencia y estructuración en las narrativas psicóticas y la desconexión entre el pensamiento y las acciones. Aunque es ligeramente diferente, su tratamiento es similar al de cualquier forma antes aceptada.

Para terminar, en cuanto al tratamiento, es esencial realizar un abordaje sistémico, donde no solo se contemple intervenir al paciente, sino también a toda su red de apoyo. Este enfoque integral (médico, psicológico y social) resulta imprescindible para la recuperación de la persona y para su funcionamiento cotidiano.


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